lunes, 30 de enero de 2012

Capítulo veintiocho.



Comencé a platicarles todo, desde que comenzó a caminar a mi lado en la feria, lo del golpe, y cuando me quiso dar su cara corbata, para que la sangre se detuviera. Las tres me miraban con atención, de vez en cuando me trababa, intentando  buscar las palabras correctas.
Después, les fui diciendo como ocurrió el beso, claro sin detalles, al menos no muchos. Les platique que cuando llegaron en el auto, habían interrumpido, que Danny pegara sus labios en los míos, maldijeron de broma, diciendo que hubieran amado ver eso. Proseguí con mi salida triunfal de sala de Danny hacia el jardín, otra vez sin detalles de porque y como había pasado, les conté el casi segundo beso.
—Y me separe de él, diciendo que Harry me esperaba en el auto. —concluí.
—Wow. —dijeron al unísono.
—Eso fue más de lo que me esperaba. —comento Melanie.
—Con razón subiste al auto tan nerviosa… Harry lo sospechaba. —dijo Karen.
—Esto es tan… romántico, Sam. —concluyo Emma.
Yo me encogí de hombros restándole importancia, mientras me llenaba la boca de cacahuates.
—Tal vez, si le interesas y mucho, Sam.
—Karen, no quiero ser pesimista. —dijo Melanie, mientras me miraba con una pequeña mueca. —Pero estamos hablando de Danny Jones. Nunca se sabe que es lo que piensa, o que es lo que siente… Sam, sabes que te quiero mucho y eres mi mejor amiga, por lo mismo te pido que no te hagas ilusiones con esos besos. —coloco su mano sobre mi rodilla, acariciándola un poco.
—Yo lo sé…—suspire. —No te preocupes, sé que esto no es reciproco. Ya se me pasara el deslumbramiento que siento por él, o lo que sea que este sintiendo.
—Hablando de Danny…—hablo Karen, rompiendo el pequeño silencio que se había formado después de lo que Mel me había dicho. —Harry me dijo, que Tom le dijo que ayer Danny había ido a una fiesta. Tom estaba muy preocupado, porque le llamo temprano en la mañana y no respondía, Harry incluso le llamo varias veces después de haber hablado con Tom, y no contesto.
—Si, Dougie también quiso ver como estaba y al igual que Tom y Harry, lo mando a buzón. —agrego Mel.
—Ayer… bueno, hoy en la madrugada, me llamo a mí, dos veces. —las chicas me miraron sorprendidas. —Pero no alcance a responder, así que le llame yo y me contesto, se escuchaba mal, muy tomado. —me encogí de hombros. —No hable con él, le preguntaba cosas y no respondía, termino dejándome hablando sola.
— ¿Qué piensa Danny?
—No sé, Karen. Solo espero que no empiece a tomar tan seguido, ya tenía tiempo que no lo hacía.
De pronto, me sentí preocupada por el, ¿Qué pasara en su vida para que empiece a tomar, como dicen las chicas? ¿Estará bien?
—Tal vez solo estaba festejando con sus amigos. —intento animar Emma. Ellas asintieron dándole la razón. Yo seguí pensando en Danny, y en lo raro y cambiante de su estado de ánimo. En realidad, no sabría dar una respuesta a lo que le pasaba, ya que, en si… no sabía absolutamente nada de él, solo lo que leía en Internet y lo que escuchaba de las otras personas, pero no servía de nada.



***



El lunes llego, después de un fin de semana lleno de preguntas, confesiones, confusiones, bromas, risas y lagrimas –si, lagrimas, después de las preguntas y respuestas en casa de Mel, nos pusimos a ver “The Notebook” y todas nos pusimos a llorar, como bebes-.

Llegue a la tienda, y Emma ya estaba ahí, deje mi suéter y mi bolso en el locker y la salude con un beso y un abrazo.
Generalmente en los lunes, casi no había trabajo, así que siempre terminábamos saliendo temprano. Estuvimos charlando, viendo videos en Youtube, y haciendo cualquier cosa que nos quitara el aburrimiento.
— ¡Chicas! —dijo Paula, quien iba entrando a la tienda. — ¿Cómo han ido las ventas hoy?
—Pues, no se ha vendido casi nada. —dije mirando la caja registradora, ella hizo una mueca.
—Si, hoy al parecer las personas decidieron no comprar antigüedades.
—Parece que tienes razón, Emma. —sonrío. — ¿Cómo estuvo su fin de semana?
—Bien, gracias. —dije yo.
—Perfecto, Paula. P-e-r-f-e-c-t-o.
—Me alegro. —comenzó a caminar hacia la trastienda. —Chicas, tómense el día, no tiene caso que se queden, mañana nos vemos.
Emma y yo nos miramos cómplices y sonreímos. Tomamos nuestras cosas, nos despedimos de Paula y salimos de ahí.

Caminamos hacia una heladería, ninguna de las dos quería ir aun a casa, ya que no pasaban de las doce de la tarde. Yo pedí un helado de vainilla, y Emma uno de frutos rojos. Nos sentamos en una mesa que estaba en la terraza y comenzamos a platicar.
— ¿Has hablado con Danny? —pregunto de repente, yo la mire.
—No, ¿Por qué tendría que hacerlo? —cuestione, mientras lamia mi cuchara.
—Pues… no sé, ¿no te hace pensar que si cuando se puso borracho, te llamo a ti, fue por algo?
—No creo, tal vez fue el primer número que tuvo en su agenda, o me confundió con alguna amiga que se llame Sabrina. —me encogí de hombros. Emma me miraba dudosa.
—Como quieras… —suspiro y perdió su vista en la nada.
— ¿Y ese suspiro? —pregunte divertida.
—Nada. —se ruborizo.
—Te gusta Tom, ¿verdad? —ella me miro sorprendida.
—Ayer me llamo, me invito al cine. —dijo, sonriendo como nunca.
—Me alegro por ti, Tom es un gran chico, Emma. Es casi perfecto. —le sonreí.

Terminamos nuestro helado, y decidimos que era hora de que cada quien se fuera a casa. Acompañe a Emma hasta la parada de autobuses.
Esta vez, decidí caminar hasta que me agotara, el departamento no estaba tan alejado, si me cansaba, pediría un taxi.

Caminaba con paso tranquilo, me había puesto los lentes de sol, y me había colocado mis audífonos, “Hero” de Enrique Iglesias comenzaba a sonar. Pase al lado de un parque, que estaba repleto de parejas en picnic, o simplemente platicando en alguna de las banquitas, que ahí se encontraban. Me imagine a mí y a Danny sentados debajo de un árbol… “¿Que estas diciendo, Sam? Eso nunca va a pasar, y lo sabes.” Me dije a mi misma, ante los reclamos y grititos molestos de la cosa que hablaba dentro de mí.

Después de casi una hora caminando, llegue agitada a casa, Ken seguía sin aparecer, pero no me preocupaba, simplemente no me interesaba que hacía con su vida. El refrigerador seguía lleno de cervezas y el congelador con comida, por si en el algún momento se le ocurría aparecer. No pensaba tener problemas.

Cansada, me tumbe en la cama y me quede mirando el techo por unos minutos. Suspire fuerte y hondo, y con pesadez me puse de pie, para así caminar al escritorio y tomar mi cuaderno de dibujo, ya que hace mucho que no dibujaba.
Tome unos lápices del número dos, otros del cuatro y unos cuantos más del seis, me senté sobre el colchón y comencé a dibujar el rostro de mis padres, últimamente, me hacían muchísima falta, más que nunca y no entendía el porqué de repente me sentía tan sola.

¿Por qué la vida era así? Ellos eran personas buenas, que se fueron de un día para otro. Siempre me preguntaba lo mismo, habiendo gente mala en el mundo, ¿Por qué Dios siempre terminaba llevándose a los buenos? Mis padres tenían defectos, pero nunca habían herido a nadie.
Sin pensarlo, comencé a llorar y mi dibujo termino arruinado con las marcas de mis lagrimas, me quede observando mis trazos, ya estaba casi terminado. Los había dibujado como me los imaginaba, sonriendo y con ese brillo en los ojos que siempre habían tenido. Avente el cuaderno y abrace mis piernas, escondiendo mi rostro en ellas.
Mi celular comenzó a sonar, limpie un tanto agresiva las lágrimas que caían por mis mejillas y tome aire.
— ¿Hola? —mi voz salió ronca y temblorosa.
— ¿Sam? ¿Te encuentras bien? —pregunto preocupado. — ¿Te pasa algo?
—Tom… ¿Cómo estas? Si, —suspire. —Estoy bien, solo estaba recordando cosas…
—Tus papás ¿cierto? —yo hice un sonido con la boca, dándole a entender que si era por eso, mientras mordía mi labio intentando no llorar de nuevo.
—Pero ya estoy mejor. —dije rápidamente. — ¿Qué paso? —cambie de tema. Él lo noto.
—Sabes que puedes contar conmigo para todo, ¿verdad?... Bueno, solo te llamaba para ver si querías ir al estudio el jueves. ¿Qué dices?
—Gracias, Tom, lo sé. Y sobre lo del jueves… si, me encantaría ir.
—Perfecto, te mando la dirección por mensaje, para que no se te olvide. Sonríe, Sam, que vida solo tenemos una y debemos disfrutarla, animo. Te quiero mucho.
—Gracias, Tom. En serio necesitaba una de tus sabias palabras. —Respondí sincera. — También te quiero.
Concluida la llamada, recibí su mensaje con la dirección. Arroje el celular detrás de mí y decidí darme una ducha, para relajarme.

Deje que el chorro de agua cayera sobre mi cabeza, y así… comencé a llorar de nuevo.
—Los necesito tanto. —dije. Sabía que ellos estaban ahí y que me podían escuchar.
Salí de la ducha, me coloque el pijama, aun con sol afuera y me metí a la cama, me sentía tan agotada anímicamente, no me importo que fueran las cinco de la tarde, quería dormir hasta el otro día, no quería pensar, ni sentir nada.
Si, me dormí llorando.


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Ok, tal vez este capítulo se les haga un poco aburrido, peeeero tenia que escribirlo, en lo personal a mi me gusto, espero les guste igual a ustedes.
Hoy no tengo mucho que decirles, porque realmente tengo muchas ganas de escribir capitulo ahahah, así que ya saben que es lo que deben hacer para hacerme feliz, denle like (10+) y comenten, realmente me pone feliz leer lo que piensan de cada capitulo :)

Si alguna de ustedes quiere que le avise cuando suba capítulo, dejen su user de twitter junto con un comentario.

Las quiero.
Yanan.


P.s. si también quieren leer un fic de Dougie, les recomiendo este yo lo leo :)

Chau.

lunes, 23 de enero de 2012

Capítulo veintisiete.




Baje del taxi y camine hacia la puerta de casa de Emma. En la mañana había hablado con ella, y después de que me explicara el porqué no había ido con las chicas y los chicos a casa de Danny, me dijo que si quería ir a comer a su casa, así que, heme aquí. Iba ser la primera vez que conocería a los papas de mi nueva amiga. 

Toque el timbre, con cuidado de no tirar el pastel que había comprado cuando venía en camino, no me gustaba llegar con las manos vacías. 
 Una señora de cabellos rizados y rojizos –como los de Emma- me abrió la puerta con una gran sonrisa, que dejaba ver sus bien cuidados dientes. Le sonreí.
—Tú debes ser, Samantha. —yo asentí, aun con la sonrisa en mis labios. — Soy, Lisa, mamá de Emma.
—Mucho gusto, señora.
—Oh, pasa, pasa —dijo haciéndome una seña con sus manos.
 
—Traje un pequeño postre, espero les guste el pastel de zanahoria.
—Samantha, no te hubieras preocupado. —Sonrió— Dame eso, lo llevare a la cocina, Emma aun está en su habitación, sube con ella, falta poco para que este la comida. —yo asentí. —Es la habitación que está a la derecha, subiendo las escaleras. Siéntete como en casa.
—Gracias.
Se sentía el calor de hogar, era una casa muy bonita, rustica, cálida, me gustaba. Subí las escaleras y me dirigí hacia la habitación de Emma. Toque delicadamente la puerta con los nudillos de mis dedos, ya que estaba cerrada. La voz de Emma, se hizo escuchar dentro, con un ligero grito.
— ¡Pasa!
Abrí la puerta y camine hacia Emma, que estaba sentada en su cama, con la computadora portátil sobre sus piernas. Me senté a su lado.
—Tu mamá es muy adorable. —dije.
—Gracias, es mi mejor amiga. —me sonrío.
—Oye, hable con Melanie y Karen, les caíste bien. —le pegue levemente en el brazo. —Y a los chicos también.
 
— ¿En serio?
 
—Si, de hecho, ellas me dijeron que si querías ir a tomar un café en la tarde.
—Claro, vamos. A mí también me cayeron muy bien, son muy adorables todos. Y me hicieron reír mucho ayer… —guardo silencio y despego su vista de la pantalla y me miro. —Por cierto, ¿ayer te fuiste con Danny? —elevo ambas cejas.
—Si. —respondí secamente.
—Nada mas, ¿si?... ¿Qué paso? ¡Platícame!
—Tendrás que esperar a que estemos las cuatro juntas, para poder hablarlo. La verdad me da pereza contarlo dos veces. —dije encogiéndome de hombros.
Su mamá nos llamo, ya que la mesa estaba servida. Bajamos riendo. Nos sentamos en la mesa, y me percate de que su papá ya estaba sentado ahí. Salude educadamente y él me sonrío. 
Era un señor algo serio, tenía el cabello perfectamente cortado y peinado. Camisa blanca, adornada con una corbata tinta a rayas. La familia de Emma, era como sacada de una película americana, todos perfectamente arreglados, al igual que la casa, todo era tan perfecto. Se veía amor, complicidad, cariño y amistad en ellos tres.
De pronto, sentí un gran, gran vacío en mi corazón, el cual intente reprimir mordiendo mi labio y jugando con el plato de sopa que tenia frente a mí.
Extrañaba demasiado los días en los que llegaba del instituto y mi padre ya estaba sentado a la mesa, con el gran periódico de la mañana, en sus manos. Yo corría hasta él y él me ponía en sus piernas y me abrazaba, después llegaba mamá y besaba mi coronilla y me mandaba a lavar las manos.
O los sábados en la noche, cuando me quedaba despierta, esperando que papá llegara de la oficina. Siempre era la misma rutina, me sentaba cerca de la ventana, para que cuando el auto de papá se aparcara afuera y entrara a la casa, me colgaba de sus hombros, en manera de bienvenida, era como una lucha, aunque siempre terminaba perdiendo, ya que el comenzaba a hacerme cosquillas, y las cosquillas eran lo “peor” para mí.
O también cuando mamá, intentaba peinarme para ir al instituto y yo me quejaba de sus jalones y de las plastas de gel para peinar que me ponía. Siempre que llegaba al instituto, iba directo al sanitario y me mojaba el cabello, odiaba estar peinada así. Y cuando llegaba a casa, me decía: “Sam, parece que un camión lleno de lodo paso por encima de ti, ¿Dónde están las trenzas? ¡Traes el pantalón roto de nuevo!” como niña, era un desastre. 
“Déjala, Ángela. Es una niña a la que le gusta jugar en la tierra”
 agregaba papá, mientras me despeinaba, mas.
 “Louis, es una niña. No puede andar vestida así, debe comportarse como la princesa que es.”
 respondía mi madre, mientras intentaba peinar mi cabello suelto
“No soy una princesa… soy un pirata” contestaba intentando hacer mi voz más grave. 
“Mas bien, eres un chimpancé, cariño”
 concluía mi madre, mientras besaba mi mejilla. Los tres empezábamos a reír y después me mandaban a lavarme.

Tal vez mi familia no era perfecta, pero era muy unida, diferente a todas y nunca teníamos problemas, mis papás se seguían amando como unos adolescentes, hasta aquel día que la vida decidió separarlos. Incluso, aun después de muerto mi padre, mamá me seguía confiando que lo extrañaba y que nunca lo iba a olvidar y dejar de querer, ya que había sido su primer y verdadero amor. Si, aun estando con Ken, mamá seguía amando a su querido Louis.
«Los extraño, Sam.» dijo mi voz interior con la voz quebrada.
«Yo, también… mucho»
— ¿Quieres un pedazo de pastel, Sam? —pregunto la mamá de Emma, haciendo que regresara de mis recuerdos.
¿Cuánto tiempo me había perdido?
 
—Si, por favor. —dije fingiendo una sonrisa.

***


Bajamos del taxi y nos dirigimos hacia la entrada de la cafetería en donde nos habíamos quedado de ver con Mel y Karen. Entramos y caminamos hacia la mesa para cuatro personas, que ya estaba ocupada por ellas.
—Perdonen el retraso, no pasaba ningún taxi. —dije saludándolas de beso.
 
Nos sentamos y pedimos nuestras bebidas. Comenzamos a platicar de cosas sin importancia, y de vez en cuando de cosas relevantes. Emma les platico un poco de su vida, Karen y Melanie hicieron lo mismo con ellas. Yo estaba un poco distante, estaba pensando, de hecho, mucho. El haber estado en casa de Emma, y ver a su familia tan unida, me había removido muchas cosas dentro.
Las horas pasaron y el sol se fue ocultando, dándole paso a una gran luna llena.
— ¿Qué les parece si hacemos una noche de chicas en mi casa? —dijo Melanie, cuando salíamos de la cafetería.
—Por mí no hay problema. —dijo Karen.
—Sería divertido, yo me apunto. Les avisare a mis papás. — agrego Emma, mientras sacaba el móvil de su bolsa.
— ¿Tu, Sam… vienes? —yo asentí. —Perfecto, entonces lleguemos al supermercado, compremos algo de beber, unas botanas y vayamos a casa. —dijo Mel, mientras comenzaba a caminar. — ¡Casi lo olvidaba! —se paró en seco, y nos miro a todas, deteniendo su mirada sobre mí. —Sam, debes platicarnos que fue lo que paso ayer en la feria, y después en casa de Danny. —dijo apuntándome y sonriendo como si se tratara de una importante suceso.
— ¡Cierto!
— ¿Cómo pudimos olvidarlo? —dijo Emma, quien golpeo su frente con la palma de su mano.
—No es la gran cosa. —dije. —Aun así, tenemos toda la noche. —les dedique una media sonrisa.

(…)

Compramos unas cuantas botellas de vino, papas fritas y refrescos. Melanie nos presto algunos pantalones de pijama, junto con sus camisas para dormir. Colocamos muchos almohadones y cojines en el piso de la habitación de Mel, bajamos un poco la intensidad de la luz, y junto con cuatro copas de cristal, nos sentamos en círculo.
Tenia mucho tiempo en el que no estaba en una “fiesta en pijamas” si, las cuatro pasábamos de los 20s, pero nunca se dejaba de ser niña ¿cierto?

La noche comenzó con una ronda de “confesiones”, idea de Karen.
—Bien, la primera pregunta es para... Melanie. —Emma y yo, nos acercamos a Karen y comenzamos a darle ideas de preguntas que podía hacerle a Mel. Después de unos segundos, regresamos a nuestro lugar y Karen soltó la pregunta. — ¿Cómo es que terminaste enamorada de Dougie, si tu chico ideal, era lo contrario a lo que es él, caballero, elegante, alto, de buen parecer…?
—Hmmm…—Mel comenzó a meditar su respuesta. —No lo sé, simplemente paso. Dougie es un chico diferente a los demás, ustedes lo conocen, puede parecer totalmente despreocupado, raro, anormal, lo que quieran, pero en realidad es la persona más adorable, cariñosa, romántica que he conocido. No se compara en nada a los chicos en traje sastre, con los cuales salía antes. —Emma y Karen, hicieron al unísono un “aww” yo solo mire con una sonrisa a mi enamorada amiga.
—Es el turno de Emma. —prosiguió Karen. — ¿Qué nos puedes decir de las miraditas tímidas, que Tom y tu compartían ayer? —mire rápidamente sorprendida a Emma, quien, reía tímidamente.
—No sé, Tom es un chico muy, muy lindo. —se encogió de hombros. —Además de guapo. —Mel golpeo el hombro de Emma, mientras que Karen gritaba un “Uy” yo solo reía negando, mis amigas estaban locas.
—Turno de Karen. —dije dándole un sorbo a mi copa de vino.
 
— ¿Te casarías con Harry? —pregunto Emma.
— ¿Ya te acostaste con él? —cuestiono al mismo tiempo Mel. Yo escupí el vino, por la risa, mientras Karen se sonrojaba.
—Respondería a la primera pregunta, con un gran “si” sin dudarlo. —dijo con un brillo en los ojos. —Y a la segunda, —miro a Mel, mientras elevaba una ceja. — ¿Por qué no me habría ya acostado con él? ¿No has visto el hombre que tengo? —todas soltamos una gran y sonora carcajada, mientras aplaudíamos como retrasadas.
—Le toca a Sam. —dijo Karen, con dificultad por haber reído tanto. Yo me puse seria de repente, mientras los ojos de Melanie y Emma estaban puestos en mí.
 
—Bien…—comenzó a hablar Mel, mientras ponía una mano debajo de su barbilla. —No te preguntare si te gusta Danny, porque ya lo sabemos. —yo abrí la boca intentando negar lo que decía mi amiga, pero Karen y Emma me miraban con obviedad.
 
— ¿Cómo supieron? —pregunte.
—Se te nota. —coincidieron Emma y Karen. Mordí mi labio avergonzada.
—Bueno, ¿Cuál es la pregunta entonces?
— ¿Ya se besaron? —grito Karen, yo la mire sorprendida y esta me guiño un ojo. Sentí que un rubor rojo comenzaba a aparecer en mis mejillas.
 
—Eh…—pensé en mi respuesta. —Si —solté —… ayer.
 
Las tres abrieron la boca y me miraron con los ojos como platos.
— ¿Cómo?
— ¿Por qué?
—Dinos, t-o-d-o.
 
En un abrir y cerrar de ojos, las tres ya estaban prácticamente pegadas a mí, esperando que les dijera como había sucedido. De pronto, comencé a sentirme torpe, odiaba que la atención estuviera sobre mí, y más por un beso.
—Solo es un beso, chicas.
 
—Pero estamos hablando de Danny, Sam. Deja de ser tan “no importa nada” y comienza a hablar. —dijo Mel, mirándome fijamente.
Bien, en estos momentos tenía unas ganas inmensas de ahorcarla con mis propias manos… ¿Cómo contar un… unos besos que simplemente pasaron? No hubo sentimientos de por medio… al menos no de él, por eso le quería restar importancia, pero al parecer mis locas amigas, lo veían como la noticia del año.



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Creo que este capitulo si quedo largo, je... espero les guste y no les aburra e_e y perdón por solo subirles una vez a la semana, pero dhgjdhgjdfhgjs no he tenido la inspiración de escribir y no quiero quedarme sin capítulos escritos (tengo varios adelantados) así que, espero me comprendan.

Espero sus comentarios y likes (10+) y por cierto, si quieren que les avise, díganme su user de twitter :)

¡las quiero y bienvenidas las nuevas lectoras!
yanan.



martes, 17 de enero de 2012

Capítulo veintiséis.



Silencio incómodo. Nunca había habido un silencio así entre Tom y yo. Éramos casi como hermanos, mi mejor amigo. En vista de que él no se decidía a comenzar a hablar, comencé yo.
— ¿Sobre Sam? Y… ¿de qué tenemos que hablar?... ¿te gusta? —pregunte con miedo a su respuesta, no sabía el porqué, si ni yo mismo entendía que pasaba conmigo. Tardó en responder, y yo sentía que esto se hacía eterno.
— ¿Sam? N-no. — dijo. Yo sentí que los músculos de mi cuerpo se destensaban un poco, me relaje y recargue mi espalda al respaldo del sofá. —No, no me gusta. —Suspire fuerte, en manera de alivio. — A ti si, ¿no?
—Te seré muy sincero, Tom. No sé qué es lo que siento por ella.
— Si no sabes, ¿Por qué la besaste? No tiene nada de malo que lo hagas, me da igual si se besan o no. Mi punto es que, Sam no es como todas, Danny.
—Lo sé, créeme. Me intriga demasiado, ella me intriga y mucho. —Tom asintió.
—Solo quiero que pienses las cosas con ella, antes de dar un paso, Danny.
— ¿Te puedo preguntar algo?
—Dime.
— ¿Te ha dicho algo de mí? ¿Le gusto?
—No, no me ha dicho nada. Creo que eso se lo deberías preguntar a las chicas. — rio un poco. —Soy su amigo, Danny. Pero también soy tuyo, no creas que me va a decir que le gustas, si ese fuera el caso.
—Le preguntare a Melanie, ella sabe todo de Sam.
—Como quieras. —se encogió de hombros. —Es hora de que me vaya. —se puso de pie y yo junto a él.
—Oye, tengo una pequeña fiesta cerca, ¿quieres venir?
—No, gracias. Estoy cansado, iré directo a casa y dormiré. Nos vemos luego, Danny. Y si tomas no manejas, por favor. —pidió tal cual una madre a su hijo, yo reí ante su comentario. —Hablo en serio, Danny. Por cierto… — dijo deteniéndose en el marco de la puerta, — creo que debes saber algo. —se aclaró la garganta.
— ¿Saber qué? —pregunte confundido.
—Sam y yo… nos besamos una vez. —dijo en una mueca, yo me quede con la boca abierta y trague saliva.
— ¿Cómo? Y… ¿Por qué no me lo habías dicho? ¿Por qué me lo dices ahora?
—Eh, Danny. No malinterpretes nada, te lo digo porque eres mi amigo y tienes que saber. Solo fue un beso, se dio en el momento y ya, Sam y yo lo hablamos… No tiene importancia. —dijo nervioso. Yo solo asentía, intentando digerir eso, no entendía porque me importaba el que se hayan besado.
—Si, como sea… creo que es hora de que te vayas, a mí ya se me hace tarde. —dije intentando no sonar grosero. Tom se encogió de hombros y me dio una palmada en el hombro, para así salir de mi casa.
Me despedí de Tom, y subí a mi habitación a arreglarme para esa fiesta, que en si no era lo que se dice una fiesta, solo me había quedado de ver con unos amigos en un bar, para beber y ponernos al día de nuestras vidas.

Ya que estuve listo, salí de casa y me monte en el auto. Estuve conduciendo por varios minutos hasta que encontré un lugar en donde aparcarme. Le puse la alarma y me dirigí hacia él lugar.
Entre sin hacer fila, ya que los que cuidaban la entrada ya me conocían, esto de ser famoso tenía sus partes buenas. Cuando me dirigí hacia la mesa donde estaban mis amigos, varias mujeres se acercaban a mí y me susurraban cosas al oído, yo solo les daba mi mejor sonrisa de galán y les guiñaba el ojo. Tal vez mas tarde, podría hablar con ellas.

(…)

Tres botellas de whisky, y cinco vasos de tequila después, me encontraba solo sentado en la mesa en donde minutos antes estaban mis amigos, quienes me habían dejado, ya que tenían cosas que hacer al otro día.
Las chicas de la entrada me habían venido a hacer compañía, pero les dije que quería estar solo, no sabía el porqué, pero sentía que no podía estar con ellas, bien me las pude haber llevado a algún hotel, como algunas veces lo hice, pero hoy no, hoy no quería. No dejaba de pensar en Tom y Sam besándose. No podía quitarme esa imagen de la cabeza.

Saque mi celular, en un intento de distraerme. Estuve viendo mi agenda telefónica, cuando mi mirada se posó en un nombre “Sam”. Sin pensarlo, di clic en llamar, pero nadie respondió. Lo volví a hacer, y nadie respondía, me di por vencido, ni siquiera sabía porque sentía la necesidad de llamarla, de escuchar su voz. No sabía que sentía.
Estaba a punto de guardar mi celular en mi bolsillo cuando comenzó a sonar. Era Sam, no sabía si responder… después de cuatro tonos respondí.
— ¿Si?
— ¿Danny?—pregunto confundida —Danny ¿estas tomando? —no respondí, no sabía que decir, me sentía estúpido y avergonzado. — ¡Sé que eres tú! No conozco a nadie más con esa per… —aclaro su garganta. —con esa voz. Danny… ¿Estas bien?
Colgué, ¿Estaba bien? Era un completo estúpido. ¿Qué había hecho? ¿Por qué la había llamado? ¿Qué tal si Tom me había mentido, y en realidad estaba enamorado de Sam? ¿Por qué tanta preocupación en que si me gusta, o si la bese, o si sé que es diferente? ¿Por qué la protege tanto? Deje que mi cabeza se llenara de preguntas sin respuestas, mientras me tomaba mi último vaso de whisky.

Los minutos comenzaron a pasar, yo seguía bebiendo y pensando. ¿Por qué me afectaba tanto? Mi cabeza estaba hecha un completo lio, cosa que nunca, nunca me había ocurrido. ¿Qué me pasaba ahora? ¿Le tenía envidia a mí amigo? “No, no es envidia. Tú también la besaste, y dos veces” me dije a mí mismo. ¿Entonces que era? Si a Sam, le gustaba Tom, no me importaba, y si a Tom le gustaba ella, pues que fueran felices juntos. A mi Samantha, no me interesaba en lo absoluto.
— ¡Daniel, estamos por cerrar! —grito una voz masculina que se acercaba a mí. —Estas perdido, hijo. ¿Sabes la hora que es? —yo negué lentamente, ya que me sentía demasiado mareado.
—No tengo ni la mínima idea, Carl. —dije riendo. Carl era el dueño del pub, era un señor maduro, y un buen amigo –se podría decir- mío.
—Son casi las seis de la mañana, Danny. Ven, que yo te llevo, no dejare que conduzcas en ese estado. —me ayudo a poner de pie, y paso mi brazo sobre su hombro. — ¡Greg! —grito a su hijo, que estaba detrás de la barra limpiando. —Iré a llevar a Daniel a su casa. No tardo.
Salimos y le di las llaves de mi auto.
—Tenías mucho tiempo que no te ponías así, ¿Qué paso? —me ayudo a subir al auto. Cerró la puerta y yo recargue mi cabeza sobre el frio vidrio. Cerré un poco los ojos y suspire, todo daba vueltas. —Tendrás una resaca, de las grandes. —rio mientras encendía el auto.
—Carl, creo que tengo celos de Tom. —el me miro con los ojos bien abiertos, y articulo unas palabras que no escuche, ya que todo se fue haciendo negro.



(…)
  
La luz del sol se colaba a través de las persianas, encandilándome a pesar de mis ojos cerrados, los pájaros cantaban, mi celular no dejaba de sonar y parecía que alguien se había pegado del maldito timbre. Todos esos sonidos, me taladraban la cabeza. Abrí los ojos, toda mi habitación se movía. Me lleve las manos a la cara y talle mis ojos. Mi celular comenzó a sonar de nuevo, suspire y lo tome. Cinco llamadas perdidas de Dougie, unas cuantas más de Harry, ocho de Tom y una última de… ¿Sam? Lo deje a mi lado y me estire. Mi cabeza parecía estar a punto de explotar. Volvían a tocar el timbre ¿Quién diablos era y porque me molestaba en sábado, a esta hora?

Salí de la cama rascándome la cabeza y camine hacia el pasillo arrastrando los pies. Bajé las escaleras con lentitud, y me dirigí hacia la puerta. La abrí y me di la vuelta, para así caminar hacia la cocina, aun con paso lento. Encendí la cafetera, para después sentarme en uno de los taburetes y recargar mi cabeza sobre la mesa.

— ¿A qué hora llegaste ayer? —pregunto mientras se sentaba frente a mí.
—No lo recuerdo. No sé ni cómo regrese. —dije, pues era la verdad. La alarma de la cafetera comenzó a sonar y mi cabeza con ella. No volvería a tomar… bueno, al menos no tanto. —Podrías…—estire mi brazo y señale la cafetera, sin levantar la cabeza.
—Vaya. —se puso de pie. — ¿Ahora soy tu sirviente? —dijo colocando la taza con el humeante café negro frente a mí.
—Perdona. —me enderece. Y lo mire. — ¿Qué necesitabas, Tom?
—No sé, dime tu como reaccionarias a esto: “Iré a una fiesta” en las fiestas hay alcohol, ¿no? —yo asentí intentando entender su punto. —y el alcohol muchas veces provoca accidentes, ¿verdad? —volví a asentir confundido. —Y pues, después de no sé cuántas llamadas a tu celular, a tu casa y de estar casi una hora pegado al timbre y que nadie abra y de señales de vida… pues las personas se preocupan ¿no crees?
—Lo siento.
—Danny, pasan de las cinco de la tarde. —yo me gire rápidamente buscando el reloj que se encontraba en la cocina, provocando que el estómago se me revolviera. En efecto, ya casi iban a ser las seis de la tarde. Maldije. —Habías prometido que no volverías a tomar en exceso. ¿Qué fue lo que paso? —claro, “es que veras, te tengo celos, porque tu si puedes tener una buena amistad con Sam y  yo no”, o “mi vida es patética y la de los demás no”, o “no sé, me estoy cansando de estar solo”.
—Nada, solo me deje llevar. Tenía mucho tiempo que no los veía. —mentí.
—De acuerdo, pero no lo vuelvas a hacer. Se lo prometiste a tu madre y hermana.
—No soy un alcohólico, Tom. —dije a la defensiva.
—No dije que lo fueras, yo sé que no lo eres. Pero no debes tomar en exceso, Danny. Lo digo porque te quiero y eres un hermano para mí.
—Sí, sí, gracias por preocuparte. —respondí cortante, Tom frunció el ceño y se puso de pie.
—Nos vemos cuando estés tranquilo y no tan a la defensiva, no sé qué te pasa, pero cualquier cosa puedes hablarlo conmigo o con los chicos. —camino hacia la salida y nada más logre escuchar el portazo, de que ya se había ido.
Genial, ahora me estaba comportando como un patán con Tom.
Me quede en la cocina, intentando aclarar mis pensamientos, pero siempre llegaba a lo mismo, ni yo mismo me entendía.
¿Qué me pasaba?
 
 
 
 
 
 
 
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Lamento no haber podido subir ayer, pero acá porfin esta el capitulo, espero les guste :)
por cierto, si alguna de ustedes quiere que les avise cuando suba, dejenme junto con un comentario su user de twitter y asi.


que estes bien!
las quiero.
yanan.




10+ likes & varios comentarios, ya saben.
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pd. la foto esta medio fkjdhgfkjdfh, por que es un gif(?), pero no encontré una realmente buena que quedara, y no me di el tiempo de buscarla e_e, como sea, espero les guste haha.

jueves, 12 de enero de 2012

Capítulo veinticinco.



Durante el trayecto a casa, nadie hablaba. Solo se escuchaba el sonido de las llantas andar por el pavimento. De vez en cuando, Harry me miraba a través del espejo retrovisor y me sonreía, pero una sonrisa como de, ¿emoción? No sé, el punto es que no enseñaba los dientes cuando lo hacía. Yo lo miraba con el ceño fruncido y preguntándole con mi mirada, ¿Qué pasaba? Y él solo negaba con la cabeza y sonreía, pero ahora mostrando los dientes.

—Gracias por traerme. —dije mientras me bajaba del auto. —Me la pase muy bien en la feria, son asombrosos. —le hice saber a Harry, mientras me acercaba a su ventana. Él me guiño el ojo.
—Lamento el haberte dejado sola en el baño, Samantha. Pero las chicas morían por un poco de agua. —se excusó, Karen.
—No te preocupes. —dije. —No pasó nada.
— ¿En serio? Porque yo veo que si paso algo, Sam. Solo ve tu labio… ¿o es algo que te ha gustado?
—Harry, no seas metido. —regaño, Karen. Yo me puse roja, sabía a qué se refería, pero estaba equivocado.
—No es nada, Karen. Y no, Harry. No me gusto, tuve un pequeño problema con una chica en la feria, y este fue el resultado.
— ¿Estas segura?
—Oh, Sam, fue nuestra culpa.
—Sí, estoy segura. No hay nada más que valga la pena recordar. —suspire y mire hacia mis manos. Harry me miro serio y fijamente. —Y Karen, por Dios, no fue su culpa, solo fue una chica con serios problemas.
—Sam…—dijo Harry interrumpiéndome, aun con su mirada fija en mí.
El celular de Karen comenzó a sonar, y pensé que me había librado de las preguntas, pero Harry me miraba esperando una respuesta.
—No voy a hablar de Danny, Harry. —susurre para que el solo me escuchara. Después hablaría con las chicas o algo.
—Yo no hablaba de Danny... Pero ya que lo dices... —alzo una de sus cejas.
Lo mire con los ojos bien abiertos. —Tranquila. Si no me quieres decir, lo entiendo.
—No es eso, Harry. —Suspire quedito. — Es que no hay nada que contar.
— ¿Segura? Porque no quiero pensar que alguien tuvo algo que ver con eso que te paso en el labio.
— ¿Qué? No, claro que no. ¿No conoces a Danny?
—Sí, pero no estoy diciendo que él te pego, por Dios, Sam. —sonrió. —Danny sería incapaz de matar una mosca.
— ¿Entonces?
—No lo sé. No me hagas caso, es que no es la primera vez que te veo con el labio morado. —lo mire atónita y trague saliva.
—Harry, debo entrar a ahora a casa. —cambie de tema. —gracias por traerme. Me despedí de él con un beso en la mejilla y le dije adiós con la mano a Karen, quien seguía hablando por teléfono.

Entre casi corriendo al departamento, sin fijarme si Ken estaba o no. Se preguntaran que ha pasado con él, ¿No? Bueno fácil, hay veces que no duerme en casa por días, y no lo veo. Eso me pone tranquila, aunque a decir verdad, también nerviosa, ya que nunca sé cuándo hará acto de presencia.

Ya en mi habitación, tome el teléfono y llame a Emma. Quería saber por qué no estaba con los chicos cuando vinieron a casa de Danny. El teléfono sonaba, pero no me respondía. Mire mi reloj y ya era algo tarde, así que decidí por llamarle mañana temprano.


(…)

El típico "ring, ring" como tono de celular, comenzó a escucharse por toda mi habitación. Me levante a tientas y con los ojos casi cerrados me puse a buscar mi celular por toda la habitación. Me puse de rodillas y hurgue entre mi pantalón que estaba sobre la alfombra, ya que lo encontré, apreté el botón de en medio y se encendió, provocando que cerrara los ojos a causa de la luz. Era una llamada perdida de un número que no reconocía. No le iba a regresar la llamada, si quería hablar conmigo, que llamara de nuevo.

Me puse de pie y me tumbe en la cama, tal cual un costal de papas. Estaba agarrando el sueño de nuevo y mis ojos se comenzaban a cerrar, cuando el maldito celular sonó. Gruñí y vi la pantalla, era el mismo número telefónico. Pero había colgado de nuevo. ¿Que estaban jugando conmigo?

Decidí regresar la llamada y poner en su lugar al o a la idiota que no me dejaba dormir, pasaban de las cinco de la madrugada y realmente estaba muy, muy a gusto durmiendo.

El teléfono sonó cuatro veces, estaba a punto de colgar, cuando la llamada entro. Se escuchaba mucho ruido, el chocar de vasos de cristal, y música.
— ¿Si?—respondió casi en un susurro, dejando escapar un pequeño eructo.
— ¿Danny?—mi voz salió fuerte y clara. No entendía nada. Encendí la lamparita que estaba sobre mi mesa de noche y me senté bien sobre la cama. —Danny ¿estas tomando? —nada. No respondía, solo se oía su respiración. — ¡Sé que eres tú! No conozco a nadie más con esa per… —aclare mi garganta. —con esa voz. Danny… ¿Estas bien?
De pronto, la llamada se cortó. Me quede viendo mi celular un poco molesta, indignada y sorprendida.

Me tumbe de nuevo en la cama, me quede mirando el techo. Era él, ¿Por qué había llamado? ¿Se encontraba bien? Con miles de preguntas y ninguna respuesta me fui quedando dormida de nuevo.

|Danny|

Después de que Sam se fue, entre a la casa, Tom, Dougie y Melanie seguían en mi sala, platicando muy tranquilamente. Camine directo a uno de los sofás y me senté totalmente desparramado sobre él. Todos me miraron raro, aunque no les prestaba atención, estaba muy entrado en mis pensamientos, intentando acomodar todo, ya que mi cabeza estaba hecha una completa telaraña.

Tom me miraba fijamente, y un poco serio. Melanie y Dougie se hacían cariñitos como unos adolescentes enamorados. Mire a Tom y con señas le pregunte qué pasaba, el solo me dijo que esperara un poco. Me encogí de hombros y me puse a jugar con mi celular.

La pareja de tortolitos y su cursilería, se puso de pie, diciendo que ya se iban, los despedí y deje que se fueran, total, ya sabían el camino a la salida de memoria.
Me enderece y puse el celular sobre la mesita. Mire a Tom.
—Bien… y ¿de qué quieres hablar? —pregunte con mi típica sonrisa, colocando mis brazos sobre mis piernas.
—Sobre, Sam. —dijo mirándome a los ojos.
La sonrisa se me borro en un dos por tres. ¿Tom quería hablar conmigo sobre, Sam? Miles de cosas comenzaron a pasar sobre mi mente.
Aunque una, sinceramente, me hizo pensar más antes de continuar con la charla.
Sam y Tom hablaban mucho, pasaban demasiado tiempo juntos, siempre sonreían, se abrazaban, se decían secretos, parecían siameses, muy rara vez se separaban… ¿y si a Tom le gustaba?

El me seguía mirando, y yo a él lo miraba sin despegar mi vista. Ninguno decía nada, el ambiente se estaba poniendo, extraño, tenso.
Creo que esto podría ser un pequeño, pero a la vez grande problema.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Chicas, acá subiéndoles el capitulo super rápido, espero les guste...
¡Muchas Gracias por sus comentarios, me pone feliz que les este gustando como va el fic! ya saben, 1O+ likes & quiero comentarios, no se olviden, porfis.
las quiero.


Yanan
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lunes, 9 de enero de 2012

Capítulo veinticuatro.



Me acomode en el sofá de piel de nuevo, ahora estaba sentada entre Tom y Harry, yo ya no quería seguir dentro de casa de Danny, me sentía realmente incomoda, y al parecer él también se sentía así. Ninguno de los dos hablaba, Danny se encontraba sentado en el sofá que estaba frente a mí.
Los minutos y las horas comenzaron a pasar, tenía ganas de gritar y de llorar, porque estaba por fin aceptando que él me gustaba, por más que no quisiera que pasara, me gustaba y lamentablemente era mucho. ¿Cómo había pasado? ¿En qué momento había dejado yo que eso pasara?

¿Conocen esa sensación en la que sientes que las paredes se achican, y que el aire se te está acabando? Así era como me estaba sintiendo, no dejaba de jugar con mis manos y de morder mi labio. No estaba en esa habitación con mis amigos, no entendía nada de lo que hablaban, estaba completamente perdida en mi mundo, el cual estaba al revés.
—Sí, y yo le dije ¿en serio crees que fue por eso? Y ella me dijo, si… —decía Melanie, y todos reían. Entre cerré los ojos intentando agarrar el hilo de la historia, pero nada, mi mente no estaba aquí.

La imagen del beso regreso a mi mente, había sido tan… tan… perfecto. Sus labios encajaban en los míos como un rompecabezas. El me miraba tan tiernamente, pero a la vez con cierto deseo… sentí que mis mejillas se enrojecían.

—… entonces Sam llego, y le dio un golpe… ¿verdad Sam? —al escuchar mi nombre, fue como si hubiera aterrizado.
— ¿Qué? —pregunte. —Perdón, no te escuche bien.
— ¿O sea que no escuchaste nada de lo que dije?—pregunto Melanie.
—La verdad es que no. —todos me miraron. — Perdón. Yo... Iré al baño, no tardo.
Me puse de pie ante la mirada confundida de todos, ni siquiera sabía dónde estaba el baño, y mucho menos quería entrar.

Camine por un pasillo y vi una puerta que daba hacia el jardín trasero, la abrí y salí... camine hacia unos escalones y me senté ahí, escondiendo mi rostro en mis brazos. Inhalaba y exhalaba, 1, 2, 3... Tenía un gigantesco nudo en la garganta.
« ¿Porque me permitiste hacer esto?» le pregunte a mi voz interior, a aquella que se supone debería protegerme de mi misma. «Te estoy hablando, haz acto de presencia.» nada. No aparecía, claro, sabía que no haber hecho que me detuviera había estado mal. Muy mal.
«Muchas veces tienes que hacer cosas, que nunca harías, Sam.»
«Pero no en estos momentos, no soy así, ya no me gusta arriesgarme. Ya no».

Suspire fuerte y marcadamente, escuche que alguien abría la puerta y la cerraba, no me gire, de seguro tenía una pésima cara.
— ¿Cómo está todo? Como vi que tardabas vine a buscarte. —se sentó a mi lado. — ¿Con quién hablabas? ¿A que no te quieres arriesgar?
—Estaba pensando en voz alta. —comente secamente, era una idiota... —En todo caso, no es importante.
— ¿Por qué no?—lo mire.
—Porque no importa, Danny. —respondí y de nuevo gire mi vista al frente.
—Vi que estabas incomoda dentro... —tomo aire—. Perdón por el beso. —repitió, yo solo negué con la cabeza. — Parece que a ti no te agrado, o... No sé, solo te digo que lo siento, porque no te veo bien.
—No, el... El beso estuvo bien. No tiene nada que ver eso, soy yo la que está mal, no se... —mentí.
—Estas mintiendo. —dijo y soltó una risita nerviosa. Yo lo mire de nuevo. —Cuando mientes, muerdes un poco tu labio y no dejas de jugar con tus manos. —dijo y en ese momento deje de jugar con mis manos, y me sonroje avergonzada.
—Yo... No sé qué decirte. —trague saliva. Danny tomo mi mano y al tacto sentí que me prendían fuego en la mano.
—Sam, puedes confiar en mí, ¿Que hice mal? Si beso mal, total dilo, si te sentiste acosada o incomoda, dilo, si quieres que me aleje de ti, dilo.
Danny me miraba con los ojos bien abiertos. Quite mi mano delicadamente y lo mire, el suspiro. Esperaba que le dijera algo, ¿Pero que le decía? No quería que se alejara de mí, él no tenía nada que ver, era yo la de los problemas.
—Danny...—hice una mueca y lo mire a los ojos. — Fue... Fue un momento incomodo, si lo acepto, pero no se... No me hagas caso, me siento...
— ¿Confundida? ¿Molesta?
—Confundida. —Concedí con pena. —Tú me confundes mucho. —dije al fin.
—Oh...—dijo después de unos segundos.
—Escucha, Danny. Que está confundida no quiere decir nada, ¿De acuerdo? Solo fue un beso, de esos que pasan y jamás se repiten.
— ¿No quisieras que se repitiera?—pregunto con una media sonrisa y un brillo a los ojos, si no hubiera estado sentada, hubiera caído.
—Am...
— ¡Sam! Aquí estas. —dijo Harry saliendo y acercándose a nosotros.
Danny gruño por lo bajo, mientras apretaba la mandíbula, yo suspire un poco aliviada de que él hubiera llevado.
—Sí, aquí estoy, solo salí a tomar un poco de aire. —sonreí.
—Ya veo. —miro a Danny y después a mí. —bien, como sea, Karen y yo ya nos vamos, ¿Quieres que te llevemos? —mire rápidamente a Danny y me puse de pie.
—Si, por favor, me siento cansada. Solo me despido de él y los alcanzo en el auto. — Harry asintió, y entro a la casa de nuevo. Me gire y vi a Danny aun sentado sobre los escalones. — Danny, gracias por lo de hoy. —dije poniéndome a su altura. —Fuiste muy amable de ayudarme con esto. —toque mi labio divertida. Me mataba y me hacía flaquear la manera en la que sus ojos azules me miraban. Debería ser penado a diez años de cárcel mirar de esa manera.
—Sí, bueno... Cuando quieras. —dijo divertido mientras se ponía de pie, me enderece y me encontré de nuevo con su mirada.
—Me voy. —me acerque un poco a él y bese su mejilla, cuando me iba a separar el me tomo del brazo y me acerco más a él, su respiración golpeaba mi cara, yo lo miraba un poco nerviosa, como de costumbre. Con su mano derecha acomodo un mechón de cabello detrás de mí oreja, para después acariciar delicadamente mi mejilla.
—Me gusta cuando te sonrojas. —dijo casi en un susurro, haciendo que su voz sonara suave y delicada. Me estremecí en sus brazos. Bajo su mano, de mi mejilla a mis labios, marcando su contorno con su dedo índice. Yo trague saliva y lo mire de nuevo.
—Danny...
—Shh. —dijo mientras colocaba su índice sobre mis labios haciendo esa típica seña. Me atrajo más hacia él. Pego su nariz a la mía, sin dejar de mirarme. Después, acerco un poco su cabeza, haciendo que sus labios quedaran a escasos centímetros de los míos. Era tan tentador tenerlo así, si quería, podía besarlo. Probar sus labios de nuevo...
—Déjame conocerte más. —dijo aun cerca de mí, muy cerca.
De repente, sus labios rozaron los míos. Eso último que había dicho me había dejado pensando, ¿En serio quería conocerme más? Torpe y nerviosa no sabía si corresponder el beso, pero ahora como estaba más consciente de lo que hacía, logre separarme antes de que nos besáramos de nuevo.
—Harry... —dije mientras me hacía para atrás, dejando a Danny con cara confundida. —… Harry me espera en el auto. Gracias de nuevo. — comencé a caminar hacia la casa.
—Sam, piensa en lo que te dije. —yo le sonreí nerviosa y entre.

Cuando pase por la sala me despedí de todos solo diciéndoles adiós con la mano, me miraban extrañados, pero más Tom.
Salí de casa de Danny y me subí a la parte trasera del auto de Harry.
Sentía que sonreía como una adolescente enamorada.
—Perdón por la espera. —dije avergonzada.
—No te preocupes, Sam. —me respondió Harry mientras me miraba por el espejo retrovisor, tenía una mirada divertida y burlona. —Veo que te la pasaste bien. —dijo sin dejar de mirarme, mientras Karen negaba con la cabeza y le daba un golpe en el brazo.

Bien, ahora quería que el asiento me tragara, sería un largo recorrido a casa.







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Juro que cuando los escribo se ven mas largos :(
perdón por haberlas hecho esperar tanto, esta semana si subiré 2 veces :) así que el próximo capitulo sera el jueves!
Muchas gracias por sus comentarios y likes, me hacen sentir como una buena escritora hahahaha.
En fin, ahora si no tengo mucho que decir, porque estoy "cocinando" y ya se me quemo el arroz o algo así, el caso es que esta pegado hahahahaha en fin....
las quiero y ya saben 10+ likes y muchos comentarios! 
Yanan.
<3


P.d. si tienes alguna queja, duda o aclaracion, no duden en decírmelo.
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martes, 3 de enero de 2012

Capítulo veintitrés.




Entramos a su casa, Danny me había tomado de la mano, y prácticamente jalado hacia la sala, me senté en un sofá de cuero negro, y el desapareció por una puerta. Mientras esperaba, me había puesto a observar a mi alrededor, su casa era muy diferente a la casa de Tom. Era más moderna, tenía estilo minimalista, era muy masculina, podría ser perfectamente una casa para fiestas, pero a pesar de todo, también era muy cálida. Tenía dos perros, Bruce y Ralphie, por lo que había escuchado, los cuales eran adorables.

Danny regreso, junto con una cajita blanca, y por lo que vi, era un botiquín. Se sentó frente a mí, en la mesa de centro, abrió la caja, saco un pedazo de algodón y lo mojo con alcohol, yo lo vi horrorizada.
—No, no me pondrás alcohol. —dije firme. —Me va a arder.
—No seas nena, se te va a infectar eso, solo te voy a limpiar —hice mi cabeza hacia atrás, cuando vi que Danny estiraba su brazo hacia mí. — ¡Samantha! Pareces niña chiquita, déjate de mover.
Gruñí por lo bajo, y me quede quita. Danny coloco una de sus manos en mi cabeza, como si intentara que no me moviera, mientras que con la otra comenzó a hacer presión sobre mi labio con el algodón.
—Auch. —dije cuando sentí el ardor del alcohol.
—Lo siento. —Siguió dando leves golpecitos.
Me quede mirándolo fijamente, el dolor se había ido.
Su cara estaba llena de pecas, sus pestañas eran largas y un poco pelirrojas, al igual que su cabello, perfectamente despeinado. Sus grandes ojos tendían a cambiar de color, a veces se veían azules como el mar, y otras veces verdes como una esmeralda, hoy se veían verdes. Mire su nariz, tenía una pequeña cicatriz. Baje un poco mi mirada de sus ojos hacia su mandíbula… un poco de barba, producto de que al parecer no se había afeitado en ¿dos? ¿Tres días? Después hacia su cuello grueso y masculino, baje un poco más y logre ver el hueso de su clavícula, perfectamente delineado. Subí de nuevo mi mirada y la detuve en su boca, un poco entre abierta, lograba ver sus dientes, una vez Tom me había dicho que a Danny no le gustaban del todo, pero eran perfectos, eran muy él. Después mire sus labios, perfectamente delineados, eran delgados en la parte superior, y un poco más gruesos en la inferior, solo un poco. Y mi recorrido por su rostro termino ahí, en sus labios.

Sentí su mirada fijamente en mi, ya había terminado ¿me había descubierto mirándolo con tanta concentración? Lo mire a los ojos y sentí que todos los colores del arcoíris pasaban por mis mejillas, el me sonrió ligeramente de lado y después dirigió su mirada a mi boca, después a mis ojos y de nuevo a mi boca. Su mano seguía detrás de mi oreja. Nadie decía nada, solo se escuchaban nuestras respiraciones, un poco agitadas, ¿Por qué? No lo sé.
Danny comenzó a acercar su rostro hacia el mío, yo me había quedado estática no me movía, solo lo veía a los ojos, era imposible despegarse de esos grandes ojos, que me estaban mirando con un brillo especial, un brillo que nunca había visto en ningunos otros.
Su aliento golpeo mi rostro. El fresco olor de su loción llenaba mis pulmones, era tan masculino. Ahora, tomo mi cabeza con sus dos manos, cerró los ojos y yo hice lo mismo inmediatamente, mi corazón latían a mil por hora. ¿Debía dejar que esto sucediera? ¿Debía dejar que pasara?
Una ligera presión, acompañada de una pequeña punzada de dolor, se hizo presente en mis labios. Abrí los ojos y Danny me estaba besando… los volví a cerrar y comencé a mover los míos, parecía que me habían pegado en el sofá, no me movía, él seguía sentando frente a mí.

Sus labios se movían delicados, pero a la vez salvajes sobre los míos, era un beso extraño, un beso que se había dado en el momento, que no se había planeado. Sin pensarlo, me senté un poco más a la orilla del sofá, y coloque mis brazos alrededor del cuello de Danny, y el bajo una de sus manos hacia mi cintura, acercándome un poco más a él, para después empujarme, poco a poco hacia atrás, haciendo que parte de mi cabeza y espalda quedaran sobre el respaldo del sillón.
El aire comenzó a faltar, debía terminar con este beso, del que sabía que me arrepentiría, del que sabía que no debía de haber sucedido. ¿Dónde estaba la entrometida de mi conciencia cuando la necesitaba?

Abrí los ojos, y pude observar en la posición en la que estábamos, Danny estaba casi encima de mí. Lo comencé a empujar delicadamente hacia atrás, deshaciendo el beso. El abrió los ojos y me miro, ambos estábamos agitados. Sentía mi labio punzar, pero ya no era de dolor. Lo mire avergonzada, el se puso rojo y se separo de mi rápidamente, sentándose a mi lado y llevándose las manos a la cabeza.
Yo solo quería salir corriendo.
Me acomode un poco la blusa y me puse de pie. Danny se quito las manos de encima, y me miro.
—Creo que debo irme. —dije aun con la respiración algo agitada. Comencé a caminar hacia la puerta, pero entonces escuche que Danny venía detrás de mí. Abrí la puerta y la cerré fuertemente. Un golpe de aire frio me dio en la cara. —Maldita sea. —gruñí y me lleve una mano a la cabeza. ¡No debí dejar que esto pasara!
«Pero lo deseabas…»
«Estoy muy molesta contigo, no me hables.»
«No te hagas, te conozco más que tu y si te hubiera dicho que estaba mal, después te arrepentirías de no haberlo besado.»
«Me estoy arrepintiendo de besarlo, ahora.»
«Yo no dije que no te arrepentirías de haberlo hecho. Da igual Samantha, lo disfrutaste.»
—Sam…—dijo con voz ronca. Me había quedado parada entre la puerta de su casa, y la calle, hablando con mi querida conciencia. No me gire a verlo, no tenía cara para hacerlo. El soltó un audible suspiro y se paró a mi lado. —Yo…
—Gracias por curarme, Danny. Un taxi no tarda en venir por mí. —no dejaba de mirar hacia mis zapatillas, ¿Por qué no me iba?
«Mentirosa, no le llamaste a ningún taxi.»
—No, déjame te llevo. —dijo pausada y aterciopeladamente.
Mordí mi labio enojada conmigo mismo.
—Auch. —dije en voz baja, pero cuando fije mi vista hacia el frente, ya estaba Danny frente a mí, con su mano sobre mi mandíbula, alzando ligeramente mi rostro para que lo mirara.
—Creo que… no sirvió de nada que curara tu labio. —dijo divertido. Lo mire con cara de ¿pero qué estás diciendo? ¿Te causa gracia el beso? —Oye…
—Lamento el beso… no debió de haber pasado… me deje llevar y pues… —lo mire a los ojos, su mano seguía sobre mi mandíbula.
— ¿Tan mal estuvo? ¿Te arrepientes de eso? —sus ojos se posaron en los míos, era como si con solo verlo a los ojos, yo no pudiera mentir. No respondí su pregunta. —Yo no me arrepiento. —dijo sin más. Lo mire atónita.
— ¿Ah no? —pregunte en un hilo de voz. Danny se acercaba de nuevo hacia mí, recargando su frente sobre la mía, y colocando sus manos en mi rostro.
—No. —respondió de la misma manera. Cada vez se inclinaba más hacia mí, no pude evitar ponerme de puntitas y colocar mis manos sobre las de él, hizo un poco su cabeza hacia abajo. Estaba a punto de juntar sus labios con los míos, de nuevo, cuando una fuerte luz nos envolvió. Ambos nos separamos rápidamente y encandilados miramos hacia la luz, eran las farolas de un auto que estaba entrando.
—No puede pasarme esto. —dije por lo bajo, en ese auto venían Harry, Tom, Dougie y las chicas. Danny se enderezo, y con esa peculiar manera desinteresada de caminar, se acercó hacia el auto. Yo me quede parada ahí, aun con esas altas luces sobre de mí, digiriendo todo lo que había pasado y estuvo a punto de ocurrir el día de hoy.

Las puertas del auto se abrieron y bajaron todos. Yo estaba como en shock. Las chicas se acercaron y me saludaron, yo solo les intente sonreír y medio abrazar, ellas entraron a la casa dejándome de nuevo ahí fuera. Lo mismo fue con Dougie y Harry. Tom se me quedo mirando extraño, y Danny se había quedado atrás, recargado en el auto, pero dándonos la espalda, al parecer él también tenía muchas cosas que pensar, Tom me seguía mirando paciente, como si esperara que yo reaccionara, pero no dejaba de mirar a Danny.
— ¿Qué te paso en el labio? Tienes la boca roja e hinchada.
Suspire y trague saliva. Lo mire.
—Es una larga historia.




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¡HOLA! estoy de vuelta, lo siento, no he tenido nada de inspiración :( pero prometo que la próxima semana si todo sale como lo tengo planeado, regresare a poner 2 capítulos :D

Les quiero desear que este sea un gran año lleno de bendiciones, salud, y cosas buenas.

BTW, espero les guste como quedo el capitulo, lo escribí viendo fotos de Danny y asi.
Dudas, quejas y comentarios, son bien recibidos.
y bueno, recordandoles lo de 1O+ likes y subo.

las quiero <3

Yanan. x