Tome aire y con pasos temerosos camine hacia la sala, ahí vi a Ken,
parecía furioso. ¿Qué hacia? Debía comportarme, Danny estaba encerrado en mi
habitación y no quería que se diera cuenta de lo que pasaba aquí. Tome más aire
y me acerque a él.
Al parecer sintió mi presencia porque se giro rápidamente hacia mí. Mi corazón latía a mil por hora. Si, por el miedo.
— ¿Dónde te has metido? —gruño.
—Estaba… estoy trabajando y cuando vengo, no estás… —dije, mis palabras salían temblorosas y rápidas.
— ¡Se supone que debes estar aquí para servirme!
—Siempre dejo comida preparada para cuando llegues. —me excuse.
— No me importa. —grito.
— ¿Y que se supone que debo hacer si no estás y no regresas por no sé cuantos días? ¿Planeas que me quede como idiota esperándote? —ahora fue mi turno de gritar.
Me miro furioso. El miedo hizo que diera un paso hacia atrás, haciendo que un gran y pesado jarrón de cristal se cayera, logrando un gran estruendo. Intente calmarme, pensando que el chico de los grandes y azules ojos estaba del otro lado de la habitación.
— ¡Eso a ti no debe de importarte, estas aquí para servirme!
— ¡Claro que no! —tome aire y seguí gritando. — ¡Mi madre quería que estuviera contigo, para que no estuviéramos solos, pero no para que fuera tu sirvienta! —le recordé. Ken me miro mas enojado que segundos atrás. Golpeo la pared a mi derecha con su puño, haciendo que quedara marca de eso. Lo mire horrorizada.
Al parecer sintió mi presencia porque se giro rápidamente hacia mí. Mi corazón latía a mil por hora. Si, por el miedo.
— ¿Dónde te has metido? —gruño.
—Estaba… estoy trabajando y cuando vengo, no estás… —dije, mis palabras salían temblorosas y rápidas.
— ¡Se supone que debes estar aquí para servirme!
—Siempre dejo comida preparada para cuando llegues. —me excuse.
— No me importa. —grito.
— ¿Y que se supone que debo hacer si no estás y no regresas por no sé cuantos días? ¿Planeas que me quede como idiota esperándote? —ahora fue mi turno de gritar.
Me miro furioso. El miedo hizo que diera un paso hacia atrás, haciendo que un gran y pesado jarrón de cristal se cayera, logrando un gran estruendo. Intente calmarme, pensando que el chico de los grandes y azules ojos estaba del otro lado de la habitación.
— ¡Eso a ti no debe de importarte, estas aquí para servirme!
— ¡Claro que no! —tome aire y seguí gritando. — ¡Mi madre quería que estuviera contigo, para que no estuviéramos solos, pero no para que fuera tu sirvienta! —le recordé. Ken me miro mas enojado que segundos atrás. Golpeo la pared a mi derecha con su puño, haciendo que quedara marca de eso. Lo mire horrorizada.
Abrió la puerta y salió del departamento hecho un demonio. Estaba
temblando, me deslice por la pared, sentándome en el piso, estaba muerta de los
nervios, tome aire e intente calmarme. Cuando…
— ¡Sam, Sam, ábreme! — unos gritos provenientes de mi cuarto, hicieron que recordara que tenia a Danny encerrado en mi habitación. Tome una gran, gran bocanada de aire y me puse de pie.
Quite el seguro de la puerta y vi a un Danny preocupado mirándome fijamente. No dije nada, solo le sonreí y camine hacia mi cama, acostándome en ella, tape mi rostro con una de mis almohadas. Sabía que debía explicarle varias cosas a Danny, ya que al parecer había escuchado todo.
El lado derecho de mi colchón se hundió, así que supuse que Danny se había sentado. No decía nada, sentía su mirada de sobre de mí.
—Sam… —Dijo bajito, mientras quitaba mi escudo protector –almohada- de mi rostro. Lo mire avergonzada.
—Lamento que hayas escuchado todo eso.
—Me preocupaste mucho, pensé que te estaban haciendo daño.
—Lo siento, no quise…
— ¿Estás bien? —pregunto mientras quitaba algunos cabellos de mi rostro. Al tacto me estremecí. Yo asentí a su respuesta. — ¿Qué fue lo que paso allá fuera?
—Nada, llego la persona con la quien vivo, venia molesto, solo eso.
— ¿Con quién vives? ¿Algún día me dirás?
—Es mi padrastro. —respondí.
— ¿Y porque te trata así? No debes dejar que te grite de esa manera, Sam. Parece ser que no sabe controlarse. —reí irónica, parecía que Danny sabia deducir muy bien las cosas.
—Todo está bien, Danny. Solo fue el susto. —lo mire directamente a los ojos. El estaba recostado, pero recargaba su cabeza sobre una de sus manos, para según el mirarme mejor.
—Yo te protegeré, lo prometo. —soltó. Haciendo que lo mirara con los ojos bien abiertos, y logrando que se me humedecieran, amenazando con soltar unas lagrimas. Con su mano izquierda, que era la que tenia libre, acaricio mi mejilla, para después atraerme hacia él, y abrazarme mientras recargaba mi cabeza sobre su pecho y el su barbilla y mejilla sobre mi cabeza.
“Yo te protegeré, lo prometo” esas simples palabras, hicieron que mi corazón sonriera. Apreté los ojos intentando no derramar las traicioneras lágrimas.
(…)
— ¡Sam, Sam, ábreme! — unos gritos provenientes de mi cuarto, hicieron que recordara que tenia a Danny encerrado en mi habitación. Tome una gran, gran bocanada de aire y me puse de pie.
Quite el seguro de la puerta y vi a un Danny preocupado mirándome fijamente. No dije nada, solo le sonreí y camine hacia mi cama, acostándome en ella, tape mi rostro con una de mis almohadas. Sabía que debía explicarle varias cosas a Danny, ya que al parecer había escuchado todo.
El lado derecho de mi colchón se hundió, así que supuse que Danny se había sentado. No decía nada, sentía su mirada de sobre de mí.
—Sam… —Dijo bajito, mientras quitaba mi escudo protector –almohada- de mi rostro. Lo mire avergonzada.
—Lamento que hayas escuchado todo eso.
—Me preocupaste mucho, pensé que te estaban haciendo daño.
—Lo siento, no quise…
— ¿Estás bien? —pregunto mientras quitaba algunos cabellos de mi rostro. Al tacto me estremecí. Yo asentí a su respuesta. — ¿Qué fue lo que paso allá fuera?
—Nada, llego la persona con la quien vivo, venia molesto, solo eso.
— ¿Con quién vives? ¿Algún día me dirás?
—Es mi padrastro. —respondí.
— ¿Y porque te trata así? No debes dejar que te grite de esa manera, Sam. Parece ser que no sabe controlarse. —reí irónica, parecía que Danny sabia deducir muy bien las cosas.
—Todo está bien, Danny. Solo fue el susto. —lo mire directamente a los ojos. El estaba recostado, pero recargaba su cabeza sobre una de sus manos, para según el mirarme mejor.
—Yo te protegeré, lo prometo. —soltó. Haciendo que lo mirara con los ojos bien abiertos, y logrando que se me humedecieran, amenazando con soltar unas lagrimas. Con su mano izquierda, que era la que tenia libre, acaricio mi mejilla, para después atraerme hacia él, y abrazarme mientras recargaba mi cabeza sobre su pecho y el su barbilla y mejilla sobre mi cabeza.
“Yo te protegeré, lo prometo” esas simples palabras, hicieron que mi corazón sonriera. Apreté los ojos intentando no derramar las traicioneras lágrimas.
(…)
El sonido molesto de un celular hizo que abriera los ojos. Observe mi
habitación, aun entraba la luz del sol, pero al parecer ya era tarde, ¿Cuánto
tiempo había pasado? Ya un poco mas despierta, me di cuenta de que estaba
recostada sobre algo duro, y que algo me tenia sujeta por la cintura, baje mi
vista y vi aquella mano llena de pecas, eleve un poco mi vista y lo vi ahí,
dormido a mi lado. Sonreí y me pegue un poco más hacia él, abrazándolo. Me
hacia feliz tenerlo de esa manera a mi lado, estar con Danny acortaba los
momentos de tristeza que tenia. Me hacia
feliz, demasiado y tal vez el ni siquiera se daba cuenta de eso. Lo seguí
mirando, el abrió poco a poco sus ojos y me miro.
—Buenas tardes. —dije estirando mi cuello y besando su barbilla. El sonrió, para después besar mi nariz y acariciar mis brazos, regrese mi cabeza a su pecho y volví a sonreír.
—Veo que dormimos mucho. —dijo bostezando.
— ¿Tú crees? —pregunte irónica, mientras me separaba de él, para ponerme de pie. Danny jalo de mi brazo y me atrajo de nuevo hacia él.
— Hey ¿A dónde vas? —pregunto cerca de mis labios.
—Creo… creo que no lo recuerdo. —dije sincera ocultando una risita, este chico me seguía poniendo nerviosa y me hacía a actuar como una niña de 15 años enamorada. Danny me cohibía mucho. Estando con él, hacia que olvidara mi nombre, la fecha y lo que quería hacer.
Y nos besamos… tiernamente. Fue muy dulce y me atrevía a comparar este beso con el de ayer de Tom, y debo admitir que ayer no sentí completamente nada, ahora sentía miles de mariposas, aves, dinosaurios dentro de mi panza. Me separe lentamente de él y lo mire a los ojos, le sonreí, a lo que él respondió y me puse de pie.
—Tengo hambre. —dije ya de pie al lado de la cama. Danny seguía medio acostado mirándome. — ¿Qué te parece si vamos a comer? —sugerí.
—Me parece bien, ¿Qué se te antoja?
—Comida japonesa ¿Qué dices?
—Perfecto.
—Solo dame tiempo de darme un baño. —dije tímida.
—Eso está mucho mejor. —me guiño el ojo. Yo reí.
—Pervertido. Mientras tú me esperas aquí, yo me duchare. —aclare, mientras caminaba hacia el armario y sacaba un cambio de ropa.
—Así no juego. —dijo haciendo un puchero, lo que me provoco ternura.
—No tardo. —le sonreí.
Veinte minutos después, me encontraba dentro del baño colocándome mis jeans y una camisa a botones. Salí del baño y vi a Danny, quien no se había movido de su lugar, solo que ahora miraba animadamente el televisor. Camine hacia mi tocador, tome un cepillo y comencé a peinar mi cabello. Después me puse unos pequeños aretes y un poco de perfume. Saque unas botas del armario, me senté sobre el piso y me las comencé a poner.
—Eres rápida arreglándote. ¿Eres mujer? —lo mire extrañada, mientras intentaba no reír.
— ¿Quieres comprobarlo?
—Por mí no hay problema. —dijo poniéndose de pie y caminando hacia donde estaba yo, colocándose a mi altura. Comenzó a acercar su rostro al mío, yo coloque mis manos en sus hombros evitando que se acercara más.
—Estoy bromeando, Danny.
— ¿Nunca te enseñaron que no es bueno jugar con los hombres? —dijo separándose de mí y regresando a la cama. Según él, haciéndose el enojado.
(…)
Llegamos al restaurante de comida japonesa, íbamos muy divertidos. La compañía de Danny era muy agradable, ni siquiera pensaba en otras cosas, solo vivía el momento.
Nos sentamos en una mesa para dos, que estaba adornada con pequeñas velas, las cuales Danny tomo y empezó a mover.
—Se que amas las velas. —dije observándolo.
—Demasiado, así que ya sabes que regalarme. —me guiño el ojo.
Yo negué divertida, mientras tomaba el menú y lo observaba. La verdad es que no entendía mucho el menú, así que deje que Danny pidiera por mí.
No recuerdo mucho de lo que había pedido, pero estaba delicioso. Termine con el plato casi limpio. Después pedimos el postre, unas bolas de helado, y una rebanada de pastel de chocolate. Lo pusimos al centro y compartimos.
La verdad que esto ya era más bien como una cena, el cielo ya estaba adornado con la luna y las estrellas. Pero estaba tan a gusto que no quería llegar a casa, reíamos y hablábamos de cosas serias. Se podía hablar de todo con él, aunque había personas que decían que era un estúpido y que no tenía cerebro, lo cual es totalmente una idea errada de Danny, ya que era muy inteligente.
Después del restaurante japonés, terminamos platicando en un parque, sentados sobre unos columpios. Nos mecíamos fuertemente, ya que intentábamos ver quien llegaba más alto. Minutos después bajamos la velocidad y solo dejábamos que el aire nos meciera.
Ninguno de los dos hablaba, solo se escuchaba el sonido de nuestras agitadas respiraciones, el del agua correr por la fuente que estaba frente a nosotros, el del viento moviendo ligeramente las hojas de los árboles y el de algunos pequeños grillos escondidos entre los arbustos.
—Sam. —dijo Danny haciendo que lo mirara. El elevo su rostro y me miro.
— ¿Qué pasa? —pregunte con una ligera sonrisa.
— ¿Te puedo hacer una pregunta?
— ¿Por qué no podrías? —pregunte.
—No sé, tal vez no me quieras responder, o te sientas ofendida. —se encogió de hombros, mientras observaba insistente la fuente.
— ¿Pues qué me quieres preguntar? —cuestione divertida, el me miro de nuevo.
—De acuerdo —guardo silencio— ¿Pasaste la noche con Tom? —soltó, me miraba de una manera extraña, como si esperara que le dijera una mentira o que solo fueran sus alucinaciones, o tal vez como si no quisiera escuchar la respuesta, pero la curiosidad lo ganaba. Deje de mecerme.
Lo mire en silencio mientras formulaba mi respuesta. No planeaba mentirle.
—Buenas tardes. —dije estirando mi cuello y besando su barbilla. El sonrió, para después besar mi nariz y acariciar mis brazos, regrese mi cabeza a su pecho y volví a sonreír.
—Veo que dormimos mucho. —dijo bostezando.
— ¿Tú crees? —pregunte irónica, mientras me separaba de él, para ponerme de pie. Danny jalo de mi brazo y me atrajo de nuevo hacia él.
— Hey ¿A dónde vas? —pregunto cerca de mis labios.
—Creo… creo que no lo recuerdo. —dije sincera ocultando una risita, este chico me seguía poniendo nerviosa y me hacía a actuar como una niña de 15 años enamorada. Danny me cohibía mucho. Estando con él, hacia que olvidara mi nombre, la fecha y lo que quería hacer.
Y nos besamos… tiernamente. Fue muy dulce y me atrevía a comparar este beso con el de ayer de Tom, y debo admitir que ayer no sentí completamente nada, ahora sentía miles de mariposas, aves, dinosaurios dentro de mi panza. Me separe lentamente de él y lo mire a los ojos, le sonreí, a lo que él respondió y me puse de pie.
—Tengo hambre. —dije ya de pie al lado de la cama. Danny seguía medio acostado mirándome. — ¿Qué te parece si vamos a comer? —sugerí.
—Me parece bien, ¿Qué se te antoja?
—Comida japonesa ¿Qué dices?
—Perfecto.
—Solo dame tiempo de darme un baño. —dije tímida.
—Eso está mucho mejor. —me guiño el ojo. Yo reí.
—Pervertido. Mientras tú me esperas aquí, yo me duchare. —aclare, mientras caminaba hacia el armario y sacaba un cambio de ropa.
—Así no juego. —dijo haciendo un puchero, lo que me provoco ternura.
—No tardo. —le sonreí.
Veinte minutos después, me encontraba dentro del baño colocándome mis jeans y una camisa a botones. Salí del baño y vi a Danny, quien no se había movido de su lugar, solo que ahora miraba animadamente el televisor. Camine hacia mi tocador, tome un cepillo y comencé a peinar mi cabello. Después me puse unos pequeños aretes y un poco de perfume. Saque unas botas del armario, me senté sobre el piso y me las comencé a poner.
—Eres rápida arreglándote. ¿Eres mujer? —lo mire extrañada, mientras intentaba no reír.
— ¿Quieres comprobarlo?
—Por mí no hay problema. —dijo poniéndose de pie y caminando hacia donde estaba yo, colocándose a mi altura. Comenzó a acercar su rostro al mío, yo coloque mis manos en sus hombros evitando que se acercara más.
—Estoy bromeando, Danny.
— ¿Nunca te enseñaron que no es bueno jugar con los hombres? —dijo separándose de mí y regresando a la cama. Según él, haciéndose el enojado.
(…)
Llegamos al restaurante de comida japonesa, íbamos muy divertidos. La compañía de Danny era muy agradable, ni siquiera pensaba en otras cosas, solo vivía el momento.
Nos sentamos en una mesa para dos, que estaba adornada con pequeñas velas, las cuales Danny tomo y empezó a mover.
—Se que amas las velas. —dije observándolo.
—Demasiado, así que ya sabes que regalarme. —me guiño el ojo.
Yo negué divertida, mientras tomaba el menú y lo observaba. La verdad es que no entendía mucho el menú, así que deje que Danny pidiera por mí.
No recuerdo mucho de lo que había pedido, pero estaba delicioso. Termine con el plato casi limpio. Después pedimos el postre, unas bolas de helado, y una rebanada de pastel de chocolate. Lo pusimos al centro y compartimos.
La verdad que esto ya era más bien como una cena, el cielo ya estaba adornado con la luna y las estrellas. Pero estaba tan a gusto que no quería llegar a casa, reíamos y hablábamos de cosas serias. Se podía hablar de todo con él, aunque había personas que decían que era un estúpido y que no tenía cerebro, lo cual es totalmente una idea errada de Danny, ya que era muy inteligente.
Después del restaurante japonés, terminamos platicando en un parque, sentados sobre unos columpios. Nos mecíamos fuertemente, ya que intentábamos ver quien llegaba más alto. Minutos después bajamos la velocidad y solo dejábamos que el aire nos meciera.
Ninguno de los dos hablaba, solo se escuchaba el sonido de nuestras agitadas respiraciones, el del agua correr por la fuente que estaba frente a nosotros, el del viento moviendo ligeramente las hojas de los árboles y el de algunos pequeños grillos escondidos entre los arbustos.
—Sam. —dijo Danny haciendo que lo mirara. El elevo su rostro y me miro.
— ¿Qué pasa? —pregunte con una ligera sonrisa.
— ¿Te puedo hacer una pregunta?
— ¿Por qué no podrías? —pregunte.
—No sé, tal vez no me quieras responder, o te sientas ofendida. —se encogió de hombros, mientras observaba insistente la fuente.
— ¿Pues qué me quieres preguntar? —cuestione divertida, el me miro de nuevo.
—De acuerdo —guardo silencio— ¿Pasaste la noche con Tom? —soltó, me miraba de una manera extraña, como si esperara que le dijera una mentira o que solo fueran sus alucinaciones, o tal vez como si no quisiera escuchar la respuesta, pero la curiosidad lo ganaba. Deje de mecerme.
Lo mire en silencio mientras formulaba mi respuesta. No planeaba mentirle.
Ahora si, sin mucho que decir, espero les haya gustado.
no olviden de comentar y darle like (10+)
Muy bonito, espero y pronto subas el siguiente ;)
ResponderEliminarYa se por qué se murió Zukie... Sam se lo tragó! Pos oyeeeeeeeeeeeeeeeee! Así como? e________e okno jhandhjksakdaskjas me encantó ♥ Quiero saber más, más, más :3 I love you, Queen♥ :)
ResponderEliminarowww! Danny todo bonito/pervertido!
ResponderEliminarHahaha pero asi lo amo!! xD
pero que le va a decir!!!?
Espero y no se arruine todo este avanze
Que ya tenian :'/
Esperare ansiosamente por el sig!! ^^