sábado, 31 de marzo de 2012

Capítulo treinta y seis.



No me di cuenta de cuanto tiempo había pasado, me encontraba sentada en el piso de la bodega, rodeada de cajas abiertas, y varias cerámicas en mi regazo.  Escuche la voz de Emma,  y el cerrar de las persianas, así que suponía que ya estábamos cerrando. Me puse de pie y guarde las últimas cosas en las cajas.

Camine hacia donde estaba Emma, ella me miro preocupada, mientras guardaba algunas cosas. Yo me sacudí el polvo, mientras sacaba mi celular para ver la hora, ya eran las seis.
—Lamento no haberte ayudado mucho hoy. —dije mientras tomaba mi bolso.
—No te preocupes, entiendo cómo te sientes… ¿y que harás respecto al chico que te gusta pero que existe y a la vez no?
—Se me ocurrió algo…—dije tecleando el mensaje que no le había respondido a Danny. —El lunes te platicare mi idea, ahora se me hace tarde.

Le di un beso en la mejilla y salí de la tienda. Camine por varias cuadras, para después revisar mi cartera y fijarme si tenía el cambio suficiente, ya que vi que si, seguí mi camino hacia el Starbucks. Si, planeaba ver a Adam, aunque sinceramente no sabía si lo iba a encontrar de nuevo.
Camine hacia el mostrador, mientras veía el menú para ver que pediría. Fue mi turno, elegí un cappuccino caliente y pedí que me lo llevaran a mi mesa.

Estuve sentada varios minutos, mientras jugaba con la taza de café, era obvio que no vendría, ¿Quién iría al mismo Starbucks, teniendo miles en el país? Tal vez mi idea era un poco estúpida. Estaba a punto de darme por vencida, cuando lo vi entrar por la puerta. Me puse rápidamente de pie y camine hacia el mostrador, para que el me viera a mí.
—Disculpa me podrías regalar un vaso con agua. —dije metiéndome en la fila. Alguien toco mi hombro delicadamente, cruce los dedos antes de girarme. — ¿Si? —pregunte. — ¡Oh Adam! Que sorpresa. —mentí.
— ¿Sam? Hola, ¿Qué tal todo? Que sorpresa encontrarte de nuevo por aquí. —yo sonreí. —El otro día recibí tu sobre, pensé que me llamarías —sonrió. Yo me sonroje un poco.
—Lo siento por eso, no me había sentido bien esos días… ¿Qué te parece si nos sentamos hoy juntos? así ya ninguno le debe nada al otro.
—Perfecto.

Era algo así como mi día de suerte, básicamente mi idea, era acercarme más a Adam, el era muy, muy agradable y no era para nada feo, si lograba hacerlo mi amigo, tal vez podría ayudarme con Danny y su obsesión por saber quién era el chico que me gustaba.
Fuimos directo a mi mesa, mientras esperábamos a que le trajeran su café. No decíamos nada, solo sonreíamos, si, las típicas sonrisas de incomodidad, después comenzamos a charlar con mas fluidez, el me platicaba de su trabajo como modelo, y yo de mi trabajo en la tienda de antigüedades. Contamos varias anécdotas y demás, la verdad es que era muy agradable su presencia.
Mi celular comenzó a sonar de nuevo, esta vez no era un mensaje era una llamada. Le hice una seña a Adam, de que me disculpara y respondí.
— ¿Qué quieres?... no… estoy ocupada Danny… Si… no, no te diré donde estoy… no, no el momento… si… que no Danny, no… deja de molestar… no… adiós—Di por concluida la llamada, ante la mirada divertida de Adam. Danny supuso que estaba acompañada por mi gran amor, y quería que le dijera dónde estaba, era un idiota.
—Lo siento por eso. —dije avergonzada.
— ¿Tu novio? —pregunto mientras le daba un sorbo a su café.
—Oh no, era un amigo. —respondí.
—Vaya, ¿no tienes novio? —yo negué divertida. — ¡¿Cómo es eso posible?! —exclamo haciendo que yo comenzara a reír.
—No tengo idea, pero no es algo que me quite el sueño. —respondí sincera— ¿Tú tienes novia? —fue mi turno de preguntar. Esperaba un no por respuesta, así mi plan podría salir a la perfección.
—No, tampoco tengo. Hagamos un club de los corazones solitarios.
—Pido ser la presidenta. —agregue.

Seguimos platicando, hasta que el cielo se puso negro. No nos habíamos dado cuenta de que la cafetería estaba a punto de cerrar, pero que solo esperaba que nos fuéramos. Nos pusimos de pie avergonzados y salimos de ahí.

Caminamos por la calle varios minutos acompañados de varias risas. Adam era muy divertido, realmente lo era, pero no como Danny. Esto iba a ser más difícil de lo que creía.
 —Ya es algo tarde. —dije elevando mi vista y observando la luna. —Me la pase muy bien, Adam, eres muy agradable.
—Igual yo, Sam. —Guardo silencio y me miro— ¿Seria mucha molestia si me das tu número telefónico? Me encantaría invitarte a salir algún día. —yo le sonreí y se lo di, de igual manera yo guarde el suyo.
—Bueno, creo que es hora de que me vaya. —dije acercándome a su mejilla para despedirme. —Estamos en contacto.
—Te llevo. —dijo rápidamente.
—Oh no, no te preocupes, otro día será. Cuídate. —dije mientras comenzaba a caminar.


***

Mi celular no dejaba de sonar, abrí los ojos con cuidado ya que la luz comenzaba a colarse por mis cortinas. Vi la hora y respondí.
— ¿Quién te crees que eres para llamarme a las ocho de la mañana en domingo? —dije recostándome de nuevo y cerrando los ojos.
—Danny, soy Danny. —dijo burlándose.
— ¿De cuando acá tenemos la confianza para despertarnos en domingo? Nunca te he despertado, ya se te está haciendo costumbre. —dije molesta.
—Lo siento, pensé que te agradaría salir hoy conmigo, podríamos ir al Zoológico, hacer un picnic, algo. El día esta soleado, Sam, y por si no sabes, estos días deben aprovecharse al máximo.
—Ugh… —dije mientras me quitaba el edredón de encima. —Son las ocho de la mañana.
—Paso por ti a las nueve. —colgó.
Me quede mirando mi celular por unos segundos, para después aventarlo a mi lado y taparme el rostro con una almohada.

El timbre de la entrada comenzó a sonar, me levante asustada y mire el reloj, me había dormido de nuevo y Danny ya había llegado. Salí de mi habitación y corrí hacia la de Ken, para ver si estaba ahí, no, no había llegado a dormir de nuevo. Talle mi rostro y camine más tranquila hacia la puerta, la abrí cerrando los ojos, esperando el discurso de Danny.
—Te llame hace una hora y sigues en pijama… claro, si a eso se le puede llamar pijama. —dijo burlándose de mi. No le hice caso y camine hacia mi habitación de nuevo, tirándome sobre la cama. — ¿Es en serio, Sam? —pregunto desde el marco de mi puerta.
—Oh vamos, Danny, ¿Qué son quince minutos?
—Si no te pones de pie, caminas hacia tu armario, sacas tu ropa, caminas de nuevo hacia el baño y te duchas y arreglas, vas a ver lo que voy a hacer. —amenazo.
—No puedes hacer nada. —dije acomodándome en el colchón con los ojos cerrados.
—Te lo advertí, Sam.
—Uy, que miedo. —me burle.
De pronto, ya no escuche a Danny, así que me relaje un poco.

Mi relación con Danny después de todo lo que habíamos pasado el fin de semana, y todo lo que nos habíamos confesado y demás, se estaba haciendo cada vez más fuerte, y eso me gustaba mucho.

Los minutos pasaban, así que abrí los ojos de nuevo y con la mirada entrecerrada comencé a buscarlo por la habitación, me hinque sobre el colchón, y me acerque hacia el final de mi cama, cuando saque un poco mi cabeza del borde de esta, él grito, asustándome y haciendo que cayera hacia atrás.
— ¡Por Dios, Daniel! Casi me matas. —dije colocando mi mano sobre mi pecho.
—Te lo advertí. —dijo con dificultad debido a la risa.
—Ahora menos me voy a arreglar. —me cruce de brazos, mientras miraba hacia el techo. Danny rio bajito, no pensaba sentarme para mirar lo que estaba pasando por su mente. Estaba molesta. Odiaba que me asustaran. —Hagas lo que hagas, no me voy a mover de aquí. Lo siento.

En un dos por tres, Danny se encontraba sobre mí, haciendo fuerza con sus brazos a mis lados, para que su peso no cayera del todo en mi cuerpo, yo estaba con los ojos bien abiertos, y muerta de nervios. El solo sonreía.
— ¿Segura que no te vas a mover? —dijo muy cerca de mis labios.
—N-no.
—Bueno, entonces podemos quedarnos aquí. —dijo mirando mis labios y después mirándome a los ojos, cosa que me ponía realmente nerviosa. —Sam…—susurro de nuevo muy cerca de mis labios, yo sentía que el corazón se me iba a salir. Comenzó a acercarse un poco más, logrando que mis labios rozaran con los suyos. No sé de donde saque fuerza, pero lo empuje de arriba de a mí, haciendo que cayera a mi lado y me puse de pie y camine hacia el armario, tome rápidamente la ropa que me pondría.
—Eres un imbécil. —grite antes de cerrar de un portazo la puerta del baño. Solo escuche la risa ronca de Danny del otro lado.
A veces ese tipo de bromas me hacían molestar un poco, ya que yo si sentía algo mas por é, que solo “cariño” de amigos y eso me hacía sentir mal, ya que el no entendía ninguna de mis indirectas o de lo que tenía que hacer para darle celos. Era tan frustrante.









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PERDÓN POR HABERME TARDADO EN SUBIR, PERO ACÁ POR FIN ESTA EL CAPITULO. ESPERO LES GUSTE :D

GRACIAS POR TODOS SUS COMENTARIOS, EN SERIO ME PONEN MUY CONTENTA.
AHORA SUBO RÁPIDO PORQUE ESTOY DESDE LA COMPUTADORA DEL TRABAJO Y ME REGAÑARAN SI ME VEN ACÁ ASÍ QUE, NO SE LES OLVIDE COMENTAR Y DARLE LIKE (1O+) 

LAS QUIERO <3

YANAN.

jueves, 22 de marzo de 2012

Capítulo treinta y cinco.



Baje la mirada hacia mis botas, las cuales golpeaban el césped que estaba debajo de estas. Mentir no era una opción, ¿pero si le decía la verdad y arruinaba lo poco que hemos logrado juntos? o ¿qué tal si mi respuesta podría hacer que el pensara que era de esas chicas que coquetean con cuanto hombre se pone frente a ellas?

Mire de nuevo a Danny, quien me miraba paciente.
— ¿Por qué la pregunta? —cuestione, ahora yo tenía curiosidad de saber porque había preguntado eso.
—No me quieres responder, lo entiendo, es tu vida íntima y no debo meterme en eso…—negó con la cabeza, lo cual hizo que soltara una sonora carcajada.
—Danny, si te voy a responder, solo quiero saber porque lo preguntas. —dije. El se encogió de hombros.
—No sé.
—Bien —trague saliva y fije mi vista en otro lugar que no fuera Danny, su mirada me intimidaba y no me hacía pensar con claridad. Estaba pensando en omitir algunos detalles. —Después de que me dejaste, Tom me llamo y se “quejo” —dije haciendo las comillas. — de que ya no le platicaba nada, —reí— así que le dije que podía ir a su casa a hablar, el no quería que fuera a esa hora, pero no le pregunte, si quería hablar conmigo, iba a hacerlo en ese momento —Danny rio, — y bueno llegue y él había pedido la pizza que le había dicho que pidiera, pero yo durante el trayecto a su casa iba pensando en cosas, muchas cosas realmente, aunque había una que no me dejaba estar tranquila, así que en cuanto llegue, camine hacia la cocina y comencé a buscar una botella de vino…
—Pensé que no tomabas... —me interrumpió.
—No lo hago, solo algunas veces, pero en ese momento lo necesitaba.  —Respondí— Bueno el punto es, que le dije algunas cosas a Tom ya estando ebria, del tipo que me gustaba —sonreí avergonzada — El también estaba ebrio y bueno… nos besamos —dije ruborizada— pero no paso nada mas, no siento nada por Tom que no sea cariño de hermanos. —complete rápidamente. —Después de eso, me quede dormida y ya, fue todo. Por si te lo preguntabas. —un gran silencio incomodo se formo entre los dos, me sentía mal. — Por una parte me alegro de que lo hayas preguntado, ¿Sabes? No me hubiera gustado que te enteraras por otra persona, quiero decir, no sé, olvídalo.
—No… está bien Sam, yo entiendo, creo. —hizo una mueca. —Pensé que te gustaba Tom.
— ¿Qué? No me gusta Tom, no quiero decir que sea feo, pero él no es quien me gusta —lo mire. —Además yo no le gusto, a Tom le gusta Emma. —regresé mi vista al frente. No podía estar hablando de esto con Danny, no quería confesarle mis sentimientos.
—Me siento más tranquilo sabiendo que no paso nada entre ustedes… Tom ya me había dicho que no había pasado nada—aclaro su garganta, —pero quería escucharlo de ti.
—Bueno, creo que es tarde —dije intentando romper otro silencio incomodo. Me puse de pie.
—Si… —se puso de pie también y se coloco a mi lado. — ¿Quién te gusta? Ahora tengo curiosidad de eso.
—No te lo diré, no tiene caso. —dije bajando mi vista, para que no viera que me había sonrojado.
— ¿No me lo dices porque no soy Tom? Creo que ya te he dicho varias veces que puedo ser un buen amigo, y que puedes contar conmigo…
—No es eso, Danny. —lo mire. —No tiene caso que lo sepas, porque tal vez nunca pase algo entre él y yo, además, no importa, estoy esperando que me deje de gustar pronto… ni siquiera sabe que me gusta, y no creo que yo le guste —reí irónica.
—Sería un tonto si no le gustaras, si un completo tonto. —dijo suavemente mientras me miraba, yo gire mi vista intentando no reír, en serio esto era tan incomodo.
—No sé…—me encogí de hombros—algunas veces muestra mucho interés, pero otra veces se comporta totalmente indiferente conmigo. —Suspire— ¿Qué hay de ti?
— ¿De qué?
— ¿Hay alguien que te guste?
—En realidad sí, pero no sé qué es lo que ella siente, es muy compleja. Nunca sé que es lo que pasa por su mente, ¿Sabes? Es muy, muy especial, es muy raro lo que me pasa con ella. —concluyo con una sonrisa, se le veía interesado en esa chica, lo cual hizo que me sintiera un poco mal.
—Oh, me alegro. —dije y comencé a caminar dolida y molesta hacia su auto.

(…)

Cambie el letrero de “cerrado” a “abierto” y empecé a caminar por la tienda. Emma me miraba desde la barra confundida, intentando comprender que me pasaba.
El jueves no había venido a trabajar porque había pasado el día intentando animar a Danny. El viernes tampoco vine, porque salí con Danny además de que había dormido en casa de Tom, lo que me llevaba a que hoy sábado iba a ver a Emma, lo cual hacia que me sintiera mal y me preguntara si debía contarle a ella también lo que había pasado con Tom. Mi cabeza era un lio, ahora sumándole que sabía que Danny gustaba de alguien… ¡oh, qué bonita era mi vida!
—Ok, me pones de nervios, ¿podrías dejar de caminar como loca por la tienda? —dijo Emma, sacándome de mis pensamientos, la mire seria mientras detenía mi paso. —Y deja de hacer eso con tus manos, te las vas a arrancar. —fruncí el ceño.
—Lo siento.
— ¿Te encuentras bien? —tenía que explicarle.
Suspire y camine hacia ella. Recargue mis brazos sobre la barra y comencé a jugar con mis manos.
—No realmente. —la mire— Emma, el jueves… el jueves Tom y yo nos besamos. —dije y cerré los ojos rápidamente para no ver su reacción. Después de unos segundos sin que ella dijera algo, los abrí y la mire asustada.
— ¿Qué? ¿En serio eso es lo que te preocupa?
—Si, bueno una parte… ¿No vas a decir algo?
—No, porque ya lo sabía. Tom me lo dijo ayer cuando nos vimos. —la mire con la boca abierta, sorprendida. —Pero me alegra que me lo hayas dicho, eso habla muy bien de ti, Sam. No te preocupes, no estoy molesta ni nada por el estilo, esas cosas suelen pasar.
— ¿Gracias? —suspire aliviada.
—Ahora dime que es lo otro que te preocupa, molesta, o lo que sea.
—Danny.
— ¿Qué pasa con Danny?
—No lo entiendo, Emma. En serio hay momentos en los que siento que si le gusto, pero después no, y ayer, después de un gran día —suspire— me entere de su boca que le gusta alguien, y por como sonreía y hablaba de ella, debo decir que le gusta y mucho… Aunque antes me pregunto del tipo que me gustaba y obvio no le iba a decir que era él, así que solo hable un poco…

Terminamos de hablar de eso, unos clientes llegaron y Emma se acerco hacia ellos, yo me puse a arreglar algunas cosas en la bodega, cuando recordé una parte importante de la plática.

— ¿Y cómo es él? —pregunto mientras encendía el auto.
— ¿Cómo es quien? —cuestione confundida.
—Pues el chico que te gusta, ¿cómo es físicamente?
—Ah…—me puse nerviosa y comencé a pensar en chicos que me atraían, cuando recordé un rostro. —Bueno, es alto, delgado pero no en exceso, una linda sonrisa, ojos color avellana y cabello castaño. —suspire cuando termine mi descripción.
—Oh. ¿Más guapo que yo? —me encogí de hombros y respondí a su pregunta.
—No soy quien para responder eso, ambos tienen algo. —di por concluida la plática encendiendo la radio.

Tamborileaba mis dedos sobre mis piernas al sonido de la música, nadie decía nada, al parece esa platica nos había dejado pensando a ambos, o tal vez Danny esperaba que le preguntara sobre su chica, pero no lo iba a hacer, siendo que ya de por si los celos me mataban.
—Quiero conocerlo. —dijo de repente.
— ¿Qué? —lo mire con los ojos bien abiertos.
—Que quiero conocerlo. —Sonrió —Si va a tener algo contigo, debo aprobarlo.
—No, no tienes que. —dije un poco molesta y nerviosa.
— ¿Por qué no?
—Porque no, Danny.
— ¿o es que me mentiste? —se burlo.
—Claro que no ¿Por qué te mentiría? No tienes que conocerlo, yo salgo con él, no tu.
—Pero soy tu amigo, los amigos conocen a los novios de sus amigas.
—No es mi novio.
—Tu amigo con derechos.
—Tampoco lo es.
— ¿Te besas con él? Porque si se besan, no es solo tu amigo.
—Tú me besas y no somos nada. —dije incomoda y tratando de que mi molestia no se notara. El se quedo en silencio un momento y me miro, yo no lo miraba, solo perdía mi vista en la carretera. —Avanza, está en verde. —Danny suspiro y se giro a la carretera de nuevo.

Realmente era un idiota, ¿que no se daba cuenta que soy pésima mintiendo? Según él, lo era. ¿Y ahora se hacía tonto? Un nudo en la garganta de coraje se me había formado.
—Hemos llegado. —dijo Danny rompiendo de nuevo el silencio.
—Gracias por traerme. —dije sin mirarlo, mientras me bajaba del auto y cerraba la puerta, ante la mirada confundida de Danny.
— ¡Sam! —grito detrás de mí, haciendo que me detuviera frente a la puerta.
— ¿Qué?
— ¿Estas molesta?
—No.
— ¿Segura?
—Sí.
— ¿Entonces?
—Estoy cansada, Danny.
—Entiendo. —se acerco a mí y me abrazo, al principio me resistí, pero termine cediendo. Escondí mi rostro en su pecho, mientras me abrazaba más fuerte. —Eres increíble, Sam.
me separe un poco para mirarlo, pero sin dejar de abrazarlo.
— ¿Y eso es bueno o malo?
—Es bueno. —dijo mirándome con una sonrisa. Le sonreí de nuevo, antes de que le diera un beso en la mejilla y me separara de él para entrar.
—Nos vemos luego, Danny.

Mi celular comenzó a sonar, haciendo que regresara a la realidad. Lo saque del bolso de mi jean y vi que tenía un mensaje nuevo, lo abrí, era de Danny.

Sam, en serio quiero conocer al chico que te gusto. No bromeaba cuando lo dije x.

Suspire marcadamente, debía hacer algo, Danny no dejaría de molestarme por eso, así que tenía que moverme y pensar que podía hacer.















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¡ Perdónperdón! Pero acá ya esta el capitulo por fin, espero les guste. He estado muy ocupada, espero ya la próxima semana estar mas tranquila y todo, tengo 2 semanas sin escribir (y ahorita empece a escribir capitulo ;) ) así que, estoy muy emocionada con el fic, creo saber ya como se terminara y todo eso!!! (no se asusten, aún falta muchos capítulos)

Como siempre, muchas gracias a las que se toman el tiempo de escribir un comentario (y a las que no, también) me encanta leer lo que piensan de cada capitulo, en serio me hacen sentir como si fuera buena escribiendo.

En fin, me voy, espero su comentario y like (10+) las amo.

Yanan.

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martes, 13 de marzo de 2012

Capítulo treinta y cuatro.



Tome aire y con pasos temerosos camine hacia la sala, ahí vi a Ken, parecía furioso. ¿Qué hacia? Debía comportarme, Danny estaba encerrado en mi habitación y no quería que se diera cuenta de lo que pasaba aquí. Tome más aire y me acerque a él.
Al parecer sintió mi presencia porque se giro rápidamente hacia mí. Mi corazón latía a mil por hora. Si, por el miedo.
— ¿Dónde te has metido? —gruño.
—Estaba… estoy trabajando y cuando vengo, no estás… —dije, mis palabras salían temblorosas y rápidas.
— ¡Se supone que debes estar aquí para servirme!
—Siempre dejo comida preparada para cuando llegues. —me excuse.
— No me importa. —grito.
— ¿Y que se supone que debo hacer si no estás y no regresas por no sé cuantos días? ¿Planeas que me quede como idiota esperándote? —ahora fue mi turno de gritar.
Me miro furioso. El miedo hizo que diera un paso hacia atrás, haciendo que un gran y pesado jarrón de cristal se cayera, logrando un gran estruendo. Intente calmarme, pensando que el chico de los grandes y azules ojos estaba del otro lado de la habitación.
— ¡Eso a ti no debe de importarte, estas aquí para servirme!
— ¡Claro que no! —tome aire y seguí gritando. — ¡Mi madre quería que estuviera contigo, para que no estuviéramos solos, pero no para que fuera tu sirvienta! —le recordé. Ken me miro mas enojado que segundos atrás. Golpeo la pared a mi derecha con su puño, haciendo que quedara marca de eso. Lo mire horrorizada.

Abrió la puerta y salió del departamento hecho un demonio. Estaba temblando, me deslice por la pared, sentándome en el piso, estaba muerta de los nervios, tome aire e intente calmarme. Cuando…
— ¡Sam, Sam, ábreme! — unos gritos provenientes de mi cuarto, hicieron que recordara que tenia a Danny encerrado en mi habitación. Tome una gran, gran bocanada de aire y me puse de pie.

Quite el seguro de la puerta y vi a un Danny preocupado mirándome fijamente. No dije nada, solo le sonreí y camine hacia mi cama, acostándome en ella, tape mi rostro con una de mis almohadas. Sabía que debía explicarle varias cosas a Danny, ya que al parecer había escuchado todo.
El lado derecho de mi colchón se hundió, así que supuse que Danny se había sentado. No decía nada, sentía su mirada de sobre de mí.
—Sam… —Dijo bajito, mientras quitaba mi escudo protector –almohada- de mi rostro. Lo mire avergonzada.
—Lamento que hayas escuchado todo eso.
—Me preocupaste mucho, pensé que te estaban haciendo daño.
—Lo siento, no quise…
— ¿Estás bien? —pregunto mientras quitaba algunos cabellos de mi rostro. Al tacto me estremecí. Yo asentí a su respuesta. — ¿Qué fue lo que paso allá fuera?
—Nada, llego la persona con la quien vivo, venia molesto, solo eso.
— ¿Con quién vives? ¿Algún día me dirás?
—Es mi padrastro. —respondí.
— ¿Y porque te trata así? No debes dejar que te grite de esa manera, Sam. Parece ser que no sabe controlarse. —reí irónica, parecía que Danny sabia deducir muy bien las cosas.
—Todo está bien, Danny. Solo fue el susto. —lo mire directamente a los ojos. El estaba recostado, pero recargaba su cabeza sobre una de sus manos, para según el mirarme mejor.
—Yo te protegeré, lo prometo. —soltó. Haciendo que lo mirara con los ojos  bien abiertos, y logrando que se me humedecieran, amenazando con soltar unas lagrimas. Con su mano izquierda, que era la que tenia libre, acaricio mi mejilla, para después atraerme hacia él, y abrazarme mientras recargaba mi cabeza sobre su pecho y el su barbilla y mejilla sobre mi cabeza.
“Yo te protegeré, lo prometo” esas simples palabras, hicieron que mi corazón sonriera. Apreté los ojos intentando no derramar las traicioneras lágrimas.


(…)

El sonido molesto de un celular hizo que abriera los ojos. Observe mi habitación, aun entraba la luz del sol, pero al parecer ya era tarde, ¿Cuánto tiempo había pasado? Ya un poco mas despierta, me di cuenta de que estaba recostada sobre algo duro, y que algo me tenia sujeta por la cintura, baje mi vista y vi aquella mano llena de pecas, eleve un poco mi vista y lo vi ahí, dormido a mi lado. Sonreí y me pegue un poco más hacia él, abrazándolo. Me hacia feliz tenerlo de esa manera a mi lado, estar con Danny acortaba los momentos de tristeza  que tenia. Me hacia feliz, demasiado y tal vez el ni siquiera se daba cuenta de eso. Lo seguí mirando, el abrió poco a poco sus ojos y me miro.
—Buenas tardes. —dije estirando mi cuello y besando su barbilla. El sonrió, para después besar mi nariz y acariciar mis brazos, regrese mi cabeza a su pecho y volví a sonreír.
—Veo que dormimos mucho. —dijo bostezando.
— ¿Tú crees? —pregunte irónica, mientras me separaba de él, para ponerme de pie. Danny jalo de mi brazo y me atrajo de nuevo hacia él.
— Hey ¿A dónde vas? —pregunto cerca de mis labios.
—Creo… creo que no lo recuerdo. —dije sincera ocultando una risita, este chico me seguía poniendo nerviosa y me hacía a actuar como una niña de 15 años enamorada. Danny me cohibía mucho. Estando con él, hacia que olvidara mi nombre, la fecha y lo que quería hacer.

Y nos besamos… tiernamente. Fue muy dulce y me atrevía a comparar este beso con el de ayer de Tom, y debo admitir que ayer no sentí completamente nada, ahora sentía miles de mariposas, aves, dinosaurios dentro de mi panza. Me separe lentamente de él y lo mire a los ojos, le sonreí, a lo que él respondió y me puse de pie.
—Tengo hambre. —dije ya de pie al lado de la cama. Danny seguía medio acostado mirándome. — ¿Qué te parece si vamos a comer? —sugerí.
—Me parece bien, ¿Qué se te antoja?
—Comida japonesa ¿Qué dices?
—Perfecto.
—Solo dame tiempo de darme un baño. —dije tímida.
—Eso está mucho mejor. —me guiño el ojo. Yo reí.
—Pervertido. Mientras tú me esperas aquí, yo me duchare. —aclare, mientras caminaba hacia el armario y sacaba un cambio de ropa.
—Así no juego. —dijo haciendo un puchero, lo que me provoco ternura.
—No tardo. —le sonreí.

Veinte minutos después, me encontraba dentro del baño colocándome mis jeans y una camisa a botones. Salí del baño y vi a Danny, quien no se había movido de su lugar, solo que ahora miraba animadamente el televisor. Camine hacia mi tocador, tome un cepillo y comencé a peinar mi cabello. Después me puse unos pequeños aretes y un poco de perfume. Saque unas botas del armario, me senté sobre el piso y me las comencé a poner.
—Eres rápida arreglándote. ¿Eres mujer? —lo mire extrañada, mientras intentaba no reír.
— ¿Quieres comprobarlo?
—Por mí no hay problema. —dijo poniéndose de pie y caminando hacia donde estaba yo, colocándose a mi altura. Comenzó a acercar su rostro al mío, yo coloque mis manos en sus hombros evitando que se acercara más.
—Estoy bromeando, Danny.
— ¿Nunca te enseñaron que no es bueno jugar con los hombres? —dijo separándose de mí y regresando a la cama. Según él, haciéndose el enojado.


(…)


Llegamos al restaurante de comida japonesa, íbamos muy divertidos. La compañía de Danny era muy agradable, ni siquiera pensaba en otras cosas, solo vivía el momento.
Nos sentamos en una mesa para dos, que estaba adornada con pequeñas velas, las cuales Danny tomo y empezó a mover.
—Se que amas las velas. —dije observándolo.
—Demasiado, así que ya sabes que regalarme. —me guiño el ojo.
Yo negué divertida, mientras tomaba el menú y lo observaba. La verdad es que no entendía mucho el menú, así que deje que Danny pidiera por mí.
No recuerdo mucho de lo que había pedido, pero estaba delicioso. Termine con el plato casi limpio. Después pedimos el postre, unas bolas de helado, y una rebanada de pastel de chocolate. Lo pusimos al centro y compartimos.

La verdad que esto ya era más bien como una cena, el cielo ya estaba adornado con la luna y las estrellas. Pero estaba tan a gusto que no quería llegar a casa, reíamos y hablábamos de cosas serias. Se podía hablar de todo con él, aunque había personas que decían que era un estúpido y que no tenía cerebro, lo cual es totalmente una idea errada de Danny, ya que era muy inteligente.

Después del restaurante japonés, terminamos platicando en un parque, sentados sobre unos columpios. Nos mecíamos fuertemente, ya que intentábamos ver quien llegaba más alto. Minutos después bajamos la velocidad y solo dejábamos que el aire nos meciera.
Ninguno de los dos hablaba, solo se escuchaba el sonido de nuestras agitadas respiraciones, el del agua correr por la fuente que estaba frente a nosotros, el del viento moviendo ligeramente las hojas de los árboles y el de algunos pequeños grillos escondidos entre los arbustos.
—Sam. —dijo Danny haciendo que lo mirara. El elevo su rostro y me miro.
— ¿Qué pasa? —pregunte con una ligera sonrisa.
— ¿Te puedo hacer una pregunta?
— ¿Por qué no podrías? —pregunte.
—No sé, tal vez no me quieras responder, o te sientas ofendida. —se encogió de hombros, mientras observaba insistente la fuente.
— ¿Pues qué me quieres preguntar? —cuestione divertida, el me miro de nuevo.
—De acuerdo —guardo silencio— ¿Pasaste la noche con Tom? —soltó, me miraba de una manera extraña, como si esperara que le dijera una mentira o que solo fueran sus alucinaciones, o tal vez como si no quisiera escuchar la respuesta, pero la curiosidad lo ganaba. Deje de mecerme.
Lo mire en silencio mientras formulaba mi respuesta. No planeaba mentirle.








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Ahora si, sin mucho que decir, espero les haya gustado.
no olviden de comentar y darle like (10+)

las quiero.

Yanan.

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jueves, 8 de marzo de 2012

Capítulo treinta y tres.




Me quede en silencio, mientras Tom dejaba lo que estaba haciendo, y se acercaba hacia donde yo estaba, sentándose frente a mí.
¿Qué tal si hubiera pasado… si hubiéramos hecho algo de lo que nos podríamos haber arrepentido? Solo de pensar en eso, los pelos se me ponían de punta.
—Bien, ¿entonces me dirás?
— ¿Hasta dónde recuerdas?
—Eh… nosotros, besándonos en el sofá. —dije en un susurro, mientras mis mejillas se coloreaban de rojo. Eleve mi vista y lo mire. — ¿Qué paso después?
—Nada, Sam. Caímos en la cuenta de lo que hacíamos y nos separamos. Después, empezaste a hablar incoherencias, mientras me decías como podías, lo que había pasado con Danny. —suspire aliviada, mientras Tom reía.
—Pero… ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué tengo esta ropa puesta? No recuerdo haberme cambiado.
—Después de hablar, te quedaste dormida en el sofá, te lleve a la habitación y justo cuando te recosté en la cama, te despertaste pidiéndome ropa, ya que decías que los jeans eran incómodos para dormir, así que fui a mi habitación y te traje lo que traes puesto, después te deje sola y ya. No iba a dejar que te fueras a tu casa en ese estado, Sam. —volví a suspirar.

Ya que recordaba todo, me sentía realmente avergonzada. Me había dejado llevar con Tom ¿Cómo paso? Si, culpo al alcohol, además, Tom… era un gran chico. Y bueno, ¿está mal que no me arrepienta de esos salvajes besos? Estaba un poco sorprendida, nunca habría pensado que Tom pudiera besar de esa manera…
Él se puso de pie y camino hacia la estufa junto con dos platos, tomo el sartén y sirvió un poco de huevos y tocino en ambos, para después acercar uno frente a mí, coloco su plato también sobre la mesa y regreso al refrigerador por un cartón de jugo de naranja y dos vasos. Cuando se sentó de nuevo frente a mí, decidí hablar.
—Me siento muy avergonzada por lo de ayer, ¿Qué pensaras de mi? —dije mientras miraba fijamente el liquido naranja que vertía sobre mi vaso.
— ¿Cómo que qué voy a pensar de ti? Absolutamente nada, Sam. Solo pasó.
—Y en serio, me alegro que no haya pasado algo más…—el rio. Me causaba gracia que él no le tomara tanta importancia, pero era imposible para mí no tomársela, quiero decir, estaba enamorada de Danny ¿no? Quien es su mejor amigo…
— ¿Y si Danny se entera? —solté de repente haciendo que él me mirara con los ojos bien abiertos.
—No creo que…—el timbre de la puerta comenzó a escucharse. Tom se puso de pie y camino hacia ella para ver quién era.
Seguí comiendo mi desayuno y pensando en que pasaría si él se enterara, sé que no tenemos nada, ¿pero si existiera la posibilidad de que hubiera algo entre Danny y yo y esto arruinara eso?

Vi que Tom tardaba en regresar a la cocina, así que me puse de pie y salí de ahí para ir a buscarlo y saber porque tardaba. Pase junto al sofá y vi las copas de vino en la mesa de centro, haciendo que miles de imágenes se formaran en mi cabeza, seguí caminando.
—Tom, ¿Quién e….?—no logre terminar la frase al verlo parado ahí, junto a Tom. Me quede estática mirándolo. No podía ser real.
— ¿Sam? —pregunto sorprendido. Mire a Tom y el solo se encogió de hombros.
—Danny. —intente sonreír, camine hacia él y lo salude de beso. El me miraba intentando comprender que hacia tan temprano en casa de Tom, vestida de esa manera, por momentos miraba a Tom, quien seguía con su pecho descubierto y a mí.
—Eh…—dije intentando romper el incomodo momento. — ¿Y como estas?
—Bien, mejor gracias. —me sonrió y yo le sonreí de nuevo. Así nos quedamos por unos segundos, mirándonos. Danny lograba que cualquier pensamiento se esfumara de mi mente. Me quedaba como boba mirándolo.
—Yo… yo iré a terminar mi desayuno. Están en su casa. —dijo Tom alejándose de nosotros.

Los dos nos quedamos de pie frente a la entrada, nadie decía nada, seguíamos mirándonos y sonriéndonos. Era un poco estúpido, siendo sincera, esta imagen que Danny vio de Tom y yo se podría haber malinterpretado, pero me animaba a creer que Danny no le había dado importancia, haciendo que se me quitara un peso de encima.

(…)

Danny desayuno junto a nosotros, no pregunto sobre las copas de vino y el desorden en la sala, ni siquiera pregunto sobre mi ropa y mis ojos despintados. Para cuando terminamos de recoger la cocina, dije que debía ir a mi casa, Danny se ofreció a llevarme, así que accedí, quede con Tom que hablaríamos después de muchas cosas, y  vaya que necesitábamos hacerlo, pero ahora si con todos nuestros sentidos puestos. Nada de besos y caricias.

¿Qué diferente habría sido todo si el de la noche anterior fuera Danny y no Tom? Sonreí de solo pensarlo, provocando que una sonrisa se formara en mis labios y un ligero enrojecimiento en mis mejillas. Negué con la cabeza y baje la mirada, divertida.
— ¿Y esa sonrisa? —pregunto Danny sacándome de mis pensamientos, mientras me miraba rápidamente, para seguir con su vista en la carretera.
«Te hubieran encantado más los besos en ese sofá si hubiera sido Danny ¿cierto?»
«¡Shh!»

—Nada, solo recordé algo. —dije restándole importancia.

Llegamos al departamento y sentí la necesidad de invitar a Danny pasar, nunca lo había hecho y creo que no perdía nada, también era mi casa. Así que antes de decir algo, me fije que el vehículo de Ken no estuviera en el estacionamiento. Iba a abrir la puerta cuando mire a Danny.
— ¿Quieres pasar? —le sonreí, a lo que el acepto rápidamente.

Subimos las escaleras, y mientras buscaba las llaves para abrir, Danny iba charlando muy animadamente conmigo, cualquiera que lo viera, ni siquiera pensaría que justamente ayer, estaba deprimido.
Ya que abrí la puerta, asome primero la cabeza para saber si la casa estaba presentable, ya que me di cuenta de que si, abrí mas la puerta y lo invite pasar dentro.
El inspecciono el departamento, cosa que me puso nerviosa.
— ¿Le das el visto bueno?
—No está mal. —dijo sincero.
—Vaya, me alegro que te guste. —dije sarcástica, mientas cerraba la puerta.
Camine hacia la cocina, tome un vaso y lo llene con agua del grifo, para así echarle un poco de aquel líquido a una pequeña maseta que tenía en la ventana de la cocina.
— ¿Quieres que te de un tour por mi pequeña casa? —dije ya que Danny seguía de pie observando todo.
—Si quieres. —sonrió.
Camine hacia él, y lo tome de la mano. Le mostré lo que era la sala, la cocina, la pequeña terraza, pasando por alto el baño de visitas y la habitación de Ken, la cual estaba cerrada. Para así caminar hacia el otro lado del departamento y llegar a lo que era mi habitación.

Abrí la puerta con miedo a que estuviera en malas condiciones, o que hubiera ropa interior regada por ahí, suspire de alivio al ver que no era así. El camino dentro, como si estuviera en su casa y siguió observando con detenimiento, sin dejar de caminar. Yo lo mire desde el marco de la puerta, con los brazos cruzados.

Veía con interés los cuadros que adornaban las blancas paredes, las fotos que estaban sobre mi escritorio y mesa de dormir, las películas que estaban debajo de la tele, todo, no perdía detalle en nada. Al final me miro y camino hacia la cama, aventándose en esta.
—Es cómoda, muy cómoda. —dijo mientras colocaba sus manos detrás de su cabeza. No pude evitar caminar hacia él y acostarme a su lado. Ambos mirábamos hacia la araña un tanto antigua que adornaba el techo.
—Si, es una de las pocas cosas que me pude permitir comprar en cuanto llegue.
—Nunca me has terminado de platicar de ti, Sam.
—No hay mucho que contar Danny, mi vida no es tan interesante como la tuya, —lo mire— no me malinterpretes, quiero decir que, yo no tuve la suerte de conocer, hasta ahora, a personas que me ayudaran a sobrellevar los días con un poco de esperanza. Mi vida no ha cambiado para bien, mejor dicho, siempre hay algo que evita que cambie para bien. —suspire mientras miraba el techo de nuevo.
— ¿Por qué no me cuentas? —dijo después de unos segundos, se había hecho un silencio, mientras yo pensaba en que decirle y como decirlo, pero ese silencio se vio interrumpido, cuando escuche que cerraban fuertemente la puerta de la entrada. Me puse de pie y mire a Danny.
—No hables y no salgas de la habitación. —dije firme, mientras caminaba hacia la puerta de mi habitación.
— ¿Por qué? —preguntó Danny mientras recargaba sus brazos en el colchón, para mirarme mejor.
—Solo no lo hagas, ya vuelvo no tardo.
—De acuerdo. —le sonreí y salí. Ken había llegado. Por fuera cerré la puerta de mi habitación, por si a Ken se le ocurría la gran idea de ir a mi habitación, no quería meter en problemas a Danny.

Tome aire y camine a su encuentro.

|Danny|

Me había levantado con mucho optimismo el día de hoy, ayer no había bebido ni un poco de alcohol, además de que me la había pasado muy bien con Sam, y mi cambio de ánimo el día de hoy se lo debía a ella. Quien se había preocupado por mí y me había querido hacer sentir mejor.

Tome las llaves de mi auto, había decido ir a donde Tom para arreglar las cosas con él y ¿Por qué no? Desayunar algo juntos. Conduje hasta su casa, y aparque el auto fuera, por más raro que pareciera iba silbando.
Camine hasta la entrada y toque el timbre dos veces. Era un bonito día.
Tom me abrió la puerta, estaba sin nada puesto encima, más que unos jeans.
—Tom ¿estás ocupado?
—No, pasa.
—Quiero pedirte una disculpa por cómo me he comportado, pero no era mi intención que todo eso pasara, ya hable con Dougie y Harry y me entendieron, pero quería hablarlo contigo personalmente, porque eres mi hermano, Tom y no quiero que eso cambie.
—Danny, tranquilo, todo lo que dije, lo dije porque te quiero, y me alegro que hayas entendido por fin, que tomar no te lleva a nada, que si quieres desahogarte aquí estamos nosotros, y las chicas, pero no recurras al alcohol.
— ¿Las chicas? Sería un poco extraño contarles mis problemas a las chicas. —dije bromeando.
—Bueno, ¿Sam no entra en “las chicas”? —elevo una de sus cejas y me sonrió.
—Es diferente. —dije nervioso.
—Como sea, sabes que aquí estamos para lo que necesites ¿De acuerdo? —no pude evitar darle un abrazo, para cuando nos separamos seguimos hablando, cuando escuche una voz preguntando que quien era, me gire y la vi ahí, con una playera de Tom, unos bóxers, descalza y con el cabello despeinado. Ella al mirarme se puso un poco roja, no puedo negar que se veía adorable, pero en esos momentos me preguntaba el porqué estaba aquí y vestida de esa manera. Mire a Tom y él se encogió un poco de hombros. Ella se acerco y me saludo con un beso en la mejilla, logrando que un poco las dudas y las preguntas se esfumaran.

Estuve parte de la mañana con ellos dos, desayunamos y charlamos. Al final me ofrecí a llevarla a su casa, ella subió a una de las habitaciones de Tom, para arreglarse un poco. Tom y yo nos quedamos en la cocina esperándola.
—Y… ¿Qué hace aquí Sam? —pregunte sin darle mucha importancia.
—Bueno, ayer vino a hablar, cenamos y tomamos un poco de vino, pero al parecer no está acostumbrada a tomar, así que se le subió el alcohol y no deje que se fuera. No dormimos juntos, si es lo que te preguntas. —yo reí un poco, Tom me conocía perfectamente.
Ella bajo con el cabello suelto, unos jeans desgastados, unos converse negros y un abrigo. Era una versión más cómoda de lo que traía puesto ayer, así que supuse que se había venido minutos después de que la había dejado en su casa.
Nos despedimos de Tom, quedando de vernos después y ellos de hablarse. No debía sorprenderme sus muestras de confianza, ya que eran mejores amigos y todo eso. Así que encamine a Sam hacia la salida.

Durante el trayecto a su casa, Sam sonreía de una manera tímida. Le pregunte porque lo hacía y me dijo que había recordado algo, no pregunte más, pero una imagen se formulo dentro de mí, haciendo que un pequeño animalito dentro de mí, sintiera celos. Sam + Tom en una cama. Agite la cabeza borrando esa idea, mientras me estaciona fuera de su departamento. Los celos no podían regresar, Tom me había dicho que no le gustaba y bueno, confiaba en él y en que no habían tenido nada anoche.
— ¿Quieres pasar? — pregunto, tenía una mano en la puerta, mientras que me sonreía y miraba tiernamente. Le sonreí de vuelta y accedí.
Baje rápidamente del auto y llegue del otro lado, para abrirle un poco más la puerta. Caminamos hacia la entrada y subimos las escaleras, mientras charlábamos. Llegamos a su departamento, el número cuatro, abrió la puerta y se asomo un poco, como si esperara que todo estuviera en orden, ya que hubo visto que si, decidió dejarme pasar.

No era un gran departamento, de hecho era pequeño, pero cómodo.
— ¿Le das el visto bueno? —pregunto divertida.
—No está mal.
—Vaya, me alegro que te guste. —respondió sarcástica, cerrando la puerta detrás de mí.
Sam desapareció por una puerta, yo me quede de pie detrás de un sofá, escuchaba el agua correr. Después ya no la escuche y vi a Sam salir de ahí.

Se ofreció a darme un tour, en manera de broma, ya que no dejaba de ver todo. No hubo mucho que ver que no se viera desde la sala, salvo una habitación que no abrió, lo que deduje que era de la persona con la que vivía. Terminamos el tour en su habitación.
Era totalmente diferente al resto de la casa, era muy ella. Las paredes perfectamente blancas, adornadas con varios cuadros de pinturas y fotos. Observe su escritorio, en pocas palabras inspeccione rápidamente con la mirada su habitación. Cuando termine, camine hacia su cama, aventándome sobre esta. Era muy cómoda, con un edredón blanco, que hacían juego con los almohadones también blancos, pero con detalles en color magenta.
—Es cómoda, muy cómoda. —dije mientras colocaba mis manos detrás de mi cabeza. Ella sonrió y camino hacia mí y se acostó a mi izquierda, ambos mirábamos hacia el techo.
—Si, es una de las pocas cosas que me pude permitir comprar en cuanto llegue. —dijo, su voz salió con una combinación de orgullo y tristeza.
—Nunca me has terminado de platicar de ti, Sam.
—No hay mucho que contar Danny, mi vida no es tan interesante como la tuya, —me miro— no me malinterpretes, quiero decir que, yo no tuve la suerte de conocer, hasta ahora, a personas que me ayudaran a sobrellevar los días con un poco de esperanza. Mi vida no ha cambiado para bien, mejor dicho, siempre hay algo que evita que cambie para bien. —suspiro, haciendo que mi corazón se apachurrara ¿Qué tanto le había pasado? ¿Por qué hablaba así?
— ¿Por qué no me cuentas? —pregunte. Sam se quedo en silencio como si estuviera pensando, pero de pronto se escucho que alguien abría y cerraba fuertemente la puerta de la entrada. Sam se puso de pie rápidamente y me miro.
—No hables y no salgas de la habitación.
— ¿Por qué? —pregunte mientras recargaba mis brazos en el colchón.
—Solo no lo hagas, ya vuelvo no tardo.
—De acuerdo.

Me quede acostado sobre la cama, esperando a Sam. Tome una almohada y la olí, tenía su perfume impregnado, así que aspire un poco más, llenando mis pulmones de su olor. Deje la almohada en su lugar y seguí mirando el techo, en espera de Sam.
Los minutos pasaban y ella no regresaba, me senté sobre el colchón y comencé a mirar de nuevo la habitación. Camine hacia su escritorio y comencé a abrir los compartimientos, si, no era lo correcto andar de metido en sus cosas, pero me estaba aburriendo. Saque de uno de ellos, un cuaderno de dibujo y lo comencé a hojear, pasaba las hojas, todas estaban llenas con varios dibujos, muy bien hechos debo agregar y firmados por ella. Eran algunos de ella, otros de animales, unos más de personas que no conocía, hasta que llegue a una página y vi un rostro conocido para mi, quiero decir, era yo. Lo mire bien, la fecha no coincidía con el día cuando nos habíamos conocido, así que se me había hecho un poco extraño, pero decidí no darle importancia, me había dibujado muy bien, cambie de pagina y llegue a otro dibujo, el cual estaba un poco manchado, al parecer de agua o algo así, era una pareja quienes se abrazaban, pero no estaba terminado, supuse que eran sus papás.
Me quede observándolo con detenimiento, cuando unos gritos y golpes a muebles comenzaron a escucharse. Guarde rápidamente el cuaderno en su lugar, y camine hacia la puerta. Los ruidos venían de la sala.
Quise abrir la puerta, pero no pude, estaba cerrada. Intente de nuevo, pero nada. Escuche varias cosas caer, y el sonido de una puerta cerrarse fuertemente. De pronto, ya no escuche nada, estaba todo en  silencio, y me ponía de nervios.
— ¡Sam! —comencé a forcejear con la puerta y a golpearla. — ¡Sam, ábreme!









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perdonen por haber tardado en subir, pero ya aqui esta el capítulo por fin, el cual espero les guste mucho. hoy no tengo nada que decir, mi compu esta fallando y se congela demasiado :c tengo mala suerte e_e
Muchisimas gracias por sus comentarios en el capítulo anterior, tomare en cuenta todo lo que me dijeron.

Siempre he tenido la duda ¿como se imaginan -fisicamente- a Samantha? :)
En fin, me largo a intentar escribir.

Las quiero.

Yanan.




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Fic de Dougie de Johanna {}

Y acá otro fic que estoy leyendo de Dougie, la escritora se llama Zoé {}

ahora si, bye <3.