Y en ese momento Tom dijo las palabras que no deseaba
escuchar en mucho tiempo “¿Te gusta Danny?” no sé porque me tardaba en pensar,
en buscar la respuesta correcta a esa pregunta tan… ¿sencilla? Solo jugaba con
mis manos, Tom me veía paciente.
«Oh vamos, Samantha. Si no te gusta ¿porque tardas tanto en responder?»
«No me gusta.»
«¿No? ¿Estás segura?»
«S-si.»
«Te conozco.»
«¡Cállate! No me gusta….» fruncí el ceño. Odiaba perderme en mis pensamientos y discutir y hablar conmigo misma o mi conciencia, lo que sea que hable dentro de mí.
Mire a Tom fijamente, y un poco dudosa le respondí.
—No… ¿Por qué preguntas eso?
— ¿Estás segura? —elevo una de sus cejas.
— ¿Qué quieres decir? ¿Por qué no debería estar segura? —el se encogió de hombros.
—No sé, por la manera en la que actúas… yo pensaría que te gusta.
— ¿Hablas enserio? Nunca me podría gustar alguien como Danny que solo piensa en él y nada más que en él, y que además de todo es un mentiroso… —comencé a decir rápidamente. Tom solo me miraba divertido intentando no reír en mi cara.
—De acuerdo —giro los ojos. — No te gusta.
—No, no me gusta. —repetí para mí misma, como si intentara asegurarme de eso.
Me quede unos segundos viendo hacia el otro lado de la calle, en serio había actuado como una idiota con Danny, el solo quería irse y desde que llego no se veía cómodo, tal vez por mi presencia, pero seamos realistas, el sabia que vendría ¿no? ¡Entonces si no me quiere ver para que viene!
— ¿En qué tanto piensas? —pregunto Tom, mientras pasaba su brazo por mis hombros para atraerme hacia él. Estaba haciendo un poco de frio.
— ¿Qué haces aquí conmigo? Quiero decir… ¿porque no te fuiste a casa?
—Porque eres mi amiga, Sam. Y no estás bien, no te iba a dejar sola por Londres en la noche, es peligroso.
¿Yo sola en la noche por Londres? Me agradaba la idea de que algo pudiera pasarme… bueno, un poco.
—Lo hubieras hecho. —concluí. —Siento que estoy dividendo al grupo de amigos… no sé, siento que por mi culpa Danny ya no va a salir con Melanie o con ustedes, porque siempre o más bien, la mayoría de las veces estoy metida ahí. Y créeme que lo que menos quiero es que tengan problemas, yo fui la última que llego. Melanie de seguro me odia por eso, me había hecho prometerle que intentaría llevarme mejor con Danny —seguía recargada en el hombro de Tom, jugando con una de las pulseras que traía en su mano— pero simplemente no puedo.
— ¿Qué tiene que hayas sido la última? Todos te queremos y ya eres de nuestras amigas, no tienes porque sentirte así, somos lo demasiado maduros, como para andar con esos jueguitos de “si ella va, no voy yo”, así que quédate sin cuidado…
—Estamos hablando de Danny… ¿tú crees que es lo suficiente maduro para no actuar así? —el mordió su labio.
—Tienes razón… pero Sam, tampoco vamos a dejar de salir juntos solo porque a él no le guste, si no quiere ir, que no vaya y punto. Y sobre Melanie, si se enojo… pero vas a ver que mañana ya estará como si no hubieras echado a Danny de su casa. —rio sonoramente.
—No es divertido.
—Acepta que si lo es. —yo negué con la cabeza. —un poquito, nada más.
—Gracias por escucharme, Tom. No sé qué haría sin ti… —me quite su brazo del hombro y me gire para abrazarlo.
—Oye, Sam…
—Dime. —dije separándome del abrazo.
— ¿Qué es eso morado que tienes debajo del ojo? —estiro su brazo y con su dedo índice toco mi golpe. Yo me queje por lo bajo y me separe un poco más de él, girando mi cabeza hacia otro lado.
—No es nada. —dije rápidamente.
— ¿Segura? Parece que te golpeaste o…
—Es… son ojeras por no haber dormido bien. —el entrecerró los ojos, dudando de mis palabras. — ¿Qué a ti no te salen?
—Si, pero no duelen…
—Creo que es hora de irme. —dije cambiando de tema, al tiempo en el que me ponía de pie. Sacudí mi trasero con mis manos. Tom me imito.
—Vamos, te llevo.
«Oh vamos, Samantha. Si no te gusta ¿porque tardas tanto en responder?»
«No me gusta.»
«¿No? ¿Estás segura?»
«S-si.»
«Te conozco.»
«¡Cállate! No me gusta….» fruncí el ceño. Odiaba perderme en mis pensamientos y discutir y hablar conmigo misma o mi conciencia, lo que sea que hable dentro de mí.
Mire a Tom fijamente, y un poco dudosa le respondí.
—No… ¿Por qué preguntas eso?
— ¿Estás segura? —elevo una de sus cejas.
— ¿Qué quieres decir? ¿Por qué no debería estar segura? —el se encogió de hombros.
—No sé, por la manera en la que actúas… yo pensaría que te gusta.
— ¿Hablas enserio? Nunca me podría gustar alguien como Danny que solo piensa en él y nada más que en él, y que además de todo es un mentiroso… —comencé a decir rápidamente. Tom solo me miraba divertido intentando no reír en mi cara.
—De acuerdo —giro los ojos. — No te gusta.
—No, no me gusta. —repetí para mí misma, como si intentara asegurarme de eso.
Me quede unos segundos viendo hacia el otro lado de la calle, en serio había actuado como una idiota con Danny, el solo quería irse y desde que llego no se veía cómodo, tal vez por mi presencia, pero seamos realistas, el sabia que vendría ¿no? ¡Entonces si no me quiere ver para que viene!
— ¿En qué tanto piensas? —pregunto Tom, mientras pasaba su brazo por mis hombros para atraerme hacia él. Estaba haciendo un poco de frio.
— ¿Qué haces aquí conmigo? Quiero decir… ¿porque no te fuiste a casa?
—Porque eres mi amiga, Sam. Y no estás bien, no te iba a dejar sola por Londres en la noche, es peligroso.
¿Yo sola en la noche por Londres? Me agradaba la idea de que algo pudiera pasarme… bueno, un poco.
—Lo hubieras hecho. —concluí. —Siento que estoy dividendo al grupo de amigos… no sé, siento que por mi culpa Danny ya no va a salir con Melanie o con ustedes, porque siempre o más bien, la mayoría de las veces estoy metida ahí. Y créeme que lo que menos quiero es que tengan problemas, yo fui la última que llego. Melanie de seguro me odia por eso, me había hecho prometerle que intentaría llevarme mejor con Danny —seguía recargada en el hombro de Tom, jugando con una de las pulseras que traía en su mano— pero simplemente no puedo.
— ¿Qué tiene que hayas sido la última? Todos te queremos y ya eres de nuestras amigas, no tienes porque sentirte así, somos lo demasiado maduros, como para andar con esos jueguitos de “si ella va, no voy yo”, así que quédate sin cuidado…
—Estamos hablando de Danny… ¿tú crees que es lo suficiente maduro para no actuar así? —el mordió su labio.
—Tienes razón… pero Sam, tampoco vamos a dejar de salir juntos solo porque a él no le guste, si no quiere ir, que no vaya y punto. Y sobre Melanie, si se enojo… pero vas a ver que mañana ya estará como si no hubieras echado a Danny de su casa. —rio sonoramente.
—No es divertido.
—Acepta que si lo es. —yo negué con la cabeza. —un poquito, nada más.
—Gracias por escucharme, Tom. No sé qué haría sin ti… —me quite su brazo del hombro y me gire para abrazarlo.
—Oye, Sam…
—Dime. —dije separándome del abrazo.
— ¿Qué es eso morado que tienes debajo del ojo? —estiro su brazo y con su dedo índice toco mi golpe. Yo me queje por lo bajo y me separe un poco más de él, girando mi cabeza hacia otro lado.
—No es nada. —dije rápidamente.
— ¿Segura? Parece que te golpeaste o…
—Es… son ojeras por no haber dormido bien. —el entrecerró los ojos, dudando de mis palabras. — ¿Qué a ti no te salen?
—Si, pero no duelen…
—Creo que es hora de irme. —dije cambiando de tema, al tiempo en el que me ponía de pie. Sacudí mi trasero con mis manos. Tom me imito.
—Vamos, te llevo.
***
Había pasado una pésima noche, pensando en todo lo que había ocurrido en casa de Melanie y en lo que había hablado con Tom.
Suspire mientras caminaba hacia la tienda de antigüedades de Paula y Martin, necesitaba un auto urgentemente, no podía vivir pagando taxis o haciendo que me lleven a mi casa.
Me dirigí a la tienda y una campanita comenzó a tintinear sobre mí al momento en el que abrí la puerta.
Era adorable, estaba repleta de cosas realmente hermosas y que sentías que al verlas se iban a deshacer. Estaba viendo un armario, cuando una mano se poso delicadamente sobre mi hombro, haciendo que me asustara un poco.
—Lo siento. —dijo rápidamente una voz dulce y delicada. Me gire con la mano en la pecho.
—No te preocupes. —sonreí.
— ¿Se te ofrece algo?
—Oh, no. Nada, estoy buscando a la señora Paula McKinsey ¿se encuentra?
— ¿Eres Samantha? —yo asentí.
—Mucho gusto, soy Emma. —dijo ofreciéndome su mano, junto con una gran y blanca sonrisa. Era una chica delgada y un poco más alta que yo, tenía los ojos color avellana y su cabello color naranja sujetado en una coleta con un moño, la hacía ver adorable. Era muy hermosa y por un momento me sentí mal.
—Que lindo nombre. —dije sincera.
— ¿Vas a trabajar aquí? —pregunto mientras nos dirigíamos al mostrador.
—Es lo que planeo, si.
—Sería genial tener una compañera, a veces me aburro aquí sola. —dijo en un puchero. — ¿Tienes mucho tiempo de conocer a Paula?
—Si, solía ir todos los días a su casa cuando pequeña… —le comencé a platicar como los había conocido y lo mucho que los quería, ella me miraba atenta. Se veía que era una buena chica.
Por su parte, Emma, me platico cosas de su vida, no podía creer que tuviera 23 años, era más grande que yo. Pero bueno, no tiene importancia.
— ¿Tienes planeado quedarte aquí en Londres?
—Pues si… no tengo a donde más ir —me encogí de hombros. —aquí están las personas que quiero y bueno… no sé.
Estuvimos esperando a Paula y a Martin por una hora, hasta
que llegaron. Martin me vio y no dudo en abrazarme como cuando era niña, aunque
solo omitiendo cuando me cargaba en sus brazos. Estuve a punto de llorar, nunca
hubiera imaginado verlos de nuevo y menos en esta etapa de mi vida en la que
todo me va mal. Paula me saludo igual de efusiva.
—Así que veo que ya hablaste con Emma. —dijo Martin, cuando caminábamos hacia la parte trasera de la tienda.
—Si, es muy agradable, me encantara trabajar con ella.
—Y a nosotros nos encantaría también, por favor Sam, cuando quieras puedes empezar, créeme que nada nos hace más felices que tenerte aquí de nuevo. —guardo silencio y me observo detenidamente. —Paula me platico lo de tu mamá… lo siento mucho.
—Si… —suspire. —no importa. —lo mire. El hizo una pequeña mueca y me abrazo, sentía que me iba a quebrar en los brazos de aquel señor que había sido parte de mi vida, que la había hecho de padre cuando el mío salía de viaje, aquel señor que dedicaba su tiempo contándome chistes, historias y dándome lecciones de piano.
Aclare mi garganta y me separe de ese abrazo sin parecer grosera. Le dedique una media sonrisa y mire hacia mis pies, sentía que mis mejillas estaban rojas y que si no salía en cualquier momento de ese local, lloraría, mucho. — ¿Les importaría si empiezo mañana? —los mire. —De pronto no me siento bien.
—No, claro que no querida. —dijo Paula, al momento en el que apretaba mi mano. —Puedes empezar cuando te sientas preparada. —me sonrió.
—Mañana estaré aquí, lo prometo.
Salí del local, y al poner un pie fuera comenzó a llover, maldije por lo bajo y me dispuse a buscar un taxi. No dejaría que la lluvia arruinara mis planes, así que como no me sentía bien como para comenzar a trabajar, iría a una cafetería.
—Así que veo que ya hablaste con Emma. —dijo Martin, cuando caminábamos hacia la parte trasera de la tienda.
—Si, es muy agradable, me encantara trabajar con ella.
—Y a nosotros nos encantaría también, por favor Sam, cuando quieras puedes empezar, créeme que nada nos hace más felices que tenerte aquí de nuevo. —guardo silencio y me observo detenidamente. —Paula me platico lo de tu mamá… lo siento mucho.
—Si… —suspire. —no importa. —lo mire. El hizo una pequeña mueca y me abrazo, sentía que me iba a quebrar en los brazos de aquel señor que había sido parte de mi vida, que la había hecho de padre cuando el mío salía de viaje, aquel señor que dedicaba su tiempo contándome chistes, historias y dándome lecciones de piano.
Aclare mi garganta y me separe de ese abrazo sin parecer grosera. Le dedique una media sonrisa y mire hacia mis pies, sentía que mis mejillas estaban rojas y que si no salía en cualquier momento de ese local, lloraría, mucho. — ¿Les importaría si empiezo mañana? —los mire. —De pronto no me siento bien.
—No, claro que no querida. —dijo Paula, al momento en el que apretaba mi mano. —Puedes empezar cuando te sientas preparada. —me sonrió.
—Mañana estaré aquí, lo prometo.
Salí del local, y al poner un pie fuera comenzó a llover, maldije por lo bajo y me dispuse a buscar un taxi. No dejaría que la lluvia arruinara mis planes, así que como no me sentía bien como para comenzar a trabajar, iría a una cafetería.
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Tom tan lindo apoyandola, y que bueno que aparecen Paula y Martin :)
ResponderEliminar¡Viernes llega a mí!
Te quiere mucho Srita. Vasito Jones
Liz Xx
Hoaaaaaaaaaaaaaaaa! teletubi on (?)
ResponderEliminarJajaJAJAAJ seguilaaaaaaaa =) es genial
-le cry-
ResponderEliminarTom tan bueno como siempre♥ hajdasjdaksjdkajs
Yanan, ya nunca puedo poner mis comentarios chistosos porque tu fic es mas "awwwwwwwww" que "TROLOLOLOL" :| Ok ya.
I loved it♥
Love you, Queen of the vasito♥
vamos Samantha aceptalo AMAS a danny, y no te das cuenta!!! oksno jeje #teamyanan
ResponderEliminaramo como esta quedando tu novela.. te acuerdas que te dije que te di como referencia a leer una redaccion, puess la profe ya califico con la ficha bibliografica y awwnn me acorde de tii muchoo!! te extraño luego regresare a twitter y te hablare teamoyanan
por dioooos cada dia me gusta mas awwww samantha aceptalo AMAS A DANNY! ya no te hagas la tonta XD JAJAJA awww como te dije cada dia amo mas la novela :) epseor te pases por la mia :)
ResponderEliminarHola, vengo a flotar (? Okno, JOJOJO, la mina se llama igual que yo, mira que casualidad, JUSTO COMO YO (? nah, mentira, ya sé que no es por mí pero se vale soñar, ¿o no? Bueno, decía que, amé el capítulo, es tan asdfghjklñ, y eso, seguila o te aseguro que mataré a toda tu familia.
ResponderEliminarEmma.
Mi idea de como sería Tom si fuera mi mejor amigo, esa idea la compartimos. Adoro a Sam, ojalá fuera fuerte como ella. xo.
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