¡HOLA!
Como siempre, perdonen la tardanza, no pude subirlo antes,
pero el capítulo ya tenia varias semanas terminado.
En fin, no tengo mucho que decir, solo que espero les guste, tanto como a mí y me dejen muchos comentarios.
Como siempre, perdonen la tardanza, no pude subirlo antes,
pero el capítulo ya tenia varias semanas terminado.
En fin, no tengo mucho que decir, solo que espero les guste, tanto como a mí y me dejen muchos comentarios.
Por cierto, la pregunta sobre a quien le gustaba "All Time Low" fue porque
estoy planeando en escribir un fic/novela, como lo llamen, inspirado en Alex, y pues quería saber
cuantas de ustedes eran fans, para ver si sí lo publicaba cuando lo terminara...
Pero bueno, ya que llegue ese momento se los preguntaré de nuevo.
Espero estén bien.
Yanan.
El día de
la boda por fin había llegado. Me había levantado muy temprano para alistarme
con calma, a pesar de que la noche anterior había sido la última despedida de
soltera de Karen, no me sentía cansada en lo absoluto por no haber dormido lo
suficiente.
Coloque mi
vestido sobre la cama, con cuidado de que no se arrugara y camine hacia la
ducha. Me di un baño y después de secarme y ponerme crema en el cuerpo, me puse
una bata y espere a que Emma llegara, ya que nos alistaríamos juntas. Mientras
esperaba, me había puesto a acomodar un poco mi habitación. Minutos después, el
golpetear de mi puerta, me aviso que Emma ya estaba aquí.
Abrí y ahí
estaba ella, con una sonrisa de oreja a oreja, acompañada de una chica a la
cual no conocía. Las deje pasar, ella camino directamente a mi habitación, quitándose
los converse que traía, su acompañante la siguió de cerca. Al entrar a mi
habitación, coloco su vestido junto al mío, mientras que dejaba en el piso una
bolsa grande, donde traía ropa extra y algunos otros complementos para su
vestuario. La chica sin nombre, iba con un maletín, el cual coloco sobre mi
escritorio. Yo solo observaba los movimientos de ambas sin entender.
—Oh, sí. Sam, ella es María, nos peinara y maquillara, María ella es Sam. —le sonreí a María, mientras le hacia una seña a Emma de que me acompañara, confundida me acompaño fuera de mi habitación.
—Emma, no tengo dinero para pagarle a una estilista, por eso habíamos decidido que nos alistaríamos juntas, para ayudarnos. —susurré para que María, quien estaba acomodando su maletín, no escuchara.
—Lo sé y lamento no haberte dicho antes… pero ella me debía unos favores, además de que quedaríamos mejor si alguien especializada en eso, nos ayudara.
—Oh, sí. Sam, ella es María, nos peinara y maquillara, María ella es Sam. —le sonreí a María, mientras le hacia una seña a Emma de que me acompañara, confundida me acompaño fuera de mi habitación.
—Emma, no tengo dinero para pagarle a una estilista, por eso habíamos decidido que nos alistaríamos juntas, para ayudarnos. —susurré para que María, quien estaba acomodando su maletín, no escuchara.
—Lo sé y lamento no haberte dicho antes… pero ella me debía unos favores, además de que quedaríamos mejor si alguien especializada en eso, nos ayudara.
Negué la
cabeza y regresamos a mi habitación. Emma quería darse una ducha rápida, así
que yo decidí ir a la cocina a preparar un poco de café y pan tostado.
Estaba
demasiado emocionada por la boda de dos de mis mejores amigos, sabía que serían
muy felices juntos, tal vez más de lo que ya eran y eso era lo importante.
Camine de
regreso a mi habitación con una charola, la cual contenía nuestro intento de
desayuno y lo coloque en mi escritorio. Emma ya había salido de la ducha y
estaba cepillando su cabello.
—Gracias, Sam. No te hubieras molestado, no tengo mucha hambre… no debí de haber tomado ese tequila extra anoche.
—No es momento de arrepentimientos, nos la pasamos muy bien, Emma. Además, el café te caerá perfecto. Es algo ligero, yo tampoco tengo hambre. —a regañadientes tomo la taza y le dio un sorbo.
— ¿Has sabido algo de Adam? —pregunto mientras dejaba la taza sobre el escritorio, y tomaba su celular.
—No. No hemos hablado desde que se fue, a estas alturas ya no sé si estoy soltera o en una relación.
—Que lastima, hacían una linda pareja. —dijo mientras se sentaba en mi cama, yo la miraba con cara de ¿Qué dices? Y ella solo se encogió de hombros.
—Gracias, Sam. No te hubieras molestado, no tengo mucha hambre… no debí de haber tomado ese tequila extra anoche.
—No es momento de arrepentimientos, nos la pasamos muy bien, Emma. Además, el café te caerá perfecto. Es algo ligero, yo tampoco tengo hambre. —a regañadientes tomo la taza y le dio un sorbo.
— ¿Has sabido algo de Adam? —pregunto mientras dejaba la taza sobre el escritorio, y tomaba su celular.
—No. No hemos hablado desde que se fue, a estas alturas ya no sé si estoy soltera o en una relación.
—Que lastima, hacían una linda pareja. —dijo mientras se sentaba en mi cama, yo la miraba con cara de ¿Qué dices? Y ella solo se encogió de hombros.
La primera
en pasar a manos de María fue Emma. En su cabello, le hizo un recogido alto,
con un ligero volumen y el fleco peinado hacia la izquierda. Su maquillaje, fue
sencillo, un poco de sombras cafés y un delgado delineado sobre su párpado, con
un color melocotón en las mejillas y terminando con un labial, también color
melocotón. Con ayuda mía y de María, Emma se puso su vestido. Era un vestido
color amarillo mostaza, con cuello “v” cruzado, y unas coquetas y pequeñas
mangas, ceñido debajo del pecho y suelto hasta las rodillas. Completo su
atuendo, con unas zapatillas color café,
un collar de cuentas moradas y cafés y un bolso de mano a juego.
Mi turno
llego. No tenía idea de cómo quería mi maquillaje y peinado, pero María me dijo
que confiara en ella. No sabía cómo resultaría aquello, pero decidí hacerle
caso, ya que me había gustado como había quedado Emma.
Una hora y
media después, estaba lista. Mi cabello estaba recogido a la altura de la nuca.
María había hecho una raya en medio, haciendo tomando 2 mechones de cabello y
enrollándolos -como si fuera una trenza incompleta- a cada lado de mi cabeza y
la sujeto –ambas “trenzas”- en la parte de atrás. El cabello suelto de mi nuca,
lo fue enrollando alrededor, como si lo hiciera descuidadamente y lo sujeto con
algunas horquillas. Mi maquillaje fue totalmente diferente al de Emma, mis ojos
llevaban una sombra blanca, con un ligero tono café casi invisible, con un
ligero delineado obscuro al final del párpado uniéndolo con la parte de abajo,
solo para dar énfasis en el ojo, terminando con varias capas de mascara de
pestañas. Mis mejillas fueron coloreadas discretamente con un tono bronceado y
por último, a mis labios le aplico un labial rojo. Quede encantada por mi
peinado y maquillaje.
María tenía
que irse, así que Emma la acompaño a la puerta, mientras yo terminaba de
alistarme. Me deshice de la bata, y me puse mi vestido. Emma llego a tiempo,
para ayudarme a cerrar el cierre que tenía en la parte de atrás.
Mi vestido era color rojo carmín, a comparación del de Emma, era largo y recto, de doble tela, una delicadamente pegada a mi cuerpo y la segunda era casi transparente que solo servía para darle movilidad al vestido, el escote era de corazón, y tenía un detalle cruzado hacia la derecha. De accesorios opte por un collar que tenía un pequeño diamante, un anillo igual de discreto y unos aretes que también tenían un diamante.
Mi vestido era color rojo carmín, a comparación del de Emma, era largo y recto, de doble tela, una delicadamente pegada a mi cuerpo y la segunda era casi transparente que solo servía para darle movilidad al vestido, el escote era de corazón, y tenía un detalle cruzado hacia la derecha. De accesorios opte por un collar que tenía un pequeño diamante, un anillo igual de discreto y unos aretes que también tenían un diamante.
A las cinco
de la tarde, Tom llego por nosotras. Habíamos terminado justo a tiempo. Nos
pusimos perfume, tomamos nuestros abrigos y bolsos y salimos hacia el auto de
Tom.
Como todo
un caballero que era, nos estaba esperando en la recepción. Al vernos, nos dio
una vuelta y nos dijo que nos veíamos estupendas. Caminamos hacia su auto y nos
subimos.
La misa y
la fiesta serían en el mismo lugar. Era un jardín a las afueras de Londres. No
tardamos mucho en llegar, ya que Tom se sabía un atajo, así que 10 minutos
antes de las seis de la tarde, nos encontrábamos buscando a los demás. A lo
lejos, vimos a Dougie, Danny y Vanessa, caminamos hacia ellos para saludarlos.
Todos se veían muy bien, hasta podría decir que Vanessa se veía bien, pero no
lo haría.
— ¿No ha llegado Melanie? —pregunte, tratando de evitar la mirada de Danny.
—Sí, había ido a ver a Karen. —respondió Dougie, para después mirar detrás de mí con una sonrisa, me gire para ver a quien veía y me encontré con mi guapa amiga, quien venía encantadora con un vestido largo color azul. Nos saludó y mientras lo hacía, la marcha nupcial comenzaba a sonar.
— ¿No ha llegado Melanie? —pregunte, tratando de evitar la mirada de Danny.
—Sí, había ido a ver a Karen. —respondió Dougie, para después mirar detrás de mí con una sonrisa, me gire para ver a quien veía y me encontré con mi guapa amiga, quien venía encantadora con un vestido largo color azul. Nos saludó y mientras lo hacía, la marcha nupcial comenzaba a sonar.
Nos
acomodamos en nuestros lugares, mientras veíamos caminar a Harry del brazo de
su mamá. Al vernos nos sonrió, se le notaba nervioso. Después de que varias
personas desfilaran por el pasillo, logramos ver a Karen. Tenía una gran
sonrisa en su cara. Se veía hermosa y despampanante. A pesar de haber ido a
varias pruebas de vestido con ella, ninguna de nosotras sabía cuál iba a ser su
elección. Su vestido era sencillo como ella. La parte de arriba era un drapeado
strapple y con escote en forma de corazón, con pedrería plateada a la altura de
la cintura que simulaba la separación a la parte de abajo, que era lisa y con
un elegante volumen, la cola no era larga, pero tampoco corta, era de un tamaño
perfecto. Su cabello iba suelto y con ondulaciones. Se veía realmente bella.
Al momento
en el que su papá la entrego con Harry, ambos se miraron y sonrieron de una
manera tan hermosa, que hizo que me dieran ganas de estar en su lugar,
casándome y tratando de ser feliz.
{***}
La fiesta había
comenzado. Todos, después de haber felicitado a los novios y de habernos tomado
fotos con ellos, nos dirigimos hacia unos toldos, que cubrían las mesas y la
pista de baile. Cada detalle había sido pensando por si en algún momento
comenzara a llover, ya que nunca se sabía con el clima de nuestra hermosa
ciudad.
Todos se
estaban divirtiendo, después del primer baile como marido y mujer, Harry y
Karen abrieron la pista de baile y todos nos fuimos a bailar. Como no
llevábamos pareja, Melanie y yo bailábamos juntas, Dougie estaba con varios
amigos hablando, Emma y Tom bailaban con nosotras y Danny se encontraba en la
mesa, sentado con Vanessa.
Estuvimos
bailando por un buen rato, hasta que pusieron música instrumental dándonos a
entender que la cena estaba por ser servida, así que regresamos a la mesa y nos
unimos a los demás que estaban ahí.
Sentía la
mirada de Danny en mi de vez en cuando, ya que estaba sentado frente a mí, la
primera vez que lo vi mirándome, le sonreí, pero ya las siguientes veces,
preferí ignorarlo, ya que me sentía nerviosa.
(…)
Entrada la
noche, seguíamos bailando y disfrutando. Hubo un momento, en el que me había
encontrado a mí misma, siendo de mal tercio entre Tom y Emma, ya que Melanie había
desaparecido de mi lado sin siquiera haberme avisado. La busque con la mirada y
la vi bailando muy pegada a Dougie. Sonreí. Me disculpe con Emma y Tom y me
dirigí hacia la mesa, para tomar mi bolso e ir al tocador.
Me daba
algo de pena ver a Danny sentado, casi no se había parado a bailar y el
generalmente era el alma de las fiestas. No entendía por qué no se paraba y
disfrutaba de la fiesta, si Vanessa no quería. Les sonreí y me aleje de ahí.
Al llegar
al tocador, me refresque un poco la cara y después me retoque el maquillaje. Al
abrir la puerta, golpee a alguien. Era Danny.
—Lo siento, no sabía que estabas ahí. —dije.
—No te preocupes.
— ¿Disfrutas la fiesta? —pregunte.
—No mucho… —guardo silencio— Iba a dar un recorrido por el jardín, ¿quieres venir? —lo pensé por unos minutos. No sabía si era correcto, pero la verdad es que ya me había cansado un poco el ruido de la música.
—Sí, solo iré a llevar mi bolso a la mesa ¿de acuerdo?
—Te espero aquí entonces. —sonrió.
—Lo siento, no sabía que estabas ahí. —dije.
—No te preocupes.
— ¿Disfrutas la fiesta? —pregunte.
—No mucho… —guardo silencio— Iba a dar un recorrido por el jardín, ¿quieres venir? —lo pensé por unos minutos. No sabía si era correcto, pero la verdad es que ya me había cansado un poco el ruido de la música.
—Sí, solo iré a llevar mi bolso a la mesa ¿de acuerdo?
—Te espero aquí entonces. —sonrió.
Regrese a
la mesa y ahí estaba Vanessa revisando su celular. Ni siquiera me miro. Deje mi
bolso y me fui a encontrar con Danny afuera de los sanitarios.
Estaba ahí, recargado sobre una columna de piedra, mirando hacia la nada, se le notaba algo perdido y melancólico. Al acercarme a él, su melancolía se disipo y me mostró una sonrisa.
Estaba ahí, recargado sobre una columna de piedra, mirando hacia la nada, se le notaba algo perdido y melancólico. Al acercarme a él, su melancolía se disipo y me mostró una sonrisa.
Caminamos
hasta que la música solo se escuchaba a lo lejos. De los arboles colgaban
esferas de cristal que tenían velas dentro y pétalos blancos adornaban el
pasto. Se veía hermoso.
Hablábamos de la boda y de lo felices que Karen y Harry se veían, cuando comenzó a sonar una canción lenta proveniente de la fiesta. Danny me miro con cuidado, como si no sabía cómo decir algo.
— ¿Qué? —pregunte, tratando de alentarlo.
— ¿Quieres bailar?
—No sé bailar canciones lentas. —admití nerviosa.
—Yo te guío. Es muy sencillo. —dijo acercándose lentamente a mí. Coloco mi brazo derecho sobre su hombro, mientras que su mano derecha, se posaba gentilmente sobre mi cintura. Con su mano izquierda, tomo la mía y comenzó a moverse suave y lentamente.
Hablábamos de la boda y de lo felices que Karen y Harry se veían, cuando comenzó a sonar una canción lenta proveniente de la fiesta. Danny me miro con cuidado, como si no sabía cómo decir algo.
— ¿Qué? —pregunte, tratando de alentarlo.
— ¿Quieres bailar?
—No sé bailar canciones lentas. —admití nerviosa.
—Yo te guío. Es muy sencillo. —dijo acercándose lentamente a mí. Coloco mi brazo derecho sobre su hombro, mientras que su mano derecha, se posaba gentilmente sobre mi cintura. Con su mano izquierda, tomo la mía y comenzó a moverse suave y lentamente.
Conforme
agarrábamos el ritmo de la canción, yo, ya más relajada y dejándome llevar por
la canción, soltaba la mano de Danny, poniéndola sobre su hombro derecho,
enrollándola en su cuello y el bajando su mano libre a mi cintura,
encontrándose con la que ya tenía ahí.
En ese
momento, nos miramos a los ojos. Estábamos frente a frente, nariz con nariz. Yo
observaba el azul de sus ojos y después sus labios. Sabía que esto estaba mal, sabía
que debía separarme, pero no podía. El sentimiento de querer estar en sus
brazos era más fuerte que nada, no pensaba en Adam, en Vanessa, en ninguna
consecuencia. Solo éramos Danny y yo. Nadie más. Era uno de los momentos más
especiales que habíamos tenido. Nos estábamos diciendo todo con la mirada. Sus
ojos brillaban a la luz de la luna. Dejamos de bailar mientras nos seguíamos
mirando. Iba a suceder. Danny comenzó a inclinarse hacia mí, y yo hacia él,
cerrando poco a poco los ojos. Nuestros
alientos se mezclaban…
— ¿Sam...? —dijeron detrás de mí. Haciendo que nos separáramos rápidamente.
Me di cuenta de que esa voz era conocida para mí. Me gire y lo vi. Me miraba fijamente. Solo a mí, no a Danny. Sus ojos estaban sobre de mí. Era sorpresa, decepción, tristeza… un montón de cosas.
— ¿Sam...? —dijeron detrás de mí. Haciendo que nos separáramos rápidamente.
Me di cuenta de que esa voz era conocida para mí. Me gire y lo vi. Me miraba fijamente. Solo a mí, no a Danny. Sus ojos estaban sobre de mí. Era sorpresa, decepción, tristeza… un montón de cosas.
No me dio
tiempo de hablar, cuando comenzó a caminar rápidamente, alejándose de nosotros.
Iba a ir detrás de él, pero Danny me tomo del brazo, jalándome hacia él,
impidiendo que fuera con Adam. Yo intente zafarme e ir detrás de él, pero Danny
no me soltaba, molesta golpee su pecho y lo aparte. Danny abrió los ojos como
platos y me miro sorprendido. Un nudo comenzaba a formarse en mi garganta.
— ¡No entiendes, Danny! —Grite frustrada— No puede terminar así.
— ¡No entiendes, Danny! —Grite frustrada— No puede terminar así.
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