Aquí les dejo el nuevo capitulo. Bienvenidas las nuevas lectoras.
Espero les guste y me dejen sus comentarios al respecto.
Hoy si no tengo mucho que decir, ya que me pondré a escribir el siguiente capitulo.
Gracias por la espera.
Besos.
Y.
¡Por cierto! ¿sería mucha molestia si le dan like a mi página de McFLY? No importa que no sean de México, se los agradecería mucho: {xx}
¡Gracias!
Llegamos al
mismo lugar en donde por primera vez Danny y yo habíamos ido a cenar solos,
cuando los demás nos habían dejado encerrados en el armario. Entramos y pedimos
lo mismo que habíamos pedido esa vez. Podría sentirse como un déjà vu, pero no
lo hacía, había algo diferente.
Después de
ordenar y de que nos dieran nuestras charolas con nuestro pedido, caminamos y buscamos
una mesa libre. No decíamos nada, cosa que era demasiado extraño, desde que
habíamos llegado habíamos hablado muy poco, no me preguntaba nada, no le
preguntaba nada.
Mientras
esperaba que Danny terminara de hacer una llamada, jugaba con mis uñas y observaba
cada movimiento que hacía. Me encantaba verlo, podía estar todo el día
haciéndolo.
— ¿Qué? —pregunto sacándome de mi ensoñación. Me había quedado fijamente mirándolo y no me había dado cuenta de que ya había terminado su llamada.
— ¿Te has preguntado alguna vez cuantas pecas tienes? —pregunte seria, a lo que el respondió con una gran y sonora carcajada que termino contagiándome.
—No realmente.
—Un día deberías intentarlo.
—Er… ¿no? —siguió riendo, mientras se ponía de pie, para que yo lo hiciera. Comenzamos a caminar hacia la salida. —Ya sabes que no les tengo mucho cariño que digamos.
Me abrió la puerta.
—Pues ya sabes que a mí me parecen demasiado adorables. —dije mientras salía, él se quedó un paso atrás de mi mirándome. — ¿Qué? —Me gire encarándolo— Ya te lo había dicho. No es algo nuevo.
Me miro de nuevo, después miro hacia su alrededor, volviendo a poner su mirada en mí.
— ¿Quieres caminar un rato? —alzó ambas cejas, mientras movía sus pies cómicamente. Solo asentí. Puso de nuevo la alarma de su auto a lo lejos y comenzamos a caminar.
— ¿Qué? —pregunto sacándome de mi ensoñación. Me había quedado fijamente mirándolo y no me había dado cuenta de que ya había terminado su llamada.
— ¿Te has preguntado alguna vez cuantas pecas tienes? —pregunte seria, a lo que el respondió con una gran y sonora carcajada que termino contagiándome.
—No realmente.
—Un día deberías intentarlo.
—Er… ¿no? —siguió riendo, mientras se ponía de pie, para que yo lo hiciera. Comenzamos a caminar hacia la salida. —Ya sabes que no les tengo mucho cariño que digamos.
Me abrió la puerta.
—Pues ya sabes que a mí me parecen demasiado adorables. —dije mientras salía, él se quedó un paso atrás de mi mirándome. — ¿Qué? —Me gire encarándolo— Ya te lo había dicho. No es algo nuevo.
Me miro de nuevo, después miro hacia su alrededor, volviendo a poner su mirada en mí.
— ¿Quieres caminar un rato? —alzó ambas cejas, mientras movía sus pies cómicamente. Solo asentí. Puso de nuevo la alarma de su auto a lo lejos y comenzamos a caminar.
Esta vez el
silencio no era tan incómodo y extraño como el de la cena. Caminamos así por
varios minutos. Se sentía bien, ya extrañaba estar así con Danny. De repente lo
observaba de reojo y sonreía, aunque terminaba mordiendo mi labio inferior para
que él no lo notara. Lo hice varias veces con éxito, hasta que me atrapo
mirándolo y sonriendo ante su perfil.
— ¿Y ahora qué? —pregunto divertido. Negué con la cabeza también divertida y a la vez avergonzada, pero ahora no podía ocultar mi sonrisa. — ¿Cómo estuvo Barcelona? —pregunto por fin.
—Increíble. —respondí mientras me estremecía por una corriente de aire que había hecho que me abrazara a mí misma, el clima en Londres seguía siendo frío, a comparación de las soleadas semanas que había pasado con Melanie. Además, no sé por qué no se me ocurrió que haría frío, solo traía unos jeans, unas zapatillas sin tacón y una blusa ligera de botones al frente.
—Oh, ¿tienes frío?
—No, estoy bien, ¿tú? —pregunte, ya que él tampoco traía algo con lo que cubrirse.
— ¿Segura? Porque puedo regresar al auto a buscar algo. —señalo hacia atrás con su pulgar.
—Segura. —le sonreí y seguimos caminando.
—Entonces estuvo increíble..
—Sí, es una ciudad muy bonita, además, la casa de Mel y su mamá es espectacular… esta frente a la playa…
Empecé a platicarle de todo lo que habíamos hecho esas dos semanas. Otra corriente de aire me estremeció, logrando que varios mechones de cabello se salieran de su lugar. En un dos por tres, Danny había pasado su brazo derecho sobre mis hombros, atrayéndome hacia él. Trague saliva por la cercanía, pero no me importo, así que seguimos caminando así por un rato más hasta que llegamos a su auto de nuevo.
— ¿Y ahora qué? —pregunto divertido. Negué con la cabeza también divertida y a la vez avergonzada, pero ahora no podía ocultar mi sonrisa. — ¿Cómo estuvo Barcelona? —pregunto por fin.
—Increíble. —respondí mientras me estremecía por una corriente de aire que había hecho que me abrazara a mí misma, el clima en Londres seguía siendo frío, a comparación de las soleadas semanas que había pasado con Melanie. Además, no sé por qué no se me ocurrió que haría frío, solo traía unos jeans, unas zapatillas sin tacón y una blusa ligera de botones al frente.
—Oh, ¿tienes frío?
—No, estoy bien, ¿tú? —pregunte, ya que él tampoco traía algo con lo que cubrirse.
— ¿Segura? Porque puedo regresar al auto a buscar algo. —señalo hacia atrás con su pulgar.
—Segura. —le sonreí y seguimos caminando.
—Entonces estuvo increíble..
—Sí, es una ciudad muy bonita, además, la casa de Mel y su mamá es espectacular… esta frente a la playa…
Empecé a platicarle de todo lo que habíamos hecho esas dos semanas. Otra corriente de aire me estremeció, logrando que varios mechones de cabello se salieran de su lugar. En un dos por tres, Danny había pasado su brazo derecho sobre mis hombros, atrayéndome hacia él. Trague saliva por la cercanía, pero no me importo, así que seguimos caminando así por un rato más hasta que llegamos a su auto de nuevo.
Pasaban de
las 12 de la noche, cuando Danny me dejo en mi casa. Subimos a mi departamento,
ya que no quería dejar que subiera yo sola mis maletas. Ya arriba, dejo las
maletas de pie junto al sofá. Lo invite a quedarse un rato, para seguir
platicando, ya que lo estábamos haciendo muy a gusto, pero se negó diciendo que
ya era tarde y que ambos debíamos descansar. Una parte de mi agradeció su
consideración, ya que estaba muerta, pero otra, se enojó y sintió triste, ya
que nunca me había negado una invitación.
Nos despedimos con un beso y un abrazo. Lo vi alejarse por el pasillo hacia las escaleras, ya que el ascensor no servía, hasta que lo perdí de vista.
Nos despedimos con un beso y un abrazo. Lo vi alejarse por el pasillo hacia las escaleras, ya que el ascensor no servía, hasta que lo perdí de vista.
Cerré bien
la puerta con llave y camine a la cocina por un vaso con agua. Tenía demasiada
flojera como para deshacer mi maleta, así que solo tome mi bolso y me dirigí
hacia mi habitación.
Saque un
pijama limpia del armario y me cambie. Me tumbe en la cama con el celular en la
mano, percatándome de que no tenía pila, así que lo conecte al interruptor y lo
encendí. Al momento de hacerlo, unos veinte mensajes de texto y unas llamas perdidas aparecieron ante mis
ojos. Unas eran de Melanie, pero la mayoría de las llamadas y mensajes eran de
Adam.
Le mande un
mensaje de texto a Melanie avisándole que ya había llegado y después, me
dispuse a llamarle a Adam, pero no respondía, así que le envié otro mensaje
diciéndole que ya estaba en casa, lista para dormir.
Generalmente, los respondía rápidamente, pero ya habían pasado diez, quince minutos desde que se lo había enviado y no había respondido, deje mi celular a mi lado y me acomode para dormir.
Generalmente, los respondía rápidamente, pero ya habían pasado diez, quince minutos desde que se lo había enviado y no había respondido, deje mi celular a mi lado y me acomode para dormir.
(…)
El timbre
de llamada de mi celular comenzó a sonar. Aún con los ojos cerrados, estire mi
brazo para tratar de buscarlo entre todas las cobijas que me había puesto
durante la noche. Cuando lo encontré, con un ojo cerrado y otro medio abierto,
me di cuenta que era Adam. Eran las 7am. Me talle los ojos y respondí a su
llamada, tratando de ocultar un bostezo.
—Hola. —dije, mientras me acomodaba en la cama. —Ayer se me termino la batería y no pude llamarte hasta más tarde, no recordaba que no había tenido tiempo de cargar el celular antes de salir de Barcelona. Cuando llegue aún tenía algo de pila, pero al salir del aeropuerto fui a cenar con Danny y para cuando llegue a casa y conecte el celular, me di cuenta de todos los mensajes y llamadas.
— ¿Danny? —respondió molesto.
—Err… sí.
— ¿Por qué viste a Danny?
— ¿Cómo que porque lo vi? Él fue por mí al aeropuerto.
—Tom iba a ir por ti, no él.
— ¿Por qué no fuiste tú? —pregunté algo molesta por su actitud. —Se suponía que tu irías por mí, no ellos.
—No pude, me salió un compromiso, así que le había pedido el maldito favor a Tom, quien no entendió que si no se lo pedí a cualquiera de los otros fue por algo.
Ya me encontraba sentada en la cama y más despierta que nunca. ¿Qué le pasaba?
—Bueno, ninguno de ellos es mi chofer, si no podías recogerme tú, me hubieras llamado y yo hubiera pedido un estúpido taxi, si tanto te molesta que Tom no me haya podido recoger, Adam.
Otra pelea más.
—No es eso.
— ¿Entonces qué es? —bufé— No me digas que no lo es, porque si lo es, te molesta que Danny haya ido por mí, pero lo peor del caso es que yo no le pedí que fuera por mí, de seguro Tom le pidió el favor porque él no podía, yo que sé, Adam.
— ¿Por qué se lo pidió a él y no a Doug o a Harry? —seguía con ese tono de voz que me hacía querer golpear cosas.
— ¿Sabes qué? No sé, pregúntaselo tú. —dije y termine la llamada.
—Hola. —dije, mientras me acomodaba en la cama. —Ayer se me termino la batería y no pude llamarte hasta más tarde, no recordaba que no había tenido tiempo de cargar el celular antes de salir de Barcelona. Cuando llegue aún tenía algo de pila, pero al salir del aeropuerto fui a cenar con Danny y para cuando llegue a casa y conecte el celular, me di cuenta de todos los mensajes y llamadas.
— ¿Danny? —respondió molesto.
—Err… sí.
— ¿Por qué viste a Danny?
— ¿Cómo que porque lo vi? Él fue por mí al aeropuerto.
—Tom iba a ir por ti, no él.
— ¿Por qué no fuiste tú? —pregunté algo molesta por su actitud. —Se suponía que tu irías por mí, no ellos.
—No pude, me salió un compromiso, así que le había pedido el maldito favor a Tom, quien no entendió que si no se lo pedí a cualquiera de los otros fue por algo.
Ya me encontraba sentada en la cama y más despierta que nunca. ¿Qué le pasaba?
—Bueno, ninguno de ellos es mi chofer, si no podías recogerme tú, me hubieras llamado y yo hubiera pedido un estúpido taxi, si tanto te molesta que Tom no me haya podido recoger, Adam.
Otra pelea más.
—No es eso.
— ¿Entonces qué es? —bufé— No me digas que no lo es, porque si lo es, te molesta que Danny haya ido por mí, pero lo peor del caso es que yo no le pedí que fuera por mí, de seguro Tom le pidió el favor porque él no podía, yo que sé, Adam.
— ¿Por qué se lo pidió a él y no a Doug o a Harry? —seguía con ese tono de voz que me hacía querer golpear cosas.
— ¿Sabes qué? No sé, pregúntaselo tú. —dije y termine la llamada.
Me pare de
la cama y camine hacia el armario por un cambio de ropa deportiva. Saldría a
caminar para despejar mi mente. Estaba que echaba humo por las orejas. Ya que
me cambie, me hice una coleta, me puse mis tenis, tome mi iPod, y una ligera
chamarra. Deje el celular sobre mi cama, al cual Adam estaba llamando. No le
contestaría hasta que el coraje que me había hecho pasar, bajara.
(…)
Tenía ya un
rato caminando, cuando mire el reloj del iPod y ya pasaban de las ocho de la
mañana, me senté en una banca cercana a descansar un poco. Por lo agitada que
estaba, humo blanco salía de mi boca, haciendo que mi mente viajara a cuando
era pequeña y jugaba a suponer que estaba fumando y soltaba el humo del
cigarrillo.
Un Beagle
con la correa suelta se acercó a mí, me gustaban los perros, así que sin miedo
me estire y lo acaricie. Comencé a hablarle, como si de una persona se tratara,
hasta que una voz claramente conocida por mí, gritaba el nombre del perro.
— ¡Bruce! —Gire mi cuerpo para poder toparme con aquella mirada de ojos azules— ¿Sam? —Se sentó a mi lado, mientras tomaba una gran bocanada de aire. Le ofrecí de mi botella de agua, mientras me quitaba los audífonos y el gustoso la acepto, dándole un gran trago. —Que sorpresa verte por aquí, no sabía que también caminabas por acá.
—La verdad es que tenía mucho sin salir a caminar, así que hoy decidí salir para despejarme un poco y termine aquí. Pare para tomar un descanso y regresar al departamento.
— ¿Y eso?
—Solo quería pensar un rato. —deje de acariciar a Bruce y me cruce de brazos.
— ¿Todo bien?
—Sí. —le sonreí, el me examino por un rato.
— ¿Qué harás hoy?
—Dormir. —reímos juntos.
—Tom me invito a desayunar, vamos. —le hice una mueca. —Anda, mueve tu trasero, muero de hambre —se puso de pie y me incito a hacer lo mismo.
—No planeas ir caminando hasta casa de Tom ¿cierto?
—Obvio no, vamos a mi casa por el auto.
— ¿Y Vanessa viene?
—No. —respondió mientras acomodaba la correa de Bruce para que la pudiera tomar bien. El llevaría a Ralphie. —Está en Bolton por unos días.
—Oh. —fue lo único que dije. Él se enderezo y deposito la correa en mis manos, con una sonrisa.
— ¡Bruce! —Gire mi cuerpo para poder toparme con aquella mirada de ojos azules— ¿Sam? —Se sentó a mi lado, mientras tomaba una gran bocanada de aire. Le ofrecí de mi botella de agua, mientras me quitaba los audífonos y el gustoso la acepto, dándole un gran trago. —Que sorpresa verte por aquí, no sabía que también caminabas por acá.
—La verdad es que tenía mucho sin salir a caminar, así que hoy decidí salir para despejarme un poco y termine aquí. Pare para tomar un descanso y regresar al departamento.
— ¿Y eso?
—Solo quería pensar un rato. —deje de acariciar a Bruce y me cruce de brazos.
— ¿Todo bien?
—Sí. —le sonreí, el me examino por un rato.
— ¿Qué harás hoy?
—Dormir. —reímos juntos.
—Tom me invito a desayunar, vamos. —le hice una mueca. —Anda, mueve tu trasero, muero de hambre —se puso de pie y me incito a hacer lo mismo.
—No planeas ir caminando hasta casa de Tom ¿cierto?
—Obvio no, vamos a mi casa por el auto.
— ¿Y Vanessa viene?
—No. —respondió mientras acomodaba la correa de Bruce para que la pudiera tomar bien. El llevaría a Ralphie. —Está en Bolton por unos días.
—Oh. —fue lo único que dije. Él se enderezo y deposito la correa en mis manos, con una sonrisa.
{***}
Terminando
de desayunar, entre los tres recogimos la cocina y nos sentamos de nuevo
alrededor de la mesa para seguir platicando, yo les platicaba de mi viaje a
Barcelona y ellos de lo que habían hecho esas dos semanas. Esto era tanto como
los viejos tiempos, en los que los tres simplemente nos juntábamos para
platicar de cualquier cosa. Tom nos preparó un poco de chocolate caliente, así
que estuvimos un largo rato ahí.
Después de
unos minutos, el teléfono de Tom sonó, él se paró a responder, mientras hablaba
me miraba.
—Sí, aquí esta… de acuerdo… ¿te la paso?… ah, ok… adiós. —Tom colgó y se dirigió hacia nosotros. —Era Adam, dice que te ha estado llamando toda la mañana y que no le contestas.
—Obviamente, no le contesto porque no tengo mi celular conmigo.
— ¿Lo olvidaste? Puedes llamarle de aquí si quieres.
—No lo olvide, lo deje a propósito ahí. —comencé a jugar con la taza vacía, mientras sentía la mirada de ambos chicos en mí. — ¿Qué? —pregunté después de un rato.
— ¿Está todo bien entre ustedes? —preguntaba Tom, Danny no decía nada.
—Sí, solo quería un poco de tiempo para relajarme y pensar. —le ofrecí la mejor sonrisa que tenía. No iba a hablar de mis problemas con Adam con ellos, Tom ya me había ofrecido una solución al igual que Melanie y simplemente con Danny, no podía hablar de Adam, o más bien, no quería hablar de Adam con él.
—Sí, aquí esta… de acuerdo… ¿te la paso?… ah, ok… adiós. —Tom colgó y se dirigió hacia nosotros. —Era Adam, dice que te ha estado llamando toda la mañana y que no le contestas.
—Obviamente, no le contesto porque no tengo mi celular conmigo.
— ¿Lo olvidaste? Puedes llamarle de aquí si quieres.
—No lo olvide, lo deje a propósito ahí. —comencé a jugar con la taza vacía, mientras sentía la mirada de ambos chicos en mí. — ¿Qué? —pregunté después de un rato.
— ¿Está todo bien entre ustedes? —preguntaba Tom, Danny no decía nada.
—Sí, solo quería un poco de tiempo para relajarme y pensar. —le ofrecí la mejor sonrisa que tenía. No iba a hablar de mis problemas con Adam con ellos, Tom ya me había ofrecido una solución al igual que Melanie y simplemente con Danny, no podía hablar de Adam, o más bien, no quería hablar de Adam con él.
{***}
La fecha de
boda de Harry y Karen estaba próxima. Así que los preparativos estaban a la
orden del día. Justamente, apenas ayer, había ido a comprar mi vestido con
Emma, estaba encantada con él y moría por usarlo.
Las cosas
con Adam, desde nuestra pelea sobre mi viaje a Barcelona, se habían enfriado,
pero desde la última pelea que habíamos tenido, por el asunto del aeropuerto,
casi no nos habíamos visto, ni hablado como lo hacíamos antes, más bien todo lo
que hacíamos era producto de la costumbre de hacerlo, nos estábamos alejando
poco a poco y eso me ponía un tanto mal, así que había decidido que hoy
debíamos vernos y hablar.
Levante la
mirada de la computadora, cuando la campanita que avisaba que un cliente había
llegado, comenzaba a sonar. Era Adam, Emma del otro lado de la tienda me lanzo
una mirada. Me puse de pie, tome mi abrigo y mi bolso y camine hacia él, lo
salude como siempre. Me despedí de Emma con la mano, mientras Adam le hacia una
seña.
Caminamos juntos, pero no tomados de la mano, solo sujetaba su brazo ligeramente y el caminaba con sus manos escondidas en los bolsillos de su abrigo, aunque había una pequeña separación entre nosotros . Iríamos a comer y después hablaríamos de todo lo que quisiéramos, necesitábamos saber que estaba pasando entre nosotros.
Algo había cambiado, no se sentía la presión entre nosotros, más bien era como una especie de liberación.
Caminamos juntos, pero no tomados de la mano, solo sujetaba su brazo ligeramente y el caminaba con sus manos escondidas en los bolsillos de su abrigo, aunque había una pequeña separación entre nosotros . Iríamos a comer y después hablaríamos de todo lo que quisiéramos, necesitábamos saber que estaba pasando entre nosotros.
Algo había cambiado, no se sentía la presión entre nosotros, más bien era como una especie de liberación.
Llegamos al
restaurante, fuimos hacía nuestra mesa, y dejamos que todo, absolutamente todo
fluyera.
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