domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo sesenta y tres.

¡Hola, hola!
Hoy no tengo mucho que decir, salvo que espero hayan tenido una muy linda Navidad.
Este es el ultimo capitulo del año. Les deseo que el 2013 llene cargado de cosas buenas para todos/as y cada uno/a de ustedes, les deseo lo mejor del mundo. Saben que los aprecio/a demasiado y que en serio espero lo pasen de lo mejor en compañía de todos los que quieren.

Espero que disfruten el capitulo y...
¡FELIZ AÑO NUEVO!
Yanan.




Llegamos al aeropuerto de Heathrow en Londres. Varias fans ya asediaban a los chicos, pidiéndoles fotos y autógrafos, mientras algunos paparazzis los fotografiaban a lo lejos. Las chicas, junto conmigo y Adam, nos adelantamos. Minutos después los demás nos alcanzaron. Documentamos nuestro equipaje y nos dirigimos a la sala de espera. El vuelo duraría cerca de 4 horas.
Cuando Tom nos dijo que nos iríamos a New York, fue un momento de emoción, que después concluyo en confusión y miles de preguntas, ya que habíamos empezado a celebrar, sin siquiera saber por qué iríamos.

Los chicos habían sido invitados a un festival de Año Nuevo en el Hard Rock Café en la gran manzana. Era una gran oportunidad para internacionalizarse, y Tom había aceptado la propuesta sin siquiera haberlo consultado con Harry, Danny y Dougie.
— ¿Estás seguro de esto? —pregunto Danny. — ¿crees que nos vaya bien? —Danny estaba un poco nervioso, ya que compartirían escenario con más bandas y cantantes, que eran más conocidos que ellos en ese lado del planeta.
—Si nos invitaron fue por algo… —agrego Harry.
—No perdemos nada con ir. Es algo que estábamos esperando por mucho tiempo.
—Además…—continuo Tom— tenemos algunas fans allá, creo que nos ira bien.
—Ok… entonces creo que si nos vamos a New York. —termino Danny.
— ¿Y porque quieren que vayamos todos y no solo ustedes? —pregunte curiosa. Todos miraron a Tom de nuevo. Él se encogió de hombros.
—Pensé que sería divertido. —sonrió mostrando su hoyuelo.
Los chicos lograron convencer a Danny. Obviamente, si no, no estaría parada en medio de la sala de espera mirando hacia la ventana y pensando en todo lo que estaba pasando en estos momentos. Iría a New York con mis mejores amigos.

Había olvidado algo… Estaba por subirme a un avión para irme con mis amigos y la novia de Danny. Trataría de ignorarla lo más que pudiera, aunque Vanessa fuera demasiado molesta y ella se acercara a hablarme de su relación con Danny y cosas así, la necesitaba realmente alejada de mí.

Me gire y me puse a ver la escena que estaba frente a mis ojos, Tom estaba sentado junto a Emma y a su lado estaban Dougie y Adam, los cuatro estaban charlando entre ellos. Harry y Karen habían ido a comprar algo para comer, así que venían caminando tomados de la mano y sonriéndose muy cursimente, y por último, dos filas atrás de donde estaban los demás sentados, estaba Danny y Vanessa, tomados de la mano, ella tenía su barbilla recargada en el hombro de él, mientras que con su mano derecha acariciaba ligeramente la parte alta del cuello de Danny, él con la mano que tenía libre, estaba revisando su celular. Cada movimiento que hacía Danny, era como una señal a mi cerebro, todo se movía en cámara lenta.

—Pasajeros del vuelo 264 con destino a la ciudad de New York, favor de abordar por la puerta número 2. Recuerden llevar boleto y pasaporte en mano. — hablo la voz que inundo la sala de espera.
Todos se pusieron de pie. Me acerque a Adam y él al ponerse de pie, me tomo de la mano, mientras que con su mano libre arrastraba su maleta, quería llevar también la mía, pero yo no lo permití.
—Deja llevo tu maleta, Sam.
—No.
— ¿Por qué?
—Porque no puedes llevar nuestras maletas en una sola mano, y no quiero que sueltes la mía, así que no te la daré. —le sonreí al terminar de hablar, el respondió con un beso en mi mejilla.
Subimos al avión. No nos tocó juntos, en cuanto a filas se refiere, unos estaban más adelante y otros más atrás.
Adam me dejo la ventanilla.
Las azafatas nos dieron las instrucciones en caso de emergencia y turbulencias. Después, nos pidieron que abrocháramos nuestros cinturones.

Recosté mi cabeza en la ventanilla, y me dedique a observar las nubes. Adam se había quedado dormido. Y el avión estaba en completo silencio. De mi bolso saque un libro, mi celular y mis audífonos, me los puse y le di play a la música, deje que se pusiera en aleatorio, el reproductor me puso una canción de los chicos “Shine a light”, recargue mi cabeza en el respaldo y comencé a leer. De pronto, mi celular anuncio un mensaje nuevo, era de Danny… ¿Cómo es que me mandaba un mensaje si estábamos en el mismo avión? Extrañada, estire mi cuello y lo busque por todo el avión, estaba en la fila de enfrente, 2 asientos hacia atrás. Tenía el celular en su mano, y sus audífonos beats colgaban de su cuello, al encontrarme con su mirada, me sonrió y yo solo negué con la cabeza, tratando de ocultar una ligera sonrisa que amenazaba por asomarse de mis labios. Me acomode de nuevo en mi asiento y deslice el dedo sobre la pantalla de mi celular para desbloquearlo.

“¿Cómo estás?”
“Estoy bien, tal como te lo respondí hace varias horas cuando nos vimos en casa de Tom… ¿tu?”
sentía que me comportaba como una perra con él, pero necesitaba poner una ligera línea entre nosotros, por bien de mi salud mental.
“No sé…”
“¿Por qué no sabes?” envié preocupada.
“No lo sé, solo sé que no sé cómo me siento… ¿no te ha pasado eso?”
“Muchas veces, siendo sincera. Pero después se me pasa y regreso a mi ánimo normal… ¿no te emociona venir a NY? ¿Qué tienes Danny? Te he sentido muy distante con todos nosotros, algo alejado, o yo que se…”
le di clic a enviar y me puse a esperar por una respuesta.

 Ahora sonaba una canción de los BSB. Me quede viendo la pantalla de mi celular, ya habían pasado 2 minutos y Danny al parecer no se decidía en enviar su contestación, solo aparecían tres puntos suspensivos, los cuales indicaban que estaba escribiendo, pero segundos después, desaparecían, lo que me daba a entender que borraba todo.
“Sé que algo pasa por tu mente” le escribí.
Y volví a esperar que escribiera algo y se decidiera a enviarlo, pero no, seguía borrando lo que escribía.
“Sam, ¿eres feliz?” mando finalmente, lo que me sorprendió, me quede mirando la pantalla por unos segundos, mientras pensaba mi respuesta a esa pregunta. Adam beso mi hombro, haciendo que me sobresaltara. Bloquee rápidamente mi celular, me quite los audífonos y los avente a mi bolso.
—Ya despertaste. —respondí, mientras acariciaba su mejilla. El asintió, mientras se recostaba en mi hombro.
—Pensé que dormirías algo tú también.
—No pude dormir, me puse a leer algo. —eleve mi libro, para que él lo viera, después lo avente a mi bolso también. —Adam se acomodó en su asiento y observo alrededor.
—Todos duermen. —sonrió. —Ya falta poco para llegar —yo asentí. Adam me sonrió de nuevo y se acercó más a mí, para atrapar mis labios. Me sentía un poco nerviosa, ya que no quería que Danny nos viera besándonos, justo cuando se sentía así. Aunque no entendía porque me comportaba de esta manera, si a él no le importaba besarse frente a mí con su novia. Adam era mi novio y yo si quería podía besarme con él, cuando quisiera y donde quisiera.
Adam termino el beso, con otro pequeño sobre mis labios. Se puso de pie, disculpándose para ir al baño, lo seguí con la mirada, para cuando lo vi entrar, vi que Danny me miraba fijamente, retuve la mirada ahí unos segundos, para después girarme y tomar mi celular y responder su mensaje.
“Sí, soy feliz, tengo a muchas personas que me aman a mí alrededor. Tú también deberías sentirte feliz.” Envié. Guarde mi celular al fondo de mi bolsa y me recargue de nuevo sobre la ventanilla. Cerré los ojos y me olvide de todo por un momento.


{***}


El avión aterrizo. Bajamos y nos dirigimos hacia el lugar donde debíamos recoger nuestro equipaje. Danny seguía serio, pero yo no le tomaba importancia, o eso trataba. Intentaba ignorarlo, sabía que si le hacía aunque sea una pequeña fracción de importancia, me confundiría, y no planeaba pasar este viaje confundida, planeaba pasarlo bien y disfrutar de la compañía de mis amigos y sobretodo de Adam.

Salimos por un pasillo largo y ancho, las puertas de cristal se abrieron mostrándonos al impetuoso Aeropuerto Internacional John F. Kennedy. Una oleada de recuerdos me envolvió. La última vez que había estado aquí fue cuando en mi cumpleaños número dieciséis, mi mamá decidió que sería genial pasarlo aquí. Fueron cuatro increíbles días de madre e hija.

Comenzamos a caminar entre un montón de gente que trataba de pasar por su equipaje, que venía a darle la bienvenida a sus seres queridos, etc. Los chicos se sorprendieron al ver a un círculo de chicas y unos cuantos chicos esperando por ellos. Se sonrieron entre si y caminaron hacia donde estaban sus fans esperándolos. Hablaron con ellos un momento y después se despidieron haciéndoles saber que los verían en su presentación en dos días.

Tommy Jay Smith –su tour manager- se reunió con nosotros, después de que había ido a ver si el auto que nos llevaría al hotel ya había llegado. Nos hizo una seña y todos nos pusimos de pie y caminamos hacia él.

El trayecto al hotel fue tranquilo, los chicos hablaban con Tommy, Karen y Emma trataban de no ignorar a Vanessa y yo estaba hasta cierto punto, embobada con los cariños que Adam me hacía en la mejilla. Bese rápidamente sus labios y después recosté mi cabeza en su hombro, mientras el besaba mi frente.
En serio que lo quería, cada día mi amor por el crecía más, lo que me hacía cuestionarme el porque me seguía poniendo nerviosa Danny.

Llegamos al hotel. Caminamos hacia el Lobby, Tommy pidió las llaves de nuestras habitaciones y nos las entrego. Todos los gastos del hospedaje, camioneta y boletos de avión corrían por cuenta de los patrocinadores del festival, lo que era impresionante, ya que todo era de buena calidad. Estábamos en un hotel de cinco estrellas, en el avión habíamos estado en primera clase y la verdad a mi parecer, se estaban tomando muchas molestias, ya que no solo les estaban pagando a lo que era McFLY y su equipo, si no que hasta a sus acompañantes (nosotros) nos estaban pagando todo.

La repartición de habitaciones no había sido un problema, ya que cada quien estaría solo, no compartiríamos habitación, habíamos quedado repartidos en dos pisos del hotel. En un piso habíamos quedado, Tom, Dougie, Emma, Adam y yo, en el de abajo de nosotros habían quedado Harry, Karen, Danny, Vanessa y Tommy. A Adam y a mí solo nos separaban algunas habitaciones, en cierta manera, desde que habíamos dejado Londres, yo iba a decirle a Tom que no me pusieran en una habitación con Adam, no porque no quisiera dormir con él, sino que dormir con alguien implicaba muchas cosas, y después de lo que había estado a punto de pasar con nosotros, me sentía en cierta manera demasiado tímida. Adam entendía y eso me encantaba.
Subimos a nuestras habitaciones para descansar un poco, quedamos de vernos a las seis de la tarde en el lobby para salir a pasear un rato y después ir a cenar todos juntos.
Coloque la maleta en un extremo de mi habitación y la observe por un momento. Fui al baño para refrescarme un poco. Al salir, sentía que algo me faltaba. Mi bolso. Lo había dejado en uno de los sillones del lobby. Rápidamente, tome la tarjeta de la puerta y salí, presione apresuradamente los botones del elevador, como si eso lo hiciera bajar más rápido… las puertas se abrieron y segundos después ya me encontraba saliendo de este, camine hacia el sofá y ahí estaba mi bolso, por un momento había creído que alguien lo podría haber tomado, lo cual podría ser muy malo, ya que tenía cosas muy importantes ahí. Lo tome, me di la vuelta para dirigirme hacia el elevador de nuevo, cuando vi a Danny caminar hacia mí.
—Hey.
—Hey. —respondí. —se me había olvidado mi bolso y vine por el…—dije mostrándoselo, como si él me hubiera preguntado que qué hacía, lo cual nunca hizo, pero que yo siempre hacia, cuando Danny estaba cerca de mí, generalmente o hablaba de mas, o no hablaba en lo absoluto. — ¿tú que haces?
—Nada, solo estaba conociendo el hotel… Oye, Sam… —miraba sus pies, y después me miraba a mí.
—Dime.
— ¿En serio eres feliz con Adam? —pregunto como si no quisiera oír mi respuesta, yo me quede observándolo sorprendida con su pregunta y también por el simple hecho de que seguía con el mismo tema de horas atrás. Pero ahora que me lo preguntaba directamente, era diferente.





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lunes, 17 de diciembre de 2012

Capítulo sesenta y dos.


Primero que nada, quiero dedicarle este capítulo a mis amigas (ellas saben quiénes son) porque me siento muy cursi y pues eso, saben que las quiero mucho.

Segundo, no se sí recuerden que les había dicho que el fic se acabaría en el capítulo 70, pero no, debo alargarlo un poco más ya que aún faltan cosas por suceder, espero no las esté aburriendo.

Y tercero, nunca me cansare de agradecerles su apoyo con el fic, ya tengo poco más de 1 año escribiéndolo y pues eso, gracias por seguir aquí conmigo.

Lo más seguro es que no publique antes de Navidad o después, (aunque haré lo posible) así que, quiero desearles una muy Feliz Navidad, espero que todos tus deseos se cumplan y en esta fecha especial, no falte el amor y la alegría. Les deseo lo mejor del mundo.

Ahora sí, espero disfruten el capítulo.

-Yanan.





— ¿Por qué haces esto? —susurre.
—No tengo ni la menor idea. —tomo mi cara con sus dos manos, y presiono sus labios con los míos. Cerré los ojos y deje que me besara.
— ¿Sam? —abrí los ojos de repente y vi a Danny sentado frente a mí, mirando como si tuviera algo en la cara. ¿Qué había pasado? Me puse roja.
— ¿Si? —respondí atragantándome con mi propia saliva. Sentía que mis mejillas ardían.
—Estábamos hablando y en un abrir y cerrar de ojos, perdí tu atención. ¿Todo bien?
— ¿Estábamos hablando? —Danny asintió— Oh, si… lo siento, estaba pensando… —fruncí el ceño y después lo mire. Comencé a jugar con mis manos, que se estaban comenzando a poner sudorosas.
— ¿Qué pensabas? ¿Segura que estas bien? Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea. —extendió su mano y apretó ligeramente mi rodilla, observe cuidadosamente cada movimiento que hacía hacia mí y después como regresaba su brazo y lo colocaba sobre su regazo.
Mis labios se habían puesto secos, así que los moje rápidamente y me percate de como Danny apretaba su mandíbula y alejaba su vista de sobre de mí.
—Sí, todo bien. Creo que deberíamos unirnos a los demás, ya casi es hora de dar los regalos y… si, eso.
Con su ayuda me puse de pie y caminamos juntos, sin decirnos nada hacia donde estaban todos. Era como si una burbuja de incomodidad nos cubriera. Odiaba esto. Ni siquiera sabía que me estaba pasando. No era normal fantasear con los besos de otro cuando tienes novio y estas felizmente con él.

Para cuando Danny y yo entramos a la sala, un silencio se formó entre todos los presentes mientras nos miraban. Adam me observaba, pero no lograba descifrar su expresión. Suspire y camine hacia él. Pase mis brazos a su alrededor y apoye mi cabeza sobre su pecho. Sin dudarlo, el me envolvió con los suyos y beso mi coronilla. De reojo vi como Danny caminaba incómodamente hacia donde estaba Dougie, lo sabía, sabía que se sentía incómodo por el modo en el que despeinaba su cabello.
—Este… ¿Qué les parece si nos damos nuestros regalos? —dijo Tom, atrayendo la atención hacia él. Siempre salvándonos de situaciones incomodas.
Nos acercamos al árbol, y nos sentamos alrededor de este. Tom fue quien comenzó. Todos, sorpresivamente, me pillaron con uno que otro regalo. Cuando me fue mi turno, me acerque a Tom, y le di lo que la había comprado, había envuelto la caja con un papel de “back to the future” el sonrió y me abrazo. – a Tom le había comprado una colección de películas de Disney, todas en versiones extendida y Blu-Ray, y un sweater de esos que a él le gustaban, que parecía hecho por una ancianita-, después me acerque a Harry, y le di otra caja, él me agradeció y abrazó también, le había comprado unos bongos. Regresamos al árbol de navidad y de debajo, Adam tomo una caja un poco más grande que las demás, y nos dirigimos hacia donde estaba Dougie. El al vernos que llevábamos una caja, empezó a hacer como que se desmayaba.
Le sonreí y lo abrace fuertemente, después, entre Adam y yo le dimos su regalo, el cual estaba abierto, ya que le habíamos comprado una iguana. Dougie sin esperarse, levanto la tapa y sorprendido nos miró y después tomo la iguana en sus manos.
—Se llama Pedro… pero si quieres puedes cambiarle el nombre. —dije.
—Oh, es perfecto, ¡muchas gracias! —dijo sonriente y comenzó a caminar, mientras hablaba con su iguana, dejándonos solos.

Adam me hizo una seña, para que fuera por el regalo de Danny, le sonreí tímidamente y me dirigí hacia el árbol para tomarlo. No era una gran caja, ni siquiera era una bolsa, era algo ligeramente delgado y a la vez alto, era extraña la envoltura. Caminamos hacia Danny, él nos mostró una sonrisa sorprendido.
Haber elegido un regalo para Danny había sido muy complicado, ya que no sabía que podía regalarle, y que nadie se diera cuenta de lo mucho que lo quería o de que él era especial, o algo así, había sido muy difícil, pero al final del día, había recordado algo que me había dicho hace mucho tiempo, así que pedí la ayuda de Adam y entre sus contactos y el internet, pude conseguir el que creía era el regalo perfecto para Danny.
—Feliz navidad. —dije poniendo frente a mí su regalo. Era el primer álbum que había sacado Bruce Springsteen, en 1973: “Greetings from Asbury Park, N.J.”  En una ocasión Danny me había dicho que era el único que le faltaba, así que, después de tanto buscar, ahora ya lo tenía. —Espero te guste. —y lo abrace. Fue un abrazo diferente a muchos de los que nos habíamos dado anteriormente, ya que Adam estaba detrás de mí, pero bueno, aun así, fue un abrazo que hizo que todo se me erizara. Danny desgarro sin cuidado alguno el papel que cubría aquel disco y al momento de ver que era lo que estaba dentro, me miro con sus ojos bien abiertos, y me abrazo de nuevo, mientras besaba sonoramente mi mejilla.
— ¿Cómo fue que lo conseguiste? —pregunto. Yo solo me encogí de hombros y le sonreí.
—Me alegra que te haya gustado tanto. —dije sincera.
Adam a todos los chicos, les regalo una botella de vino y un estuche especial. Típico de hombres.


{***}


Al llegar a casa, Adam me ayudo a bajar todas las bolsas y cajas de regalo que había recibido. Las coloco sobre el piso de la sala y se acercó a mí, abrazándome. Pego su frente a la mía y me observaba. Así nos quedamos unos segundos, solo mirándonos el uno al otro y escuchando nuestras respiraciones. Lo miraba fijamente a los ojos, mientras que miles de cosas pasaban por mi mente. Necesitaba concentrarme seriamente en lo que quería.
Me puse ligeramente de puntillas, mientras que pasaba mi brazo hacia su cuello, estire mi cabeza un poco y rocé sus labios. Cerré los ojos y espere que él me correspondiera el beso. Tenía miedo de que no lo hiciera. De que se haya hecho imágenes erróneas al vernos a Danny y a mi aparecer en la sala después de haber estado ausente por no sé cuantos minutos. Espere con los ojos cerrados y mi mano en su cabeza. Él suspiro, sabía que tenía una pelea mental. Después de unos segundos, beso mis labios.
—Sam, pensé que tú y Danny habían tenido algo en la cena… perdóname, soy un imbécil, yo sé que aún lo quieres y…— me separe ligeramente de sus labios y lo mire para después sonreír y besarlo nuevamente, con un poco más de fiereza. Adam se sorprendió, pero solo tomaron unos segundos para que él me elevara y que yo rodeara su cintura con mis piernas.
—Yo te quiero, Adam. —respondí con la respiración un tanto agitada.
Adam comenzó a caminar por el pasillo hacia mi habitación; Con cuidado iba quitando su corbata con la mano que tenía libre, mientras que con la otra me sostenía. Como pudimos llegamos a mi habitación, me coloco con cuidada sobre mi cama. No nos separábamos, seguíamos besándonos como si jamás hubiéramos sido besados.

Adam, comenzó a desabotonar mi abrigo. No supe cómo lo hizo, pero me haba quitado el abrigo, sin siquiera pararme de la cama. Continúe besándolo mientras comenzaba a desabotonar su camisa, dejando desnudo su pecho.
Seguimos besándonos, él poco a poco desviaba sus labios y besaba mi mejilla, iba más abajo y comenzaba a besar mi cuello y regresaba a mis labios. Acariciaba mi abdomen por debajo de mi vestido y mis piernas sobre las mallas. Yo solo me dejaba llevar. De pronto, sentí como sus dedos peleaban con el zipper de mi vestido, ahí fue cuando capte lo que pasaba y me separe de sus labios, con la respiración entrecortada. El agitado, entendió y se detuvo.
—Lo siento. —dije mientras Adam, se bajaba de sobre de mí y se recostaba a mi lado. —Pero, no estoy preparada para ese paso todavía. — admití avergonzada, y con cierta pena, por el estado en el que había dejado a Adam.
—No, está bien Sam. No te presiones. Me… nos dejamos llevar —dijo acariciando mi mano.
Lo mire con una sonrisa. En serio lo quería, mucho.
Me recosté en su pecho desnudo y comencé a escuchar los latidos de su agitado corazón.
—Adam, quédate esta noche conmigo. —eleve mi cabeza y lo mire. El solo me sonrió con sus ojos y sus labios.
— ¿Segura? ¿Dormiré en el sofá de nuevo?
—Sí, solo quédate a acompañarme. No quiero estar sola. Y no… no dormirás esta vez en el sofá — me apretó entre sus brazos y yo solo cerré los ojos y me sentí protegida.
¿Se podía amar a dos personas al mismo tiempo?



{***}



Los rayos del sol se asomaban ligeramente por la ventana. Yo abrí los ojos y me encontré con Adam, a mi lado aun durmiendo. Sonreí.
Con cuidado de no despertarlo, me puse de pie y camine hacia el baño. Había sido una extraña noche, pero no mala. Después de eso, seguimos platicando, le di algo para que durmiera cómodo y yo me había quitado mi vestido para ponerme el pijama. Después me volví a recostar a su lado y el me abrazo de nuevo… Me había quedado dormida en sus brazos, mientras el besaba mi cabello.

Camine descalza hacia la cocina, percatándome de que estaba nevando.
Me acerque a la alacena y saque de ahí una bolsa de harina para panqueques… Me sentía extraña.

Mientras batía los huevos y le agregaba la leche, se me vino a la mente lo que había estado a punto de suceder entre Adam y yo. Agradecía, en cierta manera que no haya pasado nada, porque no me sentía preparada para ese paso… y menos de si quería darlo con Adam… lo quería, si, demasiado, pero aun había cosas rondando en mi mente que necesitaban ser aclaradas.

Escuché el agua correr en el baño. Adam ya se había despertado. Minutos después hizo acto de presencia en la cocina. Beso mis labios rápidamente, mientras me decía “feliz navidad” y se sentó en uno de los banquillos que adornaban mi pequeño lugar.
— ¿Dormiste bien? —pregunte mientras vertía la masa sobre la plancha.
—Demasiado bien. Tu cama es mucho mejor que el sofá, ¿lo sabias? —lo mire y me dedico una linda sonrisa.

Así paso la mañana, entre risas y frases cursis, hasta que Adam tuvo que irse a su casa, para cambiarse y vernos en casa de Tom, ya que nos juntaríamos otra vez, para comer lo que había sobrado la noche anterior. Siempre había preferido la comida del otro día, que la que se preparaba para el 24. No sé, el recalentado siempre sabía mejor.
Después de alistarme, de guardar los regalos de la noche anterior, -ropa, perfumes, un día en un spa para dos personas, entre otras cosas- y de haber arreglado mi habitación, me dirigí a casa de Tom, donde ya estaban Emma y Dougie.
Mientras esperábamos que los demás llegaran, aparte a Emma de los chicos y salimos hacia el jardín de Tom, el cual estaba completamente lleno de nieve. Emma me miraba esperando a que hablara. No sabía si contarle lo que había pasado o estuvo por pasar entre Adam y yo, por miedo a que le contara a Tom. No decía que Emma era una chismosa, no me molestaba que se lo dijera a Tom, porque sabía que Tom no se lo diría a Danny, pero igual… me daba cierta ¿pena? O algo así, ya que al parecer, era la única de las chicas que seguía siendo virgen.
—Ya dime lo que me tienes que decir, Sam, me estoy congelando. —dijo Emma, mientras frotaba sus manos entre sí, para darles calor.
Iba a empezar a hablar, cuando Danny salió de casa de Tom y nos abrazó al mismo tiempo.
— ¡Feliz navidad! —grito. Mientras yo, con señas, le hacía saber a Emma que después le platicaría.

(…)

Adam llego justo a tiempo para la comida, la cual paso demasiado ligera y divertida.
Después de eso, Tom nos pidió que todos nos fuéramos a la sala ya que tenía un anuncio que hacernos. Todos nos miramos extrañados, pero aun así fuimos e hicimos lo que dijo.
—Bien… quería esperarme, pero al ver que estamos todos juntos, y no hace falta nadie, salvo una persona, pero esa persona ya sabe, así que…
— ¡…Ya habla! —grito Dougie, logrando que Tom lo mirara molesto.
—Así que les tengo que decir que…
—Que… —dijo Danny incitándolo a continuar.
— ¡Nos vamos a Nueva York! —grito, haciendo que todos nos quedáramos en silencio con la boca abierta, para después unirnos a sus gritos.







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¡FELIZ NAVIDAD!


jueves, 6 de diciembre de 2012

Capítulo sesenta y uno.


Antes que nada, quiero pedirles disculpas porque ahora si me ausente por mucho tiempo, no había tenido nada de tiempo para entrar y Blogspot no me abría correctamente desde chrome... se que siempre es lo mismo, pero ya saben que hago lo mas que puedo por subir, se que el no subir me esta restando lectoras y las visitas están bajando, así que muchas gracias a ustedes las que siguen leyéndome. 

Las quiero <3

Y espero que el capítulo sea de su agrado, a mi no me convenció como quedo, pero mis personitas de confianza (que lo leen antes que nadie) me dijeron que quedo bien, en fin, espero sus comentarios, pensamientos, opiniones, lo que sea...

Yanan.





Entramos tomados de la mano a casa de Tom. Adam me ayudo con mi abrigo, para después quitarse el suyo y colgarlos en el perchero. Al adentrarnos, caminamos juntos hacia el gran árbol de navidad que estaba en una esquina y colocamos los regalos, después fuimos a saludar a todos, quienes estaban reunidos en la cocina, charlando y bebiendo vino. Vino y casa de Tom juntos, me trajeron varios recuerdos que hicieron que mis mejillas se colorearan de rojo, me mordí el labio tratando de desaparecer esas imágenes de mi cabeza. Me acerque a cada uno y les di un ligero abrazo a modo de saludo.
Nos unimos a la plática y minutos después, la casa comenzó a llenarse de gente. La mayoría eran familiares de los chicos, así como sus respectivas parejas. Nos fuimos todos hacia la sala, y cada quien empezó a platicar con quien estuviera más cerca. Después de una hora, las mamás de cada uno, se pusieron de pie y fueron hacia la cocina, para dar los últimos toques a los platillos que habían traído.
Junto a la mesa principal, habían unido otra más, para así sentarnos todos juntos. La hora de la cena llego, y nos dispusimos a tomar asiento. A lo lejos se veía como el jardín se iba llenando de una capa de nieve, mientras los villancicos dentro de la casa de Tom inundaban nuestros oídos. Alrededor de la mesa, todos nos tomamos las manos y dimos gracias por estar juntos, la comida, la salud y demás. Era realmente lindo todo lo que se decía. La cena transcurrió entre mas platicas, anécdotas, chistes, y cualquier cosa que saliera de boca de Dougie o Danny, literalmente estaban apunto de hacernos escupir nuestras bebidas.
Danny estaba sentado frente a mí. Vanessa no había venido ya que había regresado con su familia para pasar las fiestas, no pregunte más. Desde que llegue no me había fijado mucho en el, y no sabia ni entendía el porqué, pero se veía realmente guapo, con ese sweater estampado que llevaba puesto. Estaba ocurriendo esta cosa que tenía tiempo sin pasarme, era como si todos hubieran desaparecido, y solo estuviera Danny frente a mí. Estaba observando cualquier movimiento que el hacía; como se movían sus labios cada que hablaba, como se le hacían unas pequeña arruguitas alrededor de los ojos cuando reía, como se movía su garganta al darle un sorbo a su copa con vino, todo, todo lo estaba observando. Sus ojos se posaron en mi, pero no fui lo suficiente rápida e inteligente para disimular, a él no le importo, solo me sonrió dulcemente, lo que logro que yo me sonrojara y tomara mi copa de vino y me girara para mirar a Adam. De reojo vi como Danny, incomodo, miraba hacia otro lado. 
La cena termino, entre Emma, Karen y yo, recogimos la mesa, mientras que los chicos y los demás iban a la sala a tomar el postre y seguir bebiendo.
Deje los platos sobre la base de mármol negra, sintiendo 4 ojos sobre de mi. Extrañada, me gire y me encontré a Karen y Emma mirándome muy fijamente. Las mire alzando las cejas en señal para que hablaran. Nada. Siguieron mirándome.
— ¿Qué? ¿Por qué me miran así? ¿Tengo comida en la cara? —pregunte, al ver que no hacían nada.
—No, no tienes comida…
—De hecho no tienes nada en el rostro, si es que te lo preguntas. —prosiguió Emma.
— ¿Entonces?
—Nada…—siguió Karen mientras tiraba algunos desperdicios en el cesto de la basura.
—No por nada me pueden mirar así, ¿Qué paso?
—De acuerdo. —Bufó Emma— Solo nos dimos cuenta de como miraste a Danny hace rato, estuve a punto de golpearte, te juro que no reaccionabas… —sentí que mis mejillas se coloreaban de rojo.
—No lo miraba de ninguna manera diferente…—me encogí de hombros.
—Claro que si, lo mirabas como si fuera la cosa mas preciada que tuvieras. —suspiro Karen.
—No.
—Si, Sam… no nos mientas, somos tus amigas. Así que agradece que al parecer hayamos sido las únicas…
—Aparte de Danny—interrumpió Karen de nuevo a Emma.
—Si, además de Danny, que se hayan dado cuenta de eso.
Las mire en silencio, mientras recargaba mi cadera en la barra y me cruzaba de brazos.
—Lo sigues queriendo…
—Si, así como las quiero a ustedes y a los chicos…
—No. Lo quieres de una manera diferente. Créeme, lo se yo, estoy apunto de casarme y muy enamorada, así que conozco perfectamente esa mirada. —le fruncí el ceño.
—Creo que no es el lugar ni el momento de hablar de esto…
—Pero no lo niegas. — Touché Emma, touché.
— ¿Negar que? —preguntaron detrás de nosotras. Yo las mire asustada, mientras una mano se deslizaba en mi cintura y me acercaba hacia él, para besarme rápidamente. Karen y Emma se miraron un poco incomodas. Yo me reí nerviosamente.
—Adam, pensé que estabas con los chicos.
—Si, pero me mandaron a ver que tramaban. —me abrazo mas.
—Bueno, no tramábamos nada, solo platicábamos.
— ¿Qué se supone que no niega Sam? —pregunto. Yo me tense y mire a las chicas rápidamente en busca de ayuda, ellas eran las que me habían metido en esto.
—Sam ama el puré de papa, pero no lo quiere aceptar, pero tampoco quiere negarlo… ¿Cómo es eso posible? Todos aman el puré de papa. —reprimí una risa y mire a Adam, el me sonrió mientras negaba con la cabeza, para después inclinarse y besar la punta de mi nariz.
Salimos los 4 de la cocina y nos dirigimos hacia la sala, Adam y yo nos sentamos cerca de Tom, Emma se sentó a su lado, Danny estaba platicando con Dougie y otras personas, Karen se fue hacia donde estaba Harry con otras personas mas y así la noche continuo.
Después de un rato, a nuestra platica se unieron unos amigos de Tom, que resultaron también conocidos de Adam, Emma se había ido a platicar con Carrie y su mamá, Debbie, así que me había dejado sola, y totalmente ignorada, ya que ninguno de los que estaba ahí junto a mi, me hacia caso, estaban muy metidos en su platica.

Tome mi vaso aburrida, y estaba a punto de darle un sorbo, cuando me di cuenta de que estaba ya vacío, toque el hombro de Adam, para decirle que iría a servirme algo mas de beber, el solo asintió y siguió platicando. Me puse de pie y camine hacia la barra de bebidas improvisada, que habían hecho cerca de la entrada.
Después de haber rellenado mi bebida, me quede de pie al lado de la barra, la música ya me había cansado, así que espere un poco a que mi mente se relajara, lograba escuchar ligeramente las risas, los brindis y las charlas del otro lado de la habitación. Recargue mi espalda en la pared, mientras miraba hacia la nada.

¿En la vida real se usaba eso del muérdago? ¿Eso de que si te ponías de pie debajo de uno, debías besarte con el que estuviera ahí contigo, o con el que te gustaba, así como en las películas? Nunca había tenido un beso debajo del muérdago, y desde pequeña que veía las películas navideñas y los protagonistas se besaban, era demasiado romántico para mi, y lo había anotado como un sueño, así como un beso bajo la lluvia… La curiosidad me mataba, así que me puse a buscar por el techo, haber si Tom había puesto alguno por ahí, no me sorprendería encontrar uno que otro, ya que él era un amante de la navidad. Sin dejar de beber de mi vaso, seguí buscando, cuando me di cuenta que arriba de mí, había uno, di otro trago, mientras lo observaba fijamente, dejando que mi mente siguiera divagando por ahí.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el suave murmullo de una voz masculina en mi oído, que logro exaltarme.
—Danny. —dije tratando de calmar a mi corazón. — ¿Por qué siempre haces esto? ¿Simplemente no puedes acercarte a mi como las personas normales lo hacen? No tienes que casi matarme para saludarme, solo debes acercarte, decir “Hey Sam” u “hola” nada mas, no es gran cosa.
—Es divertido ver como te asustas. —me enseño su gran sonrisa, esa que hacia que mis piernas dejaran de sostenerme. Danny tenía en una mano su bebida, mientras que la otra estaba en el bolsillo de su pantalón. Se veía guapísimo y yo no podía dejar de verlo, así que quite mi mirada de él y la clave en uno de los foquitos navideños que adornaban el barandal de las escaleras. — ¿Qué haces aquí apartada de todos? —pregunto después de un rato, colocándose a mi lado, recargando su espalda en la pared al igual que yo.
—Nada, vine a servirme algo de tomar. —le mostré mi vaso.
—Bueno, tu vaso esta vacío…
—Oh…—me encogí de hombros. —tenia mucha sed, ya sabes…—Rio. Y yo quise darme un botellazo en la cabeza.

 Seguimos platicando de cosas sin importancia, se sentía un poco incomodo, no sabia porque, pero aunque fuera incomodo, no quería que se fuera de mi lado, extrañaba tener momentos a solas con el, era extraño, ya que seguíamos saliendo a caminar y al cine y cosas así, pero necesitaba tenerlo cerca de mi.
No se como terminamos sentados en el piso, uno frente al otro, pero reíamos, hablábamos y hacíamos estupideces, al parecer nadie se percataba de nuestra ausencia.
— ¿Qué es lo que tenemos aquí? —Danny dejo su vaso en el piso, y estiro su brazo hacia mi, con cuidado se acercó a mi cuello, y tratando de no tocar de mas, alzo el dije en forma de nota de sol, que me había regalado en mi cumpleaños. —Aun lo tienes…— mire hacia abajo, hacia su mano que sostenía a aquel preciado regalo y después lo mire con una sonrisa.
— ¿Por qué no lo tendría? —él se encogió de hombros, para después sonreí, pero al momento en el que sonrío y echo su cabeza hacia atrás, se quedo mirando un segundo el techo y después me miro. — ¿Viste lo que esta sobre nosotros?
—No. —dirigí mi vista hacia donde su dedo apuntaba. Había olvidado el muérdago. Mire a Danny. —Oh… —me encogí de hombros restándole importancia.
— ¿Has besado debajo del muérdago? —pregunto curioso. En ese momento me sentí con demasiada vergüenza…
—No. —respondí en voz baja después de unos segundos. Sentía que estaban mis mejillas apunto de estallar.
— ¿Es enserio?
—No es la gran cosa. —me encogí nuevamente de hombros, mientras jugaba con mi vaso vacío e ignoraba la mirada de Danny.
—No te creo. —hablo después de un rato. Eleve mi vista y lo vi amenazadoramente cerca de mi. Su aliento golpeaba ligeramente mi rostro. Trague saliva. —Te conozco mas que tu misma, a veces se te olvida eso.
— ¿Y que si nunca he dado un beso debajo de el muérdago? —respondí un tanto a la defensiva. —No es como que sea algo que me quite el sueño, tengo muchas cosas en mi lista, las cuales no he hecho.
Inesperadamente, Danny se acercó un poco mas a mi, sus labios rozaban los míos. Abrí los ojos como platos y lo mire, sus grandes ojos azules miraban nuestros labios rozándose, y después me miraba a mi.
— ¿Por qué haces esto? —susurre.
—No tengo ni la menor idea. —tomo mi cara con sus dos manos, y presiono sus labios con los míos. Cerré los ojos deje que me besara.
Me había vuelto loca.


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