lunes, 28 de noviembre de 2011

Capítulo quince.





Me levante cuidadosamente, ya que las persianas estaban cerradas y me impedían ver con claridad, busque con cuidado el interruptor para encender las luces de mi dormitorio. Eran las 8:15 de la mañana. ¿Qué hacia despierta tan temprano? Bueno, había decidido salir a buscar trabajo, está bien, tengo dinero… pero necesitaba algo con que distraerme, no podía estar molestando a Melanie, ni mucho menos a los chicos, en vista de que eran los únicos amigos que tenia.

Camine hacia el baño y abrí el grifo, esperando que el agua se pusiera un poco caliente.
Refresque mi cara y me quede viendo mi reflejo en el espejo, otra pelea, otro ojo morado. En realidad por más que pensara, no sabía el porqué Ken se portaba tan mal conmigo, ¿Por qué los golpes? No podía hacer nada, y aunque quisiera, no debía. Promesas son promesas.

Fui directo hacia mi armario y saque unos jeans y una camiseta de vestir, junto con unas botas y un ligero sweater. Quería ir presentable, pero no lo suficiente formal. Me cepille el cabello, dejándolo suelto. Mi cabello me llegaba un poco abajo del busto y tenía una ligeras ondas, así que no se veía mal si lo llevaba así, solo hice una pequeña trenza a la altura de mi fleco, sujetándola con una horquilla. Hubiera deseado lo más natural posible, pero tuve que maquillarme para ocultar lo morado debajo de mi ojo.

Después de dejarle preparado todo a Ken, salí con mi bolso, un periódico y tome el taxi que me estaba esperando fuera.

***

Cansada de estar buscando trabajo, fui a una pequeña cafetería.
Ya en mi mesa y con un té helado frente a mí, me puse a ver las posibilidades que me quedaban, ya que de las 20 que había elegido, en al menos 15 me habían dicho que no era lo que necesitaban. Me sentía realmente frustrada.
—Ok, esta ya no me gusto —dije en voz baja, mientras hacía una cruz sobre un trabajo de niñera. —Veamos esta…— trabajo en un zoológico… ¿realmente había elegido eso? — definitivamente no.
Al termino de leer todas las opciones que me quedaban, me di cuenta que no tenía nada. Gruñí un poco, mientras colocaba mis manos en mi rostro.

Sentía que alguien me observaba muy de cerca, así que alce mi cabeza y me tope con una señora algo regordeta mirándome con insistencia, yo me gire, para ver si no tenía a alguien sentado en la mesa detrás de mí, pero no había nadie. Así que me gire para verla de nuevo, me miraba como preguntándose si yo era real.
— ¿Se le ofrece algo? —pregunte amablemente.
—Yo… lo siento, es que te pareces demasiado a alguien… pero no…—dijo una palabra tras otra.
— ¿En serio? —pregunte divertida. — ¿Quién querría parecerse a mí?
La señora era adorable, tenía el cabello corto y blanco, sus mejillas estaban rosas y sus ojos eran cafés y cansados por los años.
—Bueno, eres una muchacha muy linda, por lo mismo te observaba. Hace mucho yo conocía a una niña, mas bien, que es muy parecida a ti… —dijo sentándose en mí mesa.
— ¿Y qué paso con ella?
—Pasaron varias cosas, que hicieron que saliera del país junto con su mamá. —decía sin quitarme la vista de encima. Lo último que dijo me había hecho pensar… pero no, sería mucha coincidencia.
— ¿Y cómo se llamaba? —ella sonrió ante mi pregunta.
—Era una niña muy inteligente, llena de vida y risueña, siempre se la pasaba jugando con los pájaros, dibujando o intentando tocar el piano de mi esposo, su nombre era Samantha, pero odiaba que le dijeran Sam. —termino con una sonrisa más grande y un ligero brillo en los ojos. De mi parte, yo me atragante con mi bebida, estuve a punto de escupirla. — ¿te encuentras bien, querida? —pregunto preocupada.
—Si, solo que… es mucha coincidencia…—dije sin mirarla. — ¿me podría decir su nombre? —pedí.
—Por supuesto, me llamo Paula McKinsey.
¿Paula? ¿Paula McKinsey? ¡No podía ser ella! Era una gran amiga de mi madre, ella me cuidaba cuando mis padres salían de viaje, era como una abuela para mi… recuerdo todas las tardes que pasaba en su casa jugando e intentando tocar ese gran piano de cola negro. Era hermoso… ¿Cómo podía haberla olvidado?
Los ojos se me empezaron a humedecer, la mire con la boca en una muy formada “o”
—No puedo creerlo…
— ¿Sam? ¿Mi Samantha? —yo asentí, estaba a punto de llorar. Me puse de pie y me senté a su lado. Ella me miro, hace mucho no me miraban así, con amor, con ternura, me deje ir a sus brazos y haciendo que me abrazara fuertemente. Me separe poco a poco y me acomode el cabello de nuevo, tome aire y recupere la compostura. — ¿Qué haces aquí, en Londres? —dijo después de unos minutos.
—Es una larga historia, Paula. —dije torciendo la boca. Ella miro el gran reloj de pared, que estaba detrás de mí.
—Bueno, tenemos toda la tarde. —me regrese a mi lugar, para así quedar frente a ella. Le platique que había muerto mi madre y que por eso había regresado, porque ella quería ser enterrada aquí. —Lamento muchísimo escuchar eso. —dijo con un dejo de tristeza en su voz.
—Yo también, no sabes… —suspire.
— ¿Dónde te estás quedando?
—Con mi padrastro.
—Oh… así que se volvió a casar…
—Si, y no niego que fue feliz mientras estuvo con él, solo que no me cae muy bien…
Estuvimos varias horas hablando de mi vida y la de ella, aunque claro esta de la mía no pude contarle casi nada, solo que me había graduado de la universidad. En cambie ella me platico de muchas cosas, que sus hijos Max y Leonardo ya se habían casado y ahora era abuela. De su esposo Martin, solo me platico que seguía igual que siempre de consentidor, solo que ahora lo hacía con sus nietos. Me dijo que se pondría feliz de verme. Y bueno, yo también quería verlo. Había pasado muchos de mis mejores momentos ahí, con ellos dos.
— ¿Y ese periódico? —dijo mientras le daba un sorbo a su café.
—Planeaba ponerme a trabajar, pero parece que no nací para ninguno de los trabajos que aquí piden —dije mostrándole todas las cruces rojas.
— ¿Trabajar? ¿Y tu porque quieres trabajar?
—No lo necesito, pero quiero distraerme, sentirme productiva y bueno… no quiero ser una carga para Melanie y sus amigos, los cuales ahora son míos —dije sonriendo.
— ¿Una carga?
—Si, todos ellos trabajan, son parte de la banda McFly —dije sonriendo— y Mel, ella también trabaja.
—Ya entiendo, no sabía que Melanie estaba aquí por cierto. Tengo mucho sin verla…
—Sigue igual de loca. —ambas reímos. Ella se quedo en silencio por un momento.
— ¿Sabes, Sam?
—Dime…
—Martin y yo tenemos una tienda de antigüedades, una jovencita como tu edad más o menos trabaja con nosotros y bueno… no creo que a Martin le moleste tener otra empleada, nosotros ya somos viejos y pues ella no puede sola… ¿Te gustaría trabajar con nosotros?
— ¿Es enserio? —los ojos se me iluminaron.
— ¡Claro que sí! Te daré una tarjetita con nuestra dirección y vas mañana si quieres, o cuando puedas. Martin se pondrá feliz.
Saco un papelito de su bolso y me lo tendió. Lo leí y lo guarde en mi bolso.
—Muchas gracias. —dije poniéndome de pie y besando su mejilla.

Mi celular sonó, haciendo que me acomodara de nuevo en mi asiento. Era mensaje de Melanie.
“Noche de pizzas en mi casa, te espero.”

Le respondí al mensaje a Mel y después de eso, Paula me dijo que debía irse. Así que salimos juntas de la pequeña cafetería, haciéndome prometerle que iría a su tienda.
En serio me había alegrado demasiado verla, era como, no sé cómo explicarlo, pero me hacía sentir tan cerca de mi madre… Al parecer la vida no me odiaba del todo, porque me estaba poniendo personas increíbles a mí alrededor y regresando viejas amistades.









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acá esta el capitulo, quedo un poco corto, cuando lo escribí se via largo .____., en fin espero les guste. ya saben 10 likes  y algunos comentarios subo el jueves-viernes :) es que en serio quiero ver cuantas personas lo leen afjhsdfjhsd.

Yanan.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Capítulo catorce.


—Bueno, solo espero que no nos odien por el resto de sus vidas. —dije saliendo del restaurante en el que habíamos ido a cenar, cuando dejamos a Sam y a Danny en el armario de mi casa, hace casi tres horas.
—No lo dudo, Tom. Tal vez nos lo agradezcan. —dijo Melanie muy segura, mirándome.
—O tal vez, no haya pasado nada y ni siquiera se hayan dirigido la palabra. —agrego Dougie.
—Pues yo no sé, pero a mí se me hace que a Danny le gusta Sam. —dijo Mel mientras se encogía de hombros y pasaba su brazo por la espalda de Dougie, para que después este pasara el suyo sobre sus hombros.
—Y yo creo que a Sam le atrae Danny. —dije después del comentario de Mel. Me agradaba le idea de ellos dos juntos, pero quien sabe, eran tan raros ellos dos, si, era cierto que se parecían mucho, pero a la vez eran tan diferentes y ninguno se dejaba de los demás, así que, esto podría resultar bien, o mal.
—Como sea, al menos les hubiéramos llevado comida. —dijo Karen cuando nos subíamos al auto.
—Creo que olvidamos ese pequeño detalle. —dijo Harry.
—No importa, en mi casa hoy comida, que se hagan emparedados. —todos rieron.

(…)

Llegamos a casa y estaba en completo silencio. Mire a los demás y todos encogieron sus hombros. Tal vez, habían logrado escapar, pero lo dude, ya que el auto de Danny seguía fuera.

Camine hacia el armario, con todos detrás de mí.
—Shhh—dije, mientras buscaba la llave dentro de mi bolsillo. Ya que la encontré la metí en la cerradura y les hice saber que a la cuenta de 3, todos gritáramos sorpresa. —3… 2… SORPRE…  —ni siquiera terminamos de gritar, ya que la imagen que teníamos frente a nosotros, nos había sorprendido un poco.
Un Danny recostado sobre las piernas de Sam, ambos estaban dormidos. Danny sujetaba una de sus manos y ella con su mano libre, sobre el cabello de él.
— ¿Qué hacemos ahora? —dijo Harry divertido en un susurro. Mientras Mel y Karen emitían un “aww”
— ¿Los despertamos? —dije mirándolos.
—Obvio, no los podemos dejar ahí dormidos para siempre. —dijo con obviedad Dougie.
—Bueno, todos vayamos a la cocina, que Tom se encargue de despertarlos.
—Si, que él se lleve los primeros gritos de enojo. —dijo Dougie.
—No creo que griten, como les dije, nos lo van a agradecer.

Los chicos y las chicas se fueron, dejándome solo. Me puse de cuclillas y comencé a tocar ligeramente el hombro de Danny.
—Danny…—decía en voz bajita. El abrió los ojos poco a poco, un poco incomodo por la luz.
— ¿Qué hora es? —dijo incorporándose con cuidado de no despertar a Sam.
—Bueno, son las 12:30. — Dije un poco apenado. —Lo siento, pero Melanie logro convencerme de hacer esto.
—No estoy molesto… —dijo mirando a Sam.
— ¿Ah no? ¿Qué fue lo que hicieron dentro? —pregunte sorprendido.
—No, no lo estoy. Y no hicimos nada, solo charlamos. Y bueno, no me odia. —sonrió. Nunca lo había visto sonreír así.
—Me alegro… —mire a Sam. — ¿La despiertas tu o lo hago yo?
—Yo lo hago. —dijo mirándome, para después mirarla de nuevo, con cierta ternura. Yo sonreí y me puse de pie.

Camine hacia la cocina, y ahí estaban todos.
—Chicos, todo ha salido a la perfección.

|Sam|

Unos ligeros movimientos en mi hombro, hicieron que abriera poco a poco los ojos.
—Sam…—Gire mi cabeza y logre ver a Danny ahí. No pude evitar sonreír.
— ¿Ya decidieron dejarnos libres? —dije tallándome los ojos, mientras él me ayudaba a poner de pie.
—Si, acaban de regresar. ¿Puedes creer que estuvimos poco más de 3 horas aquí dentro? —dijo cerrando la puerta detrás de mí.
—Wow, se me hizo más tiempo.
—Oye… tengo hambre. ¿Quieres ir a cenar algo? —me sonrió.
—Me gusta la idea.
Caminamos hacia la cocina, de donde provenían voces y risitas, en cuanto entramos todos nos miraron en silencio.
Mire a Melanie fijamente y ella hizo como que se escondía detrás de Dougie.
—Después hablaremos. —le hice saber.
—Ya nos vamos. —dijo Danny. Todos se miraron entre ellos y comenzaron a reír quedito. —Iremos a cenar, en vista de que ni eso pudieron traernos. —dijo serio. Todos guardaron silencio.
—Yo les dije que les trajéramos algo de cenar, pero no me hicieron caso. —intento excusarse Karen.
—No te preocupes, Karen. Esto es cosa de Tom, Melanie y Dougie. —dije ahora yo.
— ¡Hey! Yo no quería, pero me tenían amenazado. —dijo Dougie. Yo reí.
—Como sea. En serio tengo hambre ¿nos vamos? —me dijo Danny. Yo le sonreí y asentí.


(…)

Nos encontrábamos en el auto buscando donde cenar, ya era tarde y la mayoría de los restaurantes estaban cerrados.
—Vayamos por una hamburguesa.
— ¿Estás segura?
—Si, o ¿tú no quieres?
—No, si quiero. —sonrió. — pero, generalmente las chicas no piden eso. —me miro.
—Ya está en verde. —señale, para que regresara su vista al frente y pusiera en marcha el auto. — Bueno, creo que soy muy diferente a todas.
—Lo eres. —me miro y sonrió fugazmente de nuevo, para regresar su vista al frente.

Esta había sido una noche llena de sonrisas y miradas. Era inevitable, todo lo que decía Danny me hacia sonreír y sonrojar.
Durante la cena, el no dejo de jugar con las patatas, y la cátsup. Era como un niño pequeño, y me la pasaba muy bien con él.
Lamentaba no haberlo conocido bien desde la primera vez que lo vi, pero me había dejado llevar por la apariencia, no es bueno juzgar un libro por su portada.
Me quede mirándolo.
— ¿Me he manchado de salsa? —dijo con los ojos bien abiertos, haciendo que saliera de mi trance.
—No lo siento. Estaba pensando… —le dije mientras le daba un sorbo a mi bebida.
— ¿Y qué pensabas? —dijo recargando sus codos sobre la mesa.
—Nada en específico, solo pensando. —sonreí.
— ¿Quieres que ya nos vayamos? —dijo mirando su reloj. —Ya van a ser las 2 de la mañana.
— ¿Qué? ¿En serio? —mire mi celular. —Si, por favor.
Nos pusimos de pie y Danny no dejo que llevara yo mi charola hacia el cesto de basura.

(…)

Llegamos a mi casa y Danny se bajo a acompañarme hacia la entrada.
—Oye, —lo mire. A pesar de que la tarde había estado soleada, la noche era fría. Danny, escondía sus manos del frio en los bolsillos de sus pantalones y yo intentaba cubrirme, abrazándome a mí misma. —Me encantaría invitarte a entrar, pero no vivo sola y digamos que… —suspire. —La persona con quien vivo no es muy agradable. —hice una mueca.
—No te preocupes. —me sonrió.
—Gracias por la cena y… me la pase bien dentro en el armario. —sonreí.
—Yo igual, Sam. Eres una chica muy agradable.
—Lo mismo digo.
—Gracias. Bueno… —dijo dubitativo. —Ya me voy, para que entres. Esta haciendo un poco de frio.
Los dos nos acercamos para despedirnos, yo me puse un poco de puntillas para darle un beso en la mejilla, el se movió un poco y logre dárselo en la esquina de sus labios. Me separe rápidamente y él me miro de la misma manera en la que yo lo había mirado, una mezcla de nervios, pena y sorpresa.
—Creo que voy a entrar… —dije señalando la puerta. Aun estaba demasiado cerca de él.
—Bien… oye Sam, podrías… ¿podrías darme tu número de celular y correo electrónico? — me pidió… ¿nervioso? ¿Danny estaba nervioso? Sonreí.
—Si claro. —el saco su iPhone y comenzó a anotar mi numero y correo electrónico.
—Listo. —me sonrió.
—De acuerdo.  Nos vemos luego.

Yo entre, y mientras subía las escaleras para dirigirme hacia donde vivía, logre ver a Danny, aun de pie en la entrada.
Para cuando me vio desaparecer, camino hacia su auto y arranco.

Entre sin hacer ruido, a pesar de que sabía que Ken no estaba. Fui a la cocina por un vaso con agua, y después entre a mi habitación.

Camine hacia el armario, saque mi pijama y camine hacia el baño. Después de haberme lavado los dientes y la cara y haberme cepillado el cabello, me tumbe en la cama, con una gran sonrisa, realmente grande, mas grande que la que había tenido cuando Tom y yo nos habíamos besado. ¿Qué había pasado?

Mi celular comenzó a sonar, era un número desconocido.
— ¿Diga?
— ¿Sam?
— ¿Danny? —sonreí de nuevo.
—Si, lo siento. Quería llamar para asegurarme de que era el tuyo.
— ¿Creías que te lo había dado mal? —dije recostándome de nuevo.
—No. —dijo después de unos minutos. —La verdad era para escuchar tu voz de nuevo. —yo reí. — ¿Qué dije?
—Eso le has de decir a todas, pero conmigo no funciona.
—Bueno, lo intentare de nuevo… algún día. —logre percibir una sonrisa del otro lado del auricular.
—Di que lo hiciste para que guardara tu teléfono, porque no te lo había pedido.
—No lo había pensado así, pero si. Ahora debes guardarlo.
—Tenlo por seguro que lo hare. —sonreí.
—Bien… no quiero dejarte, pero… debo hacerlo, así que duerme bien.
—Igual tu. Descansa.
—No creo poder hacerlo. —dijo serio.
— ¿Por qué no?
—No podre dejar de pensar en tu sonrisa y en tus grandes ojos verdes.
—Danny… —dije, mis mejillas estaban totalmente rojas.
—Sam, no estoy jugando. Es la verdad. —parecía que Danny seguía sonriendo.
—Ve a dormir. Descansa.
Termine la llamada, guarde el número de Danny y me coloque un cojín sobre el rostro. Me sentía ¿feliz? ¿Emocionada? ¿Con ganas de gritar y brincar por toda la habitación? Si, si y si.









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Chicas, lamento por haber tardado en subir, pero bueno acá esta el capitulo y espero les guste. como ya saben subo mínimo 2 veces por semana, pero en cada cap que suba quiero mínimo 10 likes y algunos comentarios, si no no subiré el siguiente de la semana.
ya saben 10 likes y subo el lunes :)

¡buen fin de semana!


lunes, 21 de noviembre de 2011

Capítulo trece.




Estuvimos charlando por más tiempo, la verdad es que comenzaba a creer que los demás se habían ido a cenar sin nosotros y que todo esto era obra de Tom y Melanie, y que habían envuelto a Dougie en sus planes malignos, por eso habían tardado en salir de la cocina.

Se hizo un silencio incomodo entre Danny y yo, después de unos minutos. El no me quitaba los ojos de encima y yo simplemente me sentía realmente incomoda e intimidada, así que evitaba mirarlo a toda costa. Me ponía a ver todo el armario, pero siempre saltando la vista de Danny, el no captaba que me ponía incomoda, y ni se inmutaba, no era para nada tímido y ni siquiera intentaba ser discreto.
Después de unos segundos al parecer se canso de mirarme, y con una sonrisa quito sus ojos de sobre de mí y los clavo sobre su iPhone.

Ahora fue mi turno de mirarlo, si, yo si lo hacía con discreción. Tenía pecas por todo el cuerpo, a pesar de la poca luz que había dentro lograba verlas. Un tatuaje adornaba su brazo izquierdo. Era realmente sexy un tatuaje en el brazo. O bueno, eso creía, generalmente no me gustaban los hombres con tatuajes, pero el de Danny era diferente, era… perfecto.
Él elevo ligeramente su mirada de su iPhone y me descubrió mirándolo. Yo rápidamente gire mi vista hacia otro lado, haciendo que el sonriera un poco, para después regresar su vista hacia su celular.
Que vergüenza.
Pero lo seguí mirando, con menos insistencia, su cabello ligeramente rojizo y chino, un tanto despeinado… ¿había algo que no se le viera bien? Todo lo que era Danny Jones, era perfecto a su manera.
Sonreí.


|Danny|

Me encontraba aburrido en casa, así que le había llamado a Tom, para ver qué planes tenía el día de hoy. El me dijo que iría a su casa junto con Melanie. No pude evitar preguntarle si iría Samantha, a lo que él me respondió que sí.
Estaba aburrido, así que aunque a ella le molestara mi presencia iría a casa de Tom, no dejaría de ver a mis amigos solo para que ella se sintiera cómoda.
Le llame a Harry, quien estaba con Karen y les dije que nos reuniríamos en casa de Tom.

Para cuando llegue a su casa, Harry y Karen habían llegado al mismo tiempo que yo, así que entramos juntos. Saludamos a Melanie y a Dougie, que al parecer seguían “saliendo” pero aun no eran novios oficialmente, no sé porque se estaba tardando tanto en preguntárselo, si Melanie se veía enamorada de él.

Inconscientemente me puse a buscar a Sam.
— ¿A quién buscas? —preguntaron a mi izquierda. No pude evitar dar un brinco, me había agarrado de sorpresa.
—Am…—dije.
—Danny.
—Melanie. —dije en el mismo tono de voz que ella.
—Estoy segura de que no buscas a Tom.
— ¿A quién buscaría entonces?
—No se… quizás… ¿a Sam? —dijo sin más. No dije nada. — ¿Danny Jones se ha puesto nervioso?
— ¿Qué? ¿Yo? Para nada. —sentía que mis mejillas se ponían rojas, así que me gire rápidamente hacia Dougie.
—Como digas. —dijo Melanie en mi oído. Yo me gire para decirle algo, pero ella comenzó a caminar.
Demonios.

Samantha venia bajando las escaleras muy sonriente junto con Tom. Saludo a Harry y a Karen y después se quedo parada como preguntándose si debía saludarme o no. Sus ojos verdes se posaron en mí y nerviosa me dijo “hola” con la mano. Yo le sonreí abiertamente e imite su gesto, obteniendo una sonrisa sincera, pero aun nerviosa de vuelta. Eso hizo que intentara sonreír, pero no lo hice. No entendía porque quería hacerlo, así que me gire y camine hacia Harry, quien se había ido a charlar con Tom y Dougie.

Los chicos fueron por cervezas y las chicas se habían ido a la cocina a preparar botanas, yo no tenía ganas de salir, así que me quede viendo un partido de futbol. No sabía ni quienes estaban jugando, solo quería ver la televisión.

(…)

Estábamos jugando a “5 minutos en el paraíso” ya habían pasado varias parejas al armario y yo solamente pedía que no me tocara con Sam, porque sería muy incomodo para ambos.
—Samantha y… Danny. —dijo Dougie, yo estuve a punto de escupir mi cerveza.
— ¿Qué? —dijimos ambos. Todos comenzaron a reír.
—Reglas son reglas. —dijo Melanie.
—Vamos, Sam. —dijo Tom dándole su mano.
—No es justo.
—Solo es un juego.
—Si bueno, ya no quiero jugar.
—Solo debes soportar 5 minutos dentro. No es mucho tiempo o ¿sí?
—Con Danny si es mucho tiempo.
—Pues yo tampoco quiero estar contigo dentro. —dije mientras escuchaba su plática, al parecer no se habían percatado de que venía detrás de ellos.
—Bueno… —Tom nos empujo dentro del armario. —Su tiempo comienza a correr… ya.
Yo entre y me quede parado al fondo del armario, mientras ella se quedo mirando la puerta, como esperando que por arte de magia los 5 minutos terminaran y así salir disparada hacia la sala. ¿Tan mal le caía?
La observe por unos segundos, solo nos iluminaba una bombilla que estaba sobre nosotros. La luz un tanto amarilla de esta, iluminaba ligeramente sus facciones, tan finas y perfectas.

—Podrías por favor dejar de hacer eso. —dije después de unos segundos.  No dejaba de golpear el suelo con su pie.
—No quiero.
—Sam.
—Samantha. — me corrigió rápidamente, aun sin mirarme.
—Como sea, podrías... —señale sus pies. —Gracias. —dije en cuanto ella lo dejo de hacer.
Yo no dejaba de tronar bombitas de saliva, lo hacía cuando estaba aburrido, y este era uno de esos momentos.
Los minutos pasaban y pasaban.
— ¿No crees que ya pasaron 5 minutos? —dijo. Yo dirigí mi mirada a mi reloj
—Si, ya pasaron. —camine hacia la puerta y comencé a tocarla. — ¡Chicos! Ya abranos.
— ¡Hey! —comenzó a hacer lo que yo hacía.
—Creo que nos tendieron una trampa, no nos abrirán. —dije después de unos segundos intentando.
— ¿Estás jugando verdad? — pregunto mirándome.
—No, pero mira, —acerque mi oreja a la puerta. —No se escucha absolutamente nada. — me miro fijamente como si no me creyera. —Escucha por ti misma. —me aleje para que ella lo escuchara por sí misma.
—Idiotas. No puede pasarme esto. Debe ser un juego. —comenzó a decir.
— Sam… Samantha—corregí rápido. —No creo que tarden.
—No es eso. Solo que... no me agrada estar en lugares sin ventilación. Solo eso.
— ¿Segura? ¿No es porque me odies y todo eso? —La mire fijamente a los ojos.
Sam comenzó a reír, mientras se deslizaba con una facilidad hacia el piso, sentándose.
—No te odio. —dijo sincera. La imite y me senté frente a ella. —Tú me odias o que se yo.
—Yo no te odio, ni siquiera me dejas conocerte, ¿Cómo se puede odiar a alguien sin conocerlo? —dije sincero.
—Buen punto. Oye, lamento todo lo que te he tirado encima. —dijo divertida, su sonrisa era… perfecta.
—Y yo lamento todo lo que te he dicho, nada de eso es cierto. Solo que… no sé, eres una chica “molestable”. Me gusta hacerlo.
Me sentía realmente nervioso, no sabía el porqué, así que me puse a jugar con las agujetas de mi tenis.
— A mí también me gusta molestarte. —dijo. — ¿Puedes creer que pequeño es el mundo? ¿Quién iba pensar que el tipo con el que había chocado, era amigo de mi mejor amiga? —eleve mi vista y la mire divertida.
—Cierto.  Oye Sam…antha.
—Dime, Sam.
— ¿Y ese cambio? —pregunte sorprendido.
—Bueno, como se que no me odias… puedes llamarme así. Es más corto.
—Gracias. —Le sonreí — ¿Cómo es posible que una chica de California terminara en Londres?
— ¿No lo recuerdas? —frunció el ceño. —Ya te había dicho que no soy de California, tienes mala memoria, Danny.
—Lo siento, pero bueno, ¿Cómo fuiste de Londres a California y de California a Londres?
—Es una larga historia, tal vez luego te la cuente.
— ¿Lo prometes?
—Solo si tú me enseñas a tocar la guitarra. —no pude evitar reír.
—Prometido. — ella se inclino a mí, no sabía que planeaba hacer. Me extendió su dedo meñique, así que la imite e hice lo mismo. Ella enredo el suyo en el mío. Bueno, supongo que esto era como las chicas sellaban sus promesas. Un poco estúpido, a mi parecer, pero era adorable al mismo tiempo.
—Ahora no te puedes echar para atrás. Te contare mi vida, si tú me enseñas a tocar. —dijo mientras se acomodaba en su posición anterior.
—De acuerdo… ¿pero tú no quieres saber de mi vida? Soy muy interesante, en serio. —hice un puchero. La verdad es que me encantaría saber de ella y que ella supiera de mí, que viera como era en realidad.
—Me encantaría, pero… ¿deben ser 2 promesas, o puede ir incluida con lo de la guitarra? —pregunto sincera.
— Que te parece un… ¿2 x 1? — le guiñe el ojo y un color rojizo comenzó a aparecer en sus mejillas.

Estuvimos charlando por mucho tiempo, incluso hubo momentos en los que no decíamos nada. Hubo algunos juegos de miradas, acepto que yo era más descarado y la miraba fijamente sin importar que ella supiera que lo hacía, pero cuando ella me miraba, una sonrisa se formaba en sus labios. En una de esas, yo eleve mi vista de lo que estaba haciendo y la mire, ella rápidamente se sonrojo y miro hacia otro lado. No sé porque, pero me gustaba saber que mi mirada la intimidaba.

Sam no era como las otras chicas y  a pesar de que no sabía nada de ella, solo que era la mejor amiga de Melanie y que tenía poco tiempo de que había regresado de California, se me hacia realmente interesante. Intentaba descifrar todo lo que pasaba por su mente.

—Tengo hambre. —dije recostando mi cabeza sobre sus piernas. Ella se exalto y elevo sus manos a la altura de su pecho, yo solo sonreía. Esto de ponerla nerviosa me mataba. Poco a poco se fue relajando y puso una de ellas sobre mi cabello y la otra la coloco sobre mis manos, las cuales estaban sobre mi abdomen. Su contacto, había logrado que un gran escalofrió recorriera todo mi cuerpo. Esto me asusto un poco, nunca había sentido algo así, pero era agradable. Cerré mis ojos. Ella había comenzado a jugar delicadamente con un mechón de mi cabello.
—Yo también tengo hambre. Son unos malvados. —dijo riendo. Yo abrí mis ojos y ella me estaba mirando fijamente, pero esta vez no evito mi mirada.
—Tienes unos ojos muy bonitos ¿lo sabías? —ella sonrió sonrojándose un poco.
—Gracias… Nunca me lo habían dicho.
— ¿En serio?
—En serio… —dijo sincera. Suspiro.
— ¿Sabes?
— ¿Qué? —dijo atenta, sin dejar de tocar mi cabello.
—Tal vez deba agradecerle a los chicos que nos hayan dejado encerrados aquí. —ella sonrió de nuevo. Tenía una sonrisa tan tierna y sincera. — Si no hubiera sido por esta trampa, tal vez nunca habríamos aclarado las cosas. En serio creía que me odiabas.
—Si, bueno… Yo había intentado arreglar las cosas una vez…— la mire confundido. —Una vez, fuera de mi casa, había salido solo a intentarlo, pero tú abriste la boca e hiciste que me enfureciera y regresara al departamento.
—Lo recuerdo. —quite una de mis manos, y la puse sobre la de ella. Ella miro rápido nuestras manos y después me miro de nuevo. — y lo siento.
—Como sea, no importa. Ese día me prometí no intentarlo de nuevo… ¿Crees que nos traigan algo de comer? —dijo cambiando de tema. Yo seguía perdido en su rostro. Era hermosa ¿Por qué no me había dado cuenta de su belleza antes?






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espero les haya gustado el capitulo tanto como a mi, es otro de mis favoritos!!! POR FAVOR DÉJENME SU COMENTARIO, quiero saber que les pareció :)


viernes, 18 de noviembre de 2011

Capítulo doce.


antes que nada, quiero decirles que este es de mis capítulos favoritos, -hasta el momento-, espero les guste tanto como a mi.







La casa de Tom era muy bonita, y a pesar de que era habitada por dos chicos, la tenían muy limpia. Antes de que nos pusiéramos a platicar, Tom me dio un recorrido por su casa, me había presentado a sus gatos. No soy fan de los gatos, pero estos eran adorables.
El recorrido lo terminamos en la última planta, donde tenía un pequeño estudio, me mostro sus guitarras, y algunas de sus canciones.
Seguí caminando por el estudio, hasta que me perdí en unas pinturas que tenia sobre un pequeño mueble.
— Son increíbles, ¿tú las hiciste? —me gire para verlo. Tom solo asintió con una sonrisa. — ¿Qué mas escondes? Haces de todo, ¿hay algo que no puedes hacer?
—Ser vegetariano. —los dos comenzamos a reír ante eso. —No en serio, lo intente y fui un total fracaso. Amo la carne.
—Nunca lo he intentado, y creo que también sería un fracaso.
Salimos de la habitación y comenzamos a bajar las escaleras para reunirnos con los demás en la sala, ya que Danny y Harry habían llegado.
— ¿Te puedo preguntar algo? —dijo deteniéndose antes de llegar a la planta baja.
—Si, dime.
— ¿Por qué te cae tan mal Danny?
—No es que me caiga mal. —Dije —Solo, no se… desde la primera vez que lo vi, fue extraño. —suspire y él me miro raro, intentando ocultar una sonrisita. — ¿Qué? ¿Por qué te ríes?
—Por nada, Sam.
—Solo al verlo, me dan ganas de discutir con él. —me encogí de hombros y reanude el paso.

Llegamos a la sala y en cuanto Harry me vio, se acerco a saludarme, junto con Karen. Yo los salude muy efusivamente, ya que teníamos unos días sin vernos, y bueno… les había agarrado cariño. Después de saludarlos, no sabía si saludar a Danny, o que, así que para no verme grosera, lo mire y le dije solo hola con la mano, el imito mi gesto, pero con una ligera sonrisa, la que percibí sincera, así que se la regrese.

Melanie, Karen y yo fuimos a la cocina para preparar unas botanas, mientras los chicos iban por unas cervezas. Bueno, en realidad solo habían ido Tom, Dougie y Harry. Danny se quedo mirando un partido de futbol.
— ¿Qué tanto miras? —pregunto Mel detrás de mí.
— ¿Qué? —dije enderezándome y regresando mi vista hacia los nachos que tenía en mis manos.
— ¿Cómo que qué? Estabas viendo a Danny. —dijo en mi oído. Yo sentí que me sonrojaba.
—Mentira, estaba viendo que es lo que él estaba viendo en la televisión.
—Si claro, lo que digas Samantha. — se alejo burlándose de mí.

Ok, eso había sido un poco vergonzoso, no sé ni porque lo estaba viendo tan detenidamente, pero… debo admitir que esa pequeña sonrisa que me mostro hoy, había logrado sonrojarme, aunque lo había ocultado muy bien.

Melanie me estaba observando con una sonrisa maliciosa desde el otro lado de la cocina, yo solo la miraba con el ceño fruncido, y Karen nos observaba a ambas como intentando descifrar que era lo que hacíamos.

Los chicos entraron a la cocina con las cervezas y varios refrescos. Yo seguía preparando los nachos, si, aun. Lo que pasa es que la pelea de miradas con Melanie había tomado su tiempo.
Cuando termine, salí de la cocina con Karen y Harry, Tom, Dougie y Melanie aun se quedaron dentro arreglando algunas cosas.

Pusimos las botanas y las cervezas sobre la mesa que estaba en medio de la sala. No sabía donde sentarme, así que me senté en el sofá que estaba frente al de Danny.  Los que estaban en la cocina, llegaron y se sentaron junto a nosotros.

Bebimos y hablamos por un rato, todo era agradable. Todos reíamos y contábamos chistes, si, hasta Danny participaba. Al parecer él era siempre así, decía bromas y demás, pero siempre que estaba yo se ponía serio, esta vez era diferente.
—Tengo una idea. —dijo de repente Dougie mientras le daba un sorbo a su cerveza.
— ¿Cuál? —dijo Harry.
— Juguemos a algo, ya basta de chistes y cursilerías.
— ¿Qué tienes en mente? —pregunto Tom.
—No sé, que tal si ponemos nuestros nombres en un papel, lo hacemos bolita, y sacamos 2 papelitos al mismo tiempo, los dos nombres que salgan, se irán al armario—señalo detrás de él— y se quedaran ahí solos, por 5 minutos.
— ¿Haciendo qué? — dijo Karen.
—Lo que quieran, todo está permitido. ¿Qué nunca han jugado 5 minutos en el paraíso? No importa que sea mujer con mujer, u hombre con hombre o mujer y hombre, deben estar ahí dentro. ¿Qué dicen?
—Yo juego. —dijeron al mismo tiempo Harry y Tom.
—Si, igual yo.
—y Yo.
—Como sea, estoy aburrida, hagámoslo.
— ¿y tu Samantha? —todos me miraron, incluso Danny había dicho que si.
—Pues sí, ya que. —dije nerviosa.
Bueno, todo estaba bien mientras no me tocara con Danny.

El juego comenzó y ya habían pasado Melanie y Karen, Karen y Tom, Dougie y Harry… yo cruzaba los dedos para que no sacaran mi nombre, cuando de pronto.
—Samantha y… — abrí los ojos como platos, mientras decía todas las oraciones que conocía, para que no me tocara con él. —Danny. —dijo Dougie.
— ¿Qué? —dijimos ambos. Todos comenzaron a reír.
—Reglas son reglas. —dijo Melanie guiñándome el ojo. Yo solo le avente una mirada de “me las vas a pagar”.
—Vamos, Sam. —Tom se puso de pie y me dio la mano, para ayudarme a parar del sofá.
—No es justo. —dije en voz bajita.
—Solo es un juego.
—Si bueno, ya no quiero jugar.
—Solo debes soportar 5 minutos dentro. No es mucho tiempo o ¿sí?
—Con Danny si es mucho tiempo.
—Pues yo tampoco quiero estar contigo dentro. —dijo Danny detrás de mí. Yo solo gire los ojos.
—Bueno… —Tom nos empujo dentro del armario. —Su tiempo comienza a correr… ya.
En cuanto Tom cerró la puerta, yo bufe. Danny solo perdió su mirada sobre la bombilla que estaba sobre nosotros. ¿Qué eran 5 minutos? No dejaba de golpetear el piso con mi zapato.
—Podrías por favor dejar de hacer eso.
—No quiero.
—Sam.
—Samantha. —corregí. Aunque no miento que la manera en la que había dicho “Sam” había logrado que me cosquillara el estomago.
—Como sea, podrías... —señalo mis pies. Deje de hacerlo. —Gracias.
Danny no dejaba de tronar bombitas de saliva. No era molesto, pero si un poco asqueroso. Ninguno de los dos hablábamos, ni siquiera nos mirábamos.
Los minutos pasaban y pasaban.
— ¿No crees que ya pasaron 5 minutos? —dije rompiendo el silencio. El miro su reloj.
—Si, ya pasaron. —camino hacia la puerta y comenzó a tocarla. — ¡Chicos! Ya abranos.
— ¡Hey! —gritaba yo también, mientras imitaba a Danny tocando la puerta.
—Creo que nos tendieron una trampa, no nos abrirán. —dijo después de unos segundos.
— ¿Estás jugando verdad? —lo mire por primera vez en todo el tiempo que teníamos dentro.
—No, pero mira, —acerco su oreja a la puerta. —No se escucha absolutamente nada. —lo mire escéptica. —Escucha por ti misma. —se alejo para dejarme espacio y lo averiguara yo sola. Y si, como había dicho, todo estaba en completo silencio.
—Idiotas. —dije separándome de la puerta. —No puede pasarme esto. Debe ser un juego. —comencé a decir.
— Sam… Samantha—corrigió rápido. —No creo que tarden.
—No es eso. Solo que... no me agrada estar en lugares sin ventilación. Solo eso.
— ¿Segura? ¿No es porque me odies y todo eso? —lo mire. El me miro fijamente a los ojos. Yo comencé a reír, mientras me deslizaba por la pared para tomar asiento en el piso.
—No te odio. —dije sincera. El me imito y se sentó frente a mí. —Tú me odias o que se yo.
—Yo no te odio, ni siquiera me dejas conocerte, ¿Cómo se puede odiar a alguien sin conocerlo?
—Buen punto. Oye, lamento todo lo que te he tirado encima. —dije divertida.
—Y yo lamento todo lo que te he dicho, nada de eso es cierto. Solo que… no sé, eres una chica “molestable”. Me gusta hacerlo.
Danny jugaba con sus agujetas. Yo solo lo observaba sin que él se diera cuenta.
— A mí también me gusta molestarte. —dije sincera. — ¿Puedes creer que pequeño es el mundo? ¿Quién iba pensar que el tipo con el que había chocado, era amigo de mi mejor amiga? —el elevo su vista y me miro divertido.
—Cierto.  Oye Sam…antha.
—Dime, Sam.
— ¿Y ese cambio? —pregunto sorprendido.
—Bueno, como se que no me odias… puedes llamarme así. Es más corto.
—Gracias. —sonrió con todos los dientes y ahí me percate de que tenía el delantero un poco más grande que el resto. Eso era adorable. — ¿Cómo es posible que una chica de California terminara en Londres?
— ¿No lo recuerdas? Ya te había dicho que no soy de California, tienes mala memoria Danny.
—Lo siento, pero bueno, ¿Cómo fuiste de Londres a California y de California a Londres?
—Es una larga historia, tal vez luego te la cuente.
— ¿Lo prometes?
—Solo si tú me enseñas a tocar la guitarra. —el soltó una carcajada que hizo que yo comenzara a reír. Su risa era contagiosa.
—Prometido. —me incline hacia él y le extendí mi dedo meñique, el hizo lo mismo y los dos enredamos nuestros meñiques en señal de una promesa.
—Ahora no te puedes echar para atrás. Te contare mi vida, si tú me enseñas a tocar. —dije regresando a mi posición anterior.
—De acuerdo… ¿pero tú no quieres saber de mi vida? Soy muy interesante, en serio. —hizo un puchero, intentando hacer cara de cachorrito.
—Me encantaría, pero… ¿deben ser 2 promesas, o puede ir incluida con lo de la guitarra?
— Que te parece un… ¿2 x 1? —me guiño el ojo. Yo sentí que me sonrojaba.

No se cuanto tiempo teníamos dentro, comenzamos a platicar y olvidamos por completo que el tenia un reloj, así que no íbamos contando los minutos ni los segundos. Danny era muy agradable, demasiado. Era casi como yo, como había dicho Tom, solo que en una versión masculina y mejorada. Me encantaba cuando reía y sus grandes ojos azules se iluminaban.

Nota mental: No juzgar a las personas sin antes conocerlas.






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espero les haya gustado el capitulo tanto como a mi!!! POR FAVOR 
DÉJENME SU COMENTARIO, quiero saber que les pareció :)
shfjsdhfkdhg gracias por leer!!
yanan.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Capítulo once.



Había quedado con Melanie para comer, así que me aliste rápido y le prepare el desayuno a Ken, no quería romper esta racha en la que él no ha discutido conmigo, lo que conlleva a que no me ha golpeado. Al parecer todo se había calmado y yo estaba más tranquila.

Tome el subterráneo para llegar más rápido a donde había quedado con Mel. Baje en la estación que me tocaba y salí hacia la calle buscando el restaurante donde habíamos hecho la reservación. Entre y di el nombre de mi amiga, la señorita de la entrada me guio hacia la terraza, ya que ahí habían puesto nuestra mesa.

El clima en Londres era casi siempre igual, solo que algunos días hacia más aire frio que otros, y rara vez hacía calor, hoy era uno de esos días en los que todos se ponen pantalones cortos y blusas de manga corta y salen a caminar por las calles para tomar sol, por fin parecía que estábamos en verano.

Me acerque a la mesa donde estaba mi amiga, pensaba que habíamos quedado solas, pero ella venia acompañada de Dougie.
—Hola, lamento haber llegado un poco tarde.
—No lo hiciste, ¿Cómo estás?
—Hola, Samantha, ¿Qué tal todo? —dijo Dougie poniéndose de pie.
—Bien y ¿ustedes? — me senté frente a ellos. Había una silla extra, así que supuse que alguien más se nos uniría. — ¿Quién mas viene? —pregunte.
—Oh, viene Tom. Lamento no haberte dicho que vendrían con nosotras, se me olvido.
—Si, creo que olvidaste ese pequeño detalle. —no me molestaba que viniera Tom, pero desde el beso hace 2 semanas algo se había enfriado entre nosotros. Tal vez el creyó que me enamoraría perdidamente de él, y como yo no soy tan bonita el no siente nada por mí. Pero no, o sea, el es guapo, muy guapo. Pero no es mi tipo y después de estarlo pensando por varios días, entendí que no podía hacerme ilusiones con un simple beso, y menos con Tom, que sabe mucho de mí y que es como casi un hermano. Además, como dije, sumémosle que no soy nada bonita. Si lo sé, tengo una gran autoestima.
— ¿Te molesta que venga?
— ¿A quién? ¿A mí? —mire a Dougie, el asintió. — ¿Por qué tendría que molestarme? Claro que no, solo que Mel no me dijo nada.
— ¿Entonces?
—Nada Mel, no sé, algo cambio. Desde hace 2 semanas no hablamos igual, así que, no sé qué paso. —dije mirando la carta. Dougie miro a Mel, como preguntándole que había pasado. —Tom y yo nos besamos en la fiesta. — dije como si fuera lo más normal. Aun con la vista en el menú. Dougie abrió la boca. — ¿Qué? Solo fue un beso, y al parecer beso mal, porque creo que Tom me odia.
—Hey, no te odio. —dijeron detrás de mí. Yo rápidamente me enderece y mire a Melanie y a Dougie quienes reían delante de mí, yo solo rogaba a Dios que no hubiera escuchado lo que había dicho antes de las últimas dos palabras. Tom se sentó en la silla que estaba libre a mi derecha. Yo lo mire y le sonreí en modo de saludo. Dougie solo se burlaba de mí, golpeándome con su pie debajo de la mesa. —Y bueno, ¿de qué hablaban?
—Nada importante. —dije rápidamente.
—Hablábamos de lo asqueroso que es la popo de los pajaros. —dijo Dougie, a lo que Melanie, Tom y yo respondimos con un “ew” Dougie comenzó a reír, haciendo que sus ojos casi desaparecieran. La comida pasó entre bromas de Dougie, e intentos de pláticas normales entre los cuatro. Mi ánimo estaba cambiando, reía y me divertía más. Ya me estaba adaptando de nuevo a todo, y ¿Quién iba a pensar que llegaría a Londres y ganaría nuevos amigos? Nadie, ni siquiera yo lo había pensado.
— ¿Y qué vamos hacer ahora? —dijo Melanie cuando salíamos del restaurante.
—Pues vamos a mi casa, veamos películas, juguemos, hablemos y bebamos cervezas. —dijo Tom guiñándome el ojo con el comentario de las cervezas.
—Yo me apunto.
—Tu vives ahí Dougie. —dije divertida.
—Yo si voy. —dijo Melanie, quien se abrazaba de Dougie.
— ¿Y tú, Sam? —me miro Tom.
—Vamos Sam, ¿tienes algún otro plan?
—En realidad, no.
— ¿Entonces?
—De acuerdo, si voy.  —Dougie me abrazo. —Ok, ¿podrías soltarme ahora?
—Bien, entonces, Dougie tu y Mel váyanse juntos, Sam se irá conmigo.
— ¿Y que si me quería llevar a las dos chicas conmigo?
—Bueno, lo siento, en otra ocasión será, necesito hablar de algo con Sam.
Ok, Tom quería hablar conmigo. Era el momento de ponerme nerviosa ¿Qué me iba a decir? “Oh Sam, lo siento, pero besas horrible” o tal vez “Sam, te apestaba la boca, no quiero que te me acerques nunca más”
— ¿Nos vamos? —dijo Tom pasando su mano delante. Sí, me había perdido de nuevo en mis pensamientos. Dougie y Melanie ya se habían ido.

Tom y yo caminamos hacia su auto, el me abrió la puerta del copiloto y yo subí. Ya dentro, ninguno de los dos hablaba ¿Qué pasaba? Creo que la que tendría que iniciar con esto, seria yo, ya que él era un poco tímido.
—Oye…—comencé a decir, pero él me hizo una seña para que guardara silencio, ya que tenía que responder una llamada.
—Hola… si… estaremos en casa… si, puedes venir… si, acá esta—dijo mirándome. — no es necesario… no seas idiota, ven… si claro, avísale… de acuerdo… nos vemos… adiós. —termino la llamada.
—Lo siento, debía responder.
—No te preocupes… ¿trabajo?
—No, era Danny. Nos alcanzara junto con Harry en casa. —genial, vendría Danny. — ¿No te molesta verdad?
—Claro que no, es tu casa y es tu amigo. —me encogí de hombros.
—Me platico lo de la copa de vino, wow, nadie había tratado así a Danny, mas bien, ninguna chica, siempre todas se mueren cuando lo tienen frente.
—Si bueno, yo no soy de esas.
—Eres diferente a todas. —me sonrió. Yo no supe si sonreír o que, así que hice una media sonrisa. —Sam, lamento que nos hayamos distanciado un poco por lo del beso, creo que fue… muy idiota de mi parte.
—Si lo fue. —dije. El me miro sorprendido. —Tom, solo fue un beso y prometimos que no cambiaría nada entre nosotros, y tu…
—Discúlpame. No quería, pero debía pensar en muchas cosas. Sam, el beso... —lo mire con los ojos muy abiertos.
—Lo sabía. —Dije regresando mí vista
— ¿Qué sabias? —me miro extrañado.
—Que te arrepientes de eso, porque tal vez tenía mal aliento o porque beso como un calamar. —me cruce de brazos. De pronto, Tom comenzó a reír como si hubiera contado el mejor chiste de la historia. —Oye, no te rías, estoy hablando en serio.
— ¡Sam! ¿En serio crees que fue por eso? Además, ¿Cómo besa un calamar?—dijo mientras paraba su auto, frente a una bonita casa. Supongo que ya habíamos llegado a nuestro destino. Me miro fijamente.
— ¿Por qué más sería? Lo sé, soy un desastre como chica, pero no me digas que no fue por eso, no me deprimiré. No soy como todas ¿lo recuerdas? Solo dilo y ya.
— ¿Eres tonta o qué? —estiro su brazo y tomo mi barbilla, haciendo que me girara a verlo.
—Supongo.
—Sam, mírame. —yo eleve mis ojos y lo mire, parecía niña chiquita enojada. —No tenias mal aliento…
—Bueno, entonces beso mal, como un calamar. Qué vergüenza…
— ¿Podrías dejarme terminar? —yo asentí. — Besas exquisito, Sam. Créeme, fue uno de los mejores besos de mi vida. —lo mire con los ojos como platos.
— ¿En serio?
— ¿Algunas vez te he mentido?
—No… —el elevo las cejas. —De acuerdo, te creo. ¿Pero entonces porque fue un error? Mira Tom, yo también pensé mucho en eso, y aunque la verdad te quiero mucho, como un hermano. No me arrepiento de lo que paso.
— ¿No te arrepientes?
—No. Ese beso me hizo sonreír, tenía mucho tiempo sin sonreír sinceramente y tú lo lograste. Oye, no quiero decir que por eso debamos salir, solo fue algo que paso, y yo lo tengo muy guardado en mi corazón. Es un bonito recuerdo.
—Yo tampoco me arrepiento de eso, en serio que no.
— ¿Entonces?
—Pensé que… no quería que después de eso nos obligáramos a salir juntos, no me malinterpretes, eres hermosa, pero no podría haberte querido como mas que una amiga. —ahora fui yo la que empecé a reír. — ¿Qué dije para que te rieras? —pregunto nervioso.
—Tom, no vamos a salir. No saldría con mi hermano. —le guiñe un ojo.
—Sam, te quiero mucho. —dijo riendo también.
—Solo prométeme algo. —intente ponerme seria.
—Dime.
—No te vuelvas a alejar de mí.
—Lo prometo. —se acerco a mí, y me rodeo con sus brazos, formando un abrazo.
Nos separamos de aquel abrazo, cuando comenzaron a golpear la ventanilla fuertemente. Si, era Dougie quien nos hablaba para que entráramos a la casa.

Bueno, Tom y yo no saldríamos juntos solo por ese beso, pero en cambio había ganado algo más importante y que estaría ahí para mí, cuando lo necesitara. Un hermano, no de sangre, pero no importaba. Los novios van y vienen, por eso esta era una relación importante y que me hacia feliz. Tenía alguien en quien confiar, aparte de Melanie, alguien que estaría ahí para mí cuando lo necesitara, porque eso es lo que hacen los mejores amigos, apoyarte y estar al pie del cañón contigo, cuando lo necesitas. Y era afortunada, ya que pensándolo bien, con los otros chicos había ganado una familia.




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jueves, 10 de noviembre de 2011

Capítulo diez.


Tom siguió acercándose a mí, así que yo solo cerré mis ojos y puse mis manos sobre su pecho. Presiono sus labios sobre los míos, y comenzó a moverlos. Yo me deje llevar, aunque moría de miedo y de pena. Así que después de unos segundos me separe y lo mire sonrojada.
—Tom…yo…—no termine, me moría de vergüenza, así que solo recargue mi cabeza sobre su pecho.
—Lo siento, Sam… me deje llevar. —dijo disculpándose, mientras acariciaba mi espalda. Tome aire y me separe de él.
—No, todo bien. Solo que, es muy rápido. —el hizo una mueca de pena. —Hey no me malinterpretes. —dije sonriendo, mientras tocaba la punta de su nariz. —Eres un chico muy adorable, y muy interesante… solo que esto no lo veía venir, solo quería tocar tu hoyuelo. —dije divertida, el soltó una risa. El aun me sujetaba de la cintura, así nos habíamos quedado un rato.
— ¡Sam, quieres que te llev…! Ups, lo siento. —dijo Melanie, quien iba llegando a donde estábamos. Tom y yo nos separamos rápidamente, poniéndonos rojos.
—Si por favor. —dije mientras le mandaba una mirada de “no preguntes nada” ella solo sonrió.
Mel se despidió de Tom.
—De acuerdo, te espero fuera. —me guiño el ojo.
—Si, no tardo. —ella entro al pub de nuevo y yo me quede de nuevo a solas con Tom. Me sentía nerviosa y con las mejillas totalmente rojas. —Gracias por invitarme. —dije sincera. —me la he pasado muy bien. —lo mire y Tom también estaba sonrojado, era adorable. —Oye Tom, no te preocupes. —dije dándole un golpecito en su hombro, el me sonrió.
—Espero el beso no cambie nuestra relación, en serio, fue algo que me nació en ese momento.
—Serias un estúpido, con todo respeto—dije rápidamente­—si creyeras que cambiaria algo entre nosotros. Todo está bien. Bueno, ahora si ya me voy, no quiero que Melanie se desespere.
Me acerque a él y le plantee un beso en la mejilla.
—Gracias por hoy. —dije mientras me alejaba, dejándolo con una sonrisa.

Entre al pub con una sonrisa, iba pensando en el beso, y en Tom. No dejaba de tocar mis labios, prácticamente estaba en la luna, cuando choque con alguien.
—Lo siento—dije rápidamente. El chico se giro y me miro elevando las cejas. —Pensándolo bien, no lo siento. —era Danny.
—Pensándolo bien, no lo siento. —dijo imitando mi voz. Sus ojos se veían muy lindos esta noche. «Sam… concéntrate». —Da gracias que mi bebida ya se había acabado y que no me la tiraste encima.
—Oh, creo que eso fue lo que falto. —dije frunciendo el ceño.
— ¿Ves? Y luego dices que si te sabes divertir y no sé qué tantas mentiras mas.
— ¿En serio? —dije con los brazos cruzados.
—Eres una aburrida, Samantha. —dijo girándose. Eso hizo que me enojara, así que, detuve a un camarero y tome una copa de vino blanco de su charola. Tome aire.
—Danny…—dije tocando su hombro.
— ¿Qué quieres? —se giro lentamente, y en ese momento, le tire la copa de vino sobre su cabeza. — ¿Estás loca? —todos los presentes comenzaron a reír, incluso Harry y Dougie lo hacían.
— ¿Sigues creyendo que soy una aburrida? —lo mire riendo. El estaba que sacaba chispas. —Piérdete. —dije empujándolo para que me dejara pasar. Todos se reían de Danny, que solo me miraba con furia.
Tenía que hacerlo, ¿o me van a decir que no se lo merecía?

***


Durante el recorrido a casa, Melanie me miraba de reojo, sabía que se moría por preguntarme qué es lo que había pasado en la terraza con Tom, pero yo solo quería hacerla sufrir un poco.
—Bien… Suéltalo—dije ya que se había detenido frente a mi casa.
— ¡¿Te besaste con Tom?! —grito un tanto ¿emocionada? Era una chismosa.
—Yo no. —ella me miro confundida. —Él me beso, pero fue un beso chiquito. Solo sucedió, ni siquiera… no sé.
— ¿Te gusto?
— ¿Tom?
—El beso, pero ya que lo preguntas ¿te gusta él?
—Si me gusto el beso—dije sonriendo tímidamente—, y Tom… no sé. Lo que pasa es que, me cae muy bien y es muy adorable, claro que es guapo y atractivo, pero no sé si me gusta.
—Bueno, tienes mucho tiempo para descubrir si te gusta o no.
— ¿Pero qué pasa si no me gusta? No quiero herir a Tom, realmente lo aprecio.
—Si eso llega a pasar, el lo entenderá. Créeme, conozco a Tom. —eso me calmaba un poco.
—Oye Mel…—dije evitando no reír.
— ¿Qué paso?
—Tuve otra pelea con Danny. —la mire con cuidado.
—Sam… ¿ahora porque?
—Por lo mismo de siempre. —Dije molesta— es un idiota, me saca de quicio.
— ¿Y qué le aventaste ahora? —dijo divertida.
— Una copa de vino. —respondí tapándome la boca, para que no saliera mi carcajada.
— ¡Sam! —intento sonar molesta, pero termino riendo junto conmigo. — ¿No pueden tener un día sin pelear?
—Oye, el es el que empieza…
—Tampoco tu eres una santa, Samantha. Intenta llevarte bien con él, no es tan malo.
—No lo defiendas, ¿a quién conociste primero? —intente hacerla razonar.
—La psicología aplicada de esa manera no sirve conmigo, no importa a quien conocí primero, los dos son mis amigos y me encantaría que se llevara bien. O al menos que dejaras de aventarle cosas. — Fruncí el ceño—. No es tan complicado.
—Créeme que lo he intentado, pero el abre la boca y dice cosas que me hacen enojar.
—Pues no le hagas caso, cuenta hasta diez y listo.
Nos quedamos platicando en su auto por unos minutos más, hasta que vi que Ken se estaba asomando por la ventana. Mel se percato de eso.
—Creo que es mejor que entre. ¿Hablamos luego?
—No me cae bien, Sam. —dijo mirándome seria.
—No hablemos de esto, ¿sí? —ella giro los ojos. —Te quiero. Estamos en contacto.
Baje del auto con la mirada de Melanie sobre mi espalda. Era muy sobre protectora conmigo, la quería, mucho, pero no me gustaba que se preocupara por mí. Simplemente, no tenía por qué, no era su obligación.

Entre al departamento y camine directo hacia mi habitación, como era costumbre Ken estaba en su habitación, así que no tenia porque prepararle nada de cenar.
Al llegar a mi habitación me tumbe en la cama, hace mucho que no sonreía. Y era extraño, no dejaba de pensar en el beso. Miraba el techo tocando levemente mis labios, ¿Qué había pasado? ¿Tom y yo? Ahorita que lo pensaba era extraño, nunca había visto a Tom como algo más que un amigo, tal vez me este adelantando a los hechos y no debería de pensar en él como otra cosa, no sé, el beso se dio y ya, pero eso no quiere decir que le guste, o que quiera algo mas conmigo.
Fue bonito, así que, me quedaría con el recuerdo.

Me quede viendo un punto en el techo, perdí mi vista ahí un rato mas, cuando de repente mi di cuenta de que me estaba riendo por lo que había pasado con Danny, no podía creer que le había tirado una copa de vino encima, ahora si me odiaría y no querría verme jamás. No sé, me hacía gracia cuando se enojaba, porque sus ojos brillaban más y… su voz ronca cuando se molestaba era lo mejor.
Y bueno, ahora que lo pensaba… Danny no era feo.




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¡Hola! aquí les traigo el capitulo, lamento haberlas dejado con la intriga, pero ese era el punto muahahaha >:D
bueno, ya saben lo que deben hacer, comenten y dejen su opinión y/o déjenme un "like" :D


lunes, 7 de noviembre de 2011

Capítulo nueve.


Eran las 8:10 de la noche. Y yo me encontraba fuera del pub donde sería la fiesta de los chicos. Había mucha gente haciendo fila y no sabía qué hacer ya que decían que era con invitación, y no tenía una. Además de que no quería hacer el ridículo.
Comenzaba a tener frio, me había puesto una falda y una blusa blanca con holanes, traía medias, pero el aire lograba colarse a través de ellas.
No dejaba de mirar mi celular, de pronto un chico puso su mano sobre mi hombro.
— ¿Samantha?
— ¿Sí? — la verdad no sabía quién era. Traía puesto algo así como un micrófono.
—Te están esperando dentro. —yo suspire en manera de agradecimiento.

Seguí al chico, pero ya estando dentro lo perdí de vista. Así que comencé a caminar por el lugar en busca de Melanie, pero no la veía. Había mucha seguridad y personas bonitas que me abrumaban. Por un momento me sentí fea.

Chicos que no conocía –obviamente- pasaban delante de mí, y me sonreían. Yo sentía que me sonrojaba, pero no todo era bueno, chicas me veían de arriba hacia abajo, de mala manera. « ¿Entonces me veo bien o me veo mal?»

Seguí caminando en busca de un rostro conocido, cuando alguien silbo detrás de mí. ¿Qué como lo escuche? Bueno, tengo oídos sensibles.
—Tom. —dije sonriente.
—Hey, pensé que me quedarías mal. —se acerco a mí y me saludo con un beso y un abrazo. Yo me vi muy torpe al saludarlo.
—Soy una chica que cumple promesas. —sonreí. — ¿Ya llego Mel?
—Si, esta con los chicos.
—Oh…—dije— ¿Qué bebes? —pregunte.
—Una cerveza, ¿Qué quieres beber? —me dijo atento, con una sonrisa que hacía que me perdiera en su hoyuelo.
—Una cerveza también. —no quería verme como una alcohólica.
Uno de los camareros me trajo una, y le di un sorbo. Tom comenzó a reírse de mí, ya que no me había gustado mucho el sabor, la verdad es que nunca en mi vida había tomado cerveza. ¿Extraño? Para nada.

Tom entrelazo su brazo en el mío, y nos dirigimos hacia donde estaban los demás. Todo era risas, hasta que Danny me vio llegar. Suspire y mire a Tom, quien me guiño el ojo, eso me hizo enrojecer.
Gracias luces por estar bajas.

Nos separamos y yo me fui hacia donde estaban las chicas para saludarlas, Karen y Melanie, me dijeron que me veía bien, yo solo sonreí dándoles a entender que no era cierto. Dougie y Harry se acercaron a saludarme también,  y después nos dejaron solas. Nos sentamos en una mesita y comenzamos a hablar de cosas normales.
— ¿Y Kate? —pregunte.
—Salió de viaje, así es ella. —dijo Mel.
— ¿En serio? Pensé que estaría aquí con Tom.
—Oh no, no son novios y al parecer ya no saldrán. No entiendo que pudo haber pasado, pensé que terminarían saliendo—me respondió Karen. Ella era una chica adorable, era un poco callada, pero ya que la conocías te hacía reír y sentir en confianza. Su cabello era café al igual que sus ojos y parecía estar completamente enamorada de Harry.
—Bueno, tal vez no le gustaba lo suficiente. —dije.

Platicábamos y reíamos, hasta que vi que Melanie no nos prestaba mucha atención, ya que volteaba y perdía su vista detrás de mí, decidí ver qué era lo que la distraía, pero me lleve la sorpresa de que ella y Dougie intercambiabas sonrisitas y miradas picaras.
— ¿Tu y Dougie? —pregunte dándole un sorbo a mi cerveza. Si, ya me había acostumbrado al sabor. Ella se sonrojo.
—Vamos, somos amigas, además Karen no dirá nada ¿verdad? —mire a Karen y ella hizo como que sellaba sus labios.
—Eso lo sé, pero… no hay mucho que contar, solo estamos viendo si esto funciona.
—Me alegro, se ve que él es un grandioso chico. —le sonreí.
—Oye Samantha… ¿y cómo te está yendo en Londres? — me pregunto Karen. Dude en responder.
—Pues, normal. Aunque creo que empezare a buscar trabajo para tener algo que hacer.
—Eso me parece bien. — dijo Mel. —te podrás distraer y todo eso.
Yo eleve las cejas, como si eso me sirviera. Pero bueno, quien sabe, igual a si me podría independizar más rápido… «Eres una chica de promesas ¿no? Le prometiste algo a mamá, así que ni lo pienses» fruncí el ceño.
— ¿Te encuentras bien? — inquirió mi amiga, mientras pasaba su mano delante de mis ojos.
—Si, solo…
— ¿Cómo se la están pasando? —pregunto Tom acercándose a nosotras. El apoyo su mano sobre mi hombro. Al tacto me estremecí, sonreí nerviosa.
—Bien—dijimos las tres.
— ¿En serio? —pregunto Dougie.
—Al parecer Samantha no se está divirtiendo. —dijo Harry quien pasaba su brazo detrás del cuello de Karen.
—Si lo estoy, solo no estoy acostumbrada a todo este ruido. —dije sincera.
— Sam, se acerca una fecha especial ¿qué harás? —dijo Mel.
— ¿Cómo que qué hare? —pregunte confundida.
—No puede ser posible, Sam. —dijo recriminándome.
—No entiendo, Melanie. —los chicos y Karen solo nos miraban divertidos.
—Dios Samantha, se acerca tu cumpleaños 22 ¿Cómo no puedes recordarlo?
Yo me quede mirándola en silencio y ella comprendió lo que le decía con la mirada, pero aun así me dio a entender que no podía dejar de pasar ese día. Gire los ojos y mire hacia otro lado.

Ahí vi a Danny platicando, tenía muchas personas a su alrededor, y todos lo escuchaban atentos. Lo mire fijamente, se veía muy apuesto, y su sonrisa me llamaba mucho la atención. ¿Acaso dije que me llamaba la atención? No, no lo hace.
— ¿Si que harás? —pregunto Dougie sacándome de mi trance. Agradecí su interrupción, ya que Danny había comenzado a mirarme.
—No acostumbro a festejar ese día. —dije en una mueca.
—Oh, vamos Sam. ¿Y si nosotros te festejamos? —dijo Tom, quien ahora había pasado su brazo sobre mi hombro.
—No los dejare, no tendrían por qué. Tienen muy poco tiempo de conocerme—sonreí.
— ¿Y eso qué? —dijo Harry. —Ahora eres nuestra amiga—dijo sonriéndome muy tiernamente.
— ¿Ves? No te puedes negar ahora. —dijo Melanie quien me sonreía con cara de ganadora.
—Chicos, Mel… dejen que lo piense, no la sofoquen. —agrego Karen, que había abierto la boca pasa salvarme. Le di las gracias y ella me guiño el ojo.
La noche continuo, y en ningún momento había cruzado palabra con Danny, no es que me importara, en lo absoluto… solo que, en serio no podía estar evitándolo toda la vida, no me malinterpreten, AMARIA poder evitarlo, pero estando en el mismo círculo de amigos no era digamos que muy posible.

Y ahí estaba yo, de nuevo sola, Karen se había ido con Harry a no sé donde, Tom había ido a atender a unos empresarios de su disquera y Melanie y Dougie, se habían perdido por ahí, así que decidí salir a la pequeña terraza.

Tenia una vista hermosa del centro de Londres, lograba ver perfectamente el London Eye, el Big Ben… todo. Recargue mis codos sobre el barandal y cerré mis ojos, dejando que el aire me golpeara lentamente. Estaba tan tranquilo, hasta que unos pasos, irrumpieron el silencio. No le di importancia, seguí perdida dentro de mi mente.
— ¿Qué haces aquí sola? —abrí los ojos y gire mi cabeza hacia la izquierda.
—Mejor estar aquí sola, que allá dentro. Aquí nadie me ve. —dije mirando hacia el frente.
—Lamento haberte dejado sola. —dijo arrepentido.
—No te preocupes, Tom. —lo mire de nuevo y le sonreí. Era tan lindo y atento conmigo. Me ponía un poco nerviosa, no lo niego. ¿Pero a quien no? Tenía una mirada tierna, una sonrisa lindísima y era todo un caballero.
Recargue mi brazo derecho sobre el barandal, para quedar frente a él. Así estuvimos platicando por varios minutos, la verdad que con él podía hablar tan fluidamente y sin pena. Era muy inteligente… y sobre todo interesante. En una ocasión me dijo que era fan de Disney, Back to the future, Star wars, etc. En tan poco tiempo se había convertido en alguien especial para mí.
De pronto me quede mirándolo fijamente.
— ¿Estás bien? —dijo tímido.
—Si, solo que…—me acerque más a él. — ¿Puedo? —Pregunte señalando su mejilla
—Am…—el me miro confuso y un poco sonrojado. —Supongo. —rio, haciendo que su hoyuelo apareciera.
Acerque mi mano hacia su rostro, toque lenta y suavemente su mejilla hasta detenerme en su hoyuelo.
—Esto me parece encantador. —dije sincera. El me miro de una manera, en la que sus ojos brillaron, haciendo que me sonrojara y estuviera a punto de quitar mi mano. Pero, el con la suya, capturo la mía dejándola donde estaba, sobre su mejilla. Mi corazón estaba a mil por hora. « ¿Y ahora?» Me decía a mí misma.
Tom, con su mano libre, paso un mechón de cabello detrás de mi oreja, dejándola finalmente sobre mi mejilla. Después soltó mi mano, y el paso la suya a mi cintura. Yo estaba que me derretía en ese momento, sentía que temblaba y que mis manos sudaban. El me miraba fijamente, sonriendo. Yo lo miraba directamente a los ojos intentando descifrar que es lo que pensaba hacer. Bajo su mano izquierda de mi mejilla hacia mi barbilla. Comenzó a acercar su rostro lentamente a mí.
¿Qué hago? ¿Me pongo de puntillas? ¿Cierro los ojos? ¿Salgo corriendo? Necesitaba ser rápida.



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Muahaha ya saben lo que deben hacer, comenten o pongan "like" aunque prefiero las dos cosas al mismo tiempo :)
espero les este gustando como va la trama, ya tengo mas ideas y todo para los capitulos finales (loco no? pero en una tarde de amigas, es lo que salio... estoy MUY emocionada).

¡buen inicio de semana! :D


jueves, 3 de noviembre de 2011

Capítulo ocho.



Tal vez mucha gente pensaría que todas las personas cuando muere alguien se la pasan deprimidas o encerradas en una habitación llorando. Pero yo no era así. Cuando murió mi padre, a pesar de que si entendía, no lo hice. Y ahora que murió mi madre, ni siquiera tuve el tiempo de deprimirme. Aun tenía el dolor en mi pecho, y sentía que la vida era totalmente injusta quitándome a las 2 únicas personas especiales de mi vida.

Comenzaba a creer que tenía una especie de maldición, ya que las personas que amaba, siempre terminaban dejándome por otra persona, o bien, muriendo.
Generalmente, peleaba con Ashley sobre esto, ya que ella decía que no podía ser una chica fría y cero sentimental toda mi vida. A pesar de que la amaba, y me conociera, o intentara hacerlo, yo ocultaba muchas cosas.

La primera relación “seria” y larga que tuve – si no es que la única – iba viento en popa, hasta que encontré que él me engañaba. Con una chica mayor… si, mayor, algo así como unos 10 años más grande que yo. El obviamente la prefirió a ella, supongo que porque tenía cosas que yo no estaba dispuesta a darle, así que después de 1 año 2 meses, decidí mandarlo a volar. No llore el que me haya engañado, ni siquiera llore por haber estado enamorada como una tonta. Simplemente, deje que no me afectara tanto.
Si yo fuera tú, en estos momentos pensaría suicidarme. — me decía Ashley, yo solo la miraba con asco. ¿Quitarme la vida, solo porque alguien no me amaba de la misma menara en que yo lo hacía? No gracias. Paso.

Y así es mi vida sentimental. Soy totalmente un caos, o realmente no soy lo demasiado atractiva para que los chicos decidan acercarse a mí. No me gusta quedarme estancada en las cosas, me gustaba seguir adelante y no dejar que me afecten. Aunque sabía que no siempre podía hacerme la fuerte.

***

Después de la pésima noche que había tenido por la pequeña y desagradable visita que había tenido Ken, me desperté con un tremendo dolor de cabeza. Me quede sentada en la cama, mirando hacia la ventana. La luz aun me molestaba así que tenía que forzar la vista. Vi que de un auto que estaba estacionado frente a los departamentos en los que vivía, bajaba Danny.
Me puse de pie y camine hacia la ventana, para asegurarme de que era él.

Danny vestía unos jeans entubados y una camisa cuello V, debajo de una de cuadros desabotonada. Caminaba con esa manera despreocupada que le caracterizaba hacia la entrada.
Tal vez era mi momento de arreglar las cosas.

Camine hacia mi armario y saque unos jeans y una playera, junto con un sweater ligero. Me cepille el cabello y lave los dientes.
Estuve fuera de mi departamento, hasta ver que él salía. Al ver que se quedaba platicando un poco con un tipo en la puerta, decidí que era momento de salir y actuar como si no lo hubiera visto.

Me acerque con unas bolsas negras llenas de basura hacia donde estaban los contenedores. De reojo vi que Danny me observaba con el ceño fruncido. Cerré el contenedor y me gire discretamente, quedando frente a él. Lo mire. ¿Me acercaba a saludarlo? O ¿solo le hacia un gesto con la mano? Tal vez todo esto era mala idea, se notaba que él no quería entablar amistad conmigo. No digo que fuera obligatorio que fuéramos amigos, ni siquiera lo estaba pidiendo, solo quería que estuviera todo bien entre nosotros.
—Samantha. —dijo el primero. Yo había bajado mi vista hacia mis pies y la eleve cuando él dijo mi nombre.
—Danny. —dije elevando una comisura de mi boca, intentando dibujar una sonrisa. — ¿Cómo estás? —continúe al ver que el no decía nada.
—Bien…—dijo con un gesto raro. Al parecer se le hacía extraño. Coloque mis manos dentro de los bolsillos traseros de mis jeans y cruce hacia el otro lado de la calle, donde él se encontraba.
—Si, yo también estoy bien. —dije un poco sarcástica ya frente a él. El sonrió, ya que no me lo había preguntado.
—Estaba a punto de preguntarlo. —dijo frunciendo el ceño.
—Como sea—me encogí de hombros. —Oye…—moje mis labios, realmente me ponía nerviosa hablar con él.
—No me vas a aventar otro plato de espaguetis ¿cierto?
—No. —dije avergonzada. —Sobre eso…
— ¿Sabes qué? me costó mucho trabajo sacar la salsa de tomate de mi cabello. —dijo serio y yo lo mire fijamente. ¿Era enserio? Yo intentaba arreglar las cosas y el volvía a portarse como un ególatra.
—Al parecer eres un caso perdido, Jones. —dije un tanto molesta.
— ¿Yo? ¿Qué hay de ti? Pareces una loca amargada. No se puede jugar ni bromear contigo. —contraataco. Le hubiera dado una cachetada, pero sabía que eso solo empeoraría las cosas, así que tome aire.
—No todo lo que dices es cómico. Usa un poco tu cerebro y deja de pensar en ti. —dije, para después darme la vuelta y dejarlo con la boca abierta.
— ¡Oye Sam!
— ¡No me digas Sam! — grite girándome furiosa. El solo me veía con los ojos como platos.

Entre a mi habitación enojada, ¿Por qué él me sacaba de quicio con tal solo unos comentarios? Gruñí debajo de mi almohada. Enserio lo detestaba y ya no intentaría arreglar nada con él, no le veía el caso. Era un idiota.


***


La semana había pasado y ya era el día de la fiesta. Sonaría raro, pero a pesar de que al principio no quería ir, ahora tenía unas ganas inmensas de estar ahí, los chicos me caían muy bien, al igual que las chicas, además de que Tom se había convertido en mi mejor amigo y se lo había prometido.

Esa tarde mientras sacaba todo de mi armario para ver que me pondría, me llego un mensaje de Tom.
“Sam, solo para recordarte que hoy es la fiesta, y no me puedes quedar mal. Por Danny no te preocupes, no creo que se dé cuenta de que estas ahíeso hizo que me sintiera mal inconscientemente- Así que, no tienes ahora una excusa para faltar. Vamos, sal y conoce gente nueva :).”

“Tom, de acuerdo… iré. Olvide por un momento que soy una especie de fantasma para él, así que… nos veremos ahí, a menos de que un camión me atropelle. No faltare”
envié.

Saque todo de mi armario, pero no encontré nada adecuado para una fiesta de “estrellas” me rasque la cabeza, mientras veía mi armario desnudo. Resople.
«Bueno, Sam, aun tienes lo que resta de la tarde para decidir que ponerte.» Me dije.

Salí de mi habitación dispuesta a comer algo cuando me sorprendí al ver a Ken sentado en el sofá.  Era muy “temprano” para que estuviera despierto.
Mi comida consistía en un vaso de soda y un emparedado de jamón. Últimamente, el apetito, se me había quitado.
Lave los platos que había usado y puse a calentar la comida de Ken.
—Hoy saldré. —dije sin importancia. —hay comida en el horno y la cena esta en el refrigerador. —el me miro fijamente, para después regresar su vista hacia el televisor.
Bufe.

Saque mi celular y le envié un mensaje a Melanie.
 “Mel, si iré. Te veo allá a las 8.





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Aw, muchas gracias por sus comentarios y opiniones, en serio me pone feliz ver que si hay personas que la leen y que les gusta. Tal vez no sea la mejor escritora o tal vez no sea tan buena, pero me encanta escribir y hago lo mejor que puedo.

Esta es mi primer novela de McFly y la verdad me pone nerviosa jsdfhhdf.
¡Gracias por leer! en serio, lo aprecio demasiado.

no olviden comentar y poner "like" (obvio, si les gusto) se aceptan criticas constructivas haha.

tengan bonito día :D

Yanan.