Un vuelco en el estomago hizo que me
levantara rápidamente de la cama, sin prestarle atención al mareo que eso me
había provocado, y al intenso dolor de cabeza que se había hecho presente.
Entre rápido al baño, y me incline en el sanitario, devolviendo todo lo que
había comido y bebido. Me ardía la garganta, y sentía que ya no podía devolver
nada más, pero cada que me enderezaba, una arcada hacia que me inclinara de
nuevo. Alguien se coloco detrás de mí, tomando mi cabello delicadamente para
que no se ensuciara, mire sobre mi hombro y me di cuenta de que era Danny. La
vergüenza de esta escena la dejaría para después.
—Me siento horrible. —dije después de unos minutos con voz entrecortada. Ya no vomitaba, pero aun estaba abrazada al sanitario. Danny tomo un vasito, abrió el grifo y vertió agua en el, para después dármelo. Lo tome y di un trago, el cual hizo que mi estomago se revolviera de nuevo, y sacara aquel liquido que acababa de tomar. —Ugh. —dije tomando de nuevo el vaso, pero ahora con éxito ya que logre mantener el agua en mi estomago. Como pude tire de la cadena, pero aun sin ponerme de pie.
— ¿Quieres descansar un poco más? —pregunto, yo solo asentí con la cabeza. Me sentía realmente agotada, no lograba tener los ojos abiertos —de acuerdo. —Danny soltó mi cabello, y paso uno de sus brazos debajo de mis piernas y el otro debajo de mi nuca, yo recargue mi cabeza en su pecho, salimos del baño y el delicadamente me recostó sobre la cama de nuevo, me arropo y me acerco otro vaso de agua más.
Apreté los ojos e intente descansar un poco más, ya que el dolor de cabeza y las nauseas evitaban mi descanso. Esa era la 4ta vez que devolvía el estomago. Y solo pedía un poco de tranquilidad. Nunca me había puesto así, nunca me había dado una resaca tan fuerte e incómoda.
—Me siento horrible. —dije después de unos minutos con voz entrecortada. Ya no vomitaba, pero aun estaba abrazada al sanitario. Danny tomo un vasito, abrió el grifo y vertió agua en el, para después dármelo. Lo tome y di un trago, el cual hizo que mi estomago se revolviera de nuevo, y sacara aquel liquido que acababa de tomar. —Ugh. —dije tomando de nuevo el vaso, pero ahora con éxito ya que logre mantener el agua en mi estomago. Como pude tire de la cadena, pero aun sin ponerme de pie.
— ¿Quieres descansar un poco más? —pregunto, yo solo asentí con la cabeza. Me sentía realmente agotada, no lograba tener los ojos abiertos —de acuerdo. —Danny soltó mi cabello, y paso uno de sus brazos debajo de mis piernas y el otro debajo de mi nuca, yo recargue mi cabeza en su pecho, salimos del baño y el delicadamente me recostó sobre la cama de nuevo, me arropo y me acerco otro vaso de agua más.
Apreté los ojos e intente descansar un poco más, ya que el dolor de cabeza y las nauseas evitaban mi descanso. Esa era la 4ta vez que devolvía el estomago. Y solo pedía un poco de tranquilidad. Nunca me había puesto así, nunca me había dado una resaca tan fuerte e incómoda.
Me abrace al cojín, hecha un ovillo. Danny
volvió a apagar la luz de la mesita de noche y se recostó a mi lado de nuevo.
(…)
Escuche el teléfono sonar, abrí poco a poco
los ojos, uno por uno, hasta que estuve completamente despierta, estaba boca
abajo, así que me gire para quedar sobre mi espalda, mire el techo, toda la
habitación estaba completamente iluminada, gire mi cabeza hacia la izquierda y
me percate de que estaba sola en la cama. ¿Dónde estaba Danny? O más bien
¿Cuánto había dormido?
Me senté sobre el colchón, y me estire antes de bajar de él y salir a buscar a Danny. Ya no sentía tantas nauseas como en la madrugada, mi estomago ya estaba tranquilo, el dolor de cabeza seguía, sentía como si alguien estuviera taladrándome el cerebro y la palma de mi mano ya estaba mejor, ya el vendaje no tenía sangre, así que supuse que ya se había cerrado la herida. Me puse unas pantuflas de Danny y camine hacia el baño para lavarme la cara, después de eso, salí y baje hacia la cocina, en busca del chico que había cuidado de mi toda la noche. Moría de vergüenza, y no sabía cuál sería mi cara cuando lo viera.
Me senté sobre el colchón, y me estire antes de bajar de él y salir a buscar a Danny. Ya no sentía tantas nauseas como en la madrugada, mi estomago ya estaba tranquilo, el dolor de cabeza seguía, sentía como si alguien estuviera taladrándome el cerebro y la palma de mi mano ya estaba mejor, ya el vendaje no tenía sangre, así que supuse que ya se había cerrado la herida. Me puse unas pantuflas de Danny y camine hacia el baño para lavarme la cara, después de eso, salí y baje hacia la cocina, en busca del chico que había cuidado de mi toda la noche. Moría de vergüenza, y no sabía cuál sería mi cara cuando lo viera.
Antes de entrar me percate de que había
gente haciendo la limpieza, la casa había quedado hecha un desastre. Mire el
reloj y marcaba las dos de la tarde. Al llegar al ultimo escalón me percate de
que olía a comida, y mi estomago pareció quejarse ante eso. Tome aire y seguí
caminando hacia la cocina, ante las miradas curiosas de los que estaba
limpiando la casa.
Al llegar ahí, detrás de la barra, estaba Danny haciéndose un emparedado. De pronto me sentí tímida. Lo observe bien antes de dar lentos pasos hacia él, quien no se había dado cuenta de mi presencia. Vestía una playera básica en cuello v, color blanco y bermudas color beige, iba descalzo.
—Oh, ya despertaste. —dijo sonriendo y caminando hacía mi. Yo le sonreí de nuevo. — ¿Cómo te sientes? —pregunto mientras colocaba una de sus manos en mi cintura, guiándome hacia unos de los taburetes que estaban frente a la barra.
—Mejor que anoche, si. Aunque mi cabeza me está matando. —dije haciendo una mueca, el soltó una risa mientras pasaba un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Bebiste el alcohol que un tipo de 100 kgs apenas hace efecto, fue demasiado alcohol para tu cuerpo, además de que no estás acostumbrada. —se alejo de mi y abrió una puertita que estaba sobre la estufa, de ahí saco una cajita de aspirinas, sacando dos y colocándolas frente a mí, junto con un vaso con agua. — esto hará que te sientas mejor. Lo peor ya lo pasaste. —dijo, a lo que yo entendí se refería a lo de anoche.
—Respecto a eso… no debiste de haberme ayudado con mi cabello, que pena… lo siento mucho. —le sonreí tímidamente, mientras tomaba las pastillas y las tragaba.
—No me importo hacerlo, Sam. —guardo silencio unos segundos mientras me miraba fijamente. —Oye… ¿Recuerdas algo de lo que dijiste anoche?
—Mmm… —intente hacer memoria, pero solo recordaba ciertas partes de cuando aún estaba en mis 5 sentidos, y algunas de Danny, dentro de la ducha conmigo, mientras yo le platicaba mis problemas… —Te conté todo lo de Ken ¿cierto? —pregunte ahora yo, con un tono serio y avergonzado. El asintió.
—Si, y dijiste que en cuanto puedas te saldrás de ahí, en serio espero que lo hagas pronto, no puedes estar con ese loco más tiempo.
—Mañana que me sienta mejor, iré al banco. —dije encogiéndome de hombros.
—De acuerdo… ¿Algo más que recuerdes? —insistió.
—No. —respondí confundida ante tanta insistencia. —No recuerdo nada después de lo de la ducha. —Danny se mordía las uñas e hizo una mueca un tanto decepcionada. Me quede viéndolo por varios minutos intentando pensar en que podría haber pasado por alto. Al parecer se cohibió y se movió de su lugar, girándose hacia la estufa que estaba encendida. — ¿Por qué?
—Oh, no, nada más… te prepare, bueno más bien, mande a que te trajeran un poco de caldo de pollo, eso te hará bien para tu estomago. —dijo mientras tomaba un plato y apagaba la estufa.
—No tengo hambre. —dije al ver el plato frente a mí. —Me harás vomitar de nuevo.
—Cómelo, te hará bien, yo sé lo que digo.
Se sentó frente a mí y los dos comenzamos a comer, el comía sus emparedados mientras yo me debatía entre seguir comiendo o no, me sentía como una niña chiquita.
Al llegar ahí, detrás de la barra, estaba Danny haciéndose un emparedado. De pronto me sentí tímida. Lo observe bien antes de dar lentos pasos hacia él, quien no se había dado cuenta de mi presencia. Vestía una playera básica en cuello v, color blanco y bermudas color beige, iba descalzo.
—Oh, ya despertaste. —dijo sonriendo y caminando hacía mi. Yo le sonreí de nuevo. — ¿Cómo te sientes? —pregunto mientras colocaba una de sus manos en mi cintura, guiándome hacia unos de los taburetes que estaban frente a la barra.
—Mejor que anoche, si. Aunque mi cabeza me está matando. —dije haciendo una mueca, el soltó una risa mientras pasaba un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Bebiste el alcohol que un tipo de 100 kgs apenas hace efecto, fue demasiado alcohol para tu cuerpo, además de que no estás acostumbrada. —se alejo de mi y abrió una puertita que estaba sobre la estufa, de ahí saco una cajita de aspirinas, sacando dos y colocándolas frente a mí, junto con un vaso con agua. — esto hará que te sientas mejor. Lo peor ya lo pasaste. —dijo, a lo que yo entendí se refería a lo de anoche.
—Respecto a eso… no debiste de haberme ayudado con mi cabello, que pena… lo siento mucho. —le sonreí tímidamente, mientras tomaba las pastillas y las tragaba.
—No me importo hacerlo, Sam. —guardo silencio unos segundos mientras me miraba fijamente. —Oye… ¿Recuerdas algo de lo que dijiste anoche?
—Mmm… —intente hacer memoria, pero solo recordaba ciertas partes de cuando aún estaba en mis 5 sentidos, y algunas de Danny, dentro de la ducha conmigo, mientras yo le platicaba mis problemas… —Te conté todo lo de Ken ¿cierto? —pregunte ahora yo, con un tono serio y avergonzado. El asintió.
—Si, y dijiste que en cuanto puedas te saldrás de ahí, en serio espero que lo hagas pronto, no puedes estar con ese loco más tiempo.
—Mañana que me sienta mejor, iré al banco. —dije encogiéndome de hombros.
—De acuerdo… ¿Algo más que recuerdes? —insistió.
—No. —respondí confundida ante tanta insistencia. —No recuerdo nada después de lo de la ducha. —Danny se mordía las uñas e hizo una mueca un tanto decepcionada. Me quede viéndolo por varios minutos intentando pensar en que podría haber pasado por alto. Al parecer se cohibió y se movió de su lugar, girándose hacia la estufa que estaba encendida. — ¿Por qué?
—Oh, no, nada más… te prepare, bueno más bien, mande a que te trajeran un poco de caldo de pollo, eso te hará bien para tu estomago. —dijo mientras tomaba un plato y apagaba la estufa.
—No tengo hambre. —dije al ver el plato frente a mí. —Me harás vomitar de nuevo.
—Cómelo, te hará bien, yo sé lo que digo.
Se sentó frente a mí y los dos comenzamos a comer, el comía sus emparedados mientras yo me debatía entre seguir comiendo o no, me sentía como una niña chiquita.
Al terminar, subimos de nuevo hacia su
habitación, la cual ya estaba arreglada, con la cama hecha y todo perfectamente
ordenado. En una silla que estaba saliendo del baño, logre ver mi ropa, limpia
y bien doblada.
Danny se tumbo en la cama y encendió el televisor. Yo me quede de pie debajo del marco de la puerta, mientras lo observaba. Es que enserio era el hombre perfecto para mí. Pero después de pensar eso, una punzada en el corazón me hizo recordar la noche anterior, cuando me presento a su novia. Odiaba quererlo tanto. Si se pudiera, borraría de mi corazón el amor que le tenía, y lo intercambiaba por Adam.
Después de sentirme patética, camine hacia la cama y me tumbe en el otro extremo. Danny me miraba extrañado, ya que generalmente cuando llegábamos a ver la tv juntos, nos poníamos cerca el uno del otro, pero esta vez no, yo había dejado espacio entre ambos.
— ¿Te sientes bien?
—No…—mentí, ya que de pronto me sentí incomoda. — ¿Crees que puedas llevarme a casa? —alce mi rostro y lo mire.
— ¿Por qué quieres irte? Aquí puedes descansar y yo puedo cuidar de ti.
—Gracias, pero no… no me gustaría que tu novia llegara y me encontrara en tu cama. —respondí. Su expresión cambio totalmente, era una mezcla entre decepción, incomodidad, sorpresa y un poco de tristeza.
—Pero…
—…Por favor. —lo interrumpí. —Ya has hecho mucho por mí en las últimas horas. —claro que amaría quedarme aquí por siempre, pero no, era demasiado doloroso para mí.
—Sam… —lo mire. —De acuerdo, vamos. —dijo cansino. No quería llevarme, quería que me quedara con él. No lo entendía, me frustraba. ¿No le importaba que su novia nos viera o algo por el estilo?
Danny se tumbo en la cama y encendió el televisor. Yo me quede de pie debajo del marco de la puerta, mientras lo observaba. Es que enserio era el hombre perfecto para mí. Pero después de pensar eso, una punzada en el corazón me hizo recordar la noche anterior, cuando me presento a su novia. Odiaba quererlo tanto. Si se pudiera, borraría de mi corazón el amor que le tenía, y lo intercambiaba por Adam.
Después de sentirme patética, camine hacia la cama y me tumbe en el otro extremo. Danny me miraba extrañado, ya que generalmente cuando llegábamos a ver la tv juntos, nos poníamos cerca el uno del otro, pero esta vez no, yo había dejado espacio entre ambos.
— ¿Te sientes bien?
—No…—mentí, ya que de pronto me sentí incomoda. — ¿Crees que puedas llevarme a casa? —alce mi rostro y lo mire.
— ¿Por qué quieres irte? Aquí puedes descansar y yo puedo cuidar de ti.
—Gracias, pero no… no me gustaría que tu novia llegara y me encontrara en tu cama. —respondí. Su expresión cambio totalmente, era una mezcla entre decepción, incomodidad, sorpresa y un poco de tristeza.
—Pero…
—…Por favor. —lo interrumpí. —Ya has hecho mucho por mí en las últimas horas. —claro que amaría quedarme aquí por siempre, pero no, era demasiado doloroso para mí.
—Sam… —lo mire. —De acuerdo, vamos. —dijo cansino. No quería llevarme, quería que me quedara con él. No lo entendía, me frustraba. ¿No le importaba que su novia nos viera o algo por el estilo?
Se puso de pie y camino hacia su armario
para ponerse unas sandalias. Yo por mi parte, camine hacia la silla donde
estaba mi ropa y mis zapatos, me quite las pantuflas y como pude me puse los
tacones que llevaba la noche anterior. Me arrepentí al instante, así que me los
quite de nuevo y comencé a caminar descalza, solo con unos calcetines,
escaleras abajo. Danny me esperaba en la puerta, con varias bolsas llenas de
regalos. Tome mi bolso, la bolsa que había traído conmigo la noche anterior,
llena de ropa mía, y unas cuantas bolsas de regalo más. Salimos y nos
encaminamos hacia su auto, abrió la cajuela y metimos todas las bolsas. Me
abrió la puerta del copiloto y yo subí, después rodeo el auto para entrar el.
En silencio encendió el motor y salimos de ahí.
Desde que salimos de su casa, todo lo que se escuchaba era el motor del auto. Ninguno de los dos hablaba, y esto se había puesto un tanto incomodo. Nunca se había hecho un silencio incomodo entre ambos. Me dolía de cierta manera que esto pasara, me daba miedo que su novia fuera motivo para que nos alejáramos, ¿pero qué podía hacer si yo lo amaba? Si, esa palabra suena demasiado fuerte, pero es que enserio lo hacía, enserio sentía que lo amaba.
Desde que salimos de su casa, todo lo que se escuchaba era el motor del auto. Ninguno de los dos hablaba, y esto se había puesto un tanto incomodo. Nunca se había hecho un silencio incomodo entre ambos. Me dolía de cierta manera que esto pasara, me daba miedo que su novia fuera motivo para que nos alejáramos, ¿pero qué podía hacer si yo lo amaba? Si, esa palabra suena demasiado fuerte, pero es que enserio lo hacía, enserio sentía que lo amaba.
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Ok, son las 2:35 am acá en México, y hasta ahorita tuve el "tiempo libre" para poderles subir capitulo, en serio que no he tenido tiempo para encender la laptop y ya no tengo capitulo así que los estoy escribiendo sobre la marcha, en serio les ruego que no se desesperen, nunca dejaría la novela sin terminar, porque no soy de las que dejan las cosas a medias, solo les pido paciencia, no es tan fácil escribir y subir, cuando se trabaja y tienes mas cosas que hacer, por favor traten de entenderme.
En fin, ya no tengo nada mas que decir, solo esperen el siguiente capitulo pronto, no les diré si sábado, domingo o lunes, porque si no puedo subir esos días, no quiero que se molesten conmigo. Las quiero.
Yanan.
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