martes, 26 de junio de 2012

Capítulo cuarenta y nueve.







Un vuelco en el estomago hizo que me levantara rápidamente de la cama, sin prestarle atención al mareo que eso me había provocado, y al intenso dolor de cabeza que se había hecho presente. Entre rápido al baño, y me incline en el sanitario, devolviendo todo lo que había comido y bebido. Me ardía la garganta, y sentía que ya no podía devolver nada más, pero cada que me enderezaba, una arcada hacia que me inclinara de nuevo. Alguien se coloco detrás de mí, tomando mi cabello delicadamente para que no se ensuciara, mire sobre mi hombro y me di cuenta de que era Danny. La vergüenza de esta escena la dejaría para después.
—Me siento horrible. —dije después de unos minutos con voz entrecortada. Ya no vomitaba, pero aun estaba abrazada al sanitario. Danny tomo un vasito, abrió el grifo y vertió agua en el, para después dármelo. Lo tome y di un trago, el cual hizo que mi estomago se revolviera de nuevo, y sacara aquel liquido que acababa de tomar. —Ugh. —dije tomando de nuevo el vaso, pero ahora con éxito ya que logre mantener el agua en mi estomago. Como pude tire de la cadena, pero aun sin ponerme de pie.
— ¿Quieres descansar un poco más? —pregunto, yo solo asentí con la cabeza. Me sentía realmente agotada, no lograba tener los ojos abiertos —de acuerdo. —Danny soltó mi cabello, y paso uno de sus brazos debajo de mis piernas y el otro debajo de mi nuca, yo recargue mi cabeza en su pecho, salimos del baño y el delicadamente me recostó sobre la cama de nuevo, me arropo y me acerco otro vaso de agua más.
Apreté los ojos e intente descansar un poco más, ya que el dolor de cabeza y las nauseas evitaban mi descanso. Esa era la 4ta vez que devolvía el estomago. Y solo pedía un poco de tranquilidad. Nunca me había puesto así, nunca me había dado una resaca tan fuerte e incómoda.
Me abrace al cojín, hecha un ovillo. Danny volvió a apagar la luz de la mesita de noche y se recostó a mi lado de nuevo.

(…)

Escuche el teléfono sonar, abrí poco a poco los ojos, uno por uno, hasta que estuve completamente despierta, estaba boca abajo, así que me gire para quedar sobre mi espalda, mire el techo, toda la habitación estaba completamente iluminada, gire mi cabeza hacia la izquierda y me percate de que estaba sola en la cama. ¿Dónde estaba Danny? O más bien ¿Cuánto había dormido?

Me senté sobre el colchón, y me estire antes de bajar de él y salir a buscar a Danny. Ya no sentía tantas nauseas como en la madrugada, mi estomago ya estaba tranquilo, el dolor de cabeza seguía, sentía como si alguien estuviera taladrándome el cerebro y la palma de mi mano ya estaba mejor, ya el vendaje no tenía sangre, así que supuse que ya se había cerrado la herida.  Me puse unas pantuflas de Danny y camine hacia el baño para lavarme la cara, después de eso, salí y baje hacia la cocina, en busca del chico que había cuidado de mi toda la noche. Moría de vergüenza, y no sabía cuál sería mi cara cuando lo viera.
Antes de entrar me percate de que había gente haciendo la limpieza, la casa había quedado hecha un desastre. Mire el reloj y marcaba las dos de la tarde. Al llegar al ultimo escalón me percate de que olía a comida, y mi estomago pareció quejarse ante eso. Tome aire y seguí caminando hacia la cocina, ante las miradas curiosas de los que estaba limpiando la casa.

Al llegar ahí, detrás de la barra, estaba Danny haciéndose un emparedado. De pronto me sentí tímida. Lo observe bien antes de dar lentos pasos hacia él, quien no se había dado cuenta de mi presencia. Vestía una playera básica en cuello v, color blanco y bermudas color beige, iba descalzo.
—Oh, ya despertaste. —dijo sonriendo y caminando hacía mi. Yo le sonreí de nuevo. — ¿Cómo te sientes? —pregunto mientras colocaba una de sus manos en mi cintura, guiándome hacia unos de los taburetes que estaban frente a la barra.
—Mejor que anoche, si. Aunque mi cabeza me está matando. —dije haciendo una mueca, el soltó una risa mientras pasaba un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Bebiste el alcohol que un tipo de 100 kgs apenas hace efecto, fue demasiado alcohol para tu cuerpo, además de que no estás acostumbrada. —se alejo de mi y abrió una puertita que estaba sobre la estufa, de ahí saco una cajita de aspirinas, sacando dos y colocándolas frente a mí, junto con un vaso con agua. — esto hará que te sientas mejor. Lo peor ya lo pasaste. —dijo, a lo que yo entendí se refería a lo de anoche.
—Respecto a eso… no debiste de haberme ayudado con mi cabello, que pena… lo siento mucho. —le sonreí tímidamente, mientras tomaba las pastillas y las tragaba.
—No me importo hacerlo, Sam. —guardo silencio unos segundos mientras me miraba fijamente. —Oye… ¿Recuerdas algo de lo que dijiste anoche?
—Mmm… —intente hacer memoria, pero solo recordaba ciertas partes de cuando aún estaba en mis 5 sentidos, y algunas de Danny, dentro de la ducha conmigo, mientras yo le platicaba mis problemas… —Te conté todo lo de Ken ¿cierto? —pregunte ahora yo, con un tono serio y avergonzado. El asintió.
—Si, y dijiste que en cuanto puedas te saldrás de ahí, en serio espero que lo hagas pronto, no puedes estar con ese loco más tiempo.
—Mañana que me sienta mejor, iré al banco. —dije encogiéndome de hombros.
—De acuerdo… ¿Algo más que recuerdes? —insistió.
—No. —respondí confundida ante tanta insistencia. —No recuerdo nada después de lo de la ducha. —Danny se mordía las uñas e hizo una mueca un tanto decepcionada. Me quede viéndolo por varios minutos intentando pensar en que podría haber pasado por alto. Al parecer se cohibió y se movió de su lugar, girándose hacia la estufa que estaba encendida. — ¿Por qué?
—Oh, no, nada más… te prepare, bueno más bien, mande a que te trajeran un poco de caldo de pollo, eso te hará bien para tu estomago. —dijo mientras tomaba un plato y apagaba la estufa.
—No tengo hambre. —dije al ver el plato frente a mí. —Me harás vomitar de nuevo.
—Cómelo, te hará bien, yo sé lo que digo.
Se sentó frente a mí y los dos comenzamos a comer, el comía sus emparedados mientras yo me debatía entre seguir comiendo o no, me sentía como una niña chiquita.
Al terminar, subimos de nuevo hacia su habitación, la cual ya estaba arreglada, con la cama hecha y todo perfectamente ordenado. En una silla que estaba saliendo del baño, logre ver mi ropa, limpia y bien doblada.

Danny se tumbo en la cama y encendió el televisor. Yo me quede de pie debajo del marco de la puerta, mientras lo observaba. Es que enserio era el hombre perfecto para mí. Pero después de pensar eso, una punzada en el corazón me hizo recordar la noche anterior, cuando me presento a su novia. Odiaba quererlo tanto. Si se pudiera, borraría de mi corazón el amor que le tenía, y lo intercambiaba por Adam.

Después de sentirme patética, camine hacia la cama y me tumbe en el otro extremo. Danny me miraba extrañado, ya que generalmente cuando llegábamos a ver la tv juntos, nos poníamos cerca el uno del otro, pero esta vez no, yo había dejado espacio entre ambos.
— ¿Te sientes bien?
—No…—mentí, ya que de pronto me sentí incomoda. — ¿Crees que puedas llevarme a casa? —alce mi rostro y lo mire.
— ¿Por qué quieres irte? Aquí puedes descansar y yo puedo cuidar de ti.
—Gracias, pero no… no me gustaría que tu novia llegara y me encontrara en tu cama. —respondí. Su expresión cambio totalmente, era una mezcla entre decepción, incomodidad, sorpresa y un poco de tristeza.
—Pero…
—…Por favor. —lo interrumpí. —Ya has hecho mucho por mí en las últimas horas. —claro que amaría quedarme aquí por siempre, pero no, era demasiado doloroso para mí.
—Sam… —lo mire. —De acuerdo, vamos. —dijo cansino. No quería llevarme, quería que me quedara con él. No lo entendía, me frustraba. ¿No le importaba que su novia nos viera o algo por el estilo?
Se puso de pie y camino hacia su armario para ponerse unas sandalias. Yo por mi parte, camine hacia la silla donde estaba mi ropa y mis zapatos, me quite las pantuflas y como pude me puse los tacones que llevaba la noche anterior. Me arrepentí al instante, así que me los quite de nuevo y comencé a caminar descalza, solo con unos calcetines, escaleras abajo. Danny me esperaba en la puerta, con varias bolsas llenas de regalos. Tome mi bolso, la bolsa que había traído conmigo la noche anterior, llena de ropa mía, y unas cuantas bolsas de regalo más. Salimos y nos encaminamos hacia su auto, abrió la cajuela y metimos todas las bolsas. Me abrió la puerta del copiloto y yo subí, después rodeo el auto para entrar el. En silencio encendió el motor y salimos de ahí.

Desde que salimos de su casa, todo lo que se escuchaba era el motor del auto. Ninguno de los dos hablaba, y esto se había puesto un tanto incomodo. Nunca se había hecho un silencio incomodo entre ambos. Me dolía de cierta manera que esto pasara, me daba miedo que su novia fuera motivo para que nos alejáramos, ¿pero qué podía hacer si yo lo amaba? Si, esa palabra suena demasiado fuerte, pero es que enserio lo hacía, enserio sentía que lo amaba.










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Ok, son las 2:35 am acá en México, y hasta ahorita tuve el "tiempo libre" para poderles subir capitulo, en serio que no he tenido tiempo para encender la laptop y ya no tengo capitulo así que los estoy escribiendo sobre la marcha, en serio les ruego que no se desesperen, nunca dejaría la novela sin terminar, porque no soy de las que dejan las cosas a medias, solo les pido paciencia, no es tan fácil escribir y subir, cuando se trabaja y tienes mas cosas que hacer, por favor traten de entenderme.

En fin, ya no tengo nada mas que decir, solo esperen el siguiente capitulo pronto, no les diré si sábado, domingo o lunes, porque si no puedo subir esos días, no quiero que se molesten conmigo. Las quiero.


Yanan.


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lunes, 18 de junio de 2012

Capítulo cuarenta y ocho.



No sabía ya cuanto alcohol había bebido, pero ahora sí, literalmente todo se movía y las personas se veían totalmente deformes, lo que me hacía reír. De haber estado feliz y riendo, ahora me sentía la persona más miserable del mundo. Me puse de pie, tome mi vaso y salí de casa de Danny hacia el jardín, el cual, sorpresivamente estaba vacío, ya que al parecer todos estaban dentro jugando al karaoke.
Me recargue sobre el muro, y me puse a pensar en mi patética vida. Al lado de la puerta de vidrio, había una hielera con varias botellas de vino dentro, tambaleándome tome una de ellas y me serví aquel rojizo liquido en mi vaso, me senté sobre las escaleras que subían hacia otra parte del jardín, tomando hasta la última gota que quedaba en mi vaso.

En un arranque de furia o que se yo, -no lograba contener mis sentimientos ni mi mente-, apreté fuertemente el vaso, haciendo que tronara en mi mano. Miles de cachitos de vidrio cayeron al piso, lo cual me hizo gracia, haciendo que comenzara a reír como idiota.
«Sam, me estas preocupando.»
Mire mi mano, la cual estaba roja, era un líquido rojo lo que salía de varios lados, la alce y la observe fijamente. No dolía, pero obviamente ese liquido que goteaba, no era agua, ni mucho menos vino, era mi propia sangre.
Y de nuevo otro cambio de humor. Era como si no tuviera control sobre mi cerebro. Ahora mi mente pasaba frente a mí todas las peleas que había tenido con Ken, como si de una película se tratara. Recordando cada golpe en la mejilla, o cada jaloneo… lleve mi mano lastimada hacia mi mejilla, acariciándola como si el dolor de cada golpe se hubiera hecho presente de repente. Tome otra botella, la cual ya estaba abierta y le di un gran sorbo. Mire de nuevo la palma de mi mano, la cual seguía sangrando.
«Deja de hacerte daño. Ve dentro y atiéndete esa herida»
«Ken ya me hizo mucho daño.»
«¡Pero no te lo hagas tu, eres más inteligente que el!»

Esa maldita voz era una pesada. Intente ponerme de pie, recargándome sobre un reposa charolas, que era donde los meseros dejaban todas las copas y más, pero al hacerlo, toda la charola se vino abajo, provocando que todo lo que tenia encima, se cayera, haciendo un gran ruido, no era nada de cristal, solo algunas pequeñas hieleras de metal, así como la misma charola.
— ¡Qué demonios! —grite molesta mientras miraba todo el desastre que había a mis pies. Me incline para levantar mi desastre, pero fue una mala idea, ya que al hacerlo, todo se me movió de nuevo, haciendo que lo poco que había recogido, terminara de nuevo en el piso. Me estaba comenzando a frustrar conmigo misma, me sentía realmente torpe, y mi mano seguía sangrando.
— ¿Sam? —gritaron frente a mí, haciendo que elevara la vista de mi mano, hacia el frente. — ¿Qué paso?
—No sé, todo se mueve… quise pararme, pero todo se cayó y… —empecé a hablar rápidamente, Danny me miraba preocupado. —Podrías pasarme eso de allá. —señale una de las botellas que estaban a su lado.
— ¿Qué? ¡No!, ya bebiste demasiado, ven, vamos adentro —dijo acercándose a mí.
— ¡No, Danny! Estoy bien aquí. —dije haciéndome para atrás, pero me tambalee al llegar al inicio de las escaleras, haciendo que Danny me tomara de la cintura.
—Claro que no, hueles demasiado a alcohol, ¿Cuánto tomaste?
—No es algo que te importe, déjame sola, vete con tu novia, estoy bien aquí disfrutando de mi fiesta.
—No, Sam, no estás en tus cinco sentidos.
— ¡Que no! —grite, empujándolo hacia atrás.
—Sam… —dijo paciente. —Vamos dentro, te daré algo para que te sientas mejor.
— ¿No entiendes la palabra “no”? —pregunte, mis palabras salían lentas y demasiado torpes.
—Conste que tú me obligaste. —se acerco a mí, y me levanto del piso. Mi cabeza quedo colgando de su espalda, mientras el decidido agarraba mis piernas, para que dejara de patalear.
— ¡Suéltame! —golpeaba su espalda con mi mano sana, pero no le importaba, no me bajaba. Entramos a la casa y todos nos veían, extrañados. — ¡joder, Danny, que me bajes!
— ¿Qué paso?—se acerco Tom a nosotros. Me veía preocupado, después se interpuso en el camino de Danny. —No entiendo nada.
—Diles que la fiesta se acabo. —ordeno Danny, quien siguió caminando, pero ahora comenzó a subir las escaleras. Si minutos antes me sentía mareada, ahora sentía que estaba en las tazas locas de Disney. Seguía golpeando a Danny, pero ahora con menos fuerza.
—Bájame, te lo ordeno.
No respondió, no veía nada, todo lo que veía era la camisa de Danny, la cual ahora tenía ligeras manchas de sangre por mi mano.
Ya me había agotado de patalear, y de hacer mi berrinche, ahora solo me dejaba llevar por Danny. Escuche el cerrar de una puerta, y después sentí como me ponía sobre el piso, de pronto sentí como un chorro de agua helada comenzaba a caer encima de mí. Su mano, estaba sobre mi hombro, impidiéndome que saliera. Estaba en la ducha.
— ¿Qué te pasa? ¡Esta helada! —me queje.
—Ese es el punto.
— ¡Déjame salir de aquí en estos instantes!
—No, esto hará que se te baje la borrachera que te metiste. —gruñí, pero deje de resistirme y me cruce de brazos mientras el chorro seguía cayendo sobre mí, ya me había acoplado al frio, así que ya no se sentía tan helada.
Danny se alejo un poco de mi, y abrió uno de los compartimientos, que tenía el lavabo, de ahí saco un botiquín, que ya era conocido para mí. —Dame tu mano. —estire hacia el mi mano lastimada, y él la giro, haciendo que la herida quedara a la vista— ¿Qué demonios te hiciste, Sam? —pregunto en un susurro. Con cuidado y con ayuda de unas pinzitas, comenzó a sacar algunos vidrios que se habían quedado incrustados ahí. Cuando termino, roció un spray cicatrizador sobre la herida, para después vendarme la mano, no entendía porque hacía eso si igual mojar. —Así no se te infectara.

|Danny|
Solté la mano de Sam y ella se deslizo sobre la pared de la bañera, sentándose sobre el piso mojado. La miraba atento.
—Mi vida es un asco. —soltó, lo que me sorprendió. Su voz sonaba tan apagada.
—No es verdad, Sam. —Intente animarla
—Claro que si, desde que murió mi mamá se hizo peor todo, primero tuve que soportar la muerte de mi papá, que fue realmente horrible, ¿Imagínate haber llevado todo ese sufrimiento solo? Era solo una niña cuando eso paso, y todos creían que yo no entendía lo que había pasado, pero no era estúpida… después nos fuimos de Essex hacia Estados Unidos, y ahí empezamos de nuevo, mi mamá se enamoro y termino casando con un estúpido, después, ella se enfermo de no sé qué, y murió, haciendo que me quedara sola, de nuevo… y ahora, ahora estoy sola con ese estúpido que siempre que tiene oportunidad se hace el fuerte e intenta pegarme. —Rio irónica— pero pensándolo mejor, creo que la estúpida soy yo, por dejar que todo esto me pase, por no detenerlo, o por no ser más fuerte que él y matarlo o algo por el estilo. Bueno, matarlo no, creo que él no merece que este en prisión —volvió a reír amargamente. Mi corazón se apachurro al escuchar cada palabra que decía, al saber lo mucho que sufría y sobre todo al saber que su padrastro le pegaba. Me sentí impotente, no sabía qué hacer.
— ¿Por qué no nos habías dicho que te pega? —pregunte. —Los chicos y yo, podríamos irte ayudar o algo, Sam…
— ¿Para qué? Para que salieran lastimados por mí, no Danny, ustedes ahora son lo único importante que tengo, y lo menos que querría sería que les hiciera algo solo por ayudarme.
Me acerque a la bañera y entre con ella, sin importar que el chorro de agua cayera también sobre de mí, me senté a su lado y pase mi brazo a su alrededor, atrayéndola hacia a mí, ella no hizo nada, seguía mirando sus manos.
—Bueno, entonces háblalo con la policía, ese tipo de estar preso. —se encogió de hombros.
—Ya no importa, ya tengo veintidós años, el banco me liberara algo de dinero de mis padres y podre largarme de su maldito departamento. —la abrace mas a mí, no sabía que decirle, realmente estaba sorprendido. Intente hacerle sentir con mi abrazo que la apoyaba. Después de unos minutos, Sam recargo su cabeza en mi hombro y cerró los ojos.
—Creo que es mejor que salgamos antes de que te enfermes. —informe. Ella solo asintió, pero sin abrir los ojos. Como pude, cerré la llave del agua. —Vamos. —ella abrió los ojos ligeramente, la ayude a ponerse de pie y salimos de ahí con cuidado. Realmente estábamos empapados. Tome unas toallas y la envolví en ellas. Después tome otras para mí y me seque rápidamente. Salimos a mi habitación, y me di cuenta de que ahí estaban los chicos y las chicas, mirándonos preocupados.
— ¿Qué paso? —pregunto Melanie, mientras se acercaba a Sam y miraba su mano, quien dejaba a ver ligeramente la herida que minutos antes había cubierto con una venda, la cual ahora estaba mojada y con rastros de sangre.
—Rompí un vaso. —respondió Sam apagada. Yo la miraba realmente consternado, no me gustaba para nada verla así, me rompía el corazón.
—En el auto de Harry tengo algo de ropa que recogí de la lavandería, la traeré. —dijo Karen, yo asentí. Todos estaban sorprendidos ante el estado de Sam.
—Te acompaño. —dijo Emma.
Harry, Dougie y Tom me miraban esperando una explicación, les hice una seña haciéndoles entender que hablaríamos después.
Karen y Emma regresaron y entraron a la habitación, los chicos salieron de ahí, yo camine hacia mi armario y tome un cambio de ropa, para después salir también y dejar solas a las chicas.
Entre a la habitación de huéspedes y me saque la ropa mojada, para después ponerme la seca. Mire el reloj rápidamente y ya eran las cinco de la mañana.
Los chicos me esperaban afuera, así que abrí la puerta y camine hacia ellos.
—No me corresponde a mi decirles todo lo que Sam me platico, si ella quiere más adelante les platicara, no sé, cuando se sienta preparada.
—Nunca la había visto así. Se ve realmente mal. —dijo Dougie.
—Ni yo… que pena que su cumpleaños allá terminado así. —agrego Harry.
—Supongo que se le juntaron muchos sentimientos, es aniversario de la muerte de su papá, eso influye mucho… —hablo Tom. Yo asentí a todo lo que mis amigos dijeron, pero mi cabeza estaba dentro de aquella habitación, con Sam, necesitaba estar con ella, y darle mi apoyo.
—Así que tienes novia. —soltó de pronto Harry, lo que me sorprendió.
—Pues… lo que se dice, novia-novia, no…. Solo estamos saliendo. No es nada formal, creo…
—Pues yo pensaba que te gustaba alguien más. —dijo Tom, quien me miraba fijamente a los ojos.
—Exacto. —concedieron Harry y Dougie.
—Es muy complicado… —confesé. Y lo era, no sabía que sentía, ni porque estaba saliendo con ella. Vanessa era una vieja conocida, tenía tiempo sin verla, y en mi viaje a Bolton, semanas atrás nos rencontramos, salimos todas las noches en las que estuve allá, y por azares del destino, ella iba a venir a Londres, así que decidimos regresar juntos, y desde ese entonces hemos estado saliendo. Pero ahora pensándolo bien, aun no éramos novios, y me arrepentía de haberle dicho esa gran palabra a Samantha, y no sabía el porqué, pero algo me decía que yo no le era completamente indiferente a Sam. Creo que había arruinado todo. Su mirada me lo había dicho cuando le presente a Vanessa.

La puerta de mi habitación se abrió, y de ahí salieron las tres chicas. Cerrando de nuevo la puerta y uniéndose a nuestra platica.
— ¿Y como esta? —pregunto Tom.
—Conozco a Sam, simplemente exploto, tenia muchísimas cosas guardadas… —dijo Melanie. —Lamento no haber estado para ella cuando eso sucedió, ni poder haberle dicho lo que necesitaba escuchar… no sé, me siento mala amiga.
—No te sientas así… se desahogo con Danny… ¿no es así? —pregunto Dougie.
—Si… pero igual después ya tendrás tiempo de hablar con ella Mel, creo que te necesita. —ella me medio sonrió.
—Creo que es mejor que nos vayamos a descansar, Sam tendrá que quedarse aquí… ya mañana uno de nosotros la puede acompañar a su casa.
—Yo la llevo… no se preocupen por eso. —dije rápidamente.
Todos se pusieron de pie y se despidieron de mí, para comenzar a bajar las escaleras y así irse.
—Cualquier cosa me llamas. —dijo Mel. —Le cambiamos el vendaje de la herida, esta recostada en tu cama, creo que ya se durmió.
—Igual a mí, cualquier cosa avísame. —agrego rápidamente Tom. Yo asentí ante sus propuestas. —No es necesario que nos acompañes, yo cerrare las puertas y ventanas de abajo. Hablamos luego.

Ya que todos se fueron, camine con cuidado hacia mi habitación y la vi, acurrucada en la orilla del colchón, me acerque a ella e intente moverla un poco, ya que me daba miedo que se cayera de la cama.
— ¿Danny…?—susurro con los ojos cerrados, haciendo que me detuviera. Me puse de cuclillas y acaricie su cabello, mientras la miraba.
—Aquí estoy. —respondí en el mismo tono de voz que ella.
—Gracias por todo, gracias por escucharme… —abrió ligeramente los ojos, y aquellas esmeraldas se posaron fijamente en mi.
—Shhh…—coloque mi dedo índice sobre sus labios. —Descansa, no me agradezcas nada. —pude sentir en mi índice, como se formaba una ligera sonrisa.
—Te quiero, Danny. —susurro mientras cerraba los ojos, señal de que estaba a punto de dormirse.
—Yo también te quiero, Sam. —acaricie de nuevo su cabello.
—No… yo… en serio te quiero… demasiado…—susurro, para después dejar las palabras al aire y a mí, de nuevo con una cara de sorpresa. Su respiración se atenuó, señal de que se había dormido. Me enderece, la cobije y bese su frente.

Me quede mirándola por unos segundos… ese “te quiero” había sido diferente, no había sido como los otros que me había dicho antes, no… Ella en serio me quería, pero… ¿y Adam? A él también lo quería ¿no?
Yo también la quería, mucho, más de lo que se podía querer a una persona, muchísimo más. Sam había llegado y había puesto mi mundo de cabeza, para no regresar a su posición normal, con sus sonrisas, sus palabras, sus miradas, su manera de caminar, su manera de ver las cosas... y ahora me daba cuenta de lo que pensaba, Sam me quería, sabía que no le era indiferente y justamente hoy, yo le había restregado en su cara a Vanessa. Necesitaba después explicarle las cosas  o algo por el estilo.
Me puse algo cómodo y me metí en la cama intentando no incomodarla, ya que sabía de primera mano, lo que era estar en las garras del alcohol, apostaría mi vida en ello, que mañana no podría con su cabeza, ni con su estomago.









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¡Chan, chan! Por fin, acá esta el capítulo, creo que quedo algo largo, espero les haya gustado. ¿que creen? me regalaron una lap nueva por mi cumpleaños, así que ahora podre escribir sin problemas, wohoooooo!!
en fin, sin mucho que decir hoy, solo que las visitas en cada entrada han bajado :c 

Tengan una bonita semana.

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Yanan<3

domingo, 10 de junio de 2012

Capítulo cuarenta y siete.




Harry y Karen se acercaron a nosotros, haciendo que dejáramos las copas sobre las mesas y diciéndonos que los siguiéramos y tomáramos algo ligero para cubrirnos del sutil aire helado. Todos los invitados salimos hacia la entrada de casa de Danny, porque ahí era donde había más espacio libre, ya que contaba con un gran lugar para estacionar autos y demás, que estaba sin ocupar.
— ¿Qué planean? —pregunto Dougie detrás de mí.
—Oh, hasta que tengo tiempo de verlos. —dije mirando a Mel también. —Y no tengo idea de que planean.
—Estábamos por ahí platicando con unos amigos. —se excuso Mel.
—Vaya, cumpliste veintidós años. ¿Qué se siente ser la más pequeña del grupo?
—Nada, te aseguro que soy la más pequeña, pero soy más madura que muchos de ustedes juntos, Dougie. —le sonreí divertida. El me saco la lengua y se adelanto, dejándonos a Melanie y a mí solas.
—Ya vi a Danny… ¿estás bien?
—Si, ¿Por qué no lo estaría? —Mentí— Desde antes ya me había dicho que alguien le gustaba, pero nunca pensé que la conocería hoy y aquí.
—La tipa no me cae bien. —soltó Mel, yo la mire divertida.
— ¿Por qué no?
—No sé, no me da buena espina…—se encogió de hombros. —Iré con mi hombre, al rato hablamos. —se alejo de mi y se acerco a Dougie, quien empezaba a hacer de las suyas con otros invitados. De nuevo me había quedado sola.

Ya que todos estábamos fuera de casa de Danny, Harry y Karen se acercaron a nosotros con unas bolsas negras gigantes, las colocaron en el piso mientras nos decían que formáramos un círculo. De dentro de las bolsas comenzaron a sacar, lo que parecía ser un papel algo grueso, con unas aberturas en dos de los extremos. Nos entregaron uno a cada uno.
— ¿Qué es? —dije cuando me dieron el mío.
—Bueno, es un pequeño detalle que planeamos Karen y yo para ti, Sam. Son como globos aerostáticos calientes, pero hechos de papel…
—…Y como el papel del que están hechos es muy ligero, se alcanza a ver el fuego que tienen dentro y se ven muy lindos… te va encantar. —dijo Karen, yo les sonreí y comencé a formar el mío, estirando el papel, para que quedara como una especie de lámpara, pero sin luz.

Al parecer era la única que tenía problemas para encender el suyo, no se veía tan fácil como parecía, estaba por aventar el mío al cesto de basura cuando alguien se puso detrás de mí, colocando sus manos sobre las mías, para así tomar el globo.
—Te ayudo. —dijo en mi oído con voz aterciopelada.
Encendió el globo, y juntos lo soltamos. Vimos como se iba elevando a la par de los globos de todos los invitados, adornando la obscura noche con puntos amarillos en el cielo, realmente se veía hermoso. Gire mi cabeza y mis ojos se encontraron con los suyos, los cuales me veían fijamente, tan brillantes y sinceros. No se escuchaba nada, era solo un momento entre Danny y yo… me estremecí al tenerlo tan cerca, pero a la vez tan lejos, el miraba mis labios y después me miraba de nuevo a los ojos, con una sonrisa que hacía que mis piernas flaquearan.
Hubiera deseado detener el tiempo, y capturar este momento para siempre, había sido tan perfecto, tan… tan romántico.
«Tiene novia.» y de nuevo maldije tener esa maldita voz en mi cabeza. Me separe ligeramente de él y le sonreí, sentía un ligero rubor en mis mejillas, y como se me iba formando un nudo en la garganta. Quería llorar.
Danny iba a decir algo, cuando un mesero se acerco a mí y me dijo que me buscaban en la puerta, agradecí eso. Me aleje de Danny y camine hacia la entrada, y vi a Adam, me acerque casi corriendo y lo abrace fuertemente, una extraña emoción que me sorprendió, como si me sintiera segura ahí, como si eso me hiciera olvidar lo de minutos antes, esos minutos con Danny ayudándome a soltar el globo me habían afectado un poco. Ahora comprendía que Adam se estaba convirtiendo como en algo seguro para mi, algo que me hacía sentir bien, y que me ayudaba olvidar a Danny, aunque sea en un 0.00000001% que eso ya era mucho decir. Apreté más a Adam, quien reía nervioso. Sobre su hombro, vi como Danny se llevaba la mano a su cabello y lo despeinaba un poco, signo de que se sentía incomodo, miro rápidamente hacia acá, para después dirigirse a donde estaba su novia.
Afloje el abrazo y me separe de Adam, quien me miraba divertido.
— ¡Felicidades!
—Que sorpresa tenerte aquí, ¿Cómo supiste de la fiesta?
— ¿Creías que no vendría? Emma me invito, no podía faltar. Llegue tarde porque estoy en medio de una grabación de un comercial, pero logre escaparme por unos minutos. —pellizco mi mejilla.
—Me alegro que hayas venido. —le sonreí.
—Yo igual… aunque me tomo de sorpresa tu bienvenida, ¿Qué paso? —pregunto, mientras caminábamos hacia dentro de la casa, donde ya estaban todos.
—Nada, después te platicare. ¿Quieres algo de tomar? —le ofrecí cuando paso un mesero, Adam asintió y tome dos copas de vino ahora tinto. Pidiéndole al mesero un vaso con whisky. Harry, Tom y Dougie se acercaron a saludar a Adam rápidamente, junto con Emma y Melanie, después de un rato nos dejaron solos.

Adam ya iba por la tercera copa de vino, la cual dejo casi completa sobre una encimera, y yo me estaba tomando mi segundo vaso de Whisky, sabía que estaba tomando de más, ya que me comenzaba a sentir mareada. ¿Pero que importaba? Era un día especial ¿no? Tenía mucho sin celebrarlo, así que aprovecharía para celebrar este día como se debía.
—Creo que debo irme, el rodaje se reanudara a las seis de la mañana y ya son las tres y media. —dijo mientras miraba su reloj de mano. Yo le hice un pucherito para que no se fuera, pero no funciono. —En serio me encantaría quedarme y disfrutar más contigo, pero debo irme.
—De acuerdo. —dije dándole un último sorbo a mi bebida. —Te acompaño a la salida. —me puse de pie y sentí que todo se movió, sonreí ante esa sensación, era cómica.

Caminamos hacia la salida, íbamos en silencio, yo había pasado mi brazo, entre el de Adam, se sentía bien su compañía. Llegamos hacia la puerta y nos detuvimos.
—Ya no bebas tanto, creo que has llegado a tu límite. —dijo mientras pasaba un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Un par más y dejare de hacerlo. —dije sonriente. —Muchas gracias por haber venido, en serio. —Adam tomo mi mano y comenzó a jugar con ella, pero hubo algo que llamo su atención, ya que se quedo mirándola por unos segundos más. Observaba las ligeras marcas que tenía en mis muñecas, por la pelea que había tenido con Ken, no se notaban mucho, pero ahí estaban. Retire mi mano rápidamente y me cruce de brazos.
—Por cierto, antes de que se me olvide… —corrió hacia su auto y saco una bolsa de regalo de ahí. Yo lo observaba desde la entrada. —Esto es para ti. —estiro el regalo y yo lo tome.
— ¿Qué es? —Pregunte mientras lo tomaba e iba quitando el papel de china que lo adornaba
—Espero te guste.
Cuando por fin saque aquel mar de papeles, me percate de lo que estaba dentro, era un libro. Lo saque con cuidado y lo gire para mirar la portada. Me había quedado sin palabras, mire a Adam, quien me miraba con una gran sonrisa.
—No puedo creerlo…
—Sabia que te encantaría, en cuanto me explicaste la importancia de ese libro, supe que sería un regalo perfecto, ya que es un gran recuerdo de tu niñez.
— ¡Oh Adam! Muchas gracias, es… es de lo más hermoso que alguien me ha regalado. —dije mientras lo abrazaba. — ¡Es perfecto!
—Me alegra que te haya gustado, en serio.
—dijo separándose de mi abrazo. —Te llamare para vernos en la semana ¿te parece? —yo asentí, el se acerco y beso mi mejilla, para después caminar hacia su auto, diciéndome adiós con la mano.
Me quede mirando como su auto se iba alejando de mi vista, soltando un gran y sonoro suspiro.
— ¿Por qué por más que lo intento no puedo enamorarme de él? —pregunte al aire. Sacudí mi cabeza, y después de unos minutos decidí entrar de nuevo a la casa, ya que me sentía totalmente patética aquí fuera.
Deje el regalo de Adam con cuidado, en una pequeña mesa que estaba llena de regalos. Pedí otro vaso de whisky y me senté de nuevo alejada de todos.





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¡HOLA, HOLA, HOLA! perdón por no haber subido ayer, pero es que salí en la noche y así... y bueno, esta semana lo mas probable es que les suba el domingo, ya que como el miércoles es mi cumple, tal vez haga algo el fin de semana por eso, nada mas les aviso para que estén al pendientes :)

Estos capítulos de la fiesta de Sam los tenia planeados desde Octubre-Noviembre, así que ahora ya estarlos publicando por fin, me pone feliz, en serio díganme que les esta pareciendo, sean comentarios buenos o malos, tomo las criticas constructivas.

En fin, las dejo que mi hermano quiere que le preste mi compu. Las quiero mucho..

Yanan.











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lunes, 4 de junio de 2012

Capítulo cuarenta y seis.



No se escuchaba nada, salvo el lejano sonido de la música que provenía de dentro de la casa. Yo seguía de pie, con los ojos cerrados en el centro de aquel lugar. Me estaba comenzando a poner nerviosa.

Danny estaba detrás de mí, lograba escuchar ligeramente su respiración.
—No vayas a abrir los ojos hasta que yo te diga. —susurro en mi oído. Mientras apartaba delicadamente algunos mechones de cabello de mi cuello, haciendo que me estremeciera al tacto, después sentí como retiraba la cadenita que adornaba mi cuello, y colocaba algo frio en su lugar, haciendo que mi pulso se acelerara. Quito sus manos de sobre de mi y dio un paso hacia atrás. —Ábrelos. —dijo con lo que creí que era una sonrisa.
Los abrí lentamente, un poco aturdida, siendo sincera. Me lleve la mano al cuello, y tome aquella cosa que ahora lo adornaba. Lo observe con una gran sorpresa, mientras le dirigía una rápida mirada a Danny, quien me veía con una gran –y bonita- sonrisa. Regrese mis ojos hacia mi regalo. Era un dije en forma de nota musical color… ¿plata? u ¿oro blanco? No me importaba, pero se veía caro, y no me merecía un regalo de esta magnitud.
—Danny… —dije mientras me giraba y me ponía frente a él.
—Dale la vuelta, mira la parte de atrás. —dijo señalando el dije. Lo volví a tomar y lo gire, tenía la frase “The heart never lies” elegantemente grabada. Mi boca formo una gran “o” mientras intentaba digerir esa frase… ¿el corazón nunca miente? ¿Qué me quería decir con eso…? Mi corazón no dejaba de latir, esto era hermoso, increíblemente hermoso. ¿Era una indirecta? O ¿solo era una frase que se le ocurrió en el momento?

Sin pensarlo mucho, corrí y me lance en sus brazos, lo cual él tomo muy bien, rodeando mi cintura con los suyos, mientras yo rodeaba su cuello con los míos. Danny comenzó a reír, lo que hizo que deseara besarlo en estos mismos momentos. Pero me contuve.
— ¿Te gusto? —pregunto suavemente en mi oído.
— ¿Qué si me gusto? —me aleje mirándolo fijamente a los ojos, pero sin deshacer el abrazo. —Me encanto, en serio, es hermoso. Pero Danny, no debiste de haber gastado en esto, me hubieras regalado un pastel o no sé, cualquier cosa, pero...
—De nada. —dijo burlándose. —No me importa haber gastado en eso, realmente es muy poco, tú te mereces algo más que eso.
—se encogió de hombros.
—Gracias, en serio… Wow. —me separe y tome de nuevo la nota musical y mire a Danny. — ¿Pero qué significa lo que está grabado? —pregunte. De pronto Danny se puso nervioso, y comenzó a rascar su mejilla y mirar hacia otros puntos del garage. —Quiero saber que significa, anda, ¡dime! —insistí.
—Este…
— ¿Este…? —repetí alentándolo a continuar.
—Lo que pasa, Sam, es que…
La puerta se abrió y una chica rubia de ojos azules se acerco a nosotros. No la conocía, solo la mire en silencio.
—Danny, aquí estas. —dijo con voz chillona. Bueno, realmente no era chillona, pero era muy aguda para mi gusto. —Te he estado buscando por varios minutos. —se acerco mas a él, y le acaricio el brazo, un gesto muy intimo para una amiga. Danny se tenso y podía jurar que estaba mucho más nervioso que segundos atrás. De repente me sentí incomoda, y como que sobraba en este lugar, así que hice un sonido con la garganta, para que se dieran cuenta de que seguía ahí.
—Danny, ¿no nos vas a presentar? —Pregunto la rubia sin nombre. No quería escuchar lo que podría venir.
—Si, lo siento… —me miro rápidamente y después la miro a ella. —Vannesa, Sam. —me miro de nuevo. —Sam, Vanessa… —la rubia lo miro esperando algo mas, Danny aclaro su garganta y fijo su vista en mi, intentaba decirme algo, pero no comprendía que…  —Mi… mi n-no-novia… —y ahí fue como si el oxigeno hubiera abandonado todo mi cuerpo y me hubieran dado un gran y sangriento golpe en el corazón.
¿Acaso escuche bien? ¿En serio dijo la palabra con “n”? Necesitaba salir de aquí ya, pero mis pies no respondían. Maldición. Mire a Danny quien me miraba apenado, la rubia lo miraba con una sonrisa, mientras se pegaba mas a él. Mis ojos comenzaban a arder.
—Oh…—dije tragando saliva. —No sabía que tenías novia, Danny. —fije mi vista en el de nuevo, ¿Por qué no me lo había dicho? Sentía que quería golpearlo y reclamarle muchas cosas, pero no podía, porque tal vez yo había sido demasiado estúpida como para confundir esto… no sé.
—Mucho gusto, Sam. —estiro su mano hacía mi, y yo me quede observándola unos segundos.
—Samantha. —Dije fingiendo una sonrisa, mientras estrechaba su mano con la mía —Me llamo, Samantha. —separamos nuestro agarre y ella se acerco mas a Danny quien no decía nada… ¿seguía respirando?
«Regresemos a la fiesta, Sam.»
« ¿Y tú crees que no quiero? No puedo moverme.»
dije mientras miraba, como Vannesa, acariciaba sus mejillas delicadamente.
«Esa deberíamos ser nosotras.»
La puerta se abrió de nuevo y yo voltee rápidamente.
— ¡Sam! —Era Harry, quien tenía una gran sonrisa en el rostro, pero que de un segundo a otro, desapareció. —Oh… ¿interrumpo algo? —pregunto sin soltar la puerta.
—No, yo ya me iba. Mucho gusto… ¿Cómo me dijiste que te llamabas? ¿Vania? ¿Verónica?... —dije mientras caminaba hacía donde estaba Harry. Claro que recordaba su nombre…
—Vannesa. —respondió seca.
—Como sea, —sonreí hipócrita— disfruten la fiesta. —mire a Danny rápidamente, quien me observaba sorprendido.

Me di la vuelta y salí de ahí, comencé a caminar sin esperar a Harry quien venía detrás de mí, intentando seguir mi paso. Me había comportado como una completa perra, pero había sido inconsciente, ya que yo no era así. Antes de entrar a la sala, donde estaba la mayoría de los invitados, detuve mi paso y me lleve las manos a la cabeza, mientras soltaba un gran suspiro. Sentí una mano en mi hombro, así que me gire y mire a Harry quien me miraba confundido. Yo le dedique una sonrisa de lado. Moje mis labios y hable.
— ¿Faltará mucho para que termine esto? —pregunte.
—Eh, sí, creo que sí, apenas son las… —miro su reloj— son las doce de la mañana. ¿Qué paso allá dentro?
—Nada, Danny me presento a su novia. —respondí intentando sonar lo mas desinteresada posible, pero al decir aquella frase, sentí que mi garganta quemaba.
— ¿A su qué? —inquirió realmente sorprendió.
— ¿Para qué me buscabas? —pregunte, cambiando el rumbo de la conversación.
—Entiendo…—Harry me rodeo con su brazo derecho y comenzamos a caminar hacia la sala— Pues es que Karen y yo te hicimos una sorpresa, y no tardamos en dártela. ¿Te sientes bien como para seguir con la fiesta?
— ¿Qué si me siento bien? ¡Me siento perfecta! —dije entusiasmada, o algo así, la verdad es que no me lamentaría por eso, el ya me había dicho que había alguien que le gustaba, así que no me debía poner mal, me pondría disfrutar la fiesta y ya, adiós amargura.
—Eres medio bipolar, ¿lo sabías? — me separe de él y golpee su brazo. El soltó una risa y me abrazo.

Entramos a la sala, y Harry dijo que iría a preparar algunas cosas, así que se alejo de mí, me quede ahí parada sin saber qué hacer, era un poco incomodo, pero ya me había propuesto divertirme, y eso era lo que haría.
Un mesero paso con una charola llena de copas de vino, alargue mi brazo hacia ellas y tome una, sonriéndole al chico quien sorprendido ante mi gesto, se detuvo. Tome otras dos copas, aparte de la mía y emprendí mi paso hacia el sofá donde estaban Emma y Tom, sentándome entre ellos, ante sus divertidas miradas.
—Hasta que la festejada, se digna a pasar un rato con nosotros. —dijo Tom, quien tomaba la copa que le ofrecía.
—Lo que pasa es que los vi muy a gusto y no quise interrumpir. —respondí mientras me giraba hacia Emma y le daba la suya.
— ¿Te estás divirtiendo? —pregunto Emma.
—Si, Emma, mucho. —dije con una sonrisa.
Danny y su… novia –debía acostumbrarme a decir eso- habían entrado a la habitación muy sonrientes, él la guiaba con su mano sobre su diminuta cintura. Era como si de pronto todos los de la habitación hubieran desaparecido, y solo nos hubiéramos quedado nosotros tres, ellos dos dándose muestras de afecto y yo sentada sobre este sofá. Al parecer se la estaban pasando bien, Danny le decía algunas cosas al oído, y ella comenzaba a reír, muy exagerado para mi gusto, y después está le decía otras cosas más, a las que Danny solo decía que si con una sonrisa. ¿Por qué no actuaba un poco? ¿Por qué tenía que hacer todo esto en mis narices? Alce mi copa y bebí todo el liquido de golpe.
—Sam, ¿Segura que te estás divirtiendo? —Pregunto Tom, haciéndome salir de mi trance, ya que me había quedado mirando fijamente a la pareja que estaba frente a mí.
Me moría de los celos, deseaba ser ella.


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***** AQUÍ LA CANCIÓN "THE HEART NEVER LIES" NO EXISTE*****

Ya se que las disculpas se las pasan por otro lado (?) pero en serio perdón, he estado con mil cosas en la cabeza, ademas de que mi internet esta para la mierda, al igual que mi laptop, espero recibir una nueva en mi cumple y así escribir mas agusto.

Espero les haya gustado el capitulo, no olviden dejarme por favor sus comentarios, en serio AMO leerlos y me alegran el día cuando no estoy tan bien.

El otro día leí un comentario en especial de una chica de España, pero se puso anónimo, en fin, GRACIAS por las cosas hermosas que dijiste, en serio.

Aprecio a cada una de ustedes por tomarse el tiempo de leer este intento de novela hahaha.

Bueno, ahora si me largo, espero tengan una bonita semana.

Las quiere,
Yanan.



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