domingo, 27 de mayo de 2012

Capítulo cuarenta y cinco.




Para cuando salí del cementerio, me di cuenta de que ya eran las cinco y media de la tarde. Recordé que no tenía que ponerme para la dichosa fiesta de famosos y que no debía ir a casa a buscar ropa, así que entre a un centro comercial y comencé a buscar algo para la ocasión. No iría de vestido, así que buscaría algo más yo.
No tarde mucho en encontrar lo que me pondría, así que pague con la tarjeta y regrese de nuevo al hotel. Eran las seis y media de la tarde, me di una ducha rápida y baje a la estética que había en el hotel, para que me alisaran y me hicieran unas ligeras ondas en el cabello. Y para que me maquillaran un poco, ya que no tenía todo mi maquillaje conmigo.
Un poco de sombras obscuras, junto con varias capas de mascara para pestañas, lograron resaltar el verde de mis ojos, un poco de labial rojo, y color en mis mejillas y estuve lista. Pedí que cargaran todo eso a mi tarjeta. Subí a mi habitación y me comencé a vestir, había elegido unos jeans un poco formales, eran de un azul obscuro y ceñidos a mis piernas, me puse un top holgado color café claro, junto con unos tacones obscuros de piel, adorne mi cuello con una cadenita que siempre traía conmigo. Me puse una chaqueta de piel, tome mi bolso y baje hacia la recepción para entregar la llave y ahora sí, pagar e irme de ahí. Le pedí a uno de los taxistas que estaban fuera del hotel, que me llevara a casa de Danny.
Varios minutos de camino después, le pague al taxista y baje del auto. Todo estaba obscuro, no había movimiento alguno a los alrededores y no lograba ver luces encendidas en casa de Danny, mire mi reloj y vi que eran las ocho en punto, -¿se habrían ido sin mi?- me pregunte. No los creía capaces. Camine hacia la entrada y abrí con cuidado el cancel, después seguí caminando hacia la puerta principal, lo único que se escuchaba era el chocar de mis tacones en el piso, al llegar cerca de la puerta, volví a revisar a mi alrededor, y no había nada, ni siquiera autos. Pegue mi frente a un costado de la puerta, donde había un vidrio que dejaba ver el interior de la casa, coloque mis manos al lado de mis ojos, como haciendo una casita para estos y así poder ver mejor, no, nada, todo estaba tan obscuro y solitario que daba miedo.
Resignada y un tanto molesta, ya que no tenía ni siquiera ánimos de haber salido hoy, comencé a alejarme de la puerta para irme de ahí, pero inconscientemente me gire y dirigí mi vista hacia la segunda planta y vi un poco de luz, así que supuse que aun había alguien ahí, y que no había llegado tarde, tal vez había llegado demasiado temprano, tal vez mi reloj estuviera adelantado. Suspire aliviada y me acerque a la puerta de nuevo para tocar el timbre, pero pensé que Danny podría estarse bañando o algo por el estilo, y no bajaría a abrirme, así que, coloque mi mano sobre el pomo de la puerta y la gire, sorprendiéndome a mi misma de que estuviera abierta. ¿Era seguro para alguien famoso dejar las puertas abiertas? Quiero decir, hay muchas fanáticas locas por ahí que harían lo que fuera por entrar a la casa de su ídolo.

Entre y cerré la puerta detrás de mí, haciendo que todo quedara de nuevo obscuro. Coloque la bolsa donde había puesto mi ropa en el piso, cerca de la puerta y comencé a caminar, a tientas, ya que no encontraba el interruptor de la luz.
— ¿Danny? —grite. Seguí tocando las paredes, sin suerte— ¡Demonios!, donde está el maldito interruptor, tu casa da miedo así de obscura. ¡Dann…!
La obscuridad se fue, las luces se encendieron y un gran alboroto se armo, dejando clavados mis pies a la duela, mi corazón a punto de salirse y mis ojos y boca abiertos.
— ¡Sorpresa! —gritaron todos los que estaban frente a mí. Yo no sabía que decir, quería hablar, pero mi voz no salía. Tom, Harry, Karen, Emma, Dougie, Melanie y Danny, junto con más personas que alguna vez había visto y otras que no sabía quiénes eran, estaban frente a mí con una gran sonrisa y bebidas en  sus manos. Todos me miraban esperando alguna respuesta.
— ¿Q-Qué? —logre decir. Seguía estática mirándolos confundida. — Gracias —comencé a reírme y mis siete amigos se miraban entre ellos. Los demás invitados siguieron charlando entre sí, Melanie se acerco a mí y me tendió un vaso con no se qué. Lo bebí de golpe, logrando que hiciera una mueca por lo fuerte que estaba y ella rio por lo bajo. — ¿Qué demonios fue eso?
—Tequila… creo que te di mi bebida… dame eso —quito el vaso de mi mano y me entrego otro, al parecer era coca cola.
— ¡Felicidades! —dijeron detrás de mí, era Tom, me gire y vi a los chicos, a Emma y a Karen. Él me abrazo y me susurro un “te quiero” y “te deseo lo mejor.”  Después, uno por uno me abrazo y me deseo buenas cosas.
—Fue idea de Danny. —dijo Dougie cuando fue su turno, sobre su hombro logre ver a Danny, el me miraba esperando su turno. —Así que si quieres culpar a alguien, hazlo con él. —yo reí.
—Que buen amigo eres, ¿eh? —dije al separarnos. El tomo mis mejillas y las apretó y jugó con ellas, como si de plastilina se tratara.
Me encontraba caminando por la casa de Danny, aun no habíamos tenido tiempo de vernos él y yo, ya que cuando se iba a acercar, lo llamaron y tuvo que salir, ya que había periodistas fuera, el caso es que siempre que nos queríamos acercar, algo nos separaba, así que aun no había tenido tiempo de darle las gracias de hacer esto.
La casa se veía muy diferente, había meseros caminando entre la gente, lograba ver a un chef en la cocina preparando bocadillos, en el jardín había más gente platicando y bueno, había música, eso no podía faltar. Nunca había tenido una fiesta sorpresa, así que no sabía qué más podía esperar de esto.
Tome una copa de algo burbujeante sin preguntar que era, y lo bebí hasta el fondo, dejándola sobre la charola del mesero, y tomando otra.
¿Por qué Danny había decido organizarme esto? No lo comprendía. Seguía caminando entre la gente, dándoles las gracias por haber venido, una sonrisa por aquí, un abrazo por allá. Odiaba ser el centro de atención. Y sobre todo, odiaba sentirme sola, porque en mi propia fiesta así lo estaba. Dougie y Melanie estaban platicando con unos amigos, Emma y Tom estaban sentados en el sofá charlando y no quería interrumpirlos y ser de mal tercio, Harry y Karen estaban en el jardín hablando con mas personas, no sabía dónde estaba Danny, ¿Y yo?, yo estaba sentada sola, con una copa en la mano y un bocadillo en la otra, observando lo mucho que se divertían todos.
Mire el reloj y ya marcaba las diez y media de la noche. Suspire y le di un trago a mi bebida.
— ¿Qué haces aquí sola? Es tu fiesta, se supone que deberías estar divirtiéndote. —dijeron cerca de mi oído. Yo me encogí de hombros y el dueño de aquella voz que me hacia estremecer, se puso frente a mí.
—Gracias por esto, en serio lo aprecio. —le sonreí.
—No te estás divirtiendo, ¿cierto? —dijo sentándose frente a mí.
—Si, es divertido ver a todos, ¿ves a la chica de allá? —señale a una chica morena, que estaba con el que suponía yo, era su mejor amigo. Danny asintió mientras miraba hacia donde le apuntaba. —Ella se entero hoy de que su novio le es infiel. Pobre. —dije para después mirar a Danny, quien me miraba divertido, mientras negaba con la cabeza.
—Buenos, tomare eso como un “estoy muy aburrida”. —dijo, note algo de decepción en su voz.
—Pero en serio aprecio que hayas hecho esto, nunca me habría imaginado una fiesta así. —un mesero pasó a nuestro lado, y yo tome otra copa.
—Se que lo aprecias, pero creo que esto no salió como lo planeaba. —Me dedico una sonrisa torcida— En fin… tengo una idea, te daré tu regalo en este momento.
— ¿Un regalo? ¿Estás loco verdad? ¿Entonces todo esto qué es? —dije señalando la fiesta. —el rio y me miro, mientras se ponía de pie.
—Esto no es tu regalo. —dijo con cara de obviedad. —Vamos. —estiro su mano para que yo la tomara. Me puse de pie y caminamos por un pasillo, después abrió la puerta, era la entrada del garaje o la salida hacia el garaje, como quieran verlo.
Entre, Danny cerró la puerta y mientras buscaba algo en uno de los compartimientos que había, lo espere paciente. No sé qué hacíamos aquí, ni que me daría y porque no pudo haber esperado para dármelo.
—Bien, cierra los ojos. —dijo mientras se daba la vuelta y me miraba.
— ¿Para qué? —pregunte riendo.
— ¿Para qué no veas tu regalo? —ironizo.
Negué con la cabeza, mientras giraba los ojos y me cruzaba de brazos.
¿Qué planeaba?





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Hello! No subí ayer porque salí con mis amigas, aunque no lo crean si tengo vida social e_e sdfghjk, como sea, acá esta el capítulo, espero les haya gustado, no se olviden de dejar su comentario, respecto al capítulo!

Gracias por leer :)

Yanan.






*15+ likes y comentarios*



sábado, 19 de mayo de 2012

Capítulo cuarenta y cuatro.



“15 de Agosto del 2011.
07:00 am
.”
Cerré el celular y lo avente a mi lado. Talle mis ojos y bostece. Me quede unos segundos mirando el techo, para después tomar de nuevo mi celular y mirar otra vez la fecha.
“15 de Agosto del 2011.
07:01 am.”

Suspire. Si, ya era mi cumpleaños. Me incorpore y me senté con las piernas cruzadas sobre el colchón, mientras observaba la habitación, la cual estaba ligeramente iluminada, con los rayos del sol que apenas estaba saliendo. No era mucha luz, pero me dejaba ver un poco. Respecto a la noche anterior, me sentía mucho mejor, había tenido un sueño un poco raro con mis papás, diciéndome que esto pronto acabaría, no entendí que era lo que acabaría, pero haber soñado con ellos me había caído bien.

¿Qué que hacía despierta tan temprano? Bueno, al parecer había caído en un profundo sueño, y había dormido desde las 9 de la noche, y ya mi cuerpo no quería dormir más. Me estire hasta que escuche tronar mi espalda. Estire mi brazo, y encendí la lámpara que se encontraba en la mesa de noche. Tome el auricular y llame a la cocina, para pedir que me subieran mi desayuno en dos horas. Me puse mi pantalón, acomode mi cabello y baje a la recepción a preguntar sobre alguna tienda de ropa dentro del hotel, quería comprar algo que ponerme, ya que no regresaría hasta más tarde a casa.
Entre a lo que era una pequeña boutique, tenía ropa muy linda, no tarde mucho en decidir que comprar, elegí un pantalón que se ceñía perfectamente a mis piernas, una camisa blanca, con rayas color rojo, algo holgada, y ropa interior. Fui al mostrador con todo lo que había tomado y pague. Al salir de ahí, rápidamente fui a la farmacia que estaba igual, dentro del hotel y compre algunas cosas de limpieza personal.
Para cuando llegue a mi habitación, saque todo de la bolsa y lo acomode en una silla, entre al baño y encendí la bañera, colocando un poco de jabón especial para que se hicieran burbujas. Salí del baño, y fui por mi celular y los audífonos de este, caminé hacia la puerta y coloque un letrero en el pomo de la puerta, para que entraran y dejaran el desayuno dentro. Regrese al baño y después de cerrar la puerta, me deshice de mi ropa y entre en aquella cálida tina. Me coloque los audífonos, recargue mi cabeza al borde de esta y deje que la música me relajara.

Después de sentir que mis dedos comenzaban a arrugarse por haber estado tanto tiempo dentro del agua, decidí que era tiempo de salir. Deje el celular sobre una repisa, y tome una toalla, me envolví en ella y lo tome de nuevo. Al salir del baño, me di cuenta de que mi desayuno ya estaba ahí y olía delicioso. Me coloque la ropa interior, mientras me cepillaba el cabello. Encendí el televisor, y me puse a desayunar, había pedido unos huevos revueltos, un poco de jugo de naranja y cereal con yogurt. Mi celular comenzó a sonar. Trague el bocado que tenía en la boca y lo tome.
15 de Agosto 2011.
09:40 am.
“Llamada Entrante:
Melanie.”
Respondí.
— ¡Mel! —respondí, con una alegría que me sorprendió. Deje los cubiertos sobre el plato y me puse de pie, para dejarlo sobre la mesa.
—Sam, hasta que respondes. ¿Cómo estás? —pregunto. Me sorprendió que no me hubiera felicitado o algo por el estilo, pero no le tome importancia, para mí era mejor así.
—Estoy bien. ¿Qué hay de ti?
—Todo bien —dijo— ¿Harás algo hoy? —inquirió indiferente. O al menos eso yo sentí.
—Si, pero me desocupare temprano, ¿Por qué? —dije confundida.
—Oh, mientras te desocupes antes de las ocho, estaría perfecto. Los chicos nos invitaron a la fiesta de una premiación que habrá la próxima semana, ¿te apuntas? —fruncí el ceño, pero sonreí.
—Claro, ¿Cómo no ir? ¿Dónde nos veremos?
—Un auto de la disquera nos recogerá en casa de Danny, solo sé que se debe a que está cerca de lugar, no me preguntes donde es o que, porque no tengo ni la menor idea.
—No lo iba a hacer, pero gracias por explicarlo. —
reí. — ¿Algo más que deba saber?
—Si, no llegues tarde. Nos vemos al rato.
—Ok… ¡oye!
grite antes de que cortara la llamada. — ¿Cómo debo ir vestida?
—Mhmmm… no sé, podrías ponerte un vestido de coctel, no tan elegante, incluso podrías ponerte unos jeans o algo así. Lo bueno de esto, según Dougie, es que son unos premios otorgados por los fans, así que no es tan extravagante.
—Perfecto. Hasta el rato.
—dije y cortamos la llamada.
Mire el reloj de nuevo, y ya eran las diez y media. Fui al baño a lavarme los dientes y a maquillarme ligeramente, solo me puse un poco de color en las mejillas y mascara de pestañas. Me puse el pantalón que había comprado horas antes, junto con la blusa y me abroche las cintas de mis tenis converse. Le di un vistazo por última vez a la habitación, y a mi bolso esperando que no se me olvidara nada, ya que vi que no, salí de ahí y baje a la recepción.
Espere que la recepcionista terminara de atender una pareja de ancianos. Cuando termino, me hizo la seña de que pasara.
—Quisiera entregar la habitación a las siete… ¿Se podría? —pregunte, ya que si tenía que arreglarme en algún lugar, definitivamente tendría que ser aquí. Sería lo mejor, así para cuando regresara a casa, Ken no estuviera y no tuviera que pelear de nuevo.
—Claro, solo firma aquí para rehacer tu recibo. —dijo mientras me acercaba un papel y una pluma. Me dio una sonrisa. Firme y regresándole la sonrisa me despedí de ella.
Mis planes de hoy, antes de la llamada de Melanie, eran ir al cementerio a visitar a mis padres y después ir al cine o algo por el estilo. Sí, todo lo haría sola. Así sobrellevaría mejor el día. Pero bueno, el cine iba a tener que esperar.

La mañana seguía con su curso normal, antes de ir al cementerio, había decido dar una pequeña caminata por los alrededores, para despejar un poco mi mente. Llegue caminando a mi primer parada, esta vez no había tomado ni el autobús, ni algún taxi, parecía ser que mi tobillo iba mejorando, porque ya no dolía.
Entre al cementerio y camine hasta una pequeña colina, donde había dos tumbas separadas de las demás. Estaban un poco descuidadas, intente acomodarlas, quitando algunas hojas que el viento había dejado ahí. Coloque con cuidado un ramo de flores que había comprado en cada lapida y me senté de frente a ambas. Mordía mi labio, mientras observaba con detenimiento cada detalle. Un día ambos habían sido personas de carne y hueso, personas a las que podías tocar, ahora lo único que podía ver, era unas grandes rocas, haciendo de ellos.
—No sé cómo empezar. —dije por fin. La voz me salió temblorosa y mis ojos comenzaron a arder. —Nunca he sido buena para esto, aun no me acostumbro a tener que hablarle al viento cuando quiero hacerlo con ustedes. ¿Por qué tuvieron que irse? ¿Por qué tuvieron que dejarme? Primero tú papá, hoy hace 11 años que te fuiste, y luego tu mamá, apenas hace unos meses vine y te enterré aquí… —tome aire y cerré los ojos, dejando que algunas lágrimas cayeran por mis mejillas. Al abrirlos, me quede mirando el cielo, suspire y baje la mirada de nuevo. —Se que ustedes nunca habrían querido dejarme, y juro que intento no culpar a nadie de sus muertes, sé que no hubo nada que se pudiera hacer… Dios quería llevárselos y que su amor siguiera aun después de muertos… ¿pero porque? ¿El no sabía lo mucho que me haría sufrir con esto? Bueno, supongo que como dicen, todo pasa por algo, pero sinceramente no entiendo este maldito algo… Simplemente desde que me dejaron todo va mal, de seguro ya se dieron cuenta como me trata Ken… pensándolo bien… —sonreí aun con los ojos llorosos. —es lo único malo que me ha pasado… Volví a ver a Melanie, a mi mejor amiga ¿la recuerdan? Si, sigue igual de loca, pero ahora está enamorada y se porta un poco mejor. Ella me presento a sus amigos, que ahora son míos, se que querrían que les hablara de ellos, siempre quisieron saber de mis amistades. Primero esta Tom, es un gran chico, es mi mejor amigo, se que con el puedo hablar de todo y siempre me entenderá. Después están Dougie y Harry, son como los hermanos que siempre quise tener, en serio, son tan cómicos y raros, sobre todo Dougie, es la persona más rara que jamás pude haber imaginado conocer, luego esta Karen, quien es novia de Harry, están por casarse, aun no hay fecha de boda, pero Harry ya le dio el anillo, ella es adorable, y un poco seria comparada con los demás. Oh, antes de que lo olvide, se que recuerdan a Paula y Martin, bueno, estoy trabajando con ellos en su tienda de antigüedades, y ahí conocí a una chica, que ahora también es de mis mejores amigas, su nombre es Emma, es un poco rara, tímida y sincera, muy sincera, además de observadora. A ella le gusta Tom, y a Tom le gusta ella, están saliendo, pero aun no son novios, creo que deberían apurarse y serlo. Un día, saliendo de trabajar fui a una cafetería y ahí conocí a otro de mis amigos, es Adam, está enamorado de mi, y yo no sé que siento por él, solo sé que lo quiero mucho… Y bueno, por ultimo…—guarde silencio y una gran sonrisa se dibujo en mi rostro al pensar en la persona que me faltaba nombrar— esta Danny —suspire aun con la sonrisa en mis labios, las lagrimas aun descendían, pero ahora era lentamente. —Danny… es la única persona que me saca de mis casillas, puedo estar enojada con él, y no pasa un segundo y ya me está haciendo reír, es muy especial, es único… no hay dos como él, es atento, alegre, raro, pero no tanto como Dougie, eso sí, además de que es muy tonto, bipolar y lento, está en una banda junto con Tom, Harry y Dougie, son famosos aquí, y son muy buenos. La voz de Danny es perfecta, papá, a ti te recordaría un poco a la de Bruce Springsteen, Danny es gran fan de él, si estuvieras aquí… si estuvieras aquí podrían hablar de él… Me hubiera gustado que conocieran a mi raro grupo de amigos…—un nudo se formo en mi garganta de nuevo, trague saliva. Mi mandíbula temblaba, pero ya no quería llorar. —En serio me cuesta creer que ya no están aquí. —limpie mi mejilla con el dorso de mi mano. —Se que nunca me han dejado, a veces en las noches los siento cerca de mí, tal vez es patético, pero sé que me observan mientras duermo, como cuando era pequeña y no podía dormir a causa del mounstro del armario. —tome aire y cerré los ojos por unos minutos, mientras me ponía a recordar todo lo que habíamos vivido juntos, las cosas buenas y las malas… todo se hacía presente en mi mente. Mire mi celular y vi que eran las cinco de la tarde, a las ocho debía estar con los demás. Suspire de nuevo y con la voz temblorosa y ronca, volví a hablar.
—No quisiera irme, desearía quedarme con ustedes por siempre… pero si lo hago, tal vez me tomen de loca y llamen a la policía por no querer moverme de aquí. —sonreí tristemente. —prometo visitarlos más seguido, no crean que me olvido de ustedes, sé que no necesito venir acá para hablarles, pero prometo hacerlo y traerles flores. Los amo demasiado. —mordí mi mejilla por dentro. —Deberían hacer que deje de llorar, en serio. Terminare seca. —me puse de pie y camine hacia las lapidas, acariciándolas una por una. —Por favor, cuídenme, no se olviden de mí.
Me aleje de ahí con los ojos rojos y cristalinos, ¿Qué manera de pasar mi cumpleaños, no? Era difícil tener que hacer esto. No sé cómo me sentía, haber hablado con ellos, si, con ellos, porque sabía que estaban ahí escuchándome, había sido algo que debí haber hecho hace mucho. No era como los viejos tiempos, pero se sentía como si lo fueran.
Limpie mis mejillas y con la frente en alto, salí del cementerio.



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¡Hola! perdón por la tardanza, apenas voy saliendo del trabajo, les voy avisando que los proximos capítulos los subiré los sábados, porque entre semana se me esta complicando mucho, ya que termino muy cansada y lo menos que quiero es subir capítulo :s, ya se que siempre les cambio los días, así que lo siento..

Y bueno, sobre el capítulo, disfrute escribiéndolo demasiado, y se me salieron varias lagrimas haciéndolo, espero les guste tanto como a mi.

Infinitas gracias por leer y comentar el fic, en serio no saben lo feliz que me hacen. No olviden de hacerlo si es que pueden, se los agradecería mucho (así como poner el like).

Bueno, me largo no sin antes decirles que pasen a los fics de mis amigas.

Ambos son de Dougie:
2. {} fic de Zoé.


1. {} fic de Johanna.

Y por ultimo este, no tiene nada que ver con McFLY, pero si les gusta THG, les gustará, es de "Marvel"
3. {}

Ahora si es todo, GRACIAS por leer.
Las quiero.

Yanan.


{ya saben, entre mas likes actualizo.}

sábado, 12 de mayo de 2012

Capítulo cuarenta y tres.




Después de estar hablando unos minutos, le pregunte a Adam el porqué no estaba trabajando. Me dijo que le habían dado el día libre y que había decidido salir a caminar e ir a comprar un libro. Me pregunto que si lo acompañaba y después íbamos a tomar un café por ahí. Yo accedí, no tenía ganas de llegar a casa, ya que sentía que me deprimiría.
Al llegar me percate de que era una librería donde vendían libros usados y algo viejos, el olor era típico de estos lugares. Adam hizo una seña de que lo siguiera, pero le dije que me pondría a ver el lugar. El me sonrío y se alejo.
Comencé a caminar por el lugar, en serio eran libros muy antiguos y algunos otros de poco años atrás. Un estante de libros infantiles me llamo la atención, así que me acerque y empecé a buscar con la mirada uno, no sabía el porqué de esto, pero sentía que debía buscarlo. Inconscientemente, mi vista se poso en un libro de pasta dura, manchada por los años. Lo tome y dirigí mi vista a la portada. Las hojas tenían un ligero color amarillo, pero estaba en perfecto estado.
Un nudo se formo en mi garganta al estar hojeándolo, las lagrimas se comenzaban a amontonar en mis ojos.

Cuando era pequeña, mi mamá -y algunas veces mi papá-, me leía este libro antes de dormir. Nunca había visto otro ejemplar, ya que a mi mamá se lo habían regalado cuando era pequeña, era de mi abuela. Era una especie de “herencia” familiar.
Recordaba perfectamente lo mucho que había llorado al descubrir que se había perdido en la mudanza, mamá me había prometido que me compraría otro, pero jamás lo encontró, ya que había pocos ejemplares en todo el mundo. Pero, verlo ahora, en estos momentos era demasiado para mí. Sentía que era una señal de que ellos seguían estando aquí, conmigo.
—Sam. —dijo Adam detrás de mí. Deje el libro en su lugar, mientras limpiaba una lágrima traicionera que caía por mi mejilla. Tome aire y me gire, regalándole un intento de sonrisa.
— ¿Encontraste tu libro? —pregunte.
— ¿Te sientes bien? ¿Lloraste? —inquirió preocupado.
—Si, solo recordé unas cosas. —señale el estante donde estaba el libro. Que por cierto, resaltaba entre todos aquellos obscuros y realmente viejos ejemplares que lo rodeaban. —Mis papás solían leerme aquel libro y bueno… —me encogí de hombros.
—Entiendo…—apretó ligeramente mi mano y después la soltó. — Y, ¿Por qué no lo compras?
—Oh, no, en estos momentos no puedo gastar en cosas así, aunque quisiera, no podría. —suspire mientras observaba ese tesoro de mi infancia con anhelo. Mire de nuevo a Adam. — ¿Encontraste tu libro? —pregunte de nuevo.
—Si, aquí lo tengo. —dijo mostrándome la bolsa que envolvía su compra.

Salimos de la tienda y la verdad es que yo ya no me sentía con ánimos de ir a tomar un café. Adam lo entendió y me acompaño a mi casa. Nos despedimos y entre al departamento.
Con cuidado de no hacer ruido entre, y encendí la luz. De nuevo, me lleve la sorpresa de que Ken había traído a una de sus amiguitas, ya que había ropa regada sobre los muebles de la sala, y sobre el piso, era la segunda vez que me pasaba esto. El estomago se me revolvió al escuchar respiraciones agitadas detrás de la puerta de su habitación. Me dieron ganas de llorar.
Camine hacia la cocina y vi que no había quitado el papelito del calendario que correspondía al día de hoy, así que lo hice “14 Agosto 2012” decía, suspire. Mañana era el día que había estado evitando desde que llegue aquí –y todos los años anteriores- me alegraba la idea de que ninguno de mis amigos estuviera tocando el tema de mi “cumpleaños”. Salí de la cocina y fui a mi habitación, necesitaba urgentemente darme un baño.
Para cuando salí de aquel pequeño momento de relajación que había tenido. Me puse un pantalón de mezclilla, una blusa de tirantes delgados y arriba de esta, una sudadera azul. Me deje el cabello suelto para que se secara por sí solo.

Me recosté en la cama. Me sentía molesta, triste, con ganas de aventar costales de harina a cualquiera que se pusiera frente a mí. Siempre me ponía así cuando mi cumpleaños se acercaba, mi mamá siempre me ayudaba a sobrellevar estos días, pero ahora ella ya no estaba conmigo y sentía que me iba a volver loca. Mis ojos comenzaron a arder, señal de que no tardaba en derramar algunas lagrimas. Suspire marcadamente.

Decidí salir de mi  habitación, para ver si Ken se había ido, ya que minutos antes había escuchado como se cerraba una puerta, lamentablemente aquí seguía, pero me había encontrado con la sorpresa de una rubia exuberante, en la sala de la que también era mi casa, se estaba paseando por ahí solo con una sabana cubriendo partes especificas de su cuerpo. La mire con asco, a lo que ella se dio cuenta.
— ¿Quién eres? —pregunto altanera.
—No es algo que te importe. —respondí cortante. Ken salió de la habitación y me miro muy serio, pero no me importo. —Pensé que habíamos quedado en que ya no traerías mujeres al departamento. —reproche molesta.
—Este es mi departamento. —dijo. — Y puedo traer a quien se me pegue la gana. Te recuerdo que aquí la arrimada eres tú.
—No puedo creerlo, no es que yo quiera estar aquí, te recuerdo lo que dijo mi mamá al…
— ¡No me importa lo que haya dicho tu madre, ella ya no está y ya no ve lo que pasa aquí, debes madurar y pensar en eso, deja de ser una chiquilla mimada! —grito interrumpiéndome.
Bufé molesta.
—Que rápido la olvidaste. Y decías estar enamorado perdidamente de ella, pero ya veo que no, solo la querías por su dinero, el cual lamentablemente no te dejo, porque todo me lo dio a mí. — dije en voz alta. Lo cual provoco que él se acercara amenazadoramente hacia mí. 
— ¡Repite lo que acabas de decir! —grito tomándome de las muñecas fuertemente, sentía que me quedaría marca de eso. Yo intentaba zafarme, mientras la rubia nos miraba divertida.
— ¡Suéltame! —grite.
— ¡Que repitas lo que acabas de decir! —siguió gritando, sin soltarme. Cada vez era más doloroso su agarre.
— ¡Dije que eres un maldito imbécil! —no sé de donde saque fuerzas, pero me deshice de su agarre, empujándolo hacia atrás, estuvo a punto de caer. Antes de que se acercara de nuevo a mí, corrí a mi habitación y coloque el seguro por dentro. Escuche que Ken venia hacia acá, no sabía qué hacer, sabía que estaba en problemas. Empezó a forcejear con la puerta, intentaba abrirla. Sentía que me iba a volver loca. Él seguía detrás de la puerta de mi habitación. No podía quedarme aquí, con el así de molesto.
Abrí la ventana y el gélido aire golpeo mi rostro. Tome mi bolso, junto con mi celular y las llaves de la casa, revise si tenía dinero en efectivo o algo, pero no, solo tenía la tarjeta del banco. Me asome de nuevo y con la mirada busque las escaleras que estaban pegadas a la fachada del edificio. Ya que las vi, estire con cuidado mis piernas y las coloque una por una sobre ella. Baje rápidamente y comencé a caminar con prisa, para que Ken no me viera. Ya que vi que estaba a una distancia considerable del departamento, baje la velocidad.
Iba a explotar en cualquier momento. El pecho me dolía, me costaba respirar y los ojos me ardían, tenía un ataque de ansiedad, eso era obvio.

¿Qué hacia? ¿A dónde iba? No podía llamarle a ninguno de los chicos y mucho menos a Emma y Melanie, no quería explicar lo que había pasado, ni él porque me había salido de casa. Dormiría en un hotel, y mañana regresaría a casa, ya que Ken estuviera calmado. Sí, eso haría.
Estuve caminando por varios minutos, buscando un hotel, mientras masajeaba mis muñecas, las cuales estaban rojas y dejaban ver la marca de los dedos de Ken. Maldije por lo bajo.
A lo lejos vi un hotel Hilton, ya no quería seguir caminando, así que llegaría ahí y me registraría.
Entre y fui directo a la recepción, pedí una habitación por una noche y pague. Me dieron la llave y me explico el cómo llegar a donde dormiría. Fui hacia los ascensores y espere que se abriera la puerta, ya que se abrió, entre y di clic sobre el botón número tres.
No tardo en subir, salí de ahí y busque mi habitación, era la número 320. Ya que la vi, abrí la puerta, entre rápidamente cerrándola detrás de mí con fuerza, corriendo hacia la cama. Comencé a llorar desconsoladamente.
No sé por cuánto tiempo llore, pero me había quedado dormida. Cuando abrí los ojos, todo estaba completamente obscuro. Sentía que mis ojos me pesaban, y la garganta arder. Tantee el colchón con la mano, buscando mi bolso, ya que lo sentí, saque mi celular y lo encendí. Tenía varias llamadas perdidas de Tom, unas cuantas de Emma y Mel, y otras mas de Danny. No tenía ánimos de llamar a nadie. Me acomode bien sobre el colchón y observe la habitación en la que estaba.
Me sentía tan sola en estos momentos, y tenía tantas ganas de llamar a Danny.
Mi estomago gruño, así que descolgué el teléfono y pedí algo de comer. Encendí el televisor, y a los minutos trajeron lo que había pedido para cenar. Me deshice de los pantalones, y de mi sudadera, quedando solo con la ligera blusa de tirantes y mis calzoncillos. Terminando de cenar, deshice la cama, y me metí en ella esperando sentirme mejor, pero no… las lágrimas comenzaron a caer de nuevo.






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Perdón por haber tardado en subir, pero estuve ocupada y ni tiempo para tomar la compu tuve :/ pero bueno, acá esta el capítulo, el cual espero les guste. NECESITO que me digan que piensan de esté capítulo, es algo así como clave para uno que viene próximamente ;) así que por favor dejen sus comentarios.

Ahora si no tengo mucho que decir, solo que estén disfrutando lo que queda del fin de semana.

Las quiere.

Yanan.


¡no olviden 15+ likes y comentarios!<3


pd. Puede que me tarde en subir algunas veces, pero no por eso dejaría el fic empezado :) (lo digo, porque recibí un comentario diciendo que esperaba que no dejara de escribirlo hehe)

viernes, 4 de mayo de 2012

Capítulo cuarenta y dos.





El sentido común llego un poco a mí, y me aleje unos centímetros para seguir observándolo. Lo miraba con detenimiento, me fijaba en cada detalle de su rostro… Con sumo cuidado, eleve mi índice y comencé a dar pequeños toquecitos sobre algunas de las pecas que adornaban su cara. Sus largas pestañas, se hacían notar mucho más, con sus ojos cerrados. Su boca entre abierta, dejaba asomar su pequeño problema dental, que hacía que su sonrisa fuera –para mí- perfecta y única. Acaricie su mejilla y deje escapar un suspiro. Estaba completamente dormido.

Regrese a mi posición anterior, y comencé a acercarme a su boca de nuevo –me estaba volviendo loca, lo sabía-, mis labios rozaban los sus suyos, cuando un gran y fuerte relámpago, hizo que Danny comenzara a abrir los ojos, y yo me acurrucara a su lado rápidamente, con el corazón a mil por hora. Danny forzó un poco la vista y me miro.
— ¿Todo bien? — dijo encendiendo una pequeña lamparita.
—Eh… —comencé a balbucear— Si, —trague saliva— solo me asustan los relámpagos. —en cierta parte era verdad, los odiaba. Y ese relámpago si me había sacado un gran susto. Sentía que el corazón se me saldría. Mire el reloj de la mesita de noche, que estaba al lado de Danny.
Pasaba de la una de la mañana, y la lluvia no dejaba de caer. Supongo que me iba a tener que quedar a dormir aquí. Me enderece ante la mirada confundida de Danny. —Es tarde, creo que es mejor que me vaya mañana. Iré a la habitación de huéspedes a dormir. —le sonreí y me dispuse a bajar de la cama. El me tomo del brazo, haciendo que me detuviera.
—Quédate aquí. — soltó, su voz sonaba un poco mas ronca que lo normal, producto de haber dormido.
Lo mire sorprendida.
—No creo que se correcto. —intente que mi voz no sonara nerviosa.
— ¿Por qué no? Ya hemos “dormido” juntos. — dijo haciendo las comillas con los dedos. –sí, hemos dormido juntos, pero no toda la noche, y antes no había querido besarte mientras dormías- pensé. Mordí un poco mi labio y mire a Danny, quien me miraba tiernamente. —Además, acabas de decir que le tienes miedo a los relámpagos, parece ser que la noche estará llena de ellos. —dijo mientras dirigía su vista hacia la ventana. El cielo se ilumino otra vez, para después escuchar como caía un relámpago. Mi corazón latió de nuevo. Mire a Danny, quien daba pequeños golpecitos al colchón.
Bufé rendida y me subí de nuevo a la cama. Tome un gran almohadón y lo puse en medio de nosotros dos.
— ¿Qué haces? —inquirió divertido.
—Acomodo mi espacio para dormir. —mentí. El soltó una sonora carcajada.
—No, lo que haces es poner espacio entre nosotros. —me miro elevando una de sus cobrizas cejas. Yo me encogí de hombros y me recosté, hundiendo mi cabeza en aquellos cómodos cojines y ocultando la mitad de m cuerpo en la cobija. Me miraba como si aquello fuese divertido, agito un poco la cabeza y después de lazarme una sonrisa, apago la lamparita de la mesa y se recostó.

No se escuchaba, ni se veía nada, salvo el golpetear de las gotas de lluvia en la ventana y la sombra de los árboles dentro de la habitación. Tome otro almohadón y lo coloque sobre el que había puesto minutos antes, para hacer la barrera un poco más alta, entre ambos y así poder dormir tranquila.
La lluvia me tranquilizaba y me arrullaba al mismo tiempo. Un ligero escalofrío, hizo que me despertara, me desperecé y abrí los ojos.
Los rayos del sol ya se colaban por la ventana, había dormido mucho.
Ya más consiente, me di cuenta de que mi intento de barrera para dormir, se había esfumado, estaba recostada sobre el pecho de Danny, con una de mis piernas encima de las suyas y el me envolvía con sus brazos. Trague saliva y escuche como reía ligeramente.
—Buenos días. —dijo en mi odio, con voz ronca, haciendo que una onda cálida recorriera desde mi nuca, hasta la punta de mis pies. Temblé ligeramente, rogando que Danny no se percatara de lo nerviosa que me ponía. Al parecer si se di cuenta de mi temblor, ya que me apretó mas hacía el.
—Am, buenos días. ¿Llevas mucho tiempo despierto? — respondí mientras me alejaba y me sentaba a su lado. El sonrío divertido y yo lo mire confundida. — ¿Qué? —pregunte.
—Nada. —siguió sonriendo.
—Mentira. Esa sonrisa burlona es por algo. —dije arrugando la frente.
—Bueno, ¿ves eso?—señalo el piso. Yo no entendí su punto, hasta que vi. que ahí estaban los almohadones que había puesto la noche anterior. —No sirvieron de nada, al primer relámpago, te pegaste a mí. En serio eres una miedosa. —termino con una risita.
—Oh, bueno, fue sin querer, no fue mi intención, yo te había dicho que iba a dormir en la otra habitación y...
—Hey, calma. —dijo casi en un susurro, mientras colocaba un mechón de cabello detrás de mi oreja. Yo lo mire en silencio. —No me molesto, de hecho fue demasiado agradable haber dormido contigo. Eres adorable durmiendo. —dijo, provocando un enrojecimiento en mis mejillas.

Seguimos hablando varios minutos más, antes de ponernos de pie y bajar a comer algo ligero, ya que era un poco tarde.

Danny estaba sentado frente a mí, en la barra de la cocina. Estábamos desayunando un poco de avena, ya que a Danny le encantaba. Yo no era tan fan, pero moría de hambre.

El teléfono interrumpió nuestra platica, el se disculpo y se puso de pie, para tomar aquel aparato negro, que estaba saliendo de la cocina.
Para cuando regreso, yo ya había lavado los platos sucios y acomodando lo que habíamos utilizado para preparar nuestro pequeño desayuno.

Danny se sentó en uno de los taburetes, mientras sacaba el celular de su bolsillo. Se le veía serio. Me seque las manos y camine hacía a él. Recargue mis brazos en la mesa y lo mire.
— ¿Todo bien? —pregunte buscando su mirada. El alzo la vista y me miro con una sonrisita.
—Si, todo bien, solo estaba arreglando algunos asuntos. —dijo, yo me encogí de hombros y tome su mano y la comencé a observar mientras Danny me miraba confundido.
Sus manos eran grandes, sus dedos largos y sus uñas eran típicas de alguien que disfrutaba morderlas. Abrí una de sus manos, haciendo que estirara sus dedos y coloque la mía ahí, palma contra palma. Obviamente, su mano era mucho mas grande que la mía, y eso me agradaba demasiado, ya que me encantaba que los hombres tuvieran manos grandes y fuertes. Danny cerró su mano sobre la mía y comenzó a hacer círculos arriba de esta.
—Me gustan tus pecas. —dije mientras miraba nuestras manos. La mía a comparación de la suya, no tenía chiste. Era lisa y con las uñas pintadas de un color rosa pálido.
— ¿Nada mas te gusta eso de mi?—inquirió mientras dejaba de hacer aquel pequeño masajito y me miro, pero sin soltar mi mano. Yo sentí que me congele en el momento en que me pregunto eso. Danny esperaba mi respuesta. Me encogí de hombros y respondí con aire despreocupado.
— Si. Y tú casa. — Danny se hizo el ofendido y se enderezo, colocando todo su peso sobre la barra de la cocina, y me jalo hacia él, acercando su rostro al mío. Presiono sus labios sobre los míos y comenzó a besarme, no supe reaccionar. ¿Porque tenía que robarme los besos siempre? Está bien que me gustara que lo hiciera, pero no me daba tiempo de pensar bien.
Me aleje de el y lo mire con una sonrisa. El susurro en mis labios.
—También mis besos te gustan. —dijo, para después darme un rápido beso, mordiendo mi labio inferior al alejarse de mi.
Lo mire sorprendida, mientras sentía como mis mejillas se iban tornando rojas, y como mi labio comenzaba a palpitar por aquel beso. Danny había regresado a su posición anterior, mientras me sonreía con aire ególatra.
—Me gustaría responder esa pregunta, pero no querría hacerte sentir mal. —dije para molestarlo. La sonrisa se borro de su rostro y me miro expectante. Mire el reloj que estaba colgado en la pared y vi que era tiempo de que me fuera aunque no quisiera. —Ya es hora de que me vaya. —dije saliendo de la cocina y comenzando a subir las escaleras hacia la habitación de Danny para ponerme los zapatos, cepillarme un poco el cabello y tomar mi bolso. Danny me iba siguiendo de cerca, aun un poco serio.
— ¿Te has besado con Adam?—soltó de pronto. Yo lo mire rápidamente confundida.
— ¿Qué? —obviamente sentía que mi rostro era muy cómico en esos momentos, ya que Danny comenzó a reír, pero era entre divertido y molesto... No lo entendía. Me hice una coleta y respondí. —Creo que eso no viene al tema. —dije.
—Lo tomare como un sí. —soltó seco, mientras sacaba ropa de su armario. Al parecer saldría. Me había molestado el tono de voz que había usado. ¿Porque estaba molesto?
« ¿Porque simplemente no le dijiste que nunca has besado a Adam?» soltó mi voz interior. Fruncí el ceño.
«¿Porque decirle que si?»
« Déjame te aclaro, que prácticamente le dijiste que si.»
«No sabes nada.»
«Se mas que tu.»
Danny pasaba su mano frente a mí, al parecer me había perdido hablando conmigo misma.
—Perdón, ¿Que decías?—el suspiro, mientras apretaba el puente de su nariz.
—Que te llevo a tu casa.
—Oh...—me sentía un poco molesta ahora con él, por su manera de hablar. —No, gracias. Prefiero caminar, me gusta cómo está el clima. —dije, el alzo una ceja, mientras aventaba el pantalón que traía en sus manos a la cama.
—Como quieras. —respondió.
Ok, eso me hizo enojar más.

Bajamos las escaleras en silencio, Danny me acompaño hasta afuera, para abrir el gran cancel.
—Gracias por todo. —dije mientras le daba un rápido beso en la mejilla.
—No fue nada, nos hablamos luego. Cuídate. —dijo, así nada mas.
Comencé a caminar, mientras escuchaba como cerraba aquella puerta de barrotes.

El cielo estaba nublado, y el aire estaba un poco frío, por la lluvia de ayer. Amaba este clima, me ayudaba a pensar y a despejar mi mente.
No se cuanto tiempo llevaba caminando, pero mi departamento, estaba algo alejado de casa de Danny, así que me llevaría varios minutos en llegar, apostaría que podría ser una hora o incluso un poco más.

El tobillo me comenzó a molestar, y decidí sentarme, ya casi estaba en el centro de Londres, así que no faltaba mucho para llegar a casa. Busque un lugar donde sentarme a descansar un poco, no había ninguna banca libre, así que camine hacia un especie de muro, que servía de mirador. Con un poco de esfuerzo me subí y me senté ahí, mientras miraba a la gente pasar.
De pronto Danny se me vino a la cabeza. Creo que aunque no me gustara la idea, debía comenzar a poner un alto a tanto beso, porque siempre al final, la única que terminaba confundida, triste y con deseos de algo más que un simple beso, era yo. Quería dejarle claro que era su amiga -aunque odiara eso- y no una persona a la que puede besar cada que tenga ganas.
Después pensé en su tono de voz hace momentos, ¿Porque se había molestado? ¿Porque le importaba tanto si Adam y yo nos hemos besado? No es algo que le incumba, yo no le ando preguntando que es de su vida intima y más. Pero al parecer, el se sentía con el derecho de preguntar. Me gustaría poder decirle todo a Danny como es, explicarle el porque me molestan tantos besos y tanto cambio de humor, es obvio que nunca podré entender el gran misterio que es Danny Jones.

El sonido de una voz conocida, diciendo mi nombre me hizo caer a la realidad. Era Adam. Una gran sonrisa se hizo presente en mis labios, cosa que me sorprendió, pero no me importo. Seguí sonriendo mientras le hacia una seña para que se acercara. Se veía muy guapo, iba con jeans algo entubados, unos botines de cintas, una chaqueta de piel, un gorro y una bufanda al rededor de su grueso cuello. Se veía muy guapo. El me regreso la sonrisa y comenzó a caminar mas rápido hacia mí.
— ¡Sam!—ya delante de mí, beso mi mejilla y me dio un abrazo. Yo hice lo mismo.
—Adam, ¿Como estas? ¿Qué haces por aquí?— el estaba de pie frente a mi. Su sonrisa era muy hermosa, y sus ojos brillaban mucho. En serio, era muy guapo. Y digamos que comenzaba a dejar de ser tan indiferente para mi corazón, ya que no dejaba de sonreírle. Cosa que me sorprendía.
«Te gusta.»
«No es verdad, me gusta Danny.»
«Eso lo sé, Samantha. Pero comienzas a sentir algo por el y eso no lo puedes negar. Te pueden gustar dos, pero solo amar a uno. Como dije, debes darte una oportunidad, ya que Danny no da señales.» dijo, yo no respondí mas. Me puse a mirar fijamente a Adam, quien al parecer me estaba diciendo algo, ya que sus labios no dejaban de moverse. Sus dientes eran blancos y parejos, todos perfectamente acomodados en su lugar. No se había afeitado, así que su rostro estaba adornado con vello, lo cual lo hacía lucir más guapo...
¿Una oportunidad? Tal vez no perdía nada con intentarlo.






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Lo prometido es deuda, acá esta el capítulo que debía haberles subido la vez pasada, pero no pude porque mi papá se pondría como ogro si me viera en la compu, pero bueno, equis, historia pasada...

El capítulo anterior solo tuvo 30 likes, super poquitos comparados con días anteriores, pero bueno....
Espero este les guste y tenga mas de 40+ likes como los demás!

Una pregunta, ¿hasta ahorita como les esta pareciendo la novela? ¿si les gusta como para que vuelva a escribir otra y la publique? o ¿mejor debería dejar de escribir? hahahahaha

Dejen sus comentarios en serio, los leo todos, AMO hacerlo!

las quiero.

Yanan.



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miércoles, 2 de mayo de 2012

Capítulo cuarenta y uno.



Estaba fuera del edificio donde trabajaba Adam. El portero se acerco hacía mi, y me abrió la puerta. Con una sonrisa le agradecí y camine hacia dentro, donde estaba la recepción y pedí que llamaran a Adam.
El ambiente era muy elegante y sofisticado, veías a chicas con tacones altísimos caminando como si fueran zapatillas bajas, y muy bien maquilladas todo el tiempo. Igual con los chicos, todos eran parecidos en cuanto a la manera de vestir, todos muy bien peinados, algunos con un poco de barba, y otros muy bien afeitados, todos guapos, debo agregar.

La chica de la recepción, me pidió que tomara asiento, que Adam no tardaba en bajar, que estaba en una sesión fotográfica, la cual estaba por terminar. Le sonreí y le pedí que le dijera que estaría en la cafetería, que ahí lo vería. Ella asintió y me sonrió de nuevo.
Camine hacia la cafetería y ya estando dentro, me acerque al mostrador y pedí un cappuccino, con crema chantilly y chocolate. El chico que atendía se me quedo mirando extraño.
—No trabajo aquí. —dije. El rodo los ojos y me entrego mi pedido, al cual le había dicho que agregara dos galletas de mantequilla de maní.
Busque una mesa libre, y fui hacia allá. Me senté y comencé a comer mis galletas y tomar de mi café, mientras jugaba con mi celular y revisaba mis correos.
Después de unos minutos de espera, Adam llego y lo salude, pidiéndole disculpas por el espectáculo de ayer, mi caída había sido algo vergonzosa. Bueno, muy vergonzosa.
— ¿Y bien? —dijo mientras dejaba caer el peso de su espalda, sobre el respaldo de la silla. — ¿Cómo sigue tu tobillo?
—Mejor, gracias. Ayer tome demasiados analgésicos, pero ya no duele tanto.
—Me alegro. —sonrió.
—Adam, ¿Por qué nunca me dijiste que si conocías a Danny? Yo te hablaba de él, y tú no dijiste nada, al contrario, parecía que en tu vida lo habías visto.
—Lo sé. Pero Sam… ¿quieres que te diga la verdad? —yo asentí con obviedad. —De acuerdo. Si te decía que lo conocía, tal vez no hubieras dejado que yo te conquistara y que nos conociéramos como ahora. Si la primera vez que hablamos ya bien, sobre él, te hubiera dicho eso, no estaríamos hablando en este momento. Y no quería eso, ya sabes que me gustas y que quisiera intentarlo contigo, pero Danny es como una piedra en el camino que quisiera ir empujando poco a poco, hasta sacarlo de ahí. —yo no supe que decir ante tal comentario. Pero tenía algo de razón. Me conocía, y si sabía que se conocían, tal vez jamás le hubiera pedido que me ayudara, y si no le hubiera pedido que me ayudara, no habríamos salido de nuevo.
— ¿Sabías que iría a la fiesta?
—Claro que no, ¿tú crees que si supiera que iría, te hubiera invitado? Obvio no, ya que te querría solo para mí esa noche y no que estuvieras pensando en él y todo eso.
— Entiendo…—dije. Digamos que me sentía halagada del que Adam gustara de mi, para mí él no era tan indiferente, pero yo quería a Danny.
—Adam, ya está el set de la siguiente sesión, te estamos esperando. —dijo una chica desde la puerta.
—Unos minutos y voy. —respondió el.
—Mejor me voy, hablamos luego ¿sí? —dije poniéndome de pie, lo cual el emito.
—Perfecto. —se acerco a mí y me abrazo, después me dio un beso en la mejilla y se alejo de mi, diciéndome adiós con la mano. —Te llamo luego. —le dije adiós con la mano también, mientras le sonreía.
Salí de ahí y mire el reloj, eran dos de la tarde, no quería ir a casa. Comencé a caminar por el centro, miraba las tiendas, algunas veces entraba y perdía el tiempo observando ya sea, ropa, o libros. Me empecé a hartar, así que decidí ir a visitar a alguien especial para mí. Saque mi celular y le envié un mensaje.
“Danny, ¿estás ocupado?”
“En lo absoluto, estoy haciendo nada en casa. ¿Por qué?”
—respondió.
“Me preguntaba si querías verme hoy :D”
“Eso no se pregunta, te espero aquí ;)”
“Perfecto, te veo en unos minutos”
Estuve de pie por varios minutos esperando que pasara un taxi, pero al parecer hoy todos se habían puesto de acuerdo en no querer llevarme a ningún lado. Mire mi reloj de nuevo y ubique en donde estaba. Tal vez si me iba caminando llegaría más rápido, que estar esperando por un taxi que al parecer jamás pasaría. Saque mis audífonos y los conecte a mi celular, le puse play y comencé a caminar.

Después de poco más de treinta minutos y muy agotada, llegue a casa de Danny. Camine ya con dificultad y la respiración agitada hacia la puerta y toque el timbre. Guarde los audífonos, saque una liga y ate mi cabello en una colita, mientras esperaba que abriera. Volví a tocar el timbre, pero ahora no despegue mi dedo después de unos segundos.
— ¡Voy! —escuche que gritaron dentro de la casa. Volví a timbrar, pero ahora solo por molestar a Danny un poco. —Deja de hacer eso. —dijo abriendo la puerta. Yo le mostré una gran sonrisa, a lo que él respondió con una carcajada y otra sonrisa, mientras se acercaba a abrazarme, en manera de saludo. — ¿Por qué tardaste? —dijo mientras cerraba la puerta detrás de nosotros y yo aventaba mi bolso al piso, cerca del armario de los abrigos.
—Hubo una conspiración en contra mía. —dije en un puchero. Lo que Danny tomo como divertido, ya que río.
— ¿Quieres agua? —yo asentí y caminamos hacia la cocina. —Así que, una conspiración…—dijo entregándome un vaso con limonada
—Si, una conspiración. —repetí de nuevo, mientras le daba un sorbo a mi bebida. —Estuve poco más de veinte minutos esperando que pasara un taxi, y no paso ninguno. Así que decidí venirme caminando, haciendo treinta minutos.
— ¿Por qué no me dijiste que fuera por ti?
— ¿Para qué interrumpir tu día de no hacer nada? —dije mirándolo, ya que estaba descalzo, solo con un pantalón pants holgado, y una playera cualquiera.

Fuimos hacia el piso de arriba, donde tenía una pequeña sala de televisión. Nos acomodamos en el sofá, cada quien en un extremo, juntando nuestros pies al centro.
— ¿Cómo sigue tu tobillo? —pregunto mientras le hacía zapping a la televisión.
—Bien, aunque ahorita empezó a doler. —dije haciendo una mueca. — Creo que eso de venirme caminando, no fue tan buena idea después de todo.
—Déjame ver. —dijo enderezándose.
—No, está bien. ¿Pero sabes que es lo que puedes hacer? —dije haciendo mi mejor cara angelical. Danny inclino su cabeza y me miro. —Podrías bajar por mi bolso y traerme las pastillas que están dentro, son para el dolor.
—De acuerdo. —dijo apretando ligeramente mi pierna, para después ponerse de pie y desaparecer por la puerta.
Segundos después, subió con un vaso lleno de agua y mis pastillas.
—Eres un amor. —dije sonriéndole con todos los dientes, mientras me las entregaba.
—Lo sé. Todas me lo dicen. —dijo guiñándome el ojo. Yo fruncí el ceño.
— ¿Pero esas todas saben que eres mi—enfatice esa palabra— amor?
—Si, lo saben. Ahora tomate eso. —dijo acercándome el vaso de agua.
Me tome las dos pastillas que el doctor me había recetado y deje el vaso sobre la mesita, me acomode de nuevo en el sofá, y nos pusimos a ver una película, la cual no recuerdo el nombre, pero era de una chica que se hacía pasar por su hermano, para entrar a un colegio.

***


El olor a comida hizo que abriera los ojos, moría de hambre. Me estire, y al hacerlo me percate de que había mucho espacio y de que donde estaba era demasiado cómodo. Abrí los ojos y me di cuenta de que no estaba en el sofá. Mire a mi alrededor y vi que estaba en la habitación de Danny, ya que todo olía a él, amaba su olor. El reloj marcaba las siete de la tarde. Me quede unos segundos mirando al techo, después me puse de pie y comencé a observar su habitación. Todo estaba en su sitio, tal como Danny, todo bien arreglado y en su lugar. Camine hacia el baño que estaba dentro, para lavarme la cara, cuando escuche que abrieron la puerta, así que salí y lo vi, con una bandeja llena de comida y bebidas.
—Buenos días, dormilona. —dijo mientras depositaba con cuidado la charolita sobre la cama. Camine hacia la cama y me subí en ella de nuevo, quedando frente a Danny.
—Me quede dormida. Es culpa de la medicina, lo siento.
—No te preocupes, aproveche para hacer algo de comer. Espero te guste. —era spaguetti a la bolognesa, mi favorito.
Ambos comenzamos a comer mientras platicábamos de nuestros amigos y cosas por el estilo. Después de terminar, Danny bajo a dejar los platos que habíamos ensuciado y regreso con dos tazones llenos, uno de helado de vainilla y otro de helado de fresa.
Seguimos platicando, dejamos los tazones ahora vacios en el piso y nos recostamos en la cama, mirando hacia el techo.
—Creo que voy a explotar. —dijo Danny.


— ¿Bromeas? Casi me diste todo tu helado. Ni siquiera puedo moverme de lo mucho que comí.
—Era inevitable. —dijo divertido. Después se puso serio. —Así que Adam es el chico que te gusta…
—Algo así… —me encogí de hombros y lo mire sin que él se diera cuenta que lo miraba. Sus pestañas eran largas, chinas y claras. Me encantaban sus ojos. —Pero, solo somos amigos. No estamos saliendo en otro plan.
—A él le gustas, Sam. Mucho… —volteo su cabeza y me miro, yo suspire un poco y me perdí en su mirada.
—No es verdad.
— ¿Qué no te diste cuenta de la manera en la que te miraba? — “no, no me di cuenta, porque yo te estaba mirando a ti.” Pensé.
—Nop. —dije.
—Bueno, pues eso, yo sé cómo se mira a alguien a quien quieres demasiado. —dijo, mientras me miraba fijamente, cosa que hizo que me cohibiera y pusiera mi vista en el techo. Me encogí de hombros, mientras buscaba como cambiar de conversación.

El cielo se ilumino, y comenzó a tronar un poco, me puse de pie y camine hacia la ventana, había comenzado a llover con mucha fuerza. Y Danny había dicho que no me llevaría a casa, hasta que la lluvia terminara. Salí hacia la sala de TV y tome su computadora y me puse a tontear un poco en ella. El se había quedado en su habitación, hablando con su hermana Vicky.
Los segundos y minutos se convirtieron en una hora. Después de esa pequeña platica, nadie dijo nada. Se había formado un silencio entre nosotros. Me sentí un poco mal por eso, así que apague la laptop, y la deje sobre la mesita de centro.
Me puse de pie, y camine de regreso a la habitación, Danny se había quedado dormido, tome una mantita y lo tape. Me acosté sobre mi estomago, recargando mi cabeza en mi brazo derecho, mientras que con la otra, jugaba con sus pulseras. Lo estaba observando. Sus labios eran una tentación para mí en estos momentos.
« ¿Por qué lo queremos tanto, Sam?»
«No tengo ni la menor idea, solo se eso, que lo quiero más que a nadie.»

No se qué estaba pensando, pero de pronto me encontré a mí misma, a centímetros de su boca, a punto de juntar mis labios a los suyos.





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El próximo capitulo se los subo mañana o el viernes, ya que tiene unos errores de edición y ya no puedo ponerme a arreglarlos -mi papá no tarda en llegar y se supone que no debe verme en la computadora- espero entiendan :/

Bueno, ya saben 10+ likes y comentarios y subo mas rápido :)
Las quiero.


Yanan.

btw, en serio les subire el otro capitulo en cuanto lo tenga, pero en serio comenten e_e

:D