jueves, 19 de julio de 2012

Capítulo cincuenta y dos.





Los días comenzaron a pasar hasta convertirse en semanas y las semanas comenzaron a convertirse en meses. Octubre llego, tan rápido que si no hubiera sido gracias a los calendarios, ni siquiera me habría dado cuenta.
Varias cosas sucedieron en ese lapso de casi tres meses:
1.- Aunque he querido tratar de salir con Adam, aun no me he decidido a hablar de eso con él. Desde aquel beso, meses atrás, el tema de salir entre nosotros no se ha tocado, ni por Adam, ni mucho menos por mí. Eso si, nuestra relación había crecido mucho.
2.- Harry y Karen le habían puesto fecha a su boda.
3.- Melanie y Dougie habían terminado, ya que Melanie tenía que irse del país por unos meses, y ambos preferían reanudar su relación cuando ella regresara.
4.- Tom y Emma ya eran oficialmente novios, y eso me ponía demasiado feliz.
5.- Adam y yo habíamos encontrado un departamento perfecto para mi, e iríamos a verlo pronto.
Y por ultimo, pero no por eso menos importante…
6.- Prácticamente esto es lo que más me deprimía, justo días después de mi cumpleaños, Danny y yo habíamos salido a comer, habíamos hablado de todo y de nada, ese mismo día habíamos acordado que pasara lo que pasara, seguiríamos teniendo la relación de antes, sin importar que el tuviera novia o yo llegara a tener pareja, él dijo que me quería y que no quería perder mi amistad, y bueno, creo que lo intentamos, pero después de ese día, solo nos vimos dos veces y todo siguió como antes, lamentablemente, ya pasaron tres meses y las cosas se enfriaron, nos alejamos un poco, y ya casi ni hablamos, solo de vez en cuando yo le llamo y el me llama, pero eso ya es demasiado raro que suceda… Y bueno, sobre su novia no quiero hablar, como dijo Mel el día en que todos la conocimos, a mi tampoco me da espina, y me preocupa que cambie al Danny que yo y yo todos conocemos.
Cerré con un golpe de cadera la puerta del refrigerador, ya que tenía ocupadas ambas manos; en una sujetaba una taza de café caliente, en la otra tenía un frasco de Nutella, mientras que con mi cuello, sujetaba el teléfono inalámbrico, ya que estaba hablando con Emma.
Si, Adam y yo iremos a verlo en un rato más. Aun esta durmiendo y no quiero despertarlo. Pero no se, Emma, si no me gusta el departamento, no sé que haré. — dije mientras colocaba todo lo que traía en mis manos, sobre la barra de la cocina, para después tomar el teléfono y masajear ligeramente mi cuello.
¿Cuál es la urgencia de irte de su casa? Por lo que se, Adam no te ha dicho que te vayas y te puedo apostar lo que quieras, a que no quiere que lo hagas, esta feliz contigo ahí. —Logre escuchar una risita del otro lado, lo que hizo que frunciera el ceño. No se podía con esta mujer.
No, no me ha dicho nada, estoy de acuerdo, pero sabes que no me gusta ser una carga para nadie, no quiero vivir a su costa…
Podrías pagarle algo…
Se lo propuse y no acepto. —bufé, mientras dejaba mi pan con Nutella sobre el plato.
Oh…—guardo silencio unos segundos para después volver a sacar sus conclusiones. —Al parecer si lo traes loco, mira que no dejarte pagar nada y llevar poco mas de tres meses viviendo ahí, wow, Sam, no cualquiera. —“si, Danny lo haría.” Pensé, para después sacudir mi cabeza y desechar tremenda tontería. No respondí a lo que Emma dijo. — Sam, al parecer te deje pensando en alguien cuyo nombre inicia con “D” y termina con “anny el amor de mi vida Jones”.
Emma…—dije en tono cansino. Logre escuchar como comenzaba a caer agua del otro lado de la habitación, así que supuse que Adam ya se había despertado y estaba dándose una ducha, sentí como las mejillas se me coloreaban de rojo. ¿Qué pasaba?
Ya se lo que me dirás, pero sabes que tengo la razón.
Te odio. —dije.
Como sea, yo a ti no. Mañana nos vemos en lo de Karen, por favor, no faltes.
No lo hare. Te quiero y odio al mismo tiempo. Saluda a Tom de mi parte. —colgué el teléfono, pensando en la conversación que había tenido con Emma, me removí en mi asiento, mientras le daba un sorbo a mi taza de café ahora un tanto tibio. Perdí mi vista en un punto fijo.
De pronto, la cocina se inundo de un delicioso aroma, perfume de hombre, amaba el perfume de hombre, era como una droga, inhale y llene mis pulmones de aquel aroma. Después me gire y me percate de que Adam había entrado a la cocina, lo mire fijamente, y pude sentir como mi quijada se desencajaba y tocaba la barra de la cocina, se veía realmente guapo, ¿Cómo le hacia? Vestía unos jeans entubados color negro deslavado, una camisa a cuadros color lila, verde y blanco, de botones al frente, y mangas tres cuartos y mientras que un gorro tejido adornaba su cabello.
Se
acercó a mí,  yo aun seguía mirándolo fijamente, se inclino y beso mi mejilla, lo cual hizo que me estremeciera y sintiera un cosquilleo en mi cuerpo. El se separo y me sonrió.
—Buenos días. —dijo. Mientras yo sentía como de repente me sentía cohibida.
— ¿Cómo dormiste? —pregunte, mientras intentaba controlar el ligero temblor nervioso de mi voz.
—Perfecto, ¿y tu?
—Bien, gracias. —le sonreí. — ¿Quieres que te prepare algo de desayunar mas elaborado? —dije mientras veía como miraba a mis queridos panes embarrados de Nutella.
—No. —tomo el plato y lo alejo a un punto separado de mi. Yo fruncí el ceño confundida. —Nada de eso —señalo mi intento de desayuno con la cabeza— Hoy invitare yo el desayuno, ayer vi un lugar que me pareció lindo y me gustaría ir a probar a ver que tal esta y después de ahí, podemos ir a ver el departamento. ¿Qué dices? —dijo mostrándome una gran sonrisa.
—Creo que no estoy vestida como para ir a algún lugar a desayunar. —dije mirándome a mi misma. Llevaba unos shorts de mezclilla algo cortos, mis converse blancos y una blusa blanca algo holgada que dejaba ligeramente descubierto mi hombro derecho, el cabello lo llevaba sujetado en un chongo, algo desprolijo. La verdad, solo había agarrado lo primero que vi en mi armario.
—Yo creo que estas perfecta. —estiro su mano para que la tomara, así que después de unos segundos accedí y la tome, haciendo que bajara del taburete con un saltito.
—Siempre te sales con la tuya. —puse los ojos en blanco intentando parecer molesta, pero no pude, ya que una sonrisita apareció en mis labios. —Iré por mi celular y bolso.

Salí de la cocina y camine hacia mi habitación, no quería llevar mi bolso después de todo, así que metí algunos billetes en una de las bolsas de mi short, sin importar que se arrugaran, mientras en uno de los bolsillos traseros metía mi celular, me puse un poco de perfume y salí.
Al llegar a la sala, vi a Adam inclinado jugando con Winston, se veía adorable. Mi corazón se hincho de ternura. El elevo su mirada y se encontró con la mia, me guiño un ojo y yo me sonroje.


***


El desayuno había estado fabuloso, el restaurante era increíble, todo estilo vintage, de pronto era como si me hubiera trasladado a 1864 donde las mujeres vestían vestidos amplios y pesados y los hombres iban por ahí con trajes. Termine encantada y casi obligando a Adam que regresáramos después.
Íbamos en camino hacia el departamento que Adam había encontrado para mi, pero lo cierto es que me ponía nerviosa, ya que por lo que veía, estaba demasiado cerca de donde veía Danny.
Adam detuvo el auto frente a unos edificios, así que supuse que ya habíamos llegado. Tenía 5 pisos, y según lo que había leído, cada piso contaba con 2 departamentos, así que era algo privado, lo que me gustaba.
Al bajar del auto, Adam me tomo de la mano y yo no me negué, así que yo igual, apreté la suya, mientras caminábamos hacia un señor que le hacia una seña a Adam con la mano, supuse que él era quien nos mostraría el lugar
—Bienvenidos, soy el señor Brooks. —nos ofreció su mano a modo de saludo y la tomamos, pero aun sin soltar la de nosotros. —Supongo que buscan un lugar donde comenzar su vida de pareja, así que creo que este departamento les encantara. — ¿Vida de pareja? Me puse roja, el creía que Adam y yo éramos novios, de pronto sentí la necesidad de separarme de él, y caminar sin tomar su mano, mala idea, ya que al momento en que separe su mano de la mía, era como si algo me faltara, así que rápidamente la tome de nuevo, mientras miraba nerviosa a Adam, quien me ofrecía una mirada extrañada, pero que a la vez me preguntaba si todo estaba bien, yo le sonreí y seguí mirando al Sr. Brooks. —Síganme por acá, por favor.
La planta baja, tenía una pequeña recepción, así que supuse que teníamos portero, eso me gusto. Llegamos a los elevadores, y el Señor, presiono el numero 3. Subimos rápido, Adam me dejo salir primero que el del elevador, caminamos tomados de la mano, por un largo pasillo el cual estaba iluminado por un gran ventanal al fondo de este, y las paredes eran de ladrillo, le daba un toque moderno y casual.

El señor Brooks, se detuvo frente a una puerta, que mostraba un seis a su costado. Supuse que este era el departamento en el que probablemente viviría. Abrió la puerta, lo cual sentí como una eternidad, se hizo a un lado para que Adam y yo entráramos y miramos el lugar con calma.

Se veía muy sencillo, tenía grandes ventanales, piso de madera, algunas paredes eran de ladrillo rojo, -como el pasillo- unas estaban pintadas de color gris, no tan obscuro, pero no tan claro, mientras que otras eran blancas, lo cual le proporcionaba algo de luminosidad al lugar. La cocina era de acero inoxidable, y tenia una barra al centro.

Solte la mano de Adam y comencé a caminar yo sola por el lugar, mientras el me seguía detrás. El departamento contaba con una habitación, y un estudio, -que podría convertir en otra habitación, si quisiera.- la que podría llegar a ser mi habitación tenia un baño completo, mientras un baño y medio, se encontraba cerca de la sala, la cual era de un tamaño perfecto. Entre a la habitación principal, era amplia, y contaba con una vista increíble a la calle, los armarios eran grandes y eso también me gustaba. Entre al baño, y vi que tenia una bañera, lo cual me hizo sonreir, podría pasar horas dentro relajándome.

Sali de la habitación y me percate de que Adam estaba hablando con el Sr. Brooks, ambos me miraron con una sonrisa, esperando mi decisión. Al acercarme a ellos, me percate de una puerta de cristal que estaba ahí, camine hacia allá, y me di cuenta de que daba a un balcón. Sinceramente, este lugar me había encantado.
— ¿Y bien? ¿Qué dices? —pregunto Adam mientras me ponía a su lado.
— ¿Cuándo nos mudamos? —dije a manera de respuesta. Adam soltó una carcajada y el Señor Brooks lo imito. Yo solo sonreí inocentemente.
No podría creer que después de todos estos meses, ya viviría sola, y ahora si, tranquila. Sin tener que preocuparme del animo de Ken, sin tener que preocuparme de si podía o no invitar a mis amigos a mi casa. Me emocionaba el hecho de que este seria mi hogar, y que podía acomodarlo como quisiera. Moría por ir de compras.

Alce mi cabeza y le sonreí a Adam, el seguía hablando con el vendedor, al percatarse de que lo observaba, me miro fijamente, sonriéndome igual, mientras pasaba un brazo sobre mis hombros y me acercaba a él.
Suspire feliz, haciendo que me sorprendiera a mi misma.









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No me convenció al 100% pero espero les guste, y perdón si les aburrió, pero tenia que escribir todo esto. en fin, yo se que dije que les iba a subir el fin de semana pasado, pero el sábado estaba escribiendo y tuve que salirme en la noche, ya que mi hermana se puso mal y tuvieron que llevarla al hospital, y no me dormí hasta las 5 am, el domingo trabaje -como muchas saben- y llegue muerta en la noche, y toda esta semana he estado trabajando igual, hasta ahorita pude terminar el capitulo y así, estoy escribiendo el siguiente. 


espero sus comentarios y likes, 15+.


Las quiero!


Yanan.

viernes, 13 de julio de 2012

Capítulo cincuenta y uno.





Adam abrió el garaje de una casa de color blanco y ventanas a juego. No era ni grande, ni muy pequeña, era del tamaño perfecto para alguien que vivía solo y con su perro. Ya dentro del garaje, cerró la puerta detrás de nosotros con el mismo control que uso para abrirla. Bajamos del auto y sacamos todas mis cosas. Dejando algunas que no necesitaría, perfectamente acomodadas en el piso.
Nunca antes había tenido la oportunidad de conocer donde vivía, pero era demasiado minimalista, todo en colores obscuros, combinados con blanco, y metal. Asientos de piel, mesas de madera, alfombras algo coloridas, pero todo limpio y en su lugar. Al poner un pie en la sala, su perro, un bulldog ingles color blanco y con algunas manchas color negro y gris obscuro se acercó a nosotros. Me agache, dejando las cosas que tenía en mis manos sobre el piso, para poder acariciarlo.
—Así que este es el famoso Winston. —dije mientras le hacía cosquillas detrás de las orejas. Era adorable.
—Sí. —Sonrío— Ven, te mostrare donde dormirás. —hablo Adam, interrumpiendo mi interacción con su perro. Él lo quería demasiado, era como un amigo para él.
Me puse de pie y tome de nuevo mis cosas, mientras lo seguía de cerca. Su casa era de una sola planta, pero ya estando dentro, te dabas cuenta de que era de un espacio perfecto. Caminamos por un largo pasillo, hasta que él se detuvo frente a dos puertas, una frente a otra.
—Esta es mi habitación. —señalo a la izquierda. —Y esta —dijo girándose hacia la derecha y abriendo la puerta. —será la tuya. No es muy grande, ya que es la de invitados, pero tiene todo lo necesario para que te sientas cómoda. Tiene su propio baño, así que…
—Es perfecta. —dije entrando detrás de él y observando los detalles. Las paredes eran completamente blancas, a excepción de una que era de color chocolate. Toda la cama, incluyendo los muebles de la habitación, eran color blanco. Solo había algunos pequeños detalles a color.
Deje con cuidado una de mis maletas sobre la cama, cuidando de no ensuciar nada. Me senté en una de las sillas que se encontraban ahí y mire a Adam hacia arriba, ya que él estaba de pie junto a mí.
Suspire.
—No sabes cuánto te agradezco esto. —dije intentando no llorar, así que hice un intento de sonrisa, que resulto en una mueca.
—No me lo agradezcas, sabes que por ti haría lo que fuera. —despeino mi cabello en señal de comprensión. —Iré al supermercado a comprar algunas cosas que faltan, ¿quieres acompañarme o prefieres desempacar y ponerte cómoda?
—Creo que por esta vez, me quedare aquí. —sonreí pero sin mostrar los dientes. Me puse de pie y coloque mis manos en las bolsas traseras de mi pantalón.
—De acuerdo, no tardo. —se acercó a mí y beso mi mejilla, para después salir de la habitación y dejarme sola.
Escuche como cerraba la puerta de la entrada, y vi como Winston, su perro entraba a la habitación. Le sonreí y cerré la puerta detrás de él. Camine hacia el armario y lo abrí para calcular el espacio, después camine hacia el pequeño escritorio e hice lo mismo. Me dirigí hacia la cama y abrí la maleta, para comenzar a guardar mi ropa.
Ya que termine de acomodar todo en su lugar y de que la habitación quedara un poco más a mi gusto, me senté en la cama y tome mi celular, me le quede mirando a la pantalla por unos segundos. Tenía un mensaje de Danny, al igual que varias llamadas perdidas. Tome una gran bocanada de aire y le regrese la llamada. Mientras esperaba que respondiera, me puse de pie y camine hacia la ventana, que daba una vista hacia el pequeño jardín que tenía la casa. Me senté en la silla del escritorio, sin dejar de ver hacia allá. Después de 5 tonos, Danny respondió.
— ¡Sam! ¿Por qué no respondías? ¿Estás bien?
—Danny, sí, todo bien. Lo siento, se me atravesó un problema, pero ya está solucionado…
— ¿Qué problema? ¿Tiene que ver con tu padrastro? —esa última pregunta, fue más bien una afirmación, y yo sentí que un nudo en la garganta, pero no de tristeza, si no de coraje se formaba. — ¿Sabes? Salgo para tu casa en estos mismos momentos.
— ¡No! —dije rápidamente.
— ¿Por qué no? —pregunto preocupado.
—No estoy en mi casa. —respondí más calmada después de unos segundos.
— ¿En dónde estás entonces?
—Estoy en casa de Adam…
— ¿Por qué? —Guardo silencio— ¿¡en casa de Adam!? ¿Qué diablos?
—Le llame a él, pensé que estarías ocupado o algo, me quedare unos días con él. —escuche un ligero bufido del otro lado. No me cansaría nunca de repetir esto: No entendía a Danny. Definitivamente no lo hacía.
— ¿Por qué no me llamaste a mí? Siempre tengo tiempo para ti y lo sabes.
—Danny… olvídalo ¿sí? —Respondí cansada— cambiemos de tema.
—Solo explícame porque te saliste de tu casa…
—Cuando me dejaste, al momento de subir me percaté de que todas mis cosas estaban fuera y de que Ken había cambiado la cerradura. No me preguntes el porqué, porque ni yo lo sé. Solo sé que él se adelantó a los hechos y prácticamente me corrió de ahí, sin darme tiempo siquiera de buscar a donde irme.
—Ese maldito…—gruño— ¿estás bien? ¿No te hizo nada? —que se preocupara por mí, me hizo sonreír.
—Sí, estoy bien… no lo vi cuando llegue, el muy imbécil se largó a no sé dónde. Solo estoy demasiado molesta.
—Es normal que estés molesta, lo bueno es que ya no estas con ese loco. Ya sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras, y si quieres dejar la casa de Adam, puedes venirte a la mía.
—No, acá estoy bien, en serio. —dije, ya que no se me hacía correcto lo que proponía Danny, aunque quisiera irme con él. —Gracias por todo… ahora debo cortar, hablamos después ¿sí? Te… —mordí mi labio. — estamos en contacto.
Corte la llamada sin siquiera esperar alguna respuesta de Danny. Avente el celular hacia la cama y me puse de pie, para dirigirme hacia el baño y así darme una ducha.

***

Adam llego una hora después, le ayude a guardar las cosas que había comprado, mientras charlábamos de cosas irrelevantes. Cuando el reloj marco las once y media, nos despedimos y cada quien fue a su habitación.
Dentro de la mía, me puse solo una playera que me quedaba gigante para dormir y me metí en la cama, apague la luz de la mesita de noche y cerré los ojos intentando dormir.
Una hora, dos, tres, cuatro horas después, seguía sin poder conciliar el sueño. La cama ya era un desastre de tanto que me movía para intentar dormir, así que cansada y frustrada me puse de pie. Mi mente no me dejaba descansar, la tenía saturada de pensamientos, todos giraban en torno a Danny, a Ken, a mis padres, a mi vida en general y a lo idiota que me sentía por estar pensando en eso.
Me puse unas pantuflas y salí de mi habitación intentando no hacer ruido, camine hacia la cocina y prendí la cafetera.
Vertí aquel humeante líquido café en una taza y camine hacia la puerta que daba hacia el jardín. Al momento de abrirla, el ligero aire fresco golpeo mi cara y saco de su lugar varios de mis cabellos. Me aferre a la taza, mientras veía como la luna iluminaba un árbol que estaba en una esquina y el viendo mecía sus hojas.
Solté un gran y doloroso suspiro.
— ¿Todo bien? —preguntaron roncamente detrás de mí. Me gire asustada y vi a Adam, quien estaba recargado de lado, en el marco de la puerta. Tenía los brazos cruzados a la altura de su pecho, el cual estaba desnudo. Prácticamente lo único que vestía, era un pantalón de franela a cuadros, ligeramente holgado, e iba descalzo. Recordé pasar saliva ante tal imagen.
— No podía dormir, así que decidí salir y tomar una taza de café. —dije alzando la taza. — ¿te desperté? —pregunte apenada.
—Sí, pero no me importa hacerte compañía. —Dijo mientras se acercaba hacia mi.— ¿Quieres hablar? ¿Cómo te sientes?
—Mejor, supongo que todo pasa por algo ¿no?
—Eso es lo que yo digo. —sonrió, dejándome ver su perfecta y blanca dentadura. — ¿Ya me platicaras que tal estuvo tu fiesta? —tomo mi mano y me encamino hacia unas sillas que estaban cerca de la puerta. Nos sentamos uno enfrente de otro.
—Pues, fuera de todo, estuvo divertida… lanzamos globos y, digamos que las copas se me pasaron un poco, creo que estuve a punto de…—no, no estuve a punto, le había confesado mi amor a Danny. Me quede con la boca abierta. ¿Cómo había olvidado ese maldito e importante detalle? Los colores se me subieron a la cama.
—Estuviste a punto de…
—Creo que le dije a Danny que lo quería. No recuerdo casi nada, estaba demasiado ebria. Me puse mal. —le enseñe la ligera cortadita que estaba en la palma de mi mano. El negó con la cabeza.
— ¿Y qué tiene de malo que le hayas dicho eso a Danny? Pensé que era lo que querías…
—Si, lo quería. Pero se lo dije sabiendo que tenía novia…
— ¿Novia? No sabía que tenía una.
—Ni yo… hasta ayer. Él nos presentó y… maldita sea, Adam, la tipa es perfecta, tiene un cuerpo perfecto, al igual que su sonrisa y todo su maldito rostro. —el sonrió ante mi descripción.
—Tú eres perfecta. —soltó.
—Sí, pero es tu obligación como amigo decirme eso. —hice un puchero que ocasiono que Adam soltara una carcajada.
—Sabes que no solo lo digo como tu amigo.
—Lo sé. —le sonreí de nuevo. Bostece y mire mi taza, la cual estaba vacía. Ya eran las cinco de la mañana. —Creo que es mejor que vayamos a dormir.
—Opino lo mismo.
Ambos nos pusimos de pie, y caminamos hacia la cocina, deje mi taza en el fregador y me acerque a Adam, para darle un abrazo, bueno… más bien la que necesitaba el abrazo era yo. Necesitaba sentirme protegida de una u otra manera. El me enrollo con sus brazos y yo recargue mi rostro en su pecho, mientras pasaba los míos por su cintura. Un escalofrió recorrió mi espalda.
—Gracias por todo lo que estás haciendo por mí. —dije mientras alzaba mi cabeza para mirarlo a los ojos, seguíamos abrazados. Nuestros rostros estaban demasiado cerca, un silencio se formó y solo lográbamos escuchar nuestras respiraciones, miraba a Adam a los ojos y después a sus labios, el hacía lo mismo conmigo. Adam comenzó a inclinar su cabeza hacia abajo, y yo me puse ligeramente de puntitas, no sabía que estaba haciendo, solamente estaba reaccionando, no estaba pensando.
Sus labios hicieron presión dulcemente sobre los míos, como si intentaran pedir permiso. Después, cuando el vio que yo aceptaba el beso, comenzó a moverlos, pero sin dejar de ser dulce y delicado. Era un beso demasiado diferente a otros que había tenido, como si de un primer beso se tratara, pero sin dejar de ser lindo. Ambos temerosos y con cierta pena, hacíamos los movimientos.
El sentido común regreso a mí, así que me separe y me recargue en su pecho, el me apretó más a él y beso mi coronilla.
—Lo siento. —dije.
—No, yo lo siento… me deje llevar…
—Solo dame tiempo, Adam. —me separe de su pecho y le dedique una sonrisa.
Deshicimos nuestro abrazo y en silencio caminamos a nuestras respectivas habitaciones. Ya fuera de estas, nos sonreímos, pero fue algo demasiado incómodo y cómico. Le dije adiós con la mano y entre. Al cerrar la puerta de tras de mí, me tumbe en la cama y tape mi rostro con la almohada.
Había tomado una decisión.
Le daría una oportunidad a Adam. Y esperaba no arrepentirme después.






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Chicas por fin acá esta el capítulo, lo siento, pero esta semana ha estado muy pesada, espero les guste y si, DEJAN MUCHOS LIKES Y COMENTARIOS, mañana o el domingo les traeré otro capitulo, pero solo si me dejan mas de 15+ likes y sus comentarios, que amo leer.

El perrito de la foto en realidad si se llama Winston y lo amo, algunas ya sabran quien es y de quien es, así que, bueno. Gracias por leer.
Espero hayan disfrutado el capitulo. Yo me voy a escribir.

Nos estamos leyendo.

Yanan.

:D

martes, 3 de julio de 2012

Capítulo cincuenta.




Aparco el auto fuera del edificio en donde vivía, las calles estaban tranquilas, y el ambiente se sentía ligeramente fresco. Bajamos del auto y sacamos todas las bolsas que estaban en la cajuela, caminamos hacia la entrada principal del edificio, pero ahí me detuve y me gire para mirarlo. Le hice una seña de que dejara todo en el piso, y el extrañado me miro.
— ¿Qué pasa? —pregunto confundido.
—No es necesario que me ayudes, yo puedo llevar todo. Ya te has tomado muchas molestias y en serio no quiero sentir que me aprovecho de ti.
— ¿Es en serio, Sam? —yo asentí. —Pero es que no es algo que me moleste hacer.
—Además de que tu celular no deja de vibrar, no creas que no me doy cuenta, deberías responder, es mucha insistencia, no vaya a hacer una emergencia. —dije. Presentía que era su novia. —Tal vez es Vanessa quien está llamando, vamos, no importa que respondas.
—Sam…—dijo aflojando sus hombros y poniendo sus brazos en jarras.
—Danny… por favor, yo puedo subir todo sola. —le sonreí, pero me sentí demasiado hipócrita conmigo y con él.
—Odio tu terquedad. —soltó.
—Ya lo sé, no necesitas repetirlo.
— ¿Y también sabes que no dejare que subas todo tu sola?
—No quiero enojarme contigo. Y por favor, responde el teléfono. —mire el bolsillo de su bermuda, se veía la pantalla de su iPhone encendida. El bufo molesto y se acerco a mi, rodeándome con sus brazos. Yo tarde en corresponderle el abrazo, pero lo abrace rápido y me aleje de él, lo cual hizo que me mirara realmente extrañado. No comprendía nada y su rostro me lo decía. Señale su auto con una sonrisa, lo que significaba que era tiempo de que se fuera. El solo negó con la cabeza.
—Cuídate, hablamos luego. —dije. —Y muchas gracias de nuevo, en serio, no sabes cómo te lo agradezco. —beso rápido mi mejilla, yo me di la vuelta y comencé a tomar las bolsas, el comenzó a caminar hacia el auto, pero rápidamente regreso hacia mí.
—Olvidaba algo. —dijo detrás de mí, yo me gire y lo mire confundida.
— ¿Qué?
—Esto…—saco su cartera y la abrió, sacando de ahí la cadenita que traía puesta, antes de que Danny me diera su regalo.
—Oh, gracias. —le sonreí, mientras la guardaba en mi bolso.
—Creo que ahora si ya debo irme, al parecer ya te cansaste de mí.
— ¡No es verdad!
—Lo sé. Hablamos después. —me sonrió y camino hacia el auto de nuevo.
Danny se monto al auto, haciendo rugir el motor y después vi como se alejaba de mi vista. Solté un suspiro cansado. Tome todo en mis brazos, tratando de que nada se cayera, había recibido muchos regalos, los cuales alguien había tenido el tiempo de meter en grandes bolsas negras.
Subí las escaleras, y para cuando llegue al primer piso, mi piso, algo fuera de mi departamento me llamo la atención. Camine rápidamente como pude, al estar frente a él, no pude evitar soltar una gran maldición. ¿Qué era esto? ¿Qué hacían todas mis cosas afuera? Ken me debía una explicación. Deje todo en el piso con cuidado y saque las llaves de mi bolsa. Al intentar de abrir la puerta, la llave no entraba, no giraba. Probé con otra, y tampoco, y así estuve intentando con varias llaves, tratando de evitar lo inevitable. Ken había cambiado la cerradura. ¿Y ahora que jodidos hacia?
Mire mis pertenencias, en serio todo lo de mi habitación estaba aquí afuera, excepto el colchón, pero mis cuadros, mis maletas, mi ropa, todo estaba aquí.
— ¡Maldito seas, Ken! —grite mientras golpeaba furiosa la puerta. Me recargue en la pared, deslizándome hacia el piso.
Estuve varias horas fuera del departamento llorando y tratando de encontrar una solución. Varias personas que vivían ahí, se me quedaban viendo extrañados, pero no les hacía caso.
¡Oh, que mierda de semana!
Saque mi celular, y comencé a teclear el número de Danny, necesitaba que me ayudara. Después de varios tonos, caí en la cuenta de que estaba haciendo una estupidez, así que colgué, ya no podía contar con él, de la misma manera de antes, aunque quisiera, pero su novia hacia que me detuviera inconscientemente, era como una señal de “alto” entre ambos. Aunque no quisiera. Avente el celular a mi bolso y escondí mi rostro de nuevo entre mis piernas, dejando que varias lágrimas salieran. Eleve mi vista un poco, y logre ver como sobresalía, entre todos mis regalos, aquel libro… Tome mi celular de nuevo y marque aquel número. Después de que sonó tres veces, respondieron.
— ¿Adam? —dije limpiándome una lagrima que corría por mi mejilla, a la par que recargaba mi cabeza sobre la pared.
¿Sam? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —en el momento que pregunto eso, me quebré de nuevo.
No…—comencé a llorar. —Podrías venir a mi departamento ¿por favor?
¡Voy saliendo! Pero ¿dime qué pasa? —dijo preocupado. Escuche como se cerraba una puerta y el sonido de su auto al encenderse.
Acá te veo. —dije y colgué sin explicarle nada. Me sentía una mierda total.
Claro que quería irme de este lugar, pero no de esta manera, no sin tener planeado a donde irme, sin tener tiempo de pensar bien las cosas, por eso me sentía así, porque no había tenido el tiempo de ver en donde iba a vivir, y no había hecho ningún papeleo aun para sacar el dinero. Por eso me sentía mal, porque nunca nada salía como lo planeaba.

Veinte minutos después, al final del pasillo logre ver la silueta de Adam, me puse de pie y corrí hacia él, escondiéndome en sus brazos, el sin aun comprender nada, me abrazo y me acaricio la espalda, en señal de consuelo. No pude evitar llorar en su pecho.
—Sam… nena, —me separo del abrazo y alzo mi rostro para que lo mirara— necesito que te tranquilices y me expliques que pasa. —yo asentí, aunque las lagrimas seguían cayendo.
—Llegue de casa de Danny, y cuando voy subiendo, me percato de que hay cosas fuera del departamento, así que me acerco, y veo que son ¡mis cosas! Intento abrir la puerta y no puedo abrirla con ninguna llave. El imbécil de Ken, me corrió, saco todo y cambio la cerradura para que no pudiera entrar. No sé qué hacer, no tengo a donde ir. —el con su pulgar limpio una lagrima que se había escapado. Para después apretarme a él, de nuevo con un abrazo.
—Vamos por tus cosas y subámoslas a mi auto, hoy te vas conmigo mientras pensamos que puedes hacer ¿De acuerdo?
—No quiero causarte ninguna molestia, podría quedarme en un hotel y llevar mis cosas a una bodega o algo…
— ¿Estás loca? Te vas conmigo y es mi última palabra. —hice un puchero y el con una sonrisa apretó mi mejilla, para después plantar un beso en ella. Haciendo que sintiera un ligero vuelco dentro de mí, lo cual me tomo por sorpresa. Se alejo de mí y comenzó a caminar hacia donde estaban todas mis cosas. Yo me quede en medio del pasillo intentando poner en orden mi cerebro. — ¿Me vas a ayudar? —grito divertido, haciendo que regresara a tierra. Le sonreí y camine hacia él.
Media hora después, nos encontrábamos en su auto, entre los dos habíamos tardado un poco en subir todas mis cosas, pero al final habíamos terminado, y con suerte, ya que no me hubiera gustado ver a Ken.
Eran las seis de la tarde y Adam decidió que tenía hambre, así que nos paramos en un McDonald’s. No tenía mucha hambre, así que solo pedí una hamburguesa con queso, y un té helado, mientras que Adam pedía una BigMac grande, junto con unas papas y refrescos del mismo tamaño. Adam cargo la charola de nuestros pedidos, mientras buscábamos una mesa alejada de todos los niños que estaban ahí. Tomamos asiento, uno enfrente del otro y nos dispusimos a probar nuestros alimentos.
Adam decidió hablar, ya que yo no lo hacía.
—Creo que debes tomar como un favor, el que Ken te haya hecho esto. —dijo mientras sumergía una papa frita en el botecito de cátsup.
— ¿Qué quieres decir? —pregunte confundida.
—Si, recuerdo que alguna vez me habías dicho que querías salirte de ahí, así que él te ahorro el guardar todo y demás… ¿no lo crees?
—No lo había pensado así… pero aun así, Adam, yo planeaba irme cuando tuviera todo organizado. ¿Ahora donde viviré?
— ¡Conmigo!
— ¿Estás loco? No. No es que no quiera, pero… no creo que sea correcto, necesito mi espacio y tú el tuyo.
—Bien, mientras encontramos donde puedes vivir, mi casa será tu casa. ¿Ok? —yo le sonreí y asentí.
—Gracias por ayudarme. —él me sonrió de vuelta, y tomo mi mano. Y así nos quedamos durante todo el rato que estuvimos en McDonald’s, tomados de la mano.









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Sin mucho que decir, perdón por no haber subido antes, pero tuve que volver a escribir este capitulo desde 0 y apenas lo termine.
Espero les guste.


Mas de 10 comentarios y likes y subo, en serio es que eso me estimula a subir mas rápido. 
Un beso.




P.d. Si no me han dado su username para avisarles cada que suba, déjenlo en un comentario :)