Realmente, sin inspiración para dejarles una
entrada decente.
Espero les guste el capitulo, a mi me agrado como quedo,
espero a ustedes igual.
entrada decente.
Espero les guste el capitulo, a mi me agrado como quedo,
espero a ustedes igual.
¡Bienvenidas nuevas lectoras! Si quieren que les avise
cuando suba, déjenme su user de twitter
o su tumblr :)
No olviden dejarme sus comentarios, ya que son los que me dan ese empujoncito
que a veces necesito para seguir con el fic.
Las quiero.
Yanan.
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No olviden dejarme sus comentarios, ya que son los que me dan ese empujoncito
que a veces necesito para seguir con el fic.
Las quiero.
Yanan.
El reloj
marcaba las siete de la mañana, solo había dormido como una hora, máximo. Me
encontraba dando vueltas por la habitación, tratando de pensar todo… Adam había
estado a punto de decirme que me amaba, pero la cuenta regresiva del nuevo año,
lo interrumpió. ¿Qué debía hacer? Yo no lo amaba… yo lo quería, le tenía
demasiado cariño, ¿pero amarlo? No.
Me sentía
asustada. ¿Qué pasaba si después de esto quería decírmelo de nuevo? Yo no
sabría que responderle, y no quería ser grosera con él ni romperle el corazón,
pero tampoco podía mentirle.
Me aventé a
la cama, de espaldas y con las manos en la cara. Necesitaba hablarlo con
alguien, ¿pero con quién? En Barcelona, donde estaba Melanie, era casi medio
día, y por experiencia sabía que no respondía el teléfono después del año
nuevo, ya que dedicaba ese día exclusivamente a su mamá, así que ella quedaba
descartada. Danny, él también estaba descartado, Emma y Karen odiaban ser
despertadas a esta hora de la mañana, además, si teníamos en cuenta que
habíamos llegado al hotel a eso de las seis de la madrugada, estaba claro que
no las iba despertar, Harry y Dougie… no, también descartados, no es como que
no les tuviera la confianza, si se las tenía, pero no sabía cómo hablar de
estos temas con ellos, así que el ultimo de mi lista era Tom… necesitaba
hablarlo con alguien, así que, él era el indicado.
Estire mi brazo hacia la mesita de noche y tome mi
celular, lo desbloquee y me dirigí hacia mis números favoritos, di clic sobre
el nombre de Tom y espere a que respondiera.
El teléfono seguía sonando, me entro el remordimiento de despertarlo, cuando estuve a punto de cortar la llamada, respondió.
— ¿Sam? —hablo con la voz ronca en un susurro.
—Err… sí.
— ¿Todo bien? —escuche del otro lado de la línea, como algo había caído. Supuse que estaba intentando encender la lámpara que estaba sobre la mesa.
—Realmente, no sé. ¿Crees que podamos hablar? Prometo no quitarte mucho tiempo… —conforme decía eso, me avergonzaba a mí misma por haberlo despertado por algo que, para otras personas, podría esperar, pero no para mí, necesitaba saber qué hacer. Había un silencio del otro lado. Apretaba el puente de mi nariz, en señal de frustración. — Oye, sabes que… creo que puedo esperar hasta que estemos completamente descan-
—No, está bien, Sam. Solo dame unos minutos y te busco en tu habitación. —suspire aliviada.
—Gracias, Tom.
—Síii…—dijo desvaneciendo la “i”, y terminando la llamada.
El teléfono seguía sonando, me entro el remordimiento de despertarlo, cuando estuve a punto de cortar la llamada, respondió.
— ¿Sam? —hablo con la voz ronca en un susurro.
—Err… sí.
— ¿Todo bien? —escuche del otro lado de la línea, como algo había caído. Supuse que estaba intentando encender la lámpara que estaba sobre la mesa.
—Realmente, no sé. ¿Crees que podamos hablar? Prometo no quitarte mucho tiempo… —conforme decía eso, me avergonzaba a mí misma por haberlo despertado por algo que, para otras personas, podría esperar, pero no para mí, necesitaba saber qué hacer. Había un silencio del otro lado. Apretaba el puente de mi nariz, en señal de frustración. — Oye, sabes que… creo que puedo esperar hasta que estemos completamente descan-
—No, está bien, Sam. Solo dame unos minutos y te busco en tu habitación. —suspire aliviada.
—Gracias, Tom.
—Síii…—dijo desvaneciendo la “i”, y terminando la llamada.
Me puse de pie, estaba completamente nerviosa, así que seguí dando vueltas por la habitación. Sabía que era una dramática, pero es que esto no estaba planeado, ¿Cómo podía amarme? Era demasiado rápido.
Unos ligeros toquecitos en la puerta, me distrajeron. Suspire y camine hacia allá.
La abrí y ahí estaba Tom, en pijama y con un beanie en su cabeza, supongo que cubriendo su despeinado cabello.
Lo invite a pasar, camino hacia la cama y se dejó caer. Yo me quede de pie frente a él, no sabiendo por dónde empezar a hablar.
—Bien, soy todo oídos.
—Bueno, es que… —empecé a platicarle todo, desde lo que me dijo Adam y que apenas y logre escuchar por todo el alboroto que había a nuestro alrededor, hasta lo que soñé –o no- y que hizo que me despertara. — Antes de que empezara la cuenta regresiva, él estaba diciendo algo, decía que no podía más y de que era el momento adecuado… Empezaba con la palabra “te”, entonces, yo dormida, es como si hubiera captado que me iba a decir “te amo”, mi deducción es que me ha dicho muchas veces “te quiero”, entonces ¿Por qué esta vez seria especial? Estoy 100% segura de que me iba a decir que me amaba… ¿Qué si me amaba?
—A ver, déjame ver si te entendí. Hablas demasiado y muy rápido, toma aire ¿sí?—hablo Tom, el cual se encontraba totalmente despierto, sentado frente a mí en la cama. Asentí y lo mire expectativa. —Dices que Adam iba a decirte que te amaba… —volví a asentir. — ¿Estas segura? —Volví a asentir— De acuerdo, con lo que me dices, también pienso que te iba a decir eso, pero, ¿qué tiene de malo? —Lo mire con cara de obviedad — Oh, ¿tú no lo amas?
—No… lo quiero, mas no lo amo… es muy rápido para decir la palabra que inicia con A.
—Bueno, eso de rápido o no, depende de la persona, pero ok, no lo amas… ¿tienes miedo de que te lo vuelva a decir?
—Sí, no quiero lastimar a Adam, pero en serio que no estoy preparada para escuchar eso y no sé qué hacer si me lo llega a decir de nuevo, no es que quiera romperle su corazón.
—Lo mejor de los casos y yo, como tu amigo, te diría que fueras sincera con él en ese momento. Sería lo mejor. Además, puede que algún día lo llegues a amar, ¿no crees? —me encogí de hombros y lo mire fijamente. —Sam… —después de unos segundos, hablo— creo que debes pensar muy bien si esta relación es buena, para ti y para él, puede que Adam este 100% metido en ella, ¿pero tú? ¿Tu estas igual de metida en la relación como él?
—No quiero lastimarlo. —dije al fin.
—Lo sé, por eso debes pensar y meditar bien la situación. Piensa en lo que es lo mejor para ambos y por milésima vez, piensa en ti. —asentí triste— ¿si eres feliz siendo su novia?
Suspire.
—Danny me pregunto lo mismo hace unos días. —reí fingidamente.
— ¿Danny? —pregunto extrañado.
—Sí, y le dije que sí, pero, no sé, supongo que sí lo soy… ¿Por qué no debería estarlo? Quiero decir, Adam me quiere muchísimo.
—De acuerdo, pero puede que tu corazón, —señalo mi pecho— y tu cabeza —coloco una de sus manos en mi mejilla— están en otro lado, algo así como, ¿el piso de arriba?
—Tom…
—Piensa bien las cosas. —miro el reloj de la mesita de noche. Marcaban las nueve de la mañana. —Es mejor que vaya a dormir algo. —asentí.
Ambos nos pusimos de pie y caminamos hacia la puerta, estando ahí, el me abrazo
fuertemente mientras me decía palabras de aliento al oído.
—Te quiero. —dije separándome del abrazo. El apretó mi nariz, y beso mi mejilla.
—Yo también. Piensa bien las cosas. Y trata de no pensar de más, porque eso también te hace mal.
—Perdona por haberte despertado.
—No importa, ¿para qué estamos los hermanos? —me guiño el ojo y yo lo abrace de nuevo.
—Gracias.
Dicho eso, nos separamos y el salió de mi habitación para dirigirse a la suya.
—Te quiero. —dije separándome del abrazo. El apretó mi nariz, y beso mi mejilla.
—Yo también. Piensa bien las cosas. Y trata de no pensar de más, porque eso también te hace mal.
—Perdona por haberte despertado.
—No importa, ¿para qué estamos los hermanos? —me guiño el ojo y yo lo abrace de nuevo.
—Gracias.
Dicho eso, nos separamos y el salió de mi habitación para dirigirse a la suya.
Ya más
tranquila, cerré las cortinas para que no entrara la luz del sol y me metí de
nuevo a la cama, quedándome dormida al instante.
{***}
Era 3 de
Enero, nos encontrábamos en el aeropuerto esperando que anunciaran el vuelo de
los chicos y las chicas. Adam y yo no regresaríamos a Londres hasta el 7 de
Enero, ya que la sede de la agencia de modelaje en la que trabajaba, se había
enterado que estaba de vacaciones en la ciudad y le habían pedido que se
reuniera con ellos el 4, así que él me había pedido que lo acompañara unos
días. No pude negarme. Y no podía negar, que tenía miedo de que ahora que nos
quedáramos solos, me tratara de decir de nuevo la palabra con “a”.
Anunciaron el vuelo de los chicos, todos nos pusimos de pie y nos empezamos a despedir. En realidad no entendía por qué todo esto de la despedida, siendo que en unos días nos veríamos de nuevo. No quería que se fueran, no quería quedarme sola con Adam. Sola la idea de lo que pudiera suceder, me aterraba.
El único
que sabía todo esto, era Tom, así que al momento de despedirme de él, me hablo
al oído.
— ¿Ya pensaste las cosas?
—No realmente.
— ¿Qué planeas hacer entonces?
—Supongo que en estos días lo descubriré. Creo que me ayudara un poco estar más tiempo con él, no sé.
—Si, tal vez tengas razón, sabes que cualquier cosa, puedes hablarme y acordar una sesión por Skype. ¿Crees que sería bueno que pusiera un consultorio para ayudar psicológicamente a otras personas? —golpee su brazo, ya que se estaba burlando de mí.
—Nos vemos en unos días. —le di un abrazo y un beso y se alejó.
— ¿Ya pensaste las cosas?
—No realmente.
— ¿Qué planeas hacer entonces?
—Supongo que en estos días lo descubriré. Creo que me ayudara un poco estar más tiempo con él, no sé.
—Si, tal vez tengas razón, sabes que cualquier cosa, puedes hablarme y acordar una sesión por Skype. ¿Crees que sería bueno que pusiera un consultorio para ayudar psicológicamente a otras personas? —golpee su brazo, ya que se estaba burlando de mí.
—Nos vemos en unos días. —le di un abrazo y un beso y se alejó.
Danny se
acercó hacia mí, después de haberse despedido de Adam. Me miro en silencio por
unos segundos y me abrazo. Fuertemente. De esos abrazos que hacen que tus
piernas se aflojen y solo quieras fundirte con la otra persona. Lo abrace
igual. Se separó de mí y me miró fijamente en los ojos. Sentía que podía ver mi
alma y yo la suya, su mirada era sincera, triste y tierna al mismo tiempo.
Danny no quería que me quedara con Adam. Lo sabía y lo había sentido en su
abrazo.
—Cuídate, —me abrazo de nuevo— Sam. Te espero en Londres. —me dejo de abrazar y me miro de nuevo.
— ¡Pórtate mal! —gritaron Harry y Dougie, mientras hacían señas y movimientos obscenos, para después simular que se daban un beso en los labios. Danny solo les dio un golpe en la cabeza y los jalo para que siguieran caminando. Después, Danny comenzó a caminar solo, sin los demás, Vanessa se despidió rápidamente de mí y prácticamente tuvo que correr hacia él y tomar su mano, ya que la había dejado atrás.
—Cuídate, —me abrazo de nuevo— Sam. Te espero en Londres. —me dejo de abrazar y me miro de nuevo.
— ¡Pórtate mal! —gritaron Harry y Dougie, mientras hacían señas y movimientos obscenos, para después simular que se daban un beso en los labios. Danny solo les dio un golpe en la cabeza y los jalo para que siguieran caminando. Después, Danny comenzó a caminar solo, sin los demás, Vanessa se despidió rápidamente de mí y prácticamente tuvo que correr hacia él y tomar su mano, ya que la había dejado atrás.
Oh, Danny… ¿Por qué si tanto te molesta
no haces nada al respecto? Me pregunte en silencio, mientras veía como todos iban desvaneciéndose
en la distancia.
Adam y yo
nos regresamos al hotel, y fuimos a nuestras habitaciones. En el trayecto no
habíamos hablado casi nada y me ponía nerviosa que Adam sospechara algo o me preguntara
si me sucedía algo, así que le había dicho que tenía ganas de darme una ducha y
que nos veríamos para cenar.
Cuando la noche llego, salimos a cenar a un restaurante muy mono. La velada había pasado tranquila, había logrado comportarme como si no hubiera sucedido nada, o como si no estuviera por suceder algo, así que haba disfrutado la noche.
Cuando la noche llego, salimos a cenar a un restaurante muy mono. La velada había pasado tranquila, había logrado comportarme como si no hubiera sucedido nada, o como si no estuviera por suceder algo, así que haba disfrutado la noche.
La mañana
siguiente habíamos dando un tour por la ciudad y habíamos ido a lugares a los
cuales no habíamos ido con los chicos.
Al otro día, que era la cita de Adam con la agencia, salimos juntos y mientras
entraba a su cita, yo me había puesto a caminar por los alrededores. Para
cuando Adam salió, yo ya estaba sentada en una banca fuera del edificio, con
dos cafés, y dos panecillos, uno para él y uno para mí. Beso mis labios y se
sentó a mi lado. Le entregue su café y su panecillo.
— ¿Y bien? ¿Cómo te fue? ¿Qué querían?
—Bien, pensé que me iban a despedir o algo por el estilo. —sonrió mientras le daba un mordisco a su pan.
— ¿Qué te dijeron entonces?
—Quieren que me vaya a su agencia en Italia, no saben si a la de Milán o a la de Roma, pero que definitivamente necesitan a alguien como yo allá, que han recibido critican increíbles de mí y que les encantaría tenerme allá.
—Wow, eso está padrísimo, Adam. Era lo que más querías, ¿no? —Asintió tímido— ¿y que les dijiste? ¿Aceptaste? —negó con la cabeza, lo que hizo que abriera mi boca en una gran “o”.
—Les dije que me dieran tiempo de pensar bien las cosas, y les pareció bien, yo les avisare que es lo que he decidido.
—Pensé que ya lo tenías decidido, era uno de tus sueños, era algo que querías desde hace mucho, ¿qué fue lo que cambio?, ¿por qué no quieres ir?, ¿por qué debes pensarlo?
El seguía en silencio, así que lentamente, elevo sus ojos y me miro. Y de pronto entendí por qué no había aceptado. No lo había aceptado por mí. Lo mire.
—Piensa bien lo que debes hacer, Adam. No me digas nada, solo piénsalo bien antes de que tomes una decisión. —suspiro y me sonrió tristemente.
Nos quedamos en silencio, mientras seguíamos mordiendo nuestros panecillos, ya fríos, al igual que nuestro café.
— ¿Y bien? ¿Cómo te fue? ¿Qué querían?
—Bien, pensé que me iban a despedir o algo por el estilo. —sonrió mientras le daba un mordisco a su pan.
— ¿Qué te dijeron entonces?
—Quieren que me vaya a su agencia en Italia, no saben si a la de Milán o a la de Roma, pero que definitivamente necesitan a alguien como yo allá, que han recibido critican increíbles de mí y que les encantaría tenerme allá.
—Wow, eso está padrísimo, Adam. Era lo que más querías, ¿no? —Asintió tímido— ¿y que les dijiste? ¿Aceptaste? —negó con la cabeza, lo que hizo que abriera mi boca en una gran “o”.
—Les dije que me dieran tiempo de pensar bien las cosas, y les pareció bien, yo les avisare que es lo que he decidido.
—Pensé que ya lo tenías decidido, era uno de tus sueños, era algo que querías desde hace mucho, ¿qué fue lo que cambio?, ¿por qué no quieres ir?, ¿por qué debes pensarlo?
El seguía en silencio, así que lentamente, elevo sus ojos y me miro. Y de pronto entendí por qué no había aceptado. No lo había aceptado por mí. Lo mire.
—Piensa bien lo que debes hacer, Adam. No me digas nada, solo piénsalo bien antes de que tomes una decisión. —suspiro y me sonrió tristemente.
Nos quedamos en silencio, mientras seguíamos mordiendo nuestros panecillos, ya fríos, al igual que nuestro café.
{***}
Llegamos a
Londres a las ocho de la noche del 6 de Enero. El taxi se detuvo fuera de mi
departamento, y con ayuda de Adam, baje mis maletas. No deje que entrara, ya
que el último día que habíamos pasado en New York, él se había enfermado al
comer algo, no quería que se agitara, así que lo mande, casi obligado, a su
casa. Fuera de mi edificio, nos despedimos con un beso rápido.
—Cualquier cosa me llamas, Adam. Lo que necesites, a la hora que sea, no importa, tu llame.
—De acuerdo, igual tú.
—Te quiero. —lo abrace rápidamente y me separe de él.
—Si… —suspiro— yo también. —me miro rápidamente, como si quisiera decirme algo con su mirada, pero al parecer yo estaba demasiado ciega y no lograba verlo.
Se subió al taxi, me dijo adiós con la mano y arranco.
—Cualquier cosa me llamas, Adam. Lo que necesites, a la hora que sea, no importa, tu llame.
—De acuerdo, igual tú.
—Te quiero. —lo abrace rápidamente y me separe de él.
—Si… —suspiro— yo también. —me miro rápidamente, como si quisiera decirme algo con su mirada, pero al parecer yo estaba demasiado ciega y no lograba verlo.
Se subió al taxi, me dijo adiós con la mano y arranco.
Aventé las llaves en el cenicero de la entrada, mientras cerraba con el pie la puerta. Deje las maletas en el pasillo y camine hacia el teléfono, ya que el foquito rojo que avisaba nuevos mensajes, estaba brillando, presione el botón y me senté en el sofá, mientras masajeaba mis pies y escuchaba los mensajes que había recibido en mi ausencia.
Mensaje número 1, recibido el día 2 de Enero, a las quince con cincuenta y cinco minutos.
Samantha, me acabo de enterar que se fueron a New York y no me invitaron. No sé
si sentirme con ustedes o dejar de ser su amiga, o simplemente olvidarlo… —Era
Melanie, su voz me había hecho sonreír— Solo
quiero decirte que te quiero mucho y que me haces mucha falta, en serio, amiga,
necesito verte y no, no hablo de verte por Skype, necesito tenerte aquí
conmigo… ¿crees que eso pueda suceder algún día? En serio no sé cuándo pueda
regresar a Londres, o siquiera si vaya a regresar, así que necesito verte…
Bueno, eso es todo, espero este año sea bueno y bla, bla, te quiero muchísimo,
Sam. No te olvides de tu querida amiga, Mel.
Era el
único mensaje que había recibido en mi ausencia. Y si, Melanie tenía razón y se
me había ocurrido hacer algo al respecto.
Les mande un mensaje de texto a los demás, avisándoles que ya había llegado y que los vería después.
Lo que resto de la noche, me la pase deshaciendo maletas, duchándome, cenando y dibujando, cosa que no había hecho en mucho tiempo. A la una de la mañana, me recosté en mi cama y trate de dormir.
Ya mañana sería otro día.
Y necesitaba comprar un boleto de avión para Barcelona.
Les mande un mensaje de texto a los demás, avisándoles que ya había llegado y que los vería después.
Lo que resto de la noche, me la pase deshaciendo maletas, duchándome, cenando y dibujando, cosa que no había hecho en mucho tiempo. A la una de la mañana, me recosté en mi cama y trate de dormir.
Ya mañana sería otro día.
Y necesitaba comprar un boleto de avión para Barcelona.
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