Un mes
después de la boda, Melanie regreso a pasar un fin de semana conmigo, el cual
se convirtió en unas semanas más. Ella y
Dougie pasaban mucho tiempo juntos y todos pensábamos que no tardaban en
regresar. Pero siempre, al regresar a la casa después de hubieran estado todo
el día juntos, Melanie me decía que entre ella y Dougie ya no iba a poder haber
nada más que una linda amistad y un buen recuerdo de sus meses de novios que
tuvieron antes. Me ponía triste verlos, ya que se veía que se querían demasiado,
pero al parecer ellos estaban bien con la decisión que habían tomado. Ninguno
se sentía preparado para un relación formal, además de que Melanie no confiaba
mucho en las relaciones a distancia, ya que aún no sabía si regresaría o no a
Londres.
Karen y
Harry seguían en su viaje de Luna de miel, de repente nos mandaban fotos para
presumirnos en que parte del mundo se encontraban. En estos momentos estaban en
unas playas en el Caribe.
De Adam no sabía
nada, salvo que estaba en Italia. Nada más.
Danny y Vanessa seguían juntos. Aun no había tenido tiempo de hablar con él, o más bien, no ha habido la oportunidad de que nos veamos a solas. Esperaba poder hacerlo pronto.
Danny y Vanessa seguían juntos. Aun no había tenido tiempo de hablar con él, o más bien, no ha habido la oportunidad de que nos veamos a solas. Esperaba poder hacerlo pronto.
Tom nos había
invitado a cenar, así que Melanie y yo íbamos en camino. Se estaba quedando
conmigo, así que por el momento hacíamos todo juntas.
Llegamos a casa de Tom y él nos recibió con un abrazo, tomando el pastel que Mel tenía en sus manos.
Ya todos estaban ahí. Pasamos y saludamos y así comenzó la velada. Para cuando terminamos de cenar, pasamos a la sala y comenzamos a beber vino y a seguir platicando. De repente, Tom se puso de pie, para después inclinarse y poner una rodilla en el piso. Todos lo mirábamos con los ojos bien abiertos y sin poder creer lo que estaba por suceder. Emma parecía que iba a soltarse a llorar en cualquier momento.
—Em… —comenzó a hablar mientras se despeinaba un poco el cabello buscando las palabras para continuar. —Emma, hubiera deseado que esto fuera más diferente, pero sabría que te habría encantado que todos nuestros amigos estuvieras presentes… así que no se me ocurrió otra cosa que hacer una cena e invitarlos a todo. —Emma se acomodó en su asiento. Tom tomo su mano y la acaricio levemente para después besarla. —Sabes que eres de lo más importante que me ha pasado en mi vida y que te amo… y la verdad es que me gustaría pasar el resto de mis días contigo, viendo a nuestros hijos correr detrás de mis gatos mientras nosotros comemos helado debajo de una sombrilla en el jardín. —todos sonreímos— Quieres… ¿qui-quieres casarte conmigo? —soltó. En la sala se formó un silencio expectante, mientras Tom y Emma se miraban directamente a los ojos. Ella salto a sus brazos y beso sus labios repetidamente mientras entre besos le decía que sí. Las lágrimas caían por sus mejillas, pero la sonrisa nadie se la quitaba. La sala exploto en aplausos y chiflidos. Tom saco una cajita color aqua del bolsillo de su pantalón y al abrirla dejo ver un anillo con un diamante al centro, lo saco y lo coloco sobre el dedo anular de Emma, para después darse otro abrazo y un beso más.
Llegamos a casa de Tom y él nos recibió con un abrazo, tomando el pastel que Mel tenía en sus manos.
Ya todos estaban ahí. Pasamos y saludamos y así comenzó la velada. Para cuando terminamos de cenar, pasamos a la sala y comenzamos a beber vino y a seguir platicando. De repente, Tom se puso de pie, para después inclinarse y poner una rodilla en el piso. Todos lo mirábamos con los ojos bien abiertos y sin poder creer lo que estaba por suceder. Emma parecía que iba a soltarse a llorar en cualquier momento.
—Em… —comenzó a hablar mientras se despeinaba un poco el cabello buscando las palabras para continuar. —Emma, hubiera deseado que esto fuera más diferente, pero sabría que te habría encantado que todos nuestros amigos estuvieras presentes… así que no se me ocurrió otra cosa que hacer una cena e invitarlos a todo. —Emma se acomodó en su asiento. Tom tomo su mano y la acaricio levemente para después besarla. —Sabes que eres de lo más importante que me ha pasado en mi vida y que te amo… y la verdad es que me gustaría pasar el resto de mis días contigo, viendo a nuestros hijos correr detrás de mis gatos mientras nosotros comemos helado debajo de una sombrilla en el jardín. —todos sonreímos— Quieres… ¿qui-quieres casarte conmigo? —soltó. En la sala se formó un silencio expectante, mientras Tom y Emma se miraban directamente a los ojos. Ella salto a sus brazos y beso sus labios repetidamente mientras entre besos le decía que sí. Las lágrimas caían por sus mejillas, pero la sonrisa nadie se la quitaba. La sala exploto en aplausos y chiflidos. Tom saco una cajita color aqua del bolsillo de su pantalón y al abrirla dejo ver un anillo con un diamante al centro, lo saco y lo coloco sobre el dedo anular de Emma, para después darse otro abrazo y un beso más.
Después de
haberlos felicitado, me senté y me puse a mirar alrededor, Dougie y Melanie
estaban sentados tomados de la mano, lo miraba fijamente tratando de comprender
como sus mentes trabajan. Ninguno de los dos tenia ataduras para estar juntos,
solo necesitaban confianza para poder sacar adelante esa relación.
Al término de la noche, Melanie y yo regresamos a mi departamento. Demasiado
cansadas como para hablar.
El día
siguiente no hicimos nada, Mel se la paso viendo la televisión y mandándole
mensajes de texto a Dougie, mientras que yo me dedique a dibujar y a pintar un
poco, ya que tenía mucho tiempo sin hacerlo y realmente lo extrañaba. Cuando lo
hacía, las horas pasaban tan rápido, me perdía totalmente en el movimiento del
pincel sobre el lienzo o el lápiz sobre la hoja. Era tan relajante y me ayudaba
a aclarar mis pensamientos, o en su caso, olvidarme un poco de ellos.
—Oye, Sam… —hablo Melanie desde el pasillo, quien iba saliendo de mi habitación. — ¿Ahora que cierren la tienda de antigüedades, que harás? —limpie un pincel y me gire ligeramente para observarla.
—Supongo que buscar otro trabajo. —me encogí de hombros.
— ¿No te gustaría irte conmigo a Barcelona? Allá podrías encontrar un trabajo y estaríamos juntas, o incluso podría hacer que te contrataran en donde yo trabajo.
—No sé…
—Piénsalo. Además, no ha habido ninguna novedad con Danny, no puedes quedarte esperándolo toda la vida, debes continuar con tu vida.
—Eso es lo que estoy haciendo, continuar…
— ¿Estas segura? Porque podrías continuar tu vida allá en Barcelona conmigo y con mamá, igual podrías viajar y venir a visitar a los demás. Ambas podríamos y sería divertido, e igualmente, ellos podrían ir a visitarnos…
—No es tan fácil decir “me iré a Barcelona”, Melanie.
—Lo sé, por eso te digo que lo pienses. Me voy en unos días. —concluyo dejándome de nuevo sola con mis pinturas.
—Oye, Sam… —hablo Melanie desde el pasillo, quien iba saliendo de mi habitación. — ¿Ahora que cierren la tienda de antigüedades, que harás? —limpie un pincel y me gire ligeramente para observarla.
—Supongo que buscar otro trabajo. —me encogí de hombros.
— ¿No te gustaría irte conmigo a Barcelona? Allá podrías encontrar un trabajo y estaríamos juntas, o incluso podría hacer que te contrataran en donde yo trabajo.
—No sé…
—Piénsalo. Además, no ha habido ninguna novedad con Danny, no puedes quedarte esperándolo toda la vida, debes continuar con tu vida.
—Eso es lo que estoy haciendo, continuar…
— ¿Estas segura? Porque podrías continuar tu vida allá en Barcelona conmigo y con mamá, igual podrías viajar y venir a visitar a los demás. Ambas podríamos y sería divertido, e igualmente, ellos podrían ir a visitarnos…
—No es tan fácil decir “me iré a Barcelona”, Melanie.
—Lo sé, por eso te digo que lo pienses. Me voy en unos días. —concluyo dejándome de nuevo sola con mis pinturas.
Seguí
pintando por un rato, hasta que Danny logro colarse en mis pensamientos.
Suspire. Limpie mis manos y tome mi celular pensando en enviarle un mensaje,
pero al hacerlo y me di cuenta que tenía un mensaje nuevo y, daba la casualidad
que era de él.
“¡Hey! ¿Qué tal todo?”
“Hola, todo bien… ¿tú?”
“Igual… ¿Qué haces?”
“Estaba pintando… ¿sabes? Estaba por enviarte un mensaje, pero tú me ganaste.”
“Algún día debes enseñarme tus pinturas… ¿en serio? Entonces te gane :-P”
“Oye, ¿crees que algún día podremos salir y hablar… de todo…?
“Sí… de hecho por eso te escribía… ¿quieres que nos veamos ahora?” vi el reloj y me di cuenta que eran casi las 8p.m.
“Por mí no hay problema… ¿tu?”
“Por mí tampoco.”
“¿Nos vemos en tu casa?” comencé a morderme las uñas por los nervios.
“No… no estoy en mi casa, tuve una fuga de agua y no puedo ir allá hasta mañana. Me estoy quedando en un hotel cerca, ¿nos vemos aquí? O si quieres, voy yo a tu casa.”
“Yo voy al hotel, Melanie está aquí y no creo que se quiera ir para dejarnos hablar…”
“Ok, entonces te espero aquí. Estoy en la habitación 287.”
“¡Hey! ¿Qué tal todo?”
“Hola, todo bien… ¿tú?”
“Igual… ¿Qué haces?”
“Estaba pintando… ¿sabes? Estaba por enviarte un mensaje, pero tú me ganaste.”
“Algún día debes enseñarme tus pinturas… ¿en serio? Entonces te gane :-P”
“Oye, ¿crees que algún día podremos salir y hablar… de todo…?
“Sí… de hecho por eso te escribía… ¿quieres que nos veamos ahora?” vi el reloj y me di cuenta que eran casi las 8p.m.
“Por mí no hay problema… ¿tu?”
“Por mí tampoco.”
“¿Nos vemos en tu casa?” comencé a morderme las uñas por los nervios.
“No… no estoy en mi casa, tuve una fuga de agua y no puedo ir allá hasta mañana. Me estoy quedando en un hotel cerca, ¿nos vemos aquí? O si quieres, voy yo a tu casa.”
“Yo voy al hotel, Melanie está aquí y no creo que se quiera ir para dejarnos hablar…”
“Ok, entonces te espero aquí. Estoy en la habitación 287.”
Me puse de
pie y camine a mi habitación, tome ropa y entre rápidamente a la ducha. Melanie
me veía desde la cama algo extrañada. Para cuando salí del baño, ya llevaba
unos jeans, y una blusa que tenía un atrapa sueños estampado. Me senté en el
piso y me puse mis vans blancos. Melanie seguía mirándome. Me cepille el
cabello, me puse un poco de perfume y tome una chaqueta.
— ¿A dónde vas? —pregunto después de un rato.
—Iré a hablar con Danny. —la mire, ella se mostraba sorprendida. Tome el celular y lo metí en mi bolsillo trasero del pantalón. —No sé cuánto me tome esto, así que no me esperes despierta. —
— ¡Mucha suerte! —grito antes de que cerrara la puerta.
— ¿A dónde vas? —pregunto después de un rato.
—Iré a hablar con Danny. —la mire, ella se mostraba sorprendida. Tome el celular y lo metí en mi bolsillo trasero del pantalón. —No sé cuánto me tome esto, así que no me esperes despierta. —
— ¡Mucha suerte! —grito antes de que cerrara la puerta.
Camine al
hotel, no estaba tan lejos y el aire ayudaría a que mi cabello se secara. Para
cuando llegue, camine directamente a los elevadores sin necesidad de llegar a
la recepción y preguntar por Danny. Sentía que el corazón estaba en mi garganta y que podría morir atragantada.
Cuando me
vi afuera de su habitación, tome una gran bocanada de aire. Y seque mis manos
en mi pantalón, las cuales extrañamente sentía que se estaban derritiendo. Le
di varios golpecitos a la puerta, antes de que aquel conocido rostro me abriera
con una sonrisa en su boca. ¿Por qué era tan malditamente perfecto?
—Pensé que no vendrías. —dijo haciéndome pasar.
Me encontraba de pie en medio de la habitación. Danny estaba a unos pasos de mí. Nadie decía nada.
—No tendría porque no venir. Es algo que es importante para mí. —me gire y lo encare. El me dedico otra sonrisa. Si fuera más débil de lo que ya era, y no tuviera voluntad propia, en esos mismos instantes me hubiera aventado en sus brazos y lo habría besado.
—Pensé que no vendrías. —dijo haciéndome pasar.
Me encontraba de pie en medio de la habitación. Danny estaba a unos pasos de mí. Nadie decía nada.
—No tendría porque no venir. Es algo que es importante para mí. —me gire y lo encare. El me dedico otra sonrisa. Si fuera más débil de lo que ya era, y no tuviera voluntad propia, en esos mismos instantes me hubiera aventado en sus brazos y lo habría besado.
Danny estaba
sentado en el sofá frente a mí. Solo nos mirábamos. Yo jugaba con un vaso que
minutos antes él me había entregado. Tenía la garganta seca.
— ¿Y bien? —rompió el silencio.
—Danny… tú sabes lo que siento por ti, ¿cierto? ¿Si estas consiente de lo mucho que significas para mí? De cómo desde el primer día que te vi, algo en mi hizo clic y desde entonces, no puedo dejar de pensar en ti, en esto que siento… y tú solo me lo haces más difícil. Haces que sea difícil para mí pasar un día sin pensar en ti, en lo mucho que me gustas, en lo mucho que me enoja no poder estar contigo porque tu estas con Vanessa, cosa que no entiendo, si te soy sincera. No entiendo porque estas con ella, y después me mandas señales confusas que hacen que yo sienta que tú quieres estar conmigo y simplemente… —comencé a hablar, las palabras fluían y ni siquiera me daba tiempo de pensarlas. Danny ya se había puesto de pie y se había sentado sobre la mesa que separaba ambos sofás, estando prácticamente a unos centímetros de mí. —Es que… yo… yo estoy enamorada de ti y tú ni siquiera te das cuenta… —me silencio colocando su índice sobre mis labios, logrando así, que lo mirara directamente a los ojos. Mi pulso seguía elevándose. Lentamente, separo su dedo de sobre mi boca, colocando delicadamente su mano en mi cuello.
—Tú también significas muchísimo para mí, Sam. Desde que chocaste conmigo…
—Tú chocaste conmigo. —corregí. El negó divertido y siguió hablando.
—Me di cuenta de lo mucho que me gustabas cuando nos dejaron encerrados en el armario y tuvimos que compartir varias horas sin pelear… —Danny se iba acercando poco a poco a mí. —Son tantos momentos que podría nombrar, en cada uno hiciste que mi amor por ti siguiera creciendo… —ya estaba a unos milímetros separado de mis labios. Sus ojos fijos en los míos. No podía más. En serio necesitaba besarlo. Sentía que en cualquier momento todo esto desaparecería y me levantaría en mi cama, despertando de un sueño como tantas veces lo había hecho. No deje que siguiera hablando. Uní mis labios con los suyos, tomándolo ligeramente por sorpresa, pero al final, logro sobreponerse y comenzó a besarme también.
Sus manos viajaba por mi cuello y cabello, mientras las mías hacían lo mismo con el suyo. Todo era rápido y ligeramente salvaje. Danny me tomo en brazos, levantándome del sofá y recargándome sobre la pared. Mis piernas estaban alrededor de su cintura. Sus labios iban de mis labios, a mi cuello, pasando por mis orejas, mi clavícula y regresando de nuevo a mi boca.
— ¿Y bien? —rompió el silencio.
—Danny… tú sabes lo que siento por ti, ¿cierto? ¿Si estas consiente de lo mucho que significas para mí? De cómo desde el primer día que te vi, algo en mi hizo clic y desde entonces, no puedo dejar de pensar en ti, en esto que siento… y tú solo me lo haces más difícil. Haces que sea difícil para mí pasar un día sin pensar en ti, en lo mucho que me gustas, en lo mucho que me enoja no poder estar contigo porque tu estas con Vanessa, cosa que no entiendo, si te soy sincera. No entiendo porque estas con ella, y después me mandas señales confusas que hacen que yo sienta que tú quieres estar conmigo y simplemente… —comencé a hablar, las palabras fluían y ni siquiera me daba tiempo de pensarlas. Danny ya se había puesto de pie y se había sentado sobre la mesa que separaba ambos sofás, estando prácticamente a unos centímetros de mí. —Es que… yo… yo estoy enamorada de ti y tú ni siquiera te das cuenta… —me silencio colocando su índice sobre mis labios, logrando así, que lo mirara directamente a los ojos. Mi pulso seguía elevándose. Lentamente, separo su dedo de sobre mi boca, colocando delicadamente su mano en mi cuello.
—Tú también significas muchísimo para mí, Sam. Desde que chocaste conmigo…
—Tú chocaste conmigo. —corregí. El negó divertido y siguió hablando.
—Me di cuenta de lo mucho que me gustabas cuando nos dejaron encerrados en el armario y tuvimos que compartir varias horas sin pelear… —Danny se iba acercando poco a poco a mí. —Son tantos momentos que podría nombrar, en cada uno hiciste que mi amor por ti siguiera creciendo… —ya estaba a unos milímetros separado de mis labios. Sus ojos fijos en los míos. No podía más. En serio necesitaba besarlo. Sentía que en cualquier momento todo esto desaparecería y me levantaría en mi cama, despertando de un sueño como tantas veces lo había hecho. No deje que siguiera hablando. Uní mis labios con los suyos, tomándolo ligeramente por sorpresa, pero al final, logro sobreponerse y comenzó a besarme también.
Sus manos viajaba por mi cuello y cabello, mientras las mías hacían lo mismo con el suyo. Todo era rápido y ligeramente salvaje. Danny me tomo en brazos, levantándome del sofá y recargándome sobre la pared. Mis piernas estaban alrededor de su cintura. Sus labios iban de mis labios, a mi cuello, pasando por mis orejas, mi clavícula y regresando de nuevo a mi boca.
Me volvió a
tomar, sin dejar de besarnos y comenzó a caminar. No sabía a dónde íbamos, no
me importaba nada. Me sentía plena en esos momentos.
Con cuidado y delicadeza me puso de pie. Estábamos frente a la cama. Dejo de besarme y me miró fijamente. Mis piernas tocaban el colchón. Esperaba una respuesta de mi parte, no quería seguir con esto si yo no estaba de acuerdo. Miles de cosas pasaron por mi mente. Yo solo quería estar con él. Me acerque un poco más y lo bese.
Danny me levanto, poniéndome con cuidado sobre la cama. Comenzó quitando con delicadeza mi blusa. Después yo le ayude a quitarse la suya. Entre risas y besos quedamos en ropa interior. Nos comenzamos a besar de nuevo, como si la vida se nos fuera en ello, Danny comenzó a quitarme el brassiere, dejándome desnuda de la parte superior. Se separó un poco de mis labios y me observo con una sincera sonrisa en sus labios. Sentí un ligero rubor cubrir mis mejillas. El lo noto y las acaricio, para después besarlas.
—Eres hermosa, Sam. —susurro en mi oído, para después seguir besándome.
No sé cómo, ni cuando terminamos ambos desnudos. Danny estaba sobre de mí. Estaba listo, podía sentirlo. Nos quedamos mirándonos fijamente por unos segundos.
—Danny… Yo… yo nunca he estado antes con alguien de esta manera. —confesé.
—Lo sé. —beso la punta de mi nariz. — ¿Estás segura de esto? —pregunto tratando de que yo pensara bien las cosas y no hiciera algo de lo que me fuera a arrepentir después. —Porque si no, no importa… yo puedo esperarte el tiempo que…
—Sí. —lo corté. Claro que estaba segura, era el hombre que quería, y estaba totalmente consiente de lo que estaba haciendo.
Con cuidado y delicadeza me puso de pie. Estábamos frente a la cama. Dejo de besarme y me miró fijamente. Mis piernas tocaban el colchón. Esperaba una respuesta de mi parte, no quería seguir con esto si yo no estaba de acuerdo. Miles de cosas pasaron por mi mente. Yo solo quería estar con él. Me acerque un poco más y lo bese.
Danny me levanto, poniéndome con cuidado sobre la cama. Comenzó quitando con delicadeza mi blusa. Después yo le ayude a quitarse la suya. Entre risas y besos quedamos en ropa interior. Nos comenzamos a besar de nuevo, como si la vida se nos fuera en ello, Danny comenzó a quitarme el brassiere, dejándome desnuda de la parte superior. Se separó un poco de mis labios y me observo con una sincera sonrisa en sus labios. Sentí un ligero rubor cubrir mis mejillas. El lo noto y las acaricio, para después besarlas.
—Eres hermosa, Sam. —susurro en mi oído, para después seguir besándome.
No sé cómo, ni cuando terminamos ambos desnudos. Danny estaba sobre de mí. Estaba listo, podía sentirlo. Nos quedamos mirándonos fijamente por unos segundos.
—Danny… Yo… yo nunca he estado antes con alguien de esta manera. —confesé.
—Lo sé. —beso la punta de mi nariz. — ¿Estás segura de esto? —pregunto tratando de que yo pensara bien las cosas y no hiciera algo de lo que me fuera a arrepentir después. —Porque si no, no importa… yo puedo esperarte el tiempo que…
—Sí. —lo corté. Claro que estaba segura, era el hombre que quería, y estaba totalmente consiente de lo que estaba haciendo.
Danny
acerco su rostro de nuevo al mío, y comenzó a besarme lentamente. Ya no eran
los besos salvajes que habíamos intercambiado minutos antes. Estos eran dulces,
delicados y sobre todo llenos de amor.
Me estaba
entregando a Danny. Me sentía totalmente feliz, realizada y sobre todo
completa.
Éramos solo él y yo. Yo y él. Pero en este momento, solo éramos una misma persona.
—Te quiero, Sam. —susurro en mi oído.
Éramos solo él y yo. Yo y él. Pero en este momento, solo éramos una misma persona.
—Te quiero, Sam. —susurro en mi oído.
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Espero les haya gustado. Gracias por seguir leyendo el fic.
Ya estamos en los últimos capítulos.
Saluditos.
Yanan.
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